El mundo de las
mariposas es un mundo apasionante, fascinante y muy complicado. La verdad es
que me considero un auténtico novato en este mundo tan difícil. Hay tres
personas que me han influido poderosamente para respetar o adentrarme en este mundo.
La primera es mi
abuela. Se llamaba Ángeles (la Señora Angelita para muchos de nosotros). Era
una persona buena en el amplio sentido de la palabra. Me enseñó a amar y
respetar lo que tenía a su lado, su adorado jardín.
Jardín en el
patio de la carpintería de mi abuelo (quizás los que conocéis Zamora de toda la
vida os acordaréis de una carpintería cuya fachada era de color rosa que daba al
río, junto al puente de piedra). Este jardín lo cuidaba con enorme esmero,
cariño y sensibilidad; mi abuela era de Jerez del Marquesado (Granada), pequeño
y hermoso pueblo a las faldas de Sierra Nevada aunque vivió gran parte de su
juventud en Guadix (Granada) de donde era mi abuelo y es mi madre; en su familia siempre
había habido un patio en el que cuidar y disfrutar de las plantas, de las
flores y del agua, esa costumbre que vivió desde niña la trajo con ella cuando,
por circunstancias de la vida, vino a vivir a Zamora y continuó cuidando un
nuevo jardín en su ciudad de acogida. Esa sensibilidad hacia las plantas nos la
transmitió a todos sus nietos desde que éramos muy pequeños: “Las flores
no se estropean. Se huelen y se admiran”, nos decía con su suave voz que mostraba
una infinita paciencia y, nosotros, como nos lo decía ella no pisábamos los
jardines, ni destrozábamos las flores e incluso le decíamos a otros niños que
eso no se podía hacer.
Cuando las flores estaban en pleno apogeo y el jardín se
llenaba de color aparecían las mariposas con sus colores llamativos, alegres y
vistosos que nos llamaban poderosamente la atención pero, mi abuela, nos decía
con enorme paciencia y dulzura: “no las toques que les quitas los polvitos
y se mueren”.
Ella me enseñó a
respetar y amar las flores, plantas y mariposas de su preciado y precioso
mundo. La verdad es que siempre las he admirado pero nunca me había planteado
conocerlas, buscarlas e identificarlas, algo que llevo haciendo desde hace algo
más de dos años.
Una de las personas
que tiene la culpa es J. Alfredo Hernández, experto, amante y apasionado de las
mariposas que se encarga en Zamora de recoger las citas para luego elaborar
mapas de distribución; su interés me lo transmitió y poco a poco cuando salía al campo
intentaba hacer alguna foto a las que veía para luego buscarlas en una guía y
ser capaz de identificarlas.
Y en esas estamos
cuando hace unos días hice unas fotografías a una mariposa que cuando me puse a
buscar en la guía, no me cuadraba…así es que quién mejor que Alfredo para su
identificación. Se la mandé y en su respuesta me ponía: “mándame la foto…puede
ser una cita buenísima”. Y le mandé la siguiente fotografía.
Su contestación fue
la confirmación de una especie nueva de mariposa para la provincia de Zamora.
Era una Satyrium acaciae, primera cita de esta especie como imago ya que, la anterior cita, se produjo en Ferreras de Arriba
en forma de huevo el 8-3-2014 por Juan Carlos Vicente y Beatriz Parra.
La emoción me
recorrió todo el cuerpo ya que acabábamos de descubrir una mariposa que se
presuponía que estaba en Zamora (ahí estaban esos dos huevos de la cita del
2014) pero que nunca se había conseguido ver.
Pero no quedaron
ahí las cosas ya que hablando con Alfredo se acordaba, vaya memoria
privilegiada, de otra fotografía que le mandé en junio de 2015 del mismo lugar en
el que había encontrado esta última y que había guardado y clasificado como Satyrium
esculi. La busqué. Se la he envié y…también era una Satyrium
acaciae.
La foto estaba
tomada el 2 de junio de 2015 con lo que habíamos pasado de no tener ninguna
cita de esta mariposa a encontrarnos con dos citas confirmadas para nuestra
provincia de esta especie los días: 2-6-2015 y 26-5-2017. Tenemos una especie
de mariposa más. Un lujo ya que hace la especie número 140
de las mariposas que hay en la provincia de Zamora.
Observarlas es algo
fascinante. Sus vuelos, sus colores, su distribución de formas son dignas de
los mejor pintores o diseñadores que han dado rienda suelta a toda su
creatividad e imaginación. Una época muy buena para admirarlas es el verano, en Sanabria, y allí está otra de las personas que me ayuda en este mundo de las mariposas; es Hipólito Hernández que cada vez que voy a su casa o hablo con él le llevo una buena
dosis de fotografías (de esa época) para la confirmación o no de la especie, a lo que él, con
su voz tranquila, serena y su inmensa sapiencia me va confirmando o diciendo
cual es cada una de ellas con su correspondiente explicación pormenorizada que
en la mayoría de las ocasiones me deja con la boca abierta ante su profundo
conocimiento.
Las mariposas son
fascinantes ya que aparte de su vistosidad llevan entre nosotros desde hace
unos 130 millones de años, viven horas o meses, tienen una lengua muy peculiar
o son capaces de evolucionar en su vida de una manera espectacular.
Disfrutemos de sus vuelos, de sus colores llamativos, alegres y vistosos y, como
decía mi abuela, “no las toques que les quitas los polvitos y se
mueren”.