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jueves, 9 de mayo de 2024

Gaviotas cana, enana, cabecinegra, sombría, patiamarilla, reidora...en una Villafáfila imponente.

La Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila está imponente. El agua es un poderoso imán que atrae a cientos y cientos de aves hasta las lagunas. Pagazas pìconegras, avocetas, cigüeñuelas, archibebes, porrones o zampullines se mueven incansables en las lagunas mientras búhos campestres, cernícalos o aguiluchos vuelan en busca de alimento.
En este constante ir y venir nos encontramos con visitantes ilustres que llevan muchos meses en la lagunas como los dos flamencos o el pequeño grupo de correlimos de Temminck pero en esta entrada quiero centrarme en las gaviotas, pagazas y fumareles que en estos momentos se pueden ver en las lagunas.
Hace unos días pude disfrutar de 6 especies de gaviota: cana, enana, cabecinegra, sombría, patiamarilla y reidora. Un magnífico ramillete de gaviotas que sorprende por su variedad y presencia de algunas especies en esta época del año.
Gaviota cana de tercer año en primer término y de segundo año detrás.
Dos preciosas gaviotas canas, una de tercer año (descubierta por Alfonso Rodrigo) y un segundo año (descubierto pro Juan José González y Miguel Ángel G. Matellanes) se alimentaban en una zona encharcada en la que gaviotas reidoras y pagazas iban y venían capturando pequeños insectos.
Gaviota cana de segundo año delante y de tercero detrás.
La gaviota cana es una hermosa gaviota poco más grande que la reidora, de aspecto elegante con cabeza redondeada, pico amarillo con la punta oscura y porte altivo que es bastante escasa en nuestra tierra, criando en el centro y, sobre todo, norte de Europa; es verdaderamente raro encontrarse con un ejemplar adulto en esta época del año.
Gaviotas canas que invernan en diferentes partes de nuestro país (donde no crían) provenientes del norte de Rusia, países escandinavos y las colonias más cercanas de Gran Bretaña, Holanda y Alemania.
La gaviota cana es una gaviota que alcanza el plumaje de adulto al tercer año de vida que se deja ver muy poco por nuestra provincia y siempre es una enorme alegría poder disfrutarla y, si son dos como en este caso y de diferente edad, es una satisfacción doble.
Gaviota cana de segundo año.
La primera en aparecer fue el ejemplar de segundo año que rápidamente se dispuso a picotear toda la superficie del agua y el barro que la circundaba. Comía rápidamente mientras las pagazas caían en ágiles vuelos para bajar y capturar el tan ansiado alimento.
Gaviota cana adulta volando entre gaviotas reidoras.
Al poco apareció la gaviota cana de tercer año a la que se unió la de segundo año para seguirla en todo momento en su deambular por el encharcamiento rebosante de pequeños insectos que suponían su alimento.
Gaviota cana de tercer año.
Gaviota cana de tercer año a la izquierda y de segundo año a la derecha.
Gaviota enana de segundo año.
Una gaviota llamaba la atención por su pequeño tamaño, era la gaviota enana de segundo año que lleva un tiempo en las lagunas (descubierta por Gary Losada).
La gaviota enana es la gaviota más pequeña del mundo. De aspecto rechoncho con patas rojas cortas, pico pequeño y negro parecía una liliputiense junto al gran Gulliver en forma de pagazas y gaviotas reidoras.
Es una gaviota que cría en centro Europa (Polonia, Rumanía, Ucrania, Países Bajos) además de la zona que va desde Escandinavia y el Báltico hasta el este de Siberia. Su zona de invernada en España se centra en el delta del Ebro, del Llobregat y la albufera de Valencia. De forma muy escasa y esporádica aparece en el interior de la península en sus pasos migratorios y es aquí: La Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila, uno de los principales puntos en los que aparece esporádicamente.
Una imponente gaviota cabecinegra entró en escena. Un adulto en pleno esplendor de la primavera que también ha venido a comer al festín de insectos que parecen bullir en el pequeño encharcamiento.
Cabecinegra que junto otras tres intentan hacerse un hueco en las islas de la Salina Grande en las que el terreno para criar está muy solicitado y disputado. Cabecinegra anillada con anilla metálica que no puede leer porque estuvo muy poco tiempo y no me dio tiempo a sacar el telescopio y poder verla a través de él, aún así pude leer algún número pero sin saber su procedencia...una pena de lectura.
Gaviotas sombrías.
Una gaviota patiamarilla inmadura sesteaba en una pequeña isla de la Salina Grande mientras que un par de grupos de sombrías descansaban en la misma laguna y en Barillos. Un más que repoquer de gaviotas en una Villafáfila esplendorosa a la que poco a poco van llegando también los fumareles comunes y cariblancos.
Fumarel cariblanco.
Fumareles comunes que se concentran en la zona de la balsa alimentándose en constantes acrobacias y rápidos vuelos para lanzarse sobre la superficie del agua y capturar los pequeños insectos que les sirven de alimento. 
Entre estos grupos de fumareles comunes aparece algún fumarel cariblanco que son los fumareles más abundantes en la península Ibérica; la población española es de las más importantes de Europa, criando en La Albufera de Valencia, Las Marismas del Guadalquivir o El Delta del Ebro.
Gaviota reidora.
Pagazas piconegra.
Estas gaviotas, pagazas piconegras y fumareles son una mínima parte de lo que se puede ver y disfrutar en esta esplendorosa primavera en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila, un lugar digno de conocer por su belleza e importancia.

martes, 18 de abril de 2023

Gaviota enana y fumareles cariblancos en una Villafáfila llena de vida.

La gaviota enana es la gaviota más pequeña de las que podemos ver en la península Ibérica. Es un ave rechoncha, de pico negro y corto, patas cortas y rojas en los adultos, con una mancha sobre el oído (los no reproductivos) y una especie de gorra negra en la cabeza (reproductivos). De esta pequeña gaviota se han visto dos ejemplares en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila en las últimas semanas: el primero un segundo año descubierto por Teresa Subiza que estuvo varias semanas y el segundo un adulto descubierto por Juan Carlos Milán el pasado 13 de abril.
La pequeña gaviota enana adulta volaba sobre la lámina de agua alimentándose de insectos sin parar un solo instante. Su movimiento era muy curioso: parecía que hacía surf ya que volaba con las patas colgando tocando suavemente el agua para después coger insectos de la superficie e incluso al vuelo. Sus compañeros de vuelo los preciosos fumareles cariblancos también se alimentaban en la balsa en una espectacular sinfonía de alarde de vuelo.
Es una gaviota que cría en centro Europa (Polonia, Rumanía, Ucrania, Países Bajos) además de la zona que va desde Escandinavia y el Báltico hasta el este de Siberia. Su zona de invernada en España se centra en el delta del Ebro, del Llobregat y la albufera de Valencia. De forma muy escasa y esporádica aparece en el interior de la península en sus pasos migratorios y es aquí: La Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila, uno de los principales puntos en los que aparece esporádicamente.
Continuaba alimentándose sin parar. Vueltas. Cabriolas. Giros y su peculiar estilo de surfeadora profesional que se diferenciaba perfectamente de sus compañeros los fumareles cariblancos y de las gaviotas reidoras que estaban mucho más tranquilas.
La gaviota enana hace honor a su nombre. Es muy pequeña y se distingue perfectamente por su vuelo característico más tipo fumarel o charrán que de gaviota. Sus compañeros de viaje, los fumareles cariblancos, son los fumareles más abundantes en la península Ibérica; la población española es de las más importantes de Europa, criando en La Albufera de Valencia, Las Marismas del Guadalquivir o El Delta del Ebro.
Los fumareles cariblancos sobrevuelan la balsa en un vuelo rápido, ágil, de quiebros constantes y requiebros en los que vuelan muy cerca de la lámina del agua para en un movimiento rapidísimo agachar el cuello y capturar un insecto en la superficie mientras una pagaza piconegra sobrevuela la laguna y un cernícalo primilla acaba de capturar una escolopendra.
Cernícalo primilla que acaba de capturar una escolopendra.
La Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila tiene agua y eso es vida. Cientos de aves se afanan en sus quehaceres amorosos mientras otras descansan unas horas o días para continuar su viaje hacia sus zonas de cría.
Pareja de cigüeñuelas.
Aguilucho cenizo que acaba de capturar una presa.
Pareja de ortegas.
Grupo de avutardas.
Fumarel cariblanco.
La gaviota enana y los fumareles cariblancos continúan con su incansable vuelo para alimentarse. Deben de coger fuerzas para reanudar un largo y peligroso viaje hasta sus cuarteles de cría mientras la vida fluye a su alrededor en unas Lagunas de Villafáfila que rebosan vida y preludian una, esperemos, gran temporada de cría. 

lunes, 8 de junio de 2020

Gaviota enana en Villafáfila.

El pasado lunes, día 1 de junio, Alfonso Rodrigo y Manuel Rodríguez descubrieron en las Lagunas de Villafáfila una gaviota enana de 2º año de calendario y dos charrancitos. Al día siguiente, al amanecer, ya me encontraba en la reserva con la esperanza de poder ver alguno de ellos.
El primer objetivo era la gaviota enana ya que era la que tenía más posibilidades de continuar en el lugar. En mi primera visita al punto en el que se había visto no la pude localizar así es que me fui hasta la Salina Grande por si se encontraba en esa zona. No la localicé pero en cambio pude ver uno de los charrancitos que volaba rápido y ágil sobre la fina lámina de agua de la salina.
Pasados unos minutos Juanjo González (al que agradezco enormemente sus fotos para ilustrar esta entrada) llegó al punto en el que se había visto a la gaviota enana el día anterior y, según me dirigía hacia allí, apareció la tan deseada gaviota.
La gaviota enana es la gaviota más pequeña. Es un ave rechoncha, de pico negro y corto, con una mancha sobre el oído (los no reproductivos) y una especie de gorra negra en la cabeza. Allí estaba: alimentándose de los insectos que había sobre la lámina de agua.
Es una gaviota que cría en centro Europa (Polonia, Rumanía, Ucrania, Países Bajos) además de la zona que va desde Escandinavia y el Báltico hasta el este de Siberia. Su zona de invernada en España se centra en el delta del Ebro, del Llobregat y la albufera de Valencia. De forma muy escasa y esporádica aparece en el interior de la península en sus pasos migratorios y es aquí: La Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila, uno de los principales puntos en los que aparece esporádicamente.
Continuaba alimentándose sin parar. De vez en cuando levantaba el vuelo y con una agilidad y rapidez sorprendentes atrapaba más insectos en el aire para bajar nuevamente a la pequeña laguna para seguir recogiendo alimento de la superficie del agua.
El 10 de marzo de 2017 Alfonso Rodrigo y José Miguel San Román disfrutaron de la observación del mayor número de ejemplares de esta especie en las Lagunas de Villafáfila: 4 ejemplares (3 adultos y 1 de 2º año) (Si pincháis aquí podéis entrar en el gran blog el pernil y recordar ese fantástico momento).
La gaviota enana hace honor a su nombre. Es muy pequeña. Su comparación con una cigüeñuela no deja lugar a dudas de su tamaño. La cigüeñuela era un Gulliver y la gaviota enana casi un liliputiense.
Pasado un tiempo de continuo movimiento para alimentarse, se levantó y con un vuelo rápido se dirigió hasta un punto de la Salina Grande fuera del alcance de nuestra vista. La habíamos podido disfrutar a una magnífica distancia, dadas las enormes distancias que se manejan en las lagunas. 
Esta fotografía está tomada el día 9-6-20. Nueve días después
de su descubrimiento la gaviota enana sigue en las lagunas,
algo verdaderamente inusual.
Ese día fue mi primera salida después de dos meses y medio sin poder movernos por la terrible pandemia que estamos viviendo. Recorrí las lagunas que están espléndidas después de una lluviosa primavera pero, eso será otra historia.

jueves, 1 de marzo de 2012

3,2,1…Villafáfila.

Entre Doñana sur y Doñana norte voy a hacer una pequeña interrupción con mis últimas tres visitas a Villfáfila que han sido muy aprovechadas y aprovechables.
Tras llegar del sur de España me encontré con la noticia de que en Villafáfila habían visto un morito, algo muy raro por estas tierras, así es que decidí probar suerte.
He ido tres días hasta las lagunas para intentar verlo pero no ha habido suerte en ninguno de ellos. El morito no estaba en el lugar que se le había visto (si queréis saber algo de él pinchar aquí y lo veréis en el blog de Cristian, su descubridor), pero sí he podido disfrutar de otras sorpresas que Villafáfila me ha regalado. Aparte de lo que se ve más comúnmente, es decir, azulones, cucharas, silbones, agujas colinegras y demás, me quiero centrar en varios avistamientos concretos, así es que voy a comenzar por el última día, o sea hoy mismo.
Día 3. No tenía pensado acudir hoy hasta las lagunas pero necesitaba relajarme y qué mejor que ir al campo para hacerlo. La primera parada fue en la laguna de San Pedro donde lo más interesante fue un grupo de 167 avutardas que estaban detrás de la laguna.
Según llegaba por la carretera de Otero me fijé en un aguilucho lagunero que se lanzaba al suelo quemado (Esa es la desgraciada palabra que más se oye últimamente en nuestra provincia). Había algo. Al momento se levantó con lo que parecía un ratón. Ya tenía su comida pero, igual que en la vida, hay oportunistas dicen unos o aprovechados dicen otros, en la naturaleza también.
El milano real inicia la persecución.
Observar el ratón en la pata derecha del lagunero.
Un milano real apareció de la nada y se lanzó directo a por el lagunero, quería su presa. El milano no se caracteriza por ser un experto cazador pero sí es un oportunista y aprovecha cualquier posibilidad que se le presenta y esta era una.
Momento del ataque.
El lagunero intentó escapar pero el milano lo acosó y atacó con furia provocando que el lagunero soltara su presa, momento que el milano real esperaba para lanzarse a por ella y que cogió en pleno vuelo. Ya tenía lo que quería y el lagunero marchó cabizbajo por el esfuerzo y seguro que rabiosos por la pérdida de su merienda.
El ratón ha caido y el milano va a por él.
Observar el punto negro debajo del milano.
Antes de llegar al observatorio de Otero de Sariegos me salieron  dos cernícalos primilla y un críalo, los primeros de la temporada. En el observatorio estaba Javier, uno de los trabajadores del Centro de Interpretación que contemplaba el elevado número de azulones, silbones, cucharas o tarros blancos, o las evoluciones de las gaviotas que estaban un poco alteradas cuando, de repente, nos dimos cuenta de que había un grupo de grullas cerca del puente romano. ¡Grullas en Marzo en Villafáfila! Algo que no es muy normal. Así es que decidí ir a intentar hacerles unas fotos, aunque la luz iba siendo escasa.
Allí estaban. Había 18. Comían tranquilamente sin sospechar que su presencia no pasaba desapercibida.
Después de hacerles unas fotografías volví al observatorio de Otero y había llegado José Miguel San ´Román, biólogo de la Reserva, con el que contamos la friolera de 76 tarros blancos, 80 correlimos, una veintena de agujas colinegras y la increíble cifra de, al menos, 600 gaviotas reidoras que formaban un enorme bando observado por un pequeño grupo de gaviotas sombrías.
Día 2. La estrella de este día fue una sorpresa que nunca había visto. Una gaviota enana. Es la gaviota más pequeña de todas. Allí estaba. Cerca de una gaviota cana (si queréis verla pinchar aquí y la veréis en el fantástico blog de Alfonso Rodrigo) y rodeada de sombrías, reidoras y un grupo de unas 15-20 patiamarillas. Era el día de las gaviotas.  La vi sobre las 17:30 horas y después, cuando volví al anochecer, ya no estaba. Seguramente había parado a descansar unas horas y había continuado su ruta.
La segunda sorpresa del día fue casi de noche. Me encontré con un aguilucho ratonero que se estaba poniendo las botas.
La tercera sorpresa fueron varias fochas anilladas, la Nº 201, la 132 y la 041. Las tres en la laguna del Centro de Interpretación y la 132 al anochecer en la balsa, donde dormiría seguramente junto con otras fochas. (Si pincháis aquí veréis su historial).
Día 1. Tanto el día 2 como el 1 vi un ganso campestre en un pequeño grupo de los pocos gansos que van quedando en las lagunas. El campestre se diferencia fácilmente de los demás, sobre todo por su pico negro y su menor tamaño. Cuando en una bandada de gansos comunes hay algún campestre, este será el encargado de dar la voz de alarma ante cualquier sospecha de peligro y así sucedió. No por mi presencia sino por una moto que llegó por un camino a toda velocidad. El campestre graznó y todos levantaron el vuelo asustados.
Tres días interesantes y variados que me han permitido descubrir nuevas especies en las lagunas que darán paso una nueva ruta por Doñana, esta vez en la zona norte.