viernes, 15 de febrero de 2013

En el territorio del lince I.

Hemos estado unos días en el territorio del lince ibérico. Animal especial, majestuoso, cautivador, bello y enigmático que una vez que lo ves te deja todavía más absorbido por su presencia. Era la segunda vez que bajábamos hasta su territorio, en su busca, para contemplarlo, para verlo, para poder disfrutar de un animal especial, diferente, un animal que la primera vez que lo pude ver hace dos años me dejó impactado. He de reconocer que es el animal que más me ha impresionado observar en su hábitat natural. Es un animal que cuando lo ves, da igual cuantas veces lo hayas visto, te produce una emoción especial, una emoción diferente, una emoción que recorre tu cuerpo y te captura para siempre. Es el lince ibérico. El felino más amenazado del mundo que sobrevive en muy pocos territorios de la península Ibérica y verlo es cautivador.
El lince enamora. Lo hace tanto si lo ves unos segundos como si tienes la enorme suerte de observarlo durante más de dos horas (como nos sucedió hace dos años). En este viaje lo hemos podido ver en cinco ocasiones. Cinco ocasiones especiales. Cinco ocasiones que se guardarán en lo profundo de nuestra memoria, en un lugar especial, el lugar en el que los recuerdos permanecen para siempre, un lugar secreto y personal al que miramos de vez en cuando para volver a disfrutarlo, a verlo, a revivir el recuerdo de este fantástico animal.
La primera vez que apareció fueron unos segundos nada más. Breves instantes que nos mostraron su andar elegante y parsimonioso. Ver que es como un fantasma, aparece y desaparece con una facilidad especial. Avanzó por un camino. Subió al monte y desapareció...se esfumó. Como le estuvo a punto de suceder a nuestro gran gato. Su declive en los años setenta, ochenta y noventa del s.XX fue alarmante. 
Desapareció de gran parte de la península Ibérica, fundamentalmente por dos motivos: la presión del hombre ya fuera por la caza (sobre todo para conseguir su piel o como trofeo) o por destrozar su hábitat y la desaparición del conejo por enfermedades como la mixomatosis o la enfermedad hemorrágico vírica en gran parte de nuestro país.
La segunda y tercera observaciones fueron especiales. En ellas pudimos ver al lince en su más puro estilo felino. Como un gran gato que toma el sol relajadamente, sin nada que perder, a nadie que temer. Es el superdepredador de la zona. El controlador de otros depredadores como zorros, ginetas o meloncillos y el saneador de las poblaciones de conejos y perdices de la zona. Estuvo un buen rato tumbado. Relajándose al sol. Observando su territorio. Esperando el momento de campear. 
Se levantó y desapareció. Volviendo a los pocos minutos. Se estiró. Se tumbó nuevamente y desapareció como un fantasma. Comenzaban sus correrías. La noche vería sus andanzas. Vería como este enorme gato es capaz de ver perfectamente en la oscuridad, de ver como su oído es ocho veces superior al nuestro, de ver su silueta avanzar entre lentiscos y grandes rocas.
La cuarta ocasión nos mostró un lince diferente. Un lince con collar de seguimiento. Apareció por una pista. Marcó en una roca. Estuvo sentado un rato y bajó elegantemente por una ladera hasta el valle. Este lince tenía un collar radiotransmisor. Collar que permite a los científicos seguir sus movimientos, estudiar su posición, ver que hace y por donde se desplaza en cada momento. 
En la quinta ocasión lo pudimos ver sobre una gran roca. Observando a los conejos que tenía debajo. Los conejos son su vida. Sin conejos no hay lince. Es un especialista y esta es una de las causas de su declive y casi desaparición. Su alimentación se basa en el conejo, aunque perdices, gamos, pequeños ciervos, gansos o palomas también forman parte de su dieta.
Bajó de la roca y se ocultó tras un gran arbusto. Agazapado. Inmutable. Quieto. En varias ocasiones se tensó. Arqueó su cuerpo. Levantó su pequeña cola a modo de faro y estuvo a punto de abalanzarse sobre su escurridiza presa. Hasta que se decidió y se lanzó a por uno. Falló y abandonó. Si no caza al primer intento, lo deja. Ahorra energías para otra ocasión mejor. Así lo hizo. Subió de nuevo a la gran roca y marcó en varios sitios. Comenzó a subir por la ladera marcando su territorio. Territorio que abarca unas 600 hectáreas aproximadamente. Territorio que defenderá de posibles invasores y que se solapa con el de varias hembras a las que montará en tiempo de celo. Marcó 4 ó 5 veces más. Subió la ladera y desapareció.
Mi amigo Fernando y su mujer Alegría fueron en su busca...
Han sido días de largas horas en el campo. Días de hablar de linces, águilas, ciervos y muflones. Días de conocer gente, de aprender de ellos, de aprender con ellos. Gente venida de toda España o de Europa. Coincidimos y hablamos con Gabriel Llorens (autor del magnífico libro: "Observaciones de campo del lince ibérico"), Máximo Sánchez y Juan que escudriñaban el monte en busca del gran gato. Con Jose y Montse. Con Jesús Nicolás y su familia. Con José María y Carlos o con William que habían venido de Valencia, Cantabria, Madrid, Salamanca, Martos, Pamplona, Bélgica, Inglaterra o Alemania y a todos nos unía lo mismo, el amor por un animal especial. 
...tras 5 días frustrantes, sin conseguir ver nada...
...apareció este hermoso ejemplar que Fernando, con su maestría habitual,
 retrató y que aparece en las últimas tres fotografías de esta entrada.
Un animal que es capaz de aglutinar a gente de sitios tan dispares. Un animal que atrae, que engancha, que emociona y que enamora. Un animal que tenemos que ser capaces de conservar porque es un elemento clave de nuestra biodiversidad. Un animal que es endémico de nuestra tierra y que forma parte de nuestro patrimonio natural. Un animal que hay que respetar, cuidar, valorar, apreciar y disfrutar siempre con sentido común, esperando que no sea el menos común de los sentidos. Así es el lince ibérico. 
(Agradezco enormemente a Ernesto Hernández y a Fernando García prestarme sus fotografías para ilustrar esta entrada. Un saludo. Enhorabuena por las fotografías y gracias).

16 comentarios:

  1. Buena e ilustrativa entrada. Creo que como bien comentas estuvimos juntos observando al rabón esos 10 minutos mágicos que nos regaló. Éramos pocos los que nos dedicamos a buscarlo en serio, pero desde luego que la recompensa fue enorme.
    Da gusto conocer gente como vosotros que lo que de verdad les motiva es la naturaleza y no la etiqueta de la especie.
    Enhorabuena por el blog y a seguir así.
    Un saludo.

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    1. Como bien dices ese día había demasiada gente que no tenía una actitud apropiada para el lugar en el que estábamos (y no solo españoles, incluyo algún inglés y algún alemán). Lo vimos y lo disfrutamos y quedará en nuestra memoria. Un saludo y gracias.

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  2. Emocionante leer tu relato de lo vivido. ¿Qué más podemos pedir que ver al gran gato ibérico?, pues verlo en buena compañía. Ha sido un verdadero y sincero placer compartir algunos de estos momentos con vosotros. Habrá más.

    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias Jesús. Esperamos y deseamos compartir nuevas vivencias con vosotros. Un saludo.

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  3. Magnífica entrada,
    enhorabuena por los avistamientos.
    Ya sabes que nosotros hace poco disfrutamos mucho de tan bello animal, todavía seguimos impactados. Además el marco es espectacular y cuenta con gran cantidad de especies.
    Ahora a pajarear por León.
    A ver si nos vemos pronto para compartir experiencias.
    Saludos

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    1. Hola J.Alberto (y a tu hijo). Gracias por el comentario. El territorio del lince es espectacular y de gran valor ecológico por todo lo que conlleva y gente como vosotros que lo conocéis, sabéis de lo que hablo. Pudimos disfrutar del lince y vosotros también además, de una manera espectacular, (os leí la entrada y vi las fotos. ¡Una pasada!) de lo cual me alegro porque sé que lo disfrutasteis enormemente. Un saludo y espero que os gusten las nuevas entradas del territorio del lince.

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  4. Que suerte has tenido de poder ver al lice,y encima fotogranfiandoló así...

    Enhorabuena!! ;)

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    1. Hola Juan. Gracias por tu comentario. El lince es un animal espectacular y verlo es una ocasión que no se olvida nunca. Pudimos sacar algunas fotografías testimoniales pero su visión quedará en nuestro recuerdo para siempre. Un saludo.

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  5. Enhorabuena, mucho me alegro de que hayas disfrutado de lo lindo. El reportaje, estupendo; muchas gracias por compartirlo y a ver si nos vemos en la próxima de Ruteros. Un saludo.

    Juaqui

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    1. Gracias Joaquín. Me alegro que te guste. Ya nos veremos en la próxima ruta. Un saludo.

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  6. Pepe, ¡estupendo relato! Estoy contento de haberos conocido, y más en esas circunstancias. Os he agregado ya a mi blog (a ambos). Un saludo desde el norte.

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    1. Hola Máximo. Muchas gracias. Si alguna vez caes por aquí llama sin problemas. Un saludo.

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  7. Como siempre que leemos tus relatos 'ojolince y sra.' nos quedamos 'prendados' del lugar y hechos que cuentas y, más aún... con unas ganas enormes de ir a conocerlo y disfrutar de lo que tan elocuentemente nos sabes trasmitir.
    Y qué decir si, como en esta crónica, el protagonista es ese emblemático animal que a todo amante de la naturaleza deslumbra, sorprende y enamora...
    Enhorabuena por esta magnífica crónica.
    Un saludo de 'ojolince y sra.' desde Pucela.

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    1. Os recomiendo una visita al territorio del lince. Es impactante. Único. Diferente. Majestuoso. Cuando os decidáis a ir pensar bien la época ya que hay unas mejores que otras para poder disfrutar al gran gato y del entorno con todo lo que conlleva. Un saludo y gracias por vuestro comentario.

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  8. Te encontramos a través del blog de nuestro amigo Xurde "Erithacus". Gracias e ello hemos podido empaparnos de la emoción que nos has transmitido con el relato sobre un bicho que nunca vimos. Además algunas de las fotos son de las mejores que hemos visto de la especie, tienes que estar muy satisfecho, tanto por las vivencias como por las fotos. Felicidades, te seguimos desde ya. Saludos.

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    1. Muchas gracias. Ya os había echado un vistazo a través de Erithacus. El lince es especial, diferente y enamora. Espero que os gusten las nuevas entradas de El Territorio del lince aunque en ellas no hable de él. Un saludo.

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