En una de mis últimas visitas a las Lagunas de Villafáfila pude disfrutar de un precioso y fructífero día. Día salpicado de muy buenas observaciones en las que hubo un denominador común: el entusiasmo de la persona que me acompañaba, Claudia García (futura bióloga).
Siempre me ha gustado enseñar y este día fue muy especial porque traía a las lagunas a la hija de una prima que acababa de empezar a estudiar Biología y estaba descubriendo el mundo de las aves aunque, como ella dice: “tu tienes mucha culpa de que esté estudiando biología”. Frase que me enorgullece y satisface a partes iguales pero no mas que su cara de sorpresa, ilusión y entusiasmo cada vez que veíamos un ave diferente o descubríamos como se levanta una bandada de cientos de pardillos mientras escuchábamos los silbidos de un zarapito real.
Siempre me ha gustado enseñar y este día fue muy especial porque traía a las lagunas a la hija de una prima que acababa de empezar a estudiar Biología y estaba descubriendo el mundo de las aves aunque, como ella dice: “tu tienes mucha culpa de que esté estudiando biología”. Frase que me enorgullece y satisface a partes iguales pero no mas que su cara de sorpresa, ilusión y entusiasmo cada vez que veíamos un ave diferente o descubríamos como se levanta una bandada de cientos de pardillos mientras escuchábamos los silbidos de un zarapito real.
Al llegar la niebla era la reina y señora de las lagunas.
Niebla que tardó en levantarse y dejarnos observar la primera sorpresa del día.
Vi volar a un par de ellos pero no le dije nada. Monté el telescopio. Los
busqué donde se habían posado y le dije: “Claudia. Mira a ver qué te parece
eso”. Su enormes ojos se abrieron desbocados mientras que su sempiterna sonrisa
se entrecortaba al decir emocionada: “¡Es un búho. No dos!”. Eran dos preciosos
búhos campestres que asomaban entre las hierbas.
El búho campestre es un invernante común en España
llegando desde zonas nórdicas y rusas; hasta hace pocas décadas no criaba aquí,
pero desde los años noventa del siglo pasado cría en nuestra tierra, sobre todo
en Tierra de Campos, donde encuentra una buena despensa de comida necesaria
para sacar adelante a sus pequeños.
El búho campestre es la rapaz nocturna más diurna, se
alimenta fundamentalmente de pequeños roedores y, en esta zona en concreto, de
topillos, siendo junto con otras rapaces un fantástico controlador de la
población de roedores
Seguimos buscando en los campos cercanos y más búhos
campestres comenzaron a surgir entre las altas hierbas por las que asomaban su
rechoncha cabeza o posados en la verde alfombra que conforman algunas zonas en
las que la hierba surge decidida y fuerte. Hasta veinticinco llegamos a contar.
Una auténtica maravilla poder disfrutarlos.
Al ver posado al búho campestre en el suelo tienes la
sensación de que se va a caer de cabeza, que va a perder el equilibrio, ya que
está de una forma muy horizontal, casi paralelo al suelo, no como otras rapaces
nocturnas que están muy verticales. La explicación de esa postura es muy
sencilla: como pasa gran parte de su tiempo posado en el suelo, tiene que
adquirir una posición que no destaque demasiado; si estuviera más vertical se
le vería inmediatamente en la llanura; por el contrario otras rapaces nocturnas
están mucho más verticales porque tienen que pasar desapercibidas en lo alto de
un árbol y deben asemejarse a las ramas que están a su alrededor.
Junto a los búhos campestres un gran bando de ánsares
comunes comía tranquilamente. Pocos lugares hay en los que en la misma imagen
veas: búhos campestres, ánsares comunes y avutardas. Pero es que en este caso
había un plus: dos preciosos ánsares indios (descubiertos un par de días antes
por Juanjo González). Comían inseparables entre los ánsares comunes. No se
despegaban ni un instante. Desde enero de 2013 no veía un ánsar indio en las Lagunas.
Este ganso, originario de La India, realiza una migración
anual desde esta hasta Mongolia y es, en esa migración, cuando en 2009 un equipo
de científicos dirigidos por Lucy Hawkes (Universidad de Bangor (Reino Unido))
colocó a veinticinco gansos un transmisor GPS para ver la altura a la que
llegaban. Los datos recogidos demostraron que volaban a 6.437
metros de altura, tardando en completar su recorrido de 8.000
km casi dos meses. Pero lo que más les sorprendió es que sobrevolaron la
cordillera del Himalaya de un sólo tirón, en ocho horas y media, sin descansar,
volando de noche y sin viento, lo que significaba que se elevaban solamente por
la fuerza de sus alas.
Fotografías de Juanjo González, quién los descubrió. Gracias por cedérmelas para esta entrada. |
Estos dos ejemplares no portan ninguna anilla y no son
ninguno de los ánsares indios que se encuentran en La Nava (los suyos siguen
allí) así es que me inclino a pensar (y
deseo que sea así) que han venido con el gran grupo de ánsares que aparecieron
el día 15 de diciembre; grupo en el que siguen los cinco ejemplares con collares azules y
que tres de ellos fueron los protagonistas de una anterior entrada (fidelidad en la naturaleza).
También están en el grupo otros dos ánsares con collares:
LZ5 y LB2 que también tienen una curiosa historia. LZ5 fue anillado por Arne
Follestad el 17-6-2016 en Noruega y la he podido (es una hembra) ver en 2016,
2017 y 2019. LB2 fue anillado el 1-7-2018 y desde ese mismo día se han visto
juntos en Noruega, Holanda, La Nava (Palencia en 2018) y aquí en Villafáfila
donde permanecen inseparables. El único punto en el que no se han visto juntos
ha sido en Francia donde se vio al LB2 en su viaje de vuelta hacia su Noruega
natal pero estoy seguro que el otro ánsar, el LZ5, también estaba. Muy
posiblemente (con todas las reservas del mundo porque no se puede confirmar) sean pareja ya que fueron anillados de adultos en una zona de Noruega a la que van ánsares no reproductores tanto jóvenes como adultos.
La mañana avanzaba y no nos habíamos movido del mismo
punto cuando saltó la observación del día, por lo menos para mi. Buscando en la
lejanía un poste llamó mi atención, bueno, lo que había encima del poste…¡un
águila imperial ibérica!
Imagen meramente testimonial de la presencia del águila imperial ibérica. La lejanía era evidente... |
Águila imperial que he visto en diferentes puntos de
nuestra provincia, la primera vez en agosto de 2012 y que desde la primavera de
2018 cría en la provincia de Zamora.
Claudia observaba como un niño pequeño para el que todo es
novedad, se empapaba de todo lo que veía y preguntaba sus dudas o que es esa
ave o la otra e incluso algunas ya las reconocía. Mientras observábamos los
ánsares indios un pequeño grupo que volaba muy rápido llamó nuestra atención
(bueno la de Juanjo González que se acababa de unir a nosotros). ¡Eran ortegas!
Ave complicada de ver por su magnífico camuflaje y escaso número.
Gracias Fernando García por la foto para ilustrar esta entrada. |
Volaban a una enorme velocidad para tirarse en una
pequeña vaguada en la que las perdimos de vista aunque las volveríamos a ver
más tarde.
Habían pasado tres horas, que se habían literalmente, esfumado, y seguíamos en el mismo lugar. Lugar en el que también pudimos disfrutar
de perdices comunes, palomas zurita, mochuelos, aguiluchos laguneros, milanos
reales, busardos ratoneros, cernícalos, ánade azulón, pato cuchara, ánade silbón, cerceta
común, combatientes y así hasta 43 especies.
El día avanzaba, el hambre azuzaba y decidimos movernos
hasta otras zonas de las lagunas, después de un buen bocadillo reglamentario,
en las que pudimos disfrutar de tarros blancos, avocetas, ánades rabudos,
chorlitos dorados y multitud de pequeños pajarillos que nos hicieron disfrutar
de un magnífico día en las lagunas. Primer día de Claudia que según volvíamos
repasaba las mas de cincuenta especies que habíamos podido ver.
Día de grandes observaciones pero, sobre todo, día en el que una futura bióloga conoció el maravilloso lugar que son las Lagunas de Villafáfila.
Día de grandes observaciones pero, sobre todo, día en el que una futura bióloga conoció el maravilloso lugar que son las Lagunas de Villafáfila.
Vaya maravilla de jornada pasasteis. Menuda envidia. Me alegro infinito, en especial por Claudia. Mi más sincera enhorabuena. Feliz año.
ResponderEliminarMuchas gracias. Fue un día magnífico. Un saludo y feliz año.
EliminarAmigo mío ya tenía ganas de ir, pero ahora ya estoy decidido y para allá que me voy, con permiso de la niebla claro!!!
ResponderEliminarMe encanta la entrada.
Un saludo
Hola J. Alberto cuando vengas me avisas. Fue un gran día. Un saludo.
EliminarCiertamente, esta laguna es un auténtico caladero de especies. Has dado un excelente protagonismo a cada una de ellas.
ResponderEliminarÁnimo a la futura bióloga para que no se agobie en exceso.
Saludos.
Muchas gracias por tu comentario y seguir el blog.
EliminarInteresantísima entrada para mostrarnos la actualidad de las lagunas de Villafáfila, humedal que todavía no he tenido la oportunidad de visitar pero que con la estupenda información que aportas no tardaré en hacerlo. Enhorabuena por tu estupendo blog
ResponderEliminarHola Julio. Villafáfila siempre merece una visita y si tiene agua mejor todavía. un saludo y gracias por el comentario.
EliminarUna sesión espectacular, sin duda. Una pasada los ansares indios, la imperial y los búhos, que envidia!!!
ResponderEliminar