Estoy terminando mi estancia en Puebla de Sanabria y ahora
que tengo un poco más de tiempo salgo al campo para intentar ver, sobre todo,
al lobo, algo que este año está resultando bastante complicado aunque, de vez
en cuando, alguno se ve pero menos de lo que uno quisiera.
Hay veces que sales al campo y no ves absolutamente nada o
muy poco, aún estando en un buen lugar; no hay suerte y no se ve nada pero
otros días pasa lo contrario, es decir, no paras de ver animales estando en los
mismos lugares y a las mismas horas. El campo es así y así hay que admitirlo,
sabiendo y asumiendo que muchas veces no ves casi nada. La verdad es que no me puedo quejar ya que fue una mañana
muy aprovechada y con un buen número de sorpresas.
Todavía no habían salido los primeros rayos de sol cuando iba
por la carretera y casi en mitad de la misma apareció un animal atropellado. Su
postura no me permitía ver bien lo que era y me asaltó la duda que pudiera ser
un cachorro de lobo, algo que por desgracia sucedió no hace muchos días muy
cerca de donde me encontraba. Así es que paré y bajé a ver que pobre animal
había sido atropellado. Era un zorro. Había sido atropellado no hacía mucho
porque todavía estaba caliente. Siempre que me encuentro con un animal
atropellado me da mucha pena pero además a este zorro lo había visto muchas
veces en esta zona ya que venía aquí en busca de topillos y gazapos de conejos
que abundan a ambos lados de la carretera. La verdad es que los zorros son uno
de los animales que más veces encuentro atropellados.
Cierva al amanecer. |
Continué y las primeras ciervas con sus crías de este año y
el pasado aparecieron comiendo tranquilamente en los claros del bosque. En la
entrada anterior hablé de su importancia, algo de lo que cada vez estoy más
convencido. Las ciervas rápidamente levantaron las orejas y sopesaron el
peligro que podía suponerles y cuando consideraron que la distancia comenzaba a
ser comprometida, dieron la vuelta y se fueron tranquilamente, sin correr,
simplemente se fueron más lejos y siguieron comiendo tranquilamente.
El amanecer en la sierra tiene una halo de misterio que
recorre las venas y, si además, en ese momento, aparecen dos grandes ciervos y
te miran, la sensación es mágica.
Preparando armas. |
Poderosos. De mirada dulce pero cautelosa dirían unos. Desafiante
o temerosa dirían otros. Levantaron la cabeza entre las escobas y me miraron curiosos
y expectantes. Sus poderosas cuernas estaban en el momento en el que la borra
está a medio desprender. Son como dos poderosos guerreros que preparan sus
armas para el combate. Su combate está próximo. La berrea se acerca y deben de
estar preparados para intentar derrotar a sus oponentes para conseguir el favor
de las hembras.
Las luchaderas todavía recubiertas por la borra y el resto
de la cuerna a girones de restregarse en escobas y árboles para desprenderse de
una capa que ya les sobra y, además, en este momento, les pica, por lo que se
arrascan y restriegan para desprenderla y así dejar la cuerna limpia y afilada.
Preparada para la batalla.
Hace años hicimos un campamento cuyo tema eran los vikingos
y en él salió la expresión, conocida por todos, “ponerle los cuernos”. Su origen
proviene de la época vikinga, siglo X, en el que cuando una mujer llevaba
esperando tres años a su marido que se había embarcado en una expedición y no
volvía. Tenía el derecho de volver a casarse, para lo cual, todo el mundo debía
de saber que buscaba pretendiente de nuevo. Lo hacía de una manera muy sencilla
y visible. Ponía una cornamenta de ciervo encima de la puerta de su cabaña y
así indicaba que podían cortejarla. Luego ella decidiría su nuevo marido entre
los pretendientes. Si por algún motivo volvía el marido cuando ella se había
comprometido con otro, el que había vuelto tarde, perdía todos sus derechos y
el nuevo seguía con ella. De ahí viene la expresión “le pusieron los cuernos”.
Un nuevo habitante del bosque se cruzó en mi camino. Un zorro
que caminaba sigiloso se paró, me miró, dio media vuelta y siguió su camino.
Zorro muy al amanecer, casi de noche, en la sierra. |
El zorro es un animal listo, inteligente y un oportunista
que aprovechará todo lo que se encuentre en su camino lo que le permite
adaptarse a cualquier situación o clima, siendo el carnívoro terrestre más distribuido
por el mundo. Además tiene elementos tanto de los felinos como de los cánidos. Por
ejemplo tiene las pupilas verticales, como los gatos.
Después de ver un buen número de ciervos y ciervas, la
verdad bastantes más que cualquier otro día, era el momento de los corzos. El ver
tanto ciervo indica que se están moviendo más ya que su periodo de celo se
acerca y las hembras con crías de este año se están empezando a mover y
juntarse en pequeños grupos de cara a la inminente berrea que, por cierto, en
zonas mucho más al sur, como puede ser Doñana, ya ha comenzado. El clima
determina el comportamiento de muchos animales.
Corza atenta entre los arbustos. |
El corzo es un animal que siempre me ha atraído. Quizás por
ser tan frágiles y pequeños. O por ser como un pequeño duende del bosque que
aparece y desaparece entre las escobas, brezos y robles pero de vez en cuando,
con paciencia se deja ver y pude observar por primera vez en mi vida una monta
de corzos.
Llegué a una zona muy conocida de la Sierra de la Culebra
par la observación de lobos y allí coincidí con un grupo de ingleses que
llevaba una semana, durante el día, recorriendo la provincia de Zamora y al amanecer de observación. Como siempre iban con sus libretas apuntando todo lo que
íbamos viendo. Cuando se fueron nos quedamos dos salmantinos y una pareja que
venía de Andujar en busca del lobo. Los cuatro buenos conocedores y apasionados
del campo que habían tenido la suerte de ver un lobo la noche anterior pero, por
la mañana, nada de nada, pero siempre hay otras cosas que te pueden llenar y así
fue al poder contemplar la monta de los corzos.
Macho de corzo saltando entre los arbustos. |
Los telescopios apuntaban a un claro en el que una pareja de
corzos correteaba entre las hierbas altas. El celo está terminando y quizás
estaban en uno de sus últimos escarceos amorosos así es que estuvimos atentos.
El macho se aproximó, olió a la corza y la montó. Para rematar
la escena un águila culebrera apareció en nuestro campo de visión y se posó en
un pino cercano a la pareja de corzos. Ni un guionista de documentales hubiera
pensado una escena tan curiosa. El corzo se bajó y tras unos minutos de
descanso volvió a la misma operación. Se acercó. La olió y la volvió a montar.
Toda la escena con la culebrera en el pino, como no queriéndose perder nada de
lo que allí ocurría. Nunca había visto una monta de corzos. Cuando terminaron
se fueron a una sombra y durante unos minutos se tumbaron para después continuar
camino hacia los brezos cercanos.
Entre los brezos y escobas, en una pequeña peña, nos
sorprendió la silueta inconfundible de un buitre negro. Allí estaba. Quieto. Solitario.
Esperando que las térmicas le permitieran volar en condiciones. Solamente había
uno y en una pequeña roca, muy baja. Seguramente hubiera pasado allí la noche. Allí
estaba el ave más grande que nos podemos encontrar en la península Ibérica. Sus
más de dos metros y medio así lo indican.
La mañana llegaba a su fin y nuevos corzos, ciervos y
jabalís se dejaron ver en la sierra además de un grupo de abejarucos que
revoloteaban cazando cerca de unos cables, donde un macho se acercó a su amada
y le ofreció, en señal de amor, una abeja que la hembra cogió rápidamente y se
la comió.
Obsequio amoroso. |
Quizás intenten criar en una segunda puesta, algo no muy
común, ya que solamente realizan una al año pero si sufren una depredación o la
perdida de la misma pueden intentar hacer una segunda puesta.
Había unos veinte que volaban chillando entre piruetas,
picados y acrobacias en busca de comida y, de vez en cuando, se posaban en los
cables para descansar.
Continué mi camino viendo algún corzo y ciervo más que se
retiraban a descansar y una pareja de abubillas buscaba comida en un claro,
picoteando en busca de pequeños insectos o gusanos. La mañana terminaba y una
hembra de cernícalo no perdía detalle de lo que pudiera aparecer.
El sol calentaba poco a poco y la mañana de
observación, terminaba. Mañana sería otro día y otra oportunidad de descubrir y
admirar nuevas situaciones y animales en este mundo tan apasionante y
maravilloso que es la naturaleza.
Belas imagens
ResponderEliminarA do Veado macho (ciervo) está impressionante.
vem aí a Brama (Berrea)
Os corços também são muito lindos :)
Abraços
Patrícia e Luís
El ciervo me sorprendió. Había dos. El otro todavía tenía más borra en los cuernos. Un saludo y muchas gracias por el comentario.
EliminarCon esas densidad de herviboros el lobo aparecera!
ResponderEliminarSaludos camperos.