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miércoles, 13 de noviembre de 2024

Todas las especies de garzas de España se han visto en el río Duero a su paso por Zamora ciudad.

El río Duero a su paso por Zamora ciudad alberga una enorme biodiversidad, entre esta enorme variedad destacan las aves, de las que, según datos de ebird, se han podido ver 214 especies diferentes. Entre ellas tenemos las garzas, de las que en nuestro querido río hemos podido ver todas las especies de la Península Ibérica incluida alguna rareza más.
Según SEO BirdLife: “La evolución del conjunto de las garzas consideradas es claramente negativa para la serie de censos de la que se dispone. La población de 70.000 garzas estimadas en la década de 1980 pasó a 60.000 en las décadas de 1990-2010 y diez años después la población estimada es tan solo de 30.000 parejas después de un periodo de estabilidad.”
Avetoro común, martinete común, avetorillo, garcilla cangrejera, garcilla bueyera, garceta común, garceta grande, garza real y garza imperial. Todas se han visto en nuestro río.
Su situación según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) es la siguiente: Avetoro común: peligro crítico. Martinete común: vulnerable. Garcilla cangrejera: vulnerable. Avetorillo: preocupación menor. Garcilla bueyera: vulnerable. Garceta común: vulnerable. Garceta grande: casi amenazada. Garza real: preocupación menor. Garza imperial: vulnerable.
Avetoro.
De todas ellas el más raro de ver en nuestro río es el avetoro. El avetoro es muy complicado de ver. Es mimético. Si a su enorme habilidad para camuflarse le añadimos su extrema escasez en España da como resultado un ave misteriosa y muy complicada de observar que he tenido la inmensa suerte de poder ver en el río en dos ocasiones: el 12 de abril de 2008 y el pasado 19 de febrero de 2024. En la provincia de Zamora hay cuatro citas y dos de ellas son estas en el río Duero a su paso por la ciudad.
Avetoro.
Avetorillo.
El avetorillo es un ave esquiva, mimética, cuyo plumaje críptico le hace pasar totalmente desapercibido entre los carrizos de la orilla. Es un ave de costumbres crepusculares que se mueve perfectamente entre los carrizos, agarrándose a ellos con una soltura, elegancia y agilidad verdaderamente sorprendente.
Avetorillo.
Varias parejas de avetorillos llegan regularmente todos los años entre marzo y abril criando aquí pero, también, algunos se quedan todo el invierno y no migran hasta África. Es un verdadero lujo poder disfrutarlos y admirar sus delicados movimientos, sus posturas increíbles, su belleza, su mimetismo…
Martinete.
El martinete es un ave migratoria que suele llegar a nuestra tierra proveniente de África a mediados del mes de marzo para comenzar su época de cría y estar entre nosotros hasta el otoño que es cuando regresaría a sus territorios africanos. Este sería el movimiento habitual pero, en el río tenemos un grupo de alrededor de 20-25 ejemplares que lleva años pasando en la ribera del Duero, a su paso por Zamora, todo el periodo invernal.
Dormidero de martinetes en invierno.
Martinete.
Ahí permanecerán todo el invierno hasta que comience la época de cría y se desplacen a otra zona del río en la que comenzará la construcción o acondicionamiento de sus nidos.
Garcilla cangrejera.
La garcilla cangrejera es, después del avetoro, la más escasa y rara de ver en nuestro tramo urbano del río Duero. La primera cita es de Daniel García el 26-5-2022. La he podido ver en tres ocasiones con un máximo de 2 ejemplares en dos ocasiones.
Garcillas bueyeras.
La más abundante de las garzas en nuestro río Duero es la garcilla bueyera que tiene un importante dormidero todo el año en una de las islas en el que, en ocasiones, aparecen sorpresas como algún morito esporádico, garcetas comunes o incluso alguna espátula.
Garcillas bueyeras y morito.
Garza real.
La garza real es la siguiente en número de ejemplares con una importante colonia de cría en una de las islas, en la que también crían martinetes, garcillas bueyeras e incluso alguna pareja de garceta común conforman una nutrida y variada colonia.
Garza real.
Garceta común.
La garceta común es otro visitante regular de nuestro río. Garceta de medio tamaño y aspecto elegante que hace las delicias cuando la ves pescando en alguna zuda u orilla del río.
Garceta común.
Garceta grande.
Elegante, estilizada, de blancura inmaculada. Esbelta y majestuosa a partes iguales. La garceta grande suele aparecer en el río de forma regular a lo largo de todo el año.  
Garza imperial.
La garza imperial llega sobre marzo hasta nuestras latitudes desde África. Garza de colores castaños, grises y púrpuras que da color a las garzas blancas de nuestro río. Garza que he podido ver en muy pocas ocasiones en el tramo urbano del río Duero en Zamora.
Estas son las nueve especies de garzas que podemos ver en la Península Ibérica de forma regular. Todas se han podido ver en el río Duero a su paso por Zamora pero el 12-9-21 Alfonso Rodrigo añadió una especie más, una rareza, una garceta dimorfa.
Ave procedente de África y Asia que se ve de forma ocasional en la Península Ibérica sobre todo en zonas de costa de Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía. Verla en el interior es todavía más raro.
Esta ave presenta dos patrones de color, uno claro y uno oscuro como la que vio Alfonso Rodrigo en el río Duero zamorano.
Río Duero que debemos conservar y proteger ya que nuestro tramo urbano es una verdadera joya, algo que muchos zamoranos desconocen.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

Martinetes invernantes en Zamora ciudad.

Desde hace varios años un tramo del río Duero a su paso por la ciudad de Zamora se ha convertido en el lugar de invernada para un grupo de martinetes que pasa en este lugar todo el invierno.
El martinete es un ave migratoria que suele llegar a nuestra tierra proveniente de África a mediados del mes de marzo para comenzar su época de cría y estar entre nosotros hasta el otoño que es cuando regresaría a sus territorios africanos. Este sería el movimiento habitual pero este grupo de martinetes de alrededor de 20-25 ejemplares ha decidido permanecer en la ribera del Duero, a su paso por Zamora, todo el periodo invernal.
El martinete es rechoncho, de cuello corto, fuerte pico y hábitos nocturnos o crepusculares. Cuando los ves están dormitando entre las ramas de los árboles de ribera donde permanecerán todo el día a menos que alguien se acerque más de la cuenta y se levanten en un vuelo que durará pocos minutos ya que, después de varias vueltas, volverán a posarse en sus dormideros habituales para seguir descansando el resto de la jornada.
En esta mini colonia de martinetes invernantes hay tanto adultos como jóvenes que se distinguen fácilmente por su color grisáceo salpicado de manchitas blancas en su cuerpo.
Ahí permanecerán todo el invierno hasta que comience la época de cría y se desplazarán a otra zona en la que comenzará la construcción o acondicionamiento de sus nidos, también en el río Duero.
El martinete pertenece a la familia de las garzas. Garzas que están muy bien representadas en el tramo urbano del río Duero a su paso por Zamora.
Garcilla bueyera.
La más abundante es la garcilla bueyera que tiene un importante dormidero todo el año en una de las islas. La garza real es la siguiente en número de ejemplares con una importante colonia de cría en una de sus islas. 
Garza real.
Avetorillo hembra.
El avetorillo es otro miembro de la familia de las garzas que cría con regularidad en el río y, además, mantiene también varios ejemplares invernantes que permanecen entorno a sus aguas.
Avetorillo macho.
Garza imperial.
La garza imperial es otro de los miembros fijos de esta familia que todos los años cría en nuestro entorno pudiéndose ver hasta bien entrado el otoño.
Garceta grande sobrevolando el río.
La garceta común y la garceta grande también se pueden observar, en menor medida, pero de una forma más o menos regular. 
El avetoro solamente lo he visto en una ocasión en el tramo urbano del río hace varios años (abril 2008; única vez que lo he visto en la provincia de Zamora); por el contrario, la garcilla cangrejera, nunca la he visto en este tramo ni tengo constancia de ello.
Familia de las garzas está muy bien representada en el río Duero a su paso por Zamora y sorprende por su variedad a más de un caminante cuando las ve en el río.
En "El censo de la población reproductora e invernante de 2010-11", realizado por José Rafael Garrido, Blas Molina y Juan Carlos del Moral se comenta: “Especie considerada estival hasta principios de 1990 (Bernis, 1966-1971; Díaz et al., 1996), desde entonces se ha constatado la invernada regular y abundante en el valle del Guadalquivir y otros puntos más septentrionales, llegando ya entonces a registrarse cifras en torno a los 1.400 ejemplares (Sarasa et al., 1993)”.
En el mismo censo también se dice: “Las recuperaciones de aves anilladas extranjeras indican que parte de las poblaciones de toda Europa, incluidos países tan alejados como Rusia, invernan en
España, por donde también atraviesan las poblaciones migratorias hacia cuarteles de invernada más alejados en África subsahariana (Díaz et al., 1996; Serradilla et al., 2011). Los resultados de los censos de reproducción (5.354 parejas, tabla 16) indican que sólo una pequeña fracción de la
población local inverna en España, considerando los individuos reproductores, su productividad y los individuos que no crían, más aún teniendo en cuenta la invernada de ejemplares procedentes de Europa. En este sentido, el análisis de los movimientos de las aves anilladas en España muestran que parte de las poblaciones de todo el país migran hacia África subsahariana, un porcentaje de aves del interior peninsular invernan en las marismas del Guadalquivir y que las del litoral mediterráneo tienden a moverse por el mismo (Serradilla et al., 2011)”.
En este censo todavía no se tenía constancia de la aparición de este grupo de invernada en este tramo del río Duero, ni de ningún otro en Castilla y León. J. Alfredo Hernández, gran conocedor de la fauna zamorana y magnífico ornitólogo vio tres ejemplares en 1996 en la vecina localidad de Villaralbo y en 2006 un dormidero invernal en otro tramo del río en Zamora que no se volvió a ver en años sucesivos hasta que hace, relativamente poco tiempo, se detectó la aparición de este grupo de martinetes invernantes que continúa pasando el invierno en una de las orillas del río Duero a su paso por Zamora ante la indiferencia de los paseantes que ni siquiera sospechan de su presencia allí.

jueves, 4 de febrero de 2016

¿Por qué hay dormideros de aves?

Muy cerca de mi casa hay varios dormideros de aves, en la zona del río hay un dormidero de garcillas bueyeras, otro de urracas, otro de estorninos y otro de grajillas; en el parque del castillo podemos ver otro de grajillas que unos días están ahí y otros en la torre de la catedral; durante muchos meses las cigüeñas blancas duermen sobre tejados de iglesias y palacios así como la cúpula de la catedral. Y, si me acercó hasta el bosque de Valorio, hasta los búhos chicos duermen durante el invierno en pequeñas concentraciones en el mismo árbol. Dormideros alrededor de donde vivo, dormideros urbanos, dormideros de aves que se reúnen durante el invierno para pasar la noche pero, ¿por qué lo hacen? ¿qué beneficios obtienen a la hora de dormir en grupo?
Dormidero de garcillas bueyeras en el río Duero a su paso por Zamora.
(con algún infiltrado)
En una entrada antigua hablaba sobre porque las aves se concentran en grandes grupos de cientos o miles de ejemplares y cuales eran sus beneficios (pincha aquí si quieres recordarla). Muchas de esas aves que se mueven en grandes bandadas también duermen juntas en grandes dormideros pero, no solamente ellas, sino que otras pasan el día solas o en pequeños grupos pero al anochecer se van uniendo en puntos específicos para así pasar la noche juntas como los milanos reales o las urracas.
Los grandes bandos de estorninos, durante el día,
comen en campos cercanos...
...al anochecer se acercan a su dormidero...
...como este entre los juncos, en una de las orillas
del río Duero a su paso por Zamora.
Los grandes dormideros se producen fundamentalmente en invierno pero, ¿por qué se reúnen en determinados sitios? ¿por qué se concentran para dormir juntos? Si nos paramos a pensar de una manera lógica, con sentido común, aunque, muchas veces, el sentido común es el menos común de los sentidos, cuando duermes junto a alguien la primera sensación es de calor, te da calor y, si es invierno, mejor que mejor, esta es una de las primeras causas por las cuales duermen en grandes grupos, muchos ejemplares juntos se dan calor unos a otros y más, si son aves pequeñas, que pierden mucho más calor corporal por la noche que un ave grande.
Si estamos en mitad del campo, ¿notaremos más o menos el frío o el viento? Evidentemente, si estamos en campo descubierto, el frío o el viento lo notaremos mucho más que si estamos a resguardo de un árbol o de un roquedo y, si estuviésemos entre edificios lo notaríamos todavía menos y, además, la temperatura en la ciudad siempre es más alta que en el campo, por lo tanto muchos dormideros están en las ciudades ya que entre edificios o en la misma ciudad se nota mucho menos las inclemencias atmosféricas que en el campo descubierto, es decir, se juntan porque se dan calor y lo hacen resguardados porque notan menos el frío o el viento.
Dormidero de gorriones molineros en el barrio de Olivares (Zamora).
Dormidero de milano real.
También sucede algo parecido con ciertos bosquetes de árboles, por ejemplo, en el interior de un bosque de acebos sube la temperatura hasta 3 ó 4º con respecto al exterior, por lo tanto, dentro de ese bosque, se refugiarán todo tipo de animales durante la noche y más durante el invierno. Como dijimos anteriormente, en la ciudad, también sube la temperatura en comparación con el exterior y, además, en un edificio sube más la temperatura y si, ese edificio tiene calefacción, notarán todavía más calor, les será más beneficioso dormir ahí.
Cigüeñas reunidas para dormir en la cúpula de la catedral de Zamora.
Por lo tanto, se juntan para darse calor, para perder menos temperatura corporal y para resguardarse de las inclemencias atmosféricas que en las ciudades son menos acusadas pero también hay grandes dormideros de grullas, gaviotas o de gansos que lo hacen en lagunas, estos no duermen en la ciudad y, por lo tanto, no se benefician de ese efecto “de calor” que se produce por la propia la ciudad, entonces ¿por qué se juntan?
Dormidero de urracas.
Pensemos un poco más, si un ganso o una grulla durmieran en campo abierto y solos, sería mucho más fácil para cualquier depredador poder atacarles por la noche, por lo tanto, lo harán en el agua o sobre islas en las que se verán más protegidos y, si duerme con cientos o miles de ejemplares más, las posibilidades de detectar a un depredador son mayores, la de ser comido menores y la de acceder un depredador a ese dormidero en una isla o laguna mucho menores, es decir, es una ventaja ante los depredadores.
Dormidero de grajillas en un parque de la ciudad de Zamora.
Lo mismo sucede con los dormideros de grajillas, estorninos, gorriones, cigüeñas o garcillas bueyeras de la ciudad, juntos son capaces de vigilar más, hay más ojos para hacerlo y más tiempo para descansar  y, si lo hacen en lugares altos o resguardados, los depredadores tienen menos posibilidades de acceso. 
En definitiva, las grandes concentraciones para dormir, los dormideros, se suelen producir en invierno; las ventajas de dormir en grupo, son mucho mayores que de hacerlo sólo, ventajas que cuando llegue el buen tiempo irán esfumándose y, lo que antes era una buena compañía, el gran grupo, ahora no, ya que primará más buscar un territorio y una pareja, con lo cual, los demás, serán competidores, aunque no siempre pasa así, ya que algunas aves seguirán criando en colonias que también tiene sus ventajas, como puede suceder con las garzas reales, las garcillas bueyeras o las gaviotas (tema en el que hablé en la entrada dedicada a la colonia de las gaviotas reidoras de Villafáfila). Pero hasta que eso suceda, al anochecer, en muchas ciudades seguiremos oyendo la algarabía y los tumultos de cientos o miles de aves que se van posando en ramas o edificios para pasar la noche.

lunes, 19 de enero de 2015

De paseo por el río.

En estos días de nieblas y más nieblas los paseos por el río Duero a su paso por Zamora son mágicos; la humedad y la niebla le dan un aspecto de cuento encantado en el que surgen sus pequeños habitantes que se mueven temerosos, decididos, dispuestos a buscar un sustento que en el invierno es más duro de encontrar con lo que se refugian en carrizos, arbustos y arboledas de la orilla del río donde encuentran cobijo, alimento y protección.
Este mundo está habitado por innumerables pajarillos que vuelan rápidos entre los carrizos y los árboles. Nos encontraremos con pajarillos comunes que habitan todo el año y con otros que pasan aquí el invierno.
Gorriones comunes y molineros son fáciles de ver, al igual que mirlos comunes, petirrojos, herrerillos comunes, carboneros comunes o colirrojos tizones, pero otros son más esquivos o temerosos moviéndose más ocultos o en horas más tranquilas.
Aquí tenéis un buen ejemplo de algunos de los pajarillos que se pueden encontrar estos días por el río Duero a su paso por Zamora: 
Petirrojo.
Moscón.
Lavandera cascadeña.
Lavandera blanca.
Escribano palustre.
Verdecillo.
Pinzón vulgar.
Gorrión molinero.
Jilguero.
Agateador común.
Martín pescador.
Curruca capirotada (macho).
Curruca capirotada (hembra).
Verderón.
Mosquitero.
Mito.
Zorzal.
Colirrojo tizón.
Carbonero común.
Mientras los pajarillos se mueven entre los carrizos y los árboles otros habitantes del lugar andan ocupados en temas amorosos...
Otros se dedican a buscar y encontrar alimento que se comen espectacularmente tras una gran escaramuza para intentar arrebatarle la tan preciada comida. 
Cormoranes, cigüeñas blancas, garzas reales, gallinetas y garcillas bueyeras son otros de los habitantes de este tramo del río Duero.
También hay otro habitante que estos últimos años pasa el invierno en esta zona, el avetorillo.
Grajillas, cornejas, urracas, estorninos, bisbitas, pito real y mirlos también son comunes pero en ocasiones el pico menor, el torcecuello o el picogordo se dejan ver por la zona.
Picogordo.
Pico menor.
Andarríos chico, gaviotas (sombrías y reidoras) y fochas también aparecen estos días por las orillas del río.
Andarríos chico.
Gaviota sombría.
Mis abuelos vivían en una de sus orillas; antes de llegar al puente de piedra, en la orilla derecha, mi abuelo tenía su taller de carpintería con su fachada rosa que durante muchos años fue lugar de reunión en la Zamora de los años cincuenta, sesenta y setenta de futuros pintores, escultores, músicos, escritores o tallistas como Antonio Pedrero, Ramón Abrantes, Coomonte, Claudio Rodríguez, Julio Mostajo, Alito, Alberto de la Torre Cabero, Arturo, Miguel Pérez, Ricardo Flecha (padre), Alfonso Bartolomé, Jesús Hilario Tundidor, Castilviejo, Julio "el escayolista", Tomás Crespo o Miguel Berdión entre otros, a hablar, componer, tocar música o a que mi abuelo les prestara una madera, un lienzo, un bastidor o unas pinturas. Eran jóvenes artistas y amigos de mis tíos que buscaban un futuro que les sonrió y cuando se hicieron importantes siempre que podían bajaban a ver al señor Manolo y a la señora Angelita; ahí es cuando yo los veía y me admiraba que gente tan importante bajara por allí, por el taller, por una simple carpintería; siempre fueron agradecidos y bastantes años después muchos participaron en un homenaje que le hicieron a mi abuelo con una exposición.
En ese taller pasé gran parte de mi vida. Ese taller forjó mi carácter y ese taller se encontraba al lado del río donde mi abuela o mi madre, de niña, lavaban la ropa en su orilla, se cogía una barca para pasear por sus aguas o se pescaba para la comida. En ese río veíamos multitud de animales. Ese río marcó los barrios bajos. Ese río marcó la ciudad.
Voy muy a menudo a pasear por sus orillas o a hacer deporte. Ese taller ya no existe. Se cerró hace muchos años pero cada vez que paso siempre se me escapa una mirada o una sonrisa.
Los habitantes del río van cambiando a lo largo del año, unos se van, vendrán otros y permanecerán algunos todo el año. Es un río cuyas aguas chocolate están llenas de vida, solamente hace falta tener un poco de suerte para encontrártela.