Santoña son palabras mayores en el mundo de las aves; cada vez que voy me gusta mas estar en su entorno, pasear, disfrutar de sus paisajes y sus pequeños habitantes alados ya sean ocasionales o no. Me gustaría en una serie de entradas poder transmitir mis vivencias y encuentros en este paraíso natural. Días que he pasado acompañado de uno de los mejores conocedores de las marismas: Ernesto Villodas, al cual quiero agradecer enormemente su compañía y lecciones. Ha sido un verdadero orgullo poder compartir con él observaciones, vivencias e historias. Si queréis saber absolutamente todo lo que se mueve y cuando se mueve por Santoña y por Cantabria, no dejéis de tener su magnífico libro: "Cuándo y dónde ver aves en Cantabria".
En Santoña hay dos mundos, dos mundos complementarios en los que sus habitantes se ven y se comportan de dos formas completamente diferentes. Hablamos de la marea alta y la marea baja. Dependiendo de cómo esté la marea, los habitantes y sus comportamientos varían por completo.
En Santoña hay dos mundos, dos mundos complementarios en los que sus habitantes se ven y se comportan de dos formas completamente diferentes. Hablamos de la marea alta y la marea baja. Dependiendo de cómo esté la marea, los habitantes y sus comportamientos varían por completo.
Con la marea alta aparecen todos los buceadores, están
más activos y, en muchos casos más cerca: silbones, azulones, frisos, cercetas
comunes, cormoranes grandes y moñudos, patos cuchara, rabudos, tarros blancos,
pato havelda además de negrones comunes,
colimbos grandes y chicos, zampullines cuellirrojos, cuellinegros y chicos,
somormujos lavancos, araos, fochas comunes o porrones se mueven por las
marismas en busca de alimento; tranquilidad que se ve alterada cuando alguna
águila pescadora, gavilán, aguilucho lagunero, milano real o busardo ratonero
planean por encima de ellos.
Con la marea baja aparecen todos los limícolas y los que
se alimentan en zonas con poca agua como orillas o charcos que van quedando.
Ahí aparecen chorlitos grises, chorlitejos grandes y chicos, correlimos comunes
y tridáctilos, ostreros, vuelvepiedras, zarapitos reales y trinadores,
espátulas, archibebes comunes y claros, garcetas grandes y comunes, moritos,
ibis sagrado, garzas reales, aguja colinegra y colipinta; un sinfín de aves que
se van moviendo según la marea va subiendo o bajando.
Entre estos dos mundos están las gaviotas. Gaviotas
patiamarillas, sombrías, reidoras, cabecinegras y gaviones que se mueven entre
la marea alta y la baja sacando lo mejor de cada una de ellas.
Dos mundos complementarios en los que miles de aves se
mezclan; miles de aves que pasan el invierno entre nosotros conviviendo con las
aves residentes en las marismas. Miles de aves que conforman un espectáculo
único.
Entre todas ellas voy a destacar algunas por diferentes
motivos ya sea por su rareza, singularidad o aumento en pocos años. Me gustaría
comenzar por una de las estrellas del momento: el pato havelda.
El pato havelda es un pequeño y hermoso pato buceador. Visitante
muy escaso en España que viaja desde sus diferentes zonas de cría en el ártico:
Groenlandia, Islandia, Rusia o Noruega a sus zonas de invernada en el Mar
Báltico, Islas Británicas o en las costas francesas y holandesas. Desde ahí,
algunos y escasos ejemplares llegan, de vez en cuando, hasta nuestro país,
fundamentalmente a las costas cantábricas o atlánticas y, dos de esos
ejemplares, están en este momento en las marismas de Santoña, un macho y una
hembra.
Una preciosa hembra (descubierta por César Palacio, Álvaro Bustamante y Ernesto Villodas el pasado 17 de noviembre de 2019) se alimentaba junto a un gran grupo
de ánades silbones zambulléndose sin descanso; salía y tras dos o tres segundos
se volvía a sumergir en busca de más alimento. Ajetreo constante de este hermoso
pato que era la primera vez que lo veía y me hizo mucha ilusión poder
disfrutarlo en este entorno tan especial y espectacular.
El eider de Santoña sigue siendo una de las atracciones
mas buscadas de las marismas. Es un pato especial, diferente, con un pico muy
ancho en la base que le da un aspecto curioso, conformando un perfil
característico a su cabeza. Es un pato del norte. Un pato descubierto por
Alejandro García en diciembre de 2016 que formaba parte de un grupo de cinco
ejemplares (dos machos y tres hembras) que se fueron yendo en diferentes
momentos hasta quedar solamente el ejemplar que está actualmente. Incluso después han llegado nuevos eider con los que ha estado un tiempo pero se ha seguido quedando en su tierra de adopción, Santoña.
El eider macho con tres hembras. (Gracias Ernesto Villodas por la fotografía para ilustrar esta entrada). |
El eider está precioso, espectacular, con su increíble
plumaje nupcial. Se mueve tranquilo. Bucea. Sale con un mejillón y se lo come
entero, directamente, sin abrir ni nada, en su estómago se producirá la
digestión. Verlo sacar un mejillón y comérselo es impactante. Lo hace sin
aparente esfuerzo. Bucea. Sale con un cangrejo al que quitará como un cuidadoso
cirujano las patas, una a una, para después tragárselo entero sin ningún
peligro de que le pique.
Bucea. Un nuevo cangrejo conforma su dieta, hará la misma
operación y así unas cuantas veces hasta que considera que su apetito ha
quedado saciado y se lava, se asea dando fuertes aleteos en la superficie y
sumergiéndose un poco la cabeza y parte del cuerpo. Terminado el acicalamiento nadó
tranquilamente hasta la orilla. Se subió. Se colocó y se quedó tranquilo,
descansando, dormitando en la punta de su pequeña isla en la que lleva tres
años y que nos sigue deleitando con su extraña y peculiar belleza.
Es un animal extraño pero de extraño que es, es muy
hermoso. Aparte del pico destaca, en este macho con plumaje nupcial, su intenso
y precioso color, por cierto, el plumón de eider se ha utilizado y se sigue
utilizando para rellenar los mejores edredones, sacos de dormir o ropa de
abrigo ya que es aislante, suave, mantiene la temperatura y es ligero. Plumón
que el eider utiliza para recubrir su nido y mantener aislados y calientes los
huevos ante las inclemencias del frío del norte. Plumón que en algunos lugares
como Islandia, es recogido a mano y comercializado, siendo un recurso económico
muy importante.
El eider común descansa y el águila pescadora ha
conseguido una presa. Águila pescadora imponente que inverna regularmente en
las marismas y que actualmente hay dos ejemplares en la zona. Águila pescadora
que, no tardando mucho, acabará criando en este precioso e imponente enclave.
Otra de las especies que mas disfruté fueron los negrones comunes. Hasta seis ejemplares pude ver juntos. Pequeño pato buceador, tímido y desconfiado que no permitía acercarte demasiado.
Pato procedente del norte de Europa: Finlandia, Noruega, Suecia, Rusia, Islandia e Islas Británicas que llega hasta estas tierras a pasar el invierno. Pude ver cinco hembras y un macho, apreciándose perfectamente las diferencias en su plumaje. El macho con su plumaje negro por completo y las hembras con las mejillas blancas. Un pato precioso que no paraba de sumergirse en busca de cualquier cangrejo, mejillón o pececillo que pudiera capturar.
Seis negrones comunes . Cinco hembras y el macho al final a la derecha. |
Este arao lo pude ver hace un par de años en el puerto de Santoña donde se encuentra, actualmente, el que pudimos ver el pasado sábado. (Pinchar aquí y lo veréis) |
Pedazo de entrada que te has marcado Jose. Ya estoy deseando ver y leer las siguientes partes. ¡Enhorabuena!Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias. Espero que te gusten también las siguientes. Un saludo.
ResponderEliminarOlé, muy buena entrada. Y lo mejor... No se vayan todavia, aún hay mas. Un gusto pajarear contigo, Pepe.
ResponderEliminarMuchas gracias. Espero que las siguientes te sigan gustando. Un saludo.
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