Todos los días desde hace unos cuantos años en una de las
partes del colegio podemos ver a un pequeño mochuelo que nos deleita con su presencia.
Su figura regordeta es inconfundible para los niños que van subiendo hasta la
ESO y llegan a las aulas en las cuales les imparto clase.
Allí lo ven casi todos los días. Asomado en su agujero. A
la puerta de su casa. A la puerta de su hogar pero también lo vemos moverse por
los tejados o posarse en las chimeneas. Está sólo todo el año pero, en época de
cría, aparece su pareja y, año tras año, sacan adelante una pollada de
preciosos mochuelos.
Es una gran
satisfacción poder verlo allí y explicar a lo niños que es, como vive, que
come,…es educación ambiental en plena clase de cualquier otra asignatura;
explicarles que su población ha descendido desde finales de los años noventa en
un 40% por la alteración de su hábitat (necesita espacios abiertos y posaderos
para cazar), la utilización de pesticidas, la eliminación de árboles viejos,
setos y lindes; pero que nuestro mochuelo sigue aquí, en su pared, en su
agujero.
El mochuelo ha
estado presente en nuestras vidas desde tiempos inmemoriales, como lo
atestiguan refranes comunes como, “cada mochuelo a su olivo”
o “cargar con el mochuelo” pero
también es un asiduo en mitos y
leyendas desde hace miles de años, al
igual que los búhos o las lechuzas pero ¿todos tienen la misma simbología?
¿significan lo mismo? ¿los vemos igual? ¿tienen la misma fama?
Todos recordamos
los dibujos animados o los cuentos en los que aparece un búho en el agujero de
un viejo árbol, en todos ellos es el sabio del bosque, el que más sabe, al que
todos piden consejo.
Un mochuelo o un
búho son discretos. Observan ocultos. Observan sin ser vistos. El mochuelo y
los búhos se han asociado desde antiguo con la sabiduría. La diosa griega
Atenea era la diosa de la sabiduría, de las artes y le acompañaba un mochuelo con ella,
simbología que ha llegado hasta nuestros días. Por el contrario la lechuza es
más escandalosa y su plumaje es más llamativo, más fantasmagórico además de que
emite un sonido chirriante y fuerte que poco tiene que ver con el sonido
plácido de los búhos por lo que, la lechuza, se ha relacionado, desde antiguo,
con la dama blanca que viene del inframundo, del mundo de los muertos, como si
fuera un fantasma en la noche, una guía de las almas, la mala suerte y, además,
la lechuza, solía vivir en cementerios, casas caídas, abandonadas o viejas iglesias que
agrandaban su mala fama asociada también a la brujería o las malas artes.
Por lo tanto los
mochuelos y búhos han sido relacionados con la sabiduría y el discernimiento
por su capacidad de discreción, su observación sin ser vistos, por su actitud
pensativa, por su plumaje discreto y su sonido poco escandaloso por el contrario,
la lechuza, ha tenido muy mala fama, su plumaje tan llamativo, su voz
chirriante y vivir en casas abandonadas, ruinas o cementerios la condenó a ser
considerada como un ave de mal agüero relacionada con la muerte, lo
fantasmagórico o la brujería, algo que todavía en muchos lugares se sigue
pensando. Ideas que
han calado a lo largo de la historia, ideas que gracias al aumento en el nivel
cultural han ido cambiando poco a poco aunque
sean muy dificiles de erradicar definitivamente.
Me parecen aves misteriosas, quizás por su nocturnidad y por esos ojos tan llamativos y penetrantes.
ResponderEliminar¡Cómo los localizas!
Un abrazo.
Muy bueno, y las fotos muy guapas, sobre todo las del búho chico, fantásticas. Un abrazo desde Cantabria.
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