miércoles, 9 de enero de 2013

El extraño caso del cormorán.

La verdad es que parece el título de una novela de Agatha Christie o de un capítulo de la Señora Fletcher y no es para menos. Hace unos días me encontré con un hecho que jamás había visto, ni oído nada parecido y he preguntado a bastante gente.
Según caminaba por la orilla del río Duero me llamó la atención algo diferente en la orilla. Me asomé y allí estaba...
Me quedé perplejo. Era impresionante. Se había ahogado intentando tragar un pez demasiado grande. Si un cormorán ve que no puede tragarlo va a dejar la presa. No la comerá y la abandonará en el río pero entonces ¿por qué este cormorán no había hecho eso?
El primer dato curioso era que se fue hasta la orilla para intentar comerlo. Algo inusual ya que normalmente los cormoranes comen los peces directamente en el agua. Cuando salen de bucear, por cierto aguantan hasta unos 30 segundos, con una presa, se la comerán allí mismo, en la superficie; pero este había ido a la orilla seguramente porque no podía expulsarlo pero ¿por qué no podía expulsarlo?
Lo primero que había que hacer era saber qué tipo de pez era. Así es que consulté a Petu García que muy amablemente identificó el pez: "Es una lucioperca. En una de las fotografías se aprecia muy bien la aleta dorsal grande y moteada, la inserción de aletas pélvicas y pectorales a distinto nivel y el dibujo a modo de barras verticales de la mitad superior del cuerpo".
La lucioperca es un pez invasor de nuestros ríos. Incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, e introducida en España en los años noventa. Sabiendo el pez que era el siguiente paso era conocer ¿por qué no había podido expulsarlo? 
Dos días después de ver al cormorán grande ahogado, en la misma zona, pude comprobar como otro cormorán salía con una captura de un considerable tamaño.
Dos días después con una gran niebla y buena helada otro cormorán
capturó otro gran pez...

Nada más salir a la superficie con el barbo bien enganchado comenzó la operación de intentar tragarlo. Lo golpeaba contra el agua con fuertes giros de cuello y lo fue girando hasta ponerlo a favor de escama, es decir, quería tragarlo primero por la parte de la cabeza del pez. Lo intentó varias veces y cuando vio que no podía dejó su presa y se marchó. 

Si este cormorán había visto que no podía tragarlo y lo había dejado, ¿por qué el cormorán ahogado no expulsó al pez que lo asfixió?
Petu García que tiene mi más sincero agradecimiento, me dio la solución nuevamente. El pez que este segundo cormorán se estaba intentando tragar y no pudo, era un barbo y el del cormorán ahogado era una lucioperca que tiene una característica especial como me explicó Petu García: "Parece que haya intentado tragar un pez demasiado grande y luego no ha podido escupirlo porque a contraescama en esta especie es difícil, ya que son rugosas. Los perciformes como el black bass, la perca-sol o la luciperca (este era el caso) poseen escamas ctenoideas, con una especie de ganchitos en parte distal que provocan que a contraescama el tacto parezca como el de una lija. Esto impide que se puedan liberar del pico de las aves si el pez es grande".
Fotografía cedida por Petu García en la que se puede ver una
escama de una perca-sol, de la misma familia que la
lucioperca, donde se aprecian los ganchitos en el borde.

Fotografía tomada dos días después de las primeras.
Esa misma mañana un gato asilvestrado se llevó al cormorán.
En la naturaleza nada se desaprovecha.
El extraño caso del cormorán ahogado estaba resuelto. Había intentado tragar un pez demasiado grande; debería de haberlo expulsado como hizo el segundo cormorán con un pez autóctono pero el tipo de pez era muy diferente, uno era un barbo (autóctono) y otro era una lucioperca (invasor), hecho que determinó que en un pez de semejante tamaño y dadas sus características de tener escamas con pequeños ganchitos le supuso que al intentar escupirlo, estos ganchitos, impidieron que el pez resbalase con facilidad fuera del pico del cormorán, con lo cual no podía sacarlo y, en un último intento, llegó hasta la orilla para ver si podía expulsarlo y no pudo.
Los cormoranes están adaptados a alimentarse de peces autóctonos ya que han evolucionado con ellos; pero cuando los peces son invasores pueden surgir este tipo de problemas que no se manifiestan con los barbos, las bogas o las bermejuelas.

14 comentarios:

  1. Increible.....nunca había visto un caso igual...muy interesante.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sabía que esta entrada sorprendería como me sucedió a mi. Un saludo.

      Eliminar
  2. ¡Impresionante!
    he aprendido mucho con esta entrada.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hemos aprendido todos porque yo lo hice de Petu García con sus explicaciones de los peces. Un saludo y gracias.

      Eliminar
  3. Interesante entrada e interesante labor detectivesca, te propongo otra cambiando las especies, a ver que opinas.

    http://helmanticaornithology.blogspot.com.es/2012/12/sombria-muerta.html

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Miguel. La historia de la gaviota atragantada la leí cuando la publicaste en el blog y me pareció extraordinaria y extraña. Como dices en ella seguramente los huesos del pollo se astillaron y clavaron, provocando que el muslo no fuera ni para adelante ni para atrás; se atascaron en su garganta. Igual que pasa con los huesos de pollo pasa con otros muchos. Hay que tener en cuenta que los huesos de pollo son muy peligrosos (los que teníamos perro lo sabemos)ya que cuando se rompen se astillan y se clavan de una forma muy peligrosa o rasgan al animal por dentro y además no se dirigieren del todo provocando tapones; por eso a los perros no hay que darles huesos de pollo porque en el estómago se le pueden astillar y quedar clavados o cuando los tragan o expulsan van rasgando y preparan grandes problemas. Un saludo y gracias por tu comentario.

      Eliminar
  4. Como en numerosas ocasiones comentamos... la naturaleza siempre sorprende y, a veces hay que ser muy buen conocedor o, como tú en este caso, documentarse bien, para descubrir y entender los comportamientos que se dan en ella.
    Un interesante tema bien expuesto que nos lleva a aprender una nueva lección. Muchas gracias, amigo Jose.
    Un saludo de 'ojolince y sra.' desde Pucela.

    ResponderEliminar
  5. Muy interesante, tanto como una novela de intriga.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias. Creo que das clase en mi antiguo colegio. Un saludo.

      Eliminar
  6. Qué curioso. Gracias por compartirlo y explicarlo tan bien.
    Saludos.
    Antonio Córdoba

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Antonio. La verdad es que era muy impactante. Un saludo.

      Eliminar
  7. El cormorán no deja de ser también invasor, de hecho probablemente los peces autóctonos hubiesen desarrollado mecanismos de defensa contra el ave, de ser un depredador natural.
    Los ríos ibéricos eran una joya, una joya imposible de recuperar.

    ResponderEliminar
  8. Se podrian atragantar todooooos!!!! vaya pajarracos dañinos!!! arrasan con todas las charcas y rios!!! No son autoctonos tampoco, son aves marinas!!!

    ResponderEliminar