El pasado trece de abril Svend Petersen descubrió un macho
de aguilucho papialbo en Vezdemarbán, provincia de Zamora. Ave que es una
rareza y más para nuestra provincia y para esta parte de la península ya que
si se ve alguno es el este o las Islas Baleares donde más posibilidades tiene
de aparecer, por lo tanto, verlo aquí es muy, muy raro.
| Todas las fotografías de esta entrada son meramente testimoniales pero dignas del momento vivido. |
Hace un par de días me acerqué a verlo con la curiosidad y
la emoción de poder ver un ave que nunca había visto, de poder disfrutar de una
rapaz que difícilmente podré volver a ver y os aseguro que mereció la pena.
Es una rapaz espectacular y muy hermosa. Un ave que no paró
un sólo instante; que está como una "moto" y que nos ofreció una
exhibición de lucha por un territorio increíble, peleándose con todos los machos de la zona
ya fueran aguiluchos cenizos, pálidos e incluso milanos negros que se acercaran;
persecuciones, ataques, vueltas y enganchadas formaban parte de la batalla
aérea que se celebraba sobre un cielo bucólico de nubes y claros cada vez que se encontraban, batalla digna de la mejor
escena de una película de guerra que a nadie dejaba indiferente.
El aguilucho papialbo se localiza en Asia y el este de Europa e
inverna al sur de Asia y al sur Sahara y de ahí es de donde procederá este
espectacular aguilucho que se ha desviado en su viaje hasta el este europeo y lleva
con nosotros tantos días; aguilucho que aparte de pelearse con los machos no
deja de reclamar incesantemente y hacer constantes vuelos nupciales con subidas
a gran altura, caídas en picado, tirabuzones y vueltas para atraer a las
hembras de la zona; además de capturar pequeños roedores que les lanza en vuelo
para ver si le aceptan o se acerca a ellas reclamando sin cesar.
Allí coincidí con J. Alfredo Hernández, Maribel
Martín, Miguel Rodríguez (y su padre) además de una pareja de Madrid y
otra de Valladolid con los que pude disfrutar de esta ave singular que está
atrayendo a multitud de gente de gran parte de España para visitar este enclave
en el que lleva tantos días.
La tarde terminaba y el aguilucho papialbo seguía con su no
parar, con su trajín incesante que aparte de la belleza innata de esta rapaz y de su rareza nos dejaba el añadido del tremendo espectáculo de vuelos, piruetas, persecuciones y picados que nos ofreció en todo momento. Toda una maravilla digna de admirarse.
Una observación fantástica....enhorabuena!!
ResponderEliminarUna gozada. Gracias y un saludo.
EliminarHola Jose,
ResponderEliminartengo unas ganas tremendas de ver ese ave, seguramente sea una de las pocas oportunidades que tenga de hacerlo tan cerca. El ver a los animales en vivo hace que aprecies mejor los detalles para su identificación. Aunque con tu crónica y tus fotos ha quedado bastante claro su comportamiento.
Saludos desde León
Acércate. Es una gran oportunidad de verlo. No te arrepentirás. Un saludo y gracias por tu comentario.
EliminarEstas son ocasiones especiales, practicamente únicas en la vida, que hay que saber aprovechar y disfrutar de ellas, y tu desde luego que lo has hecho. Enhorabuena por ese momentazo vivido, que a mas de uno pone los dientes largos,jaja.
ResponderEliminarUn saludo.
Una ocasión muy especial que había que aprovechar. Gracias por el comentario y un saludo.
EliminarNo quiero entusiasmarme, pero el domingo por la mañana vimos un ave de este tipo según íbamos por la carretera entre La Hiniesta y Andavías. Mi mujer y yo nos quedamos alucinados por la belleza de esta ave blanca que llamaba la atención por su blancura.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo más fácil es que fuese un aguilucho pálido o cenizo. Un saludo.
EliminarNo sé que sería, pero era precioso.
ResponderEliminarUn saludo.
Vaya encuentro con el Aguilucho. Una observación al alcance de bastante pocos. Enhorabuena
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