domingo, 21 de abril de 2019

El sisón: triste decadencia.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua nos dice que estepa es un: "erial llano y muy extenso". La estepa zamorana es un paisaje llano, con ligeras ondulaciones, abierto y extenso que se ve salpicado de campos de cereal, girasol o colza con barbechos en los que los árboles y arbustos son muy escasos; en este ambiente en el que parece que no puede haber nada nos encontramos las aves esteparias. Aves que poco a poco han ido retrocediendo. Aves que se ven relegadas y amenazadas por unos factores que afectan en mayor o menor grado a todas; factores como la destrucción de polladas al trabajar la tierra (siega, roturación), disminución de barbechos, aumento de los regadíos, utilización incontrolada de productos químicos, la caza o la desaparición de las linderas en las que se podían refugiar o criar hacen que su cantidad haya descendido a números preocupantes y, su amplia distribución de hace años, se haya visto reducida muy sensiblemente a zonas muy pequeñas en las que intentan sobrevivir.
La presencia de estas aves esteparias es un indicador fiable de que un territorio es más sano y equilibrado. El sisón, la avutarda, la ganga ibérica, el alcaraván o la ganga ortega son aves típicas de la estepa castellana que han ido cayendo en sus números y áreas de distribución, algunas de una forma alarmante; aun así, por ejemplo, la mayor parte de la población mundial de sisón y avutarda se encuentra en España y, en Zamora, un tanto por ciento muy elevado.
Hace unos días pude disfrutar de la observación de un sisón; un precioso macho que asomaba majestuoso entre las hierbas.
Macho que lucía espléndido con su collar negro. Andaba orgulloso, con el cuello estirado, echaba la cabeza hacia atrás y emitía un sonido de reclamo; estaba elegante y altivo pero atento, muy atento. Ante nuestra presencia no se escondió pero un grupo de personas vino por el camino y, como si estuviese entrenado por el mejor instructor militar, hizo un "cuerpo a tierra" y desapareció, se lo tragaron las hierbas y arbustos en los que se movía, había desaparecido. 
Pasados unos minutos desde que se fueron por donde habían venido sin ver nada de nada, observamos como se asomaba una cabeza. 
Allí estaba nuevamente. Observando. Cuando consideró que el peligro había pasado volvió a asomarse majestuoso. Estoy seguro que alguna hembra andaba por el entorno pero no fuimos capaces de ver ninguna.
No había vuelto a ver ningún sisón desde este invierno pasado en el que un ejemplar pasó gran parte entre los ánsares en las Lagunas de Villafáfila. Era muy curioso verlo entre las aves acuáticas y los ánsares junto a la laguna.
Según los datos de SEO/BirdLife: “...los últimos datos del censo nacional, coordinado por SEO/BirdLife, la especie debería ser considerada como “en peligro”. La población total de sisones machos reproductores en España ha pasado de 74.084 ejemplares en 2005 a 38.856 en 2016”.
En nuestra provincia están siendo relegados a pequeños reductos en los que intentan sobrevivir, aun así se estima una población de unos 1.193 machos reproductores (datos del censo de SEO/Bird Life) que junto con León, 358 machos reproductores, suponen el 83% de la población de Castilla y León.
La presencia de las aves esteparias es un buen indicador de la salud de nuestros campos y cometeríamos un error imperdonable si dejáramos que continuaran bajando sus números hasta desaparecer.

2 comentarios:

  1. Estupendas fotografías de un ave lamentablemente tan escasa y difícil de observar. Enhorabuena!

    ResponderEliminar