viernes, 22 de mayo de 2020

Mis primeros paseos por el río.

Mis primeros paseos, en esta fase que nos está tocando vivir, han sido por una zona a la cual le tengo mucho cariño: el río Duero. Paseos al amanecer; momento en el que hay menos movimiento ya que salí una tarde y no me encontré nada bien por la cantidad de gente, pero, sobre todo, por la cantidad de gente que no tiene un ápice de solidaridad, empatía, ni responsabilidad, que no entiende que esto no se ha acabado, que esto depende de nosotros, de nuestro comportamiento que, ahora mismo, no hay ni tratamiento, ni vacuna, que esos cuantos que no respetan las normas nos ponen en peligro a todos, que no recuerdan la gente que ha muerto, la gente que ha trabajado y sigue trabajando en primera línea en condiciones duras y de riesgo, con una enorme carga psicológica…me enervan pero, vayamos al río, a mis paseos matutinos.
Mi infancia y juventud la pasé junto al río. Mis abuelos tenían su casa y, la vieja carpintería de mi abuelo, en una de sus orillas, junto al puente de piedra. Orillas que atesoran una enorme biodiversidad. Orillas que deberían de estar protegidas. Orillas e islas en las que viven habitantes que pasan desapercibidos para la mayoría de los paseantes. Habitantes que nacen, viven, mueren o pasan por este tramo del río Duero a su paso por Zamora.
El río está lleno de vida. La mayoría de sus habitantes están en pleno proceso de cría aunque también hay visitantes ocasionales que están de paso como el precioso charrán común que volaba sobre las aceñas y zudas zamoranas.
Charrán común que, gracias al gran ornitólogo zamorano Alfonso Rodrigo, he sabido que es la cita nº42 para Zamora y el ejemplar nº74 (muchas gracias Alfonso). Charrán que se encontraba en el paso de su migración prenupcial.
Migración desde las costas ecuatoriales de áfrica, zona de invernada, hasta las zonas de cría situadas en las costas europeas. En España cría en puntos muy concretos: Delta del Ebro, La Albufera de Valencia, Las Salinas de Santa Pola y la bahía de Santander.
Una de las aves mas complicadas de ver en el río Duero a su paso por Zamora es el avetorillo. Sigiloso, escurridizo, hierático, mimético...ahí está: asomado al río.
Macho de avetorillo.
Esta época es muy buena para poder verlos ya que se encuentran en pleno cortejo y están más activos; con un poco de ojo y suerte, puedes localizarlos entre los juncos. Puedes escuchar sus sonoros reclamos o verlos trepar por los carrizos para exhibirse ante su pareja que permanece mimetizada en el carrizal.
Hembra de avetorillo.
El avetorillo llega en primavera pero aquí, en Zamora, tenemos la inmensa suerte de que algunos ejemplares permanezcan todo el año entre nosotros.
El talud del río se encuentra agujereado. En su interior tres habitantes diferentes han cavado los túneles que albergan o albergarán a sus pequeños.
El primero de ellos es el más colorido de los habitantes del río: el abejaruco. Ave que es como la paleta de un pintor en la que caben todos los colores posibles. Ave hermosa, llamativa, de aires tropicales que vuela incansable en busca de comida para llevar a la colonia en la que sus pequeños esperan al final del oscuro túnel que ha cavado en el talud del río.
Abejarucos.
El segundo de ellos es el martín pescador. Pequeña flecha azul que pasa velozmente mientras el tercero de ellos, el avión zapador vuela sobre las marrones aguas del río.
El río es canto: carricero común y tordal, ruiseñor común y bastardo, chochín, mirlo. Todos compiten por ver cuál es el canto más hermoso. Cantos suaves, dulces, intensos, con trinos largos, cortos y voces aflautadas que resuenan a lo largo de toda la ribera.
Carricero común.
Chochín.
Ruiseñor común.
Garza real.
Las garzas reales están en sus nidos; las encontramos a unas con pollos grandes, otras incubando e incluso algunas acabando de adecentar su plataforma. Entre ellas se han colado los martinetes que alimentan a sus pequeños cerca de la percha en la que el águila calzada descansa.
Martinete.
Águila calzada.
Somormujo lavanco.
Un milano negro levanta el vuelo de su nido mientras el somormujo lavanco se zambulle ante la atenta mirada de un cormorán grande que se seca al sol. Se escucha el inconfundible canto de la oropéndola que se esconde entre las copas de los árboles y es, por lo menos para mi, muy complicada de fotografiar; parece estar jugando conmigo al gato y al ratón, pero siempre pierdo yo.
Macho de pájaro moscón.
El pájaro moscón recolecta material de los carrizos para construir su precioso e increíble nido. Nido digno del mejor arquitecto. Nido que es, sencillamente, una obra de arte entretejida con ese material arrancado de los juncos.
Vencejo común.
El cielo es un gran baile de aviones comunes, zapadores y roqueros, golondrinas comunes y vencejos comunes que realizan vuelos acrobáticos, rápidos, elegantes, imposibles. Son aves insectívoras. Se alimentan en vuelo y son, insecticidas naturales. Aves que quizás, en muchas ocasiones, no se les ha hecho el caso que merecen, ni se les ha dado la enorme importancia que tienen ya que controlan insectos e incluso evitan la transmisión de enfermedades.
Avión roquero cogiendo material para el nido.
Verderones, verdecillos, jilgueros, mitos, gorriones comunes y molineros, estorninos, azulones, gallinetas, pitos reales, pico menor, cigüeñas… todos están en sus quehaceres, en su vida. El río es vida y esa vida es la que absorbo cada vez que paseo por sus orillas, cada vez que me acerco. Estos días me está dando oxígeno. Gracias río.

13 comentarios:

  1. ¡Cómo me gusta el Avetorillo!
    Preciosa crónica.

    Un saludo

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    1. Es también uno de mis favoritos del río. Tendrán una entrada para ellos sólos...Un saludo y gracias por el comentario. Cuidaos.

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  2. Menuda diversidad tiene ese recorrido por la ribera del Duero. Vaya maravilla. Enhorabuena por esta nueva entrada. Saludos. ¡CUÍDATE,

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    1. Los paseos por el río siempre son agradecidos. Un saludo y gracias por el cometnario.

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  3. Hallo
    schöne Bilder, tolle Beobachtung
    Grüsse Frank

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  4. Excelente repaso a la avifauna del río Duero. Muy pedagógico paseo.

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    1. La biodiversidad del río a su paso por Zamora es asombrosa y, por desgracia, una auténtica desconocida. Un saludo y gracias por el comentario.

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  5. Estupenda entrada. De acuerdo contigo en la crítica a los insensatos.
    Y asombrada por la vida que saben ver ojos expertos como los tuyos y agradecida porque algo aprendemos: las fotos ayudan.
    Un beso para tu familia.

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    1. El río ofrece una enorme biodiversidad a sus paseantes. Muchas gracias por el comentario. Un saludo.

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  6. Cómo necesitamos nuestra dosis de naturaleza. Es pura vida y tu río un paraíso. Saludos

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    1. Ya te digo que la necesitamos...cuidaos todos Ernesto. Un saludo.

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  7. Excelente crónica de la diversidad que ofrecen nuestros ríos, en este caso el Duero y por tanto de la importancia de cuidarlos entre todos para poder seguir disfrutándolos. Enhorabuena José

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