El fin de semana del 1 y 2 de Octubre se celebró el Día Mundial de las Aves, coordinado por la SEO (Sociedad Española de Ornitología). Este año se centró en las aves migratorias y sus hábitats, y en España el tema elegido fue la caza ilegal de aves migratorias.
Mi primer recuerdo de aves migratorias es sobre la cigüeña blanca ya que cada vez que bajaba a casa de mis abuelos las veía en la plaza de Santa Lucia y mi abuela me decía, con su infinita paciencia, cuándo se iban y cuándo volvían. Aunque ahora, curiosamente, están cambiando en muchas zonas sus hábitos migratorios ya que, sobre todo, los basureros abiertos, han provocado que muchas cigüeñas permanezcan en nuestro territorio al encontrar comida abundante y cómoda, quizás también el aumento de la temperatura haya influido ya que como decía mi abuela: “los inviernos de antes si que eran fríos”.
Zamora tiene censadas 1.581 parejas; sexta provincia española (1ª Cáceres (7.035), 2ª Badajoz (4.155), 3ª León (2.799)). En muchos lugares de la provincia ya se han marchado pero en la ciudad todavía no.
Todos los pollos de este año y sus padres se reúnen a dormir sobre tejados de iglesias, algunas casas y la catedral; es aquí donde las veo desde casa. En su cúpula, torre y pináculos se reúnen, cada día, alrededor de 30 ó 40 y todos los días tienen la misma rutina.
El amanecer va iluminando sus siluetas mientras se desperezan estirándose y se acicalan. Cuando la temperatura no es tan fría hacen pequeños vuelos de calentamiento de unos pináculos a otros, o desde la torre a la cúpula y, cuando lo creen oportuno, se van en busca de comida.
Acudirán al río pero principalmente lo harán al vertedero donde comen todo lo que pueden para así coger fuerzas y acumular toda la grasa posible que les va a permitir afrontar el viaje hasta el lejano sur del Sahara en las mejores condiciones.
Al anochecer van regresando a la ciudad en grandes bandadas que se distribuyen por los lugares donde duermen. Así un día y otro, hasta que decidan abandonar nuestra ciudad. Iniciarán su largo viaje para volver a finales de Enero o principios de Febrero y así cumplirse el refrán de: “Por San Blas la cigüeña verás y, si no la vieres, año de nieves"; muy dicho por mi abuela que pasadas las navidades ya estaba pendiente de si había o no había cigüeñas. Creía que si no venían o se retrasaban demasiado sería un síntoma de mala suerte y cuando aparecían se quedaba más tranquila.
Cuando los pollos viajan por primera vez a sus cuarteles en África, normalmente se quedan allí los primeros años de su vida. El primer año la mayoría de los pollos no vuelven a nuestra tierra; en el segundo y tercer año hacen lo mismo pero se mueven un poco hacia el norte, hacen cortas migraciones acercándose hacia nuestro país y así al tercer o cuarto año, que es cuando alcanzan la madurez sexual, regresarán a sus lugares de nacimiento para buscar pareja y lugar donde construir un nido que ocuparán con la misma pareja toda su vida. Así comenzarán un nuevo ciclo de su vida en el que formarán parte de nuestros pueblos y ciudades y también de nuestro recuerdo y nuestra vida.
Curioso el mundo de la cigüeña blanca...
ResponderEliminarA veces tendemos a infravalorar a estas aves, simplemente porque las vemos cercanas a nosotros, porque no nos cuesta en absoluto ver alguna de ellas, no tenemos que esperarlas, como al lobo (jeje) Sin embargo, a mí me traen simpre buenos recuerdos. Uno de ellos, mi primer trabajo de investigación. El curso en que hice 3º de BUP, y sentado al lado de la ventana, divisaba desde mi clase un nido de cigüeña. Y las últimas hojas del cuaderno de matemáticas, donde lo apunté todo, todo, todo...