domingo, 7 de abril de 2019

Un paseo por el río: ese gran desconocido.

En numerosas entradas he contado la enorme variedad de habitantes que tiene el río Duero a su paso por la ciudad de Zamora. Variedad que sorprende a todos aquellos que no la conocen y que, en algún momento, encuentran.
Me gusta pasear por sus orillas. Me recuerda a mi infancia y juventud. Me recuerda a mis abuelos que vivían en una de sus orillas; antes de llegar al puente de piedra, en la margen derecha, mi abuelo tenía su taller de carpintería con la fachada rosa que durante muchos años fue lugar de reunión en la Zamora de los años cincuenta, sesenta y setenta de futuros pintores, escultores, músicos, escritores o tallistas como Antonio Pedrero, Ramón Abrantes, Coomonte, Claudio Rodríguez, Julio Mostajo, Alito, Alberto de la Torre Cabero, Arturo, Miguel Pérez, Ricardo Flecha (padre), Alfonso Bartolomé, Jesús Hilario Tundidor, Castilviejo, Julio "el escayolista", Tomás Crespo o Miguel Berdión entre otros.
Venían a hablar, componer, tocar música o a que mi abuelo les prestara una madera, un lienzo, un bastidor o unas pinturas. Eran jóvenes artistas y amigos de mis tíos que buscaban un futuro que les sonrió y, cuando se hicieron importantes y famosos, siempre que podían bajaban a ver al señor Manolo y a la señora Angelita; ahí es cuando yo los veía y me admiraba que gente tan importante bajara por allí, por el taller, por una simple carpintería; siempre fueron agradecidos y bastantes años después muchos participaron en un homenaje que le hicieron a mi abuelo con una exposición.
En ese taller pasé gran parte de mi infancia y juventud. Ese marcó mi carácter. Ese taller se encontraba al lado del río donde mi abuela o mi madre, de niña, lavaban la ropa en su orilla, se cogía una barca para pasear por sus aguas o se pescaba para la comida. En ese río veíamos multitud de animales. Ese río marcó los barrios bajos. Ese río marcó la ciudad.
Voy muy a menudo a pasear por sus orillas, a hacer deporte o a enseñarle a mi pequeña como se llama ese pájaro negro que se mete en el agua, o el papá con el pico naranja o la mamá pato.
Ese taller ya no existe. Se cerró hace muchos años pero cada vez que paso siempre se me escapa una mirada o una sonrisa hacia ese lugar en el que los recuerdos siempre ocuparán una parte muy importante de mi mente.
Los habitantes del río van cambiando, unos se van, vendrán otros y permanecerán algunos todo el año. Es un río cuyas aguas chocolate están llenas de vida, solamente hace falta tener un poco de suerte para encontrártela.
Esta semana he bajado varios días y el movimiento es constante. Estamos empezando la temporada de cría y los habitantes del río están nerviosos, alterados, buscan un lugar para hacer su nido, ya están incubando a su próxima generación o están a punto de llegar para comenzar su tarea reproductora.
Pájaro moscón trabajando en su nido.
El pájaro moscón está muy atareado en la construcción de su obra arquitectónica y de diseño que es su nido pero este pequeño pájaro merece una entrada exclusiva para cuando termine su obra de arte.
Garza real.
Las garzas reales están incubando; las garcetas, garcillas bueyeras y alguna garceta grande buscan alimento en sus orillas al igual que los escurridizos avetorillos o martinetes que ya están tomando posesión de sus zonas de cría.
Martinete.
Avetorillo macho.
Las gaviotas reidoras y los cormoranes son los dueños de las zudas junto con gallinetas, azulones y algún andarríos chico que se mueve sin descanso, mientras una pareja de somormujos lavancos se hacen carantoñas en mitad del río.
Cormorán grande con su captura.
Andarríos chico.
El Martín pescador pronto comenzará la excavación de su nido junto con los abejarucos y aviones zapadores que mantienen una pequeña colonia en uno de los taludes que dan al río.
Las cigüeñas blancas están echadas en sus nidos observando como los milanos negros o las águilas calzadas acondicionan los suyos o les hacen una demostración en su cortejo.
Milano negro.
Águila calzada al anochecer.
Agateador común.
Innumerables pajarillos surcan sus orillas: colirrojo tizón, mosquitero, herrerillo, carbonero, gorrión común y molinero, pinzón vulgar, mirlos, estorninos negros, lavanderas blancas o cascadeñas, grajillas, mitos, carboneros palustres, carriceros o ruiseñores sin olvidarnos de abubillas, agateadores y los pájaros carpinteros, pito real y el diminuto pico menor que hace sus piruetas en la rama de un árbol de la orilla.
Pico menor.
Nutria.
La nutria es otro de sus ilustres habitantes que tiene épocas de mucho movimiento pero no podemos olvidarnos de algunas especies invasoras que también habitan nuestro río como son el visón americano, la tortuga de Florida y una almeja asiática: la Corbicula fluminea.
Tortuga de Florida de orejas rojas.
Almeja asiática.
Hace pocos días se inauguraron dos nuevas rutas por sus orillas. Rutas con paneles ilustrativos que nos llevan por sus márgenes para conocer un poco más del tesoro que tenemos. Lo mejor es que, si queréis saber más, entréis en el magnífico blog de J. Alfredo Hernández, uno de los creadores de estas rutas, pinchando aquí.
El río tiene vida. El río es vida. Ha sido y será parte muy importante de la ciudad de Zamora. El río es Zamora.

6 comentarios:

  1. El río es vida. 'Ojolince y Sra.' nos quedamos con tu síntetis. En torno al río se lleva a cabo gran parte de la vida de los seres que conocemos. ¡Qué buena mención haces de muchos de ellos!
    Un saludo de 'Ojolince y Sra.'

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    1. Muchas gracias, para mí el río es lo que he vivido desde muy pequeño, es Zamora en si. Un saludo.

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  2. Poder ver nutrias frente a la ciudad de Zamora es algo que no tiene precio, el gran Duero es la vida. Jose Enhorabuena por este excelente reportaje, un abrazo desde Cantabria.

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    1. Hola Germán. La verdad es que es un privilegio tener un río así, el gran desconocido para muchos zamoranos y ver nutrias te aseguro que es algo increíble. Un saludo.

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  3. Excelente resumen de las numerosas posibilidades que ofrece el río para los amantes de la naturaleza. Solo nos queda concienciar a la gente, para que mantengan en buen estado de salud a estos inagotables generadores de vida que son nuestros ríos.

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    1. Hola Julio. Que difícil es muchas veces concienciar...creo que debemos de hacer una labor de divulgación de sus valores para que así se pueda respetar. Muchas gracias por tu comentario.

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