Hace más de un mes mi amiga Pilar, que vive en un pueblo
cercano a Zamora, me comentó que había visto en su jardín dos "loros raros". Mi curiosidad se convirtió en intriga y le pregunté cómo eran.
Según su descripción acerca del tamaño y su color verde con el pico como un loro y que
hacían mucho ruido solamente podían ser dos especies: la cotorra de Kramer o la
cotorra argentina. Así es que le dije: "Cuando las vuelvas a ver me llamas
y vengo".
El pasado viernes me llamó: "Las acabo de ver".
Para allí que me fui con la esperanza de ver qué animales exóticos eran. Cuando
llegué no estaban y decidí esperar un rato a ver si antes del anochecer volvían
a pasar. Pasados unos minutos de agradable conversación y mientras Pilar se comía
una ensalada de tomate con una pinta estupenda le dije: "Ahí están".
Habían vuelto. Eran cotorras argentinas. Una pareja que se había posado en uno
de los árboles y comían tranquilamente las semillas de "la tuya".
Las cotorras argentinas son aves exóticas que se trajeron a
España como animales de compañía. Esta compañía se convirtió en muchos hogares
en un estorbo por ser demasiado escandalosas y molestas así es que las
soltaron. Las primeras cotorras argentinas se soltaron en España en los setenta
y según pasaban los años se han ido adaptando a vivir entre nosotros. Son
animales que comen de todo (frutos, semillas, piñas, pan, larvas, insectos...); si le añadimos que no tienen depredadores y que crían con gran éxito, su
población fue en aumento hasta considerarlas un problema en ciudades como
Barcelona (en el censo de 2006 se contabilizaron 2.500 ejemplares) o Madrid.
Me acerqué hasta el árbol en el que comían. Es increíble la facilidad que tienen para sacar la semilla y
comérsela utilizando sus patas y pico. Un ruido hizo que se levantaran y se
fueron volando hasta unos cables donde había otra especie invasora, la tórtola
turca, que también se ha adaptado perfectamente a nuestros campos. De esos
cables bajaron al suelo, a una tierra, en la que se dedicaron a comer de la
hierba que crecía fresca o a pillar algún insecto.
Primero hace equilibrios para coger "su comida". |
Una vez arrancada y bien sujeta... |
...hay que sacar la semilla del interior ayudándose de su pata. |
Reyezuelo comiendo en el mismo árbol. |
Las cotorras argentinas son vistosas, chillonas y capaces de aprender palabras, son algo más pequeñas que las palomas, pueden
vivir unos 30 años y es muy difícil distinguir los machos de las hembras. Los
jóvenes se pueden diferenciar porque tienen la frente gris verdosa.
Esta pareja se mueve desde hace más de mes y medio, como mínimo, por
varios pueblos cercanos a Zamora. Su procedencia será, como la mayoría de estos
animales, por haberse escapado o que las hayan soltado debido a las molestias que causan
cuando van creciendo.
Mi amiga Pilar había encontrado un cartel en el pueblo informando que se habían escapado dos loros. Cogió el teléfono y llamamos. Las cotorras argentinas no eran suyas. A esa persona se le habían escapado una pareja de agapornis que también deben de estar por ahí desde hace varias semanas si han conseguido sobrevivir o nadie los ha recogido.
Hace años había campañas para inculcar a la gente acerca de los problemas de soltar animales exóticos que han empezado como animales de compañía y que han acabado libres. Echo en falta, de vez en cuando, alguna campaña de concienciación de los peligros que una suelta de estos animales pueden llegar a provocar. Creo que cuando alguien compra uno de estos animales debe de informarse muy bien de sus problemas y perjuicios si se le escapa. Debe de ser consecuente de sus actos y la responsabilidad que tiene. Aunque todos sabemos que cuando un animal molesta, en muchas ocasiones, por desgracia, se le abandona o se le mata; hay otras soluciones, seguro, solamente hay que esforzarse un poco por buscarlas.
Cotorra argentina comiendo al anochecer. |
Hace años había campañas para inculcar a la gente acerca de los problemas de soltar animales exóticos que han empezado como animales de compañía y que han acabado libres. Echo en falta, de vez en cuando, alguna campaña de concienciación de los peligros que una suelta de estos animales pueden llegar a provocar. Creo que cuando alguien compra uno de estos animales debe de informarse muy bien de sus problemas y perjuicios si se le escapa. Debe de ser consecuente de sus actos y la responsabilidad que tiene. Aunque todos sabemos que cuando un animal molesta, en muchas ocasiones, por desgracia, se le abandona o se le mata; hay otras soluciones, seguro, solamente hay que esforzarse un poco por buscarlas.
Se hizo de noche y las dos cotorras marcharon volando.
¿Sobrevivirán al invierno? ¿Tendrán nido? ¿Criarán?
Sí a tus tres últimas preguntas si no se hace algo...
ResponderEliminar¿Tórtola china? ¿Me lo explicas? ¿Podríamos quedar un día de esta semana para ir a verlas?
Muy, muy buena entrada...
Me equivoqué Alfonso, quise decir turca (ya está corregido). Un saludo.
ResponderEliminarLa tórtola turca no es una especie invasora si no autóctona, pobló Europa de forma natural, como lo han hecho el resto de las especies autóctonas.
EliminarLas cotorras Argentina tampoco son invasoras, son especies pobladoras, que se están adaptando aun nuevo ecosistema, no crean problemas conviven con el resto de especies.
La cotorra argentina está considerada como especie invasora e incluida en el Catálogo Español de especies exóticas invasoras por el contrario la tórtola turca no lo está pero tampoco es autóctona ya que es originaria de Oriente Próximo y Asia, llegó a la península ibérica en los años setenta del s.XX. Un saludo y gracias por tu comentario.
EliminarBendiciones.
ResponderEliminarPues deben ser unas aves hermosas para visitar
Saludos.