viernes, 27 de mayo de 2011

Margarito y Florinda. Las cigüeñas con más fans.
Llevo varios años observándolas y, los alumnos que pasan por 1º ESO, también. Es reconfortante inculcarles el amor por la naturaleza y que se fijen en acciones o hechos que, normalmente, les pasan desapercibidos. La llegada de la cigüeña. El arreglo del nido. La traída de comida. Algo en lo que nunca se habían fijado se convierte para ellos en un juego, en una curiosidad y, si eso les despierta el amor por la naturaleza, mejor que mejor.
La cigüeña blanca es un ave común y muy conocida en pueblos y ciudades. Siempre ha estado ahí. Es algo nuestro. Algo que si no está es cuando se extraña.
El 10 de Febrero llegó el macho. Lo llamamos Margarito. Es el macho porque siempre es el primero que llega. Rápidamente se pone manos a la obra. A acondicionar el nido. A dejarlo limpio y adecentado para que la hembra, cuando llegue, lo hará al cabo de unos 3 días, lo encuentre en perfecto estado. Y así fue. Florinda, que ese es su nombre, llegó y tomó posesión de la misma casa del año anterior. Normalmente, las parejas de cigüeñas se unen para toda la vida y esta, lleva junta 5 años. Siguen emigrando, algo que está cambiando en muchas de las cigüeñas de nuestros pueblos y ciudades que, al tener comida suficiente y hacer menos frío, se quedan y no viajan hasta África.
Sin perder el tiempo comienzan el cortejo amoroso. Acto que llama mucho la atención a los chicos, con carcajadas, sonrisas y gestos cómplices. Tras una incubación de unos 35 días nacen los pequeños.
Este año, el 12 de Abril, nacieron 4 pequeños pollos que sin perder el tiempo piden y piden y piden. La cigüeña los tapa, los cuida con mimo y si hace mucho sol les da sombra con sus alas. Es una madre solícita.
El 9 de Mayo, con 27 días, observamos que uno de ellos cada vez está más débil, se nota más la diferencia con sus hermanos. Algo no anda bien. Al día siguiente, no está; ha desaparecido. Muchas veces las cigüeñas eliminan  a los más débiles (sobre todo si el año no es bueno en comida) o los hermanos acaban tirándolo del nido. No sabemos que pasó pero el pequeño no estaba bien. Quedan 3 pollos.
Siguen creciendo a un ritmo que asombra a los alumnos que están pendientes de todo lo que pasa en el nido. Cada vez que llego a su clase me dan el parte. “Han desayunado a las 9”. “El pollo mas grande se ha levantado”. “Los han dejado solos”.
Los días pasan rápidamente y los padres tienen un ajetreo constante en la ceba a los pequeños que se ven insaciables. Ya los dejan sólos y cuando llega uno de los adultos y regurgita en el nido una pasta de ranas, peces, invertebrados y plantas, los pollos se lanzan a dar buena cuenta de ella. Ya tienen 41 días (23 de Mayo).
A los 44 días (26 de Mayo) ya ejercitan sus alas y se levantan muy a menudo, se estiran e incluso salen del nido por el muro.
Están enormes y los alumnos comienzan con otras preguntas. "¿Cuándo vuelan?". "¿Se caerá alguno?". "¡Ya no caben!". "¿Porqué tienen el pico negro?". Piden y piden cada vez que uno de los adultos llega al nido.
Cada vez los dejan mas tiempo sólos ya que el acopio de comida al nido es constante y los pequeños ya lo ocupan casi por completo. Los padres van y vienen sin descanso durante casi todo el día. Los pequeños esperan pacientemente trabajando sus músculos.
Los alumnos se emocionan cuando entro o me ven por el pasillo. Me dan el parte de lo que ha pasado en el nido. Lo controlan todo. Les ha entrado el gusanillo de la observación, del amor por la naturaleza, a todos seguramente no, pero con que alguno lo sienta, me daré por satisfecho.

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