El pasado puente he estado en Andujar y mi viaje ha tenido
sensaciones encontradas. Por un lado he visto al lince ibérico, ese tesoro
natural que debemos de preservar con todas nuestras fuerzas, de una manera que
jamás hubiera imaginado, a unos escasos metro y medio de distancia; por otro lado he notado la enorme preocupación y problemática actual de esta zona que es el
último reducto estable del lince en la península ibérica y si pasa por
dificultades todos lo lamentaremos. Intentaré entremezclar mis sensaciones
encontradas. Espero conseguirlo.
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Las fotografías de esta entrada no son de este viaje. Son tomadas en enero de 2013 por... |
Desde el pasado carnaval en el que realicé mi última visita
a este enclave maravilloso hasta ahora el descenso de avistamientos de lince en
la zona ha sido alarmante; mientras en febrero pude observarlo todos los días
(mañana y tarde) en esta ocasión solamente lo he visto en dos ocasiones.
Mientras que en la misma zona hace diez meses había unos 14 ó 15 linces, en la
actualidad, calculan que hay cuatro. Un descenso alarmante y preocupante que
seguramente no obedezca a un sólo factor sino que sea una mezcla de diferentes
condicionantes que unidos dan lugar a este descenso.
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...Fernando García Roncero al que agradezco enormemente prestármelas para ilustrar esta entrada. |
Todos los astros se aliaron para que viéramos al gran gato.
Si no nos hubiéramos ido casi al anochecer por culpa de unos descerebrados que
no sabían comportarse, no lo hubiéramos visto. Si no nos hubiera parado la
Guardia Civil en el camino para mirarnos el coche, no lo hubiéramos visto. Si
no llegamos a parar para hacer una foto a un precioso ciervo con el atardecer a
su espalada, no lo hubiéramos visto...
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La belleza de este animal es embriagadora. |
El primer factor que creo que influye en este descenso de
linces es la disminución espectacular de conejos en los últimos diez meses.
Esta disminución de conejos puede deberse a la falta de lluvias desde junio, al
ataque de una nueva cepa de la enfermedad hemorrágico vírica o, quizás, a la
presión excesiva de esos 14 linces en tan poco terreno. Quizás sea una mezcla
de los tres. Sabemos que si el conejo decae, el lince, decae también.
Depredador y presa van íntimamente ligados.
Si cada vez hay menos conejo, por lo tanto, la comida
escasea, esos catorce linces no tienen comida para todos, con lo cual, los más
fuertes, comenzarán a expulsar al resto que deberán de buscar otras zonas en
las que sobrevivir. Cuando siga faltando la comida esos linces más fuertes
deberán ampliar su territorio quitándole parte del de otros ejemplares que
deberán de hacer lo mismo a los de su alrededor. Los territorios pasarán a ser
mucho más grandes incluso a no tener límites determinados, a ser algo mezclado,
inconexo. Todos estos linces que van siendo expulsados corren enormes riesgos
al tener que moverse mucho más por carreteras, autovías o adentrarse en
olivares en busca de alimento provocando un aumento de muertes por accidentes,
este año han muerto 13 linces atropellados en la zona.
Esos linces que se mueven errantes entre territorios lo harán escondiéndose, por las partes altas de los valles y bajarán a las zonas bajas, en las que están los conejos, durante las horas de menos luz o por la noche. Con lo cual se verán mal, en zonas de paso, en caminos o, simplemente, no se verán.
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Los últimos cuatro o cinco años han sido años muy buenos de observaciones, ahora, esas observaciones son mucho más complicadas. |
...ahí estaba el ciervo en un contraluz espectacular cuando,
delante del morro del coche, a dos metros escasos, cruzó de derecha a izquierda
un precioso lince con total tranquilidad. Elegante. Felino. Majestuoso. Con un
andar suave. Nos miró y se metió por debajo de la valla de nuestra izquierda.
Subió el terraplén y se paró. Nos miró. Dio dos pasos hacia nosotros y se paró
de nuevo. Nos miró nuevamente. Dio un paso más y se quedó a la altura de mi
ventanilla, a metro y medio. Nos miró por tercera vez. Nos quedamos congelados.
Petrificados e impresionados de la mirada del felino más amenazado del mundo.
Esos ojos claros y profundos nos miraban sin miedo, lo hacían con intriga. Se
levantó y se fue. Sin palabras.
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Así se ve al lince en muchas ocasiones. Un sombra. Una mancha fugaz. Un movimiento. |
En la zona de la que hablo, este año, ninguna hembra ha
conseguido sacar adelante a sus cachorros lo que supone un enorme problema. Si
el conejo disminuye todavía mas este próximo celo será un desastre ya que
muchas hembras no entrarán en celo o no quedarán preñadas, con lo cual bajará
en número de cachorros todavía más. Si algunas se quedaran preñadas necesitarán para sacar adelante a sus pequeños un número determinado de conejos y, si no los hay, las pérdidas serán incalculables. Si en 2012 las cifras totales de cachorros que consiguieron sobrevivir fueron 44 el número de este año será mucho menor (se estiman entre diez y doce). Si en 2012 se contabilizaron
un total de 305 linces; censo que bajó, por primera vez, en años. Esos 305
únicos linces que quedan en el mundo, seguramente, se verán mermados en el
censo de este año 2013. El problema es considerable y muy preocupante.
El conejo y el lince van unidos. Si uno desaparece o baja,
el otro le sigue. Si no hay conejos, no habrá lince y como dice Ramón Pérez de
Ayala (WWF Life Iberlince): “Tememos que se nos venga abajo el trabajo de los
últimos 10 años". Si eso sucede será un verdadero desastre. Esperemos y
confiemos en el saber hacer y responsabilidad de los que deben de tomar las
decisiones para que volvamos a la senda de la recuperación.
El lince es un animal que tenemos que ser capaces de conservar porque es
un elemento clave de nuestra biodiversidad. Un animal que es endémico de
nuestra tierra y que forma parte de nuestro patrimonio natural. Un animal que
hay que respetar, cuidar, valorar, apreciar y disfrutar siempre con sentido común,
esperando que no sea el menos común de los sentidos.