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jueves, 17 de diciembre de 2015

Ánsares: La Nava, si. Villafáfila, no.

Este año la invernada de ánsares en las lagunas de Villafáfila está siendo desastrosa. Actualmente 5.300 ánsares se encuentran en las lagunas y, por el contrario, en el censo realizado el 13 de noviembre en La Nava había 12.500 y 4.500 en Boada, la cifra actual superará con creces la de este último censo.
Pero, ¿por qué esa diferencia de números? ¿por qué este año los ánsares han preferido La Nava antes que Villafáfila?
Laguna de San Pedro en Villafáfila.
Las lagunas de la Nava sufrieron, como muchas otras lagunas españolas, los programas de la administración que en los años 40, 50 y 60 del s.XX trataron de desecar cientos de hectáreas de lagunas para ampliar las tierras de cultivo. Se consiguió con muchas que, nunca más se recuperaron, pero las Lagunas de La Nava que se desecaron en 1968, comenzaron a recuperarse en 1990, adquiriendo, poco a poco, una gran importancia en la invernada de los ánsares hasta llegar a situarse detrás del Parque Nacional de Doñana en el número de ánsares y por delante de las Lagunas de Villafáfila que también sufrieron el intento de desecación en una de sus lagunas, la de Salinas.
Laguna de La Nava.
Estos veinticinco años de resurgimiento de La Nava han supuesto un declive paulatino de las lagunas de Villafáfila ya que los ejemplares que antes llegaban a Villafáfila, ahora se han ido repartiendo entre estas lagunas y las de La Nava y Campos. Declive que este año se ha visto todavía más marcado, pero ¿por qué este año los ánsares han preferido La Nava antes que Villafáfila?
Si partimos de que los cultivos que rodean a ambos enclaves son muy parecidos, por lo tanto comen los mismos alimentos y, las molestias que se les pueden ocasionar a los ánsares son parecidas, la diferencia fundamental este año es el agua.
Las lagunas de La Nava están reguladas artificialmente, se llenan mediante la entrada regulada de agua, algo que no sucede en Villafáfila; pero esto se lleva haciendo desde que se comenzó su recuperación, entonces ¿cuál es la diferencia con otros años?
Para explicar esa diferencia han coincidido dos hechos que han provocado esta situación, por un lado la falta de agua, cuando comenzaron a llegar los grandes grupos de ánsares, en Villafáfila había muy poca agua, a esa falta de agua en Villafáfila se unió que La Nava se comenzó a llenar antes que otros años, por lo tanto, al llegar los grandes grupos de ánsares tenían agua en La Nava y en Villafáfila no, eligiendo La Nava y Campos.
Los números no engañan y el declive de Villafáfila y el aumento de La Nava es constante, así, por ejemplo, en el año 2012, 21.437 ejemplares acudieron a las Lagunas de La Nava y Campos y 15.121 acudieron a las lagunas de Villafáfila; a la que acudieron en el 2013, 9.000, en el 2014, 12.000 y actualmente 5.300, la invernada de ánsares en Villafáfila se está muriendo. Si comparamos estos números con los casi 40.000 ejemplares del año 1999 el impacto es aún mayor; en dieciseis años se ha pasado de 40.000 a 5.300 ejemplares…sin palabras.
Sumando los ejemplares de los dos enclaves siguen viniendo todavía menos ánsares año tras año y, a nivel nacional, también. En 2011 llegaron a España unos 100.000 ánsares, en el 2012 bajaron 58.168.
En mi última visita a La Nava pude leer doce collares diferentes de ánsares; estos collares nos cuentan una historia y algunos de ellos vienen a confirmar que en años anteriores se encontraban invernando en Villafáfila así, el ánsar con collar azul BJ5 (anillado en Noruega en 12-7-2011) visitó la laguna de Boada el 20-12-2011 pero después, las siguientes 8 veces que se ha visto en España han sido todas en Villafáfila menos este año que está en La Nava.
Ánsar con collar azul BP8 en Villafáfila el 20-12-2013.
El ánsar con collar BP8 (anillado el 13-7-2011, un día después que el anterior) siempre había sido visto en las lagunas de Villafáfila (5 observaciones) menos este año que está en La Nava.
Ánsar con collar azul GR6 en Villafáfila el 10-2-2015.
El ánsar con collar GR6 fue visto tres veces en La Nava y después, todas sus observaciones siguientes son en Villafáfila menos este año que está en La Nava. El ganso con collar azul GB6, anillado el 20-6-2012 en Noruega siempre había sido visto en Villafáfila pero este año se encuentra en La Nava.
Ánsar con collar azul GB6 en Villafáfila el 2-12-2013.
En la imagen de abajo el mismo ánsar en La Nava el 8-12-2015.
Ejemplos de ánsares que pasaron sus últimas invernadas en las lagunas zamoranas y, actualmente, se encuentran en La Nava la cual, este año, han preferido por su abundancia de agua.
Durante un año normal los movimientos de ánsares entre Villafáfila y la Nava son comunes; nuevamente, los ánsares con collar nos dan datos contrastados así, por ejemplo, el ánsar con collar azul GFN, anillado en Noruega en 2008, fue observado por J. Alberto Fernández Ugarte el 24 de noviembre de 2013 en las Lagunas de la Nava y un día más tarde lo pude observar en las Lagunas de Villafáfila, pero el 7 de diciembre J. Alberto Fernández Ugarte lo volvió a ver en La Nava y quince días más tarde lo vi nuevamente en Villafáfila, donde también fue visto por J.J.Orduña, J.A.Casado, J.M.San Román a finales de enero de 2014, es decir, se estuvo moviendo entre las dos zonas durante ese invierno. Lo que sucede es que, este año, de momento, no se tiene constancia de movimientos ente ambas zonas.
El ánsar GFN el 24-1-2015 en Villafáfila.
Ánsar con collar amarillo N57 en La Nava el 8-12-2014.
Actualmente se encuentra en La Nava.
También hay ánsares que tienen como zona fija de invernada las lagunas palentinas así, el ánsar con collar amarillo N57, anillado el 8-6-2008 en Alemania, ha sido visto 11 veces en España, todas en La Nava; al igual que el ánsar con collar azul BP4.
Ánsar con collar azul BP4 el 8-12-2015 en La Nava.
En definitiva, es un hecho preocupante que cada vez bajen menos ánsares, todavía lo es más que, los que llegan hasta aquí, estén menos tiempo y regresen muy pronto; estando, muchos de ellos, en Holanda o Noruega a principios de enero, con lo que estos ánsares tienen muchas papeletas para, los siguientes años, dejar de venir.
De momento, el reducido número de ánsares que han venido a España, este año, prefieren las lagunas de La Nava y Campos a las lagunas de Villafáfila pero todo puede cambiar o esa es mi esperanza o deseo aunque los números son tozudos y demuestran que estamos perdiendo la invernada de ánsares primero en Villafáfila a la que luego seguirá La Nava ¿Cuantos años quedan de llegada de ánsares a España?

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Barnaclas cariblancas y gansos indios en La Nava.

Dos días hemos estado en las Lagunas de La Nava. Dos días llenos de observaciones y disfrute con los amigos y familia. Dos días en los que hemos podido ver gansos, muchos gansos, 12.500 era el censo del 13 de noviembre pero ahora mismo hay muchos más, según lo que he podido hablar con gente del lugar superarían los 17.000 ejemplares y, entre ellos, pudimos disfrutar a placer y con verdadero placer de las estrellas del momento en La Nava, las 11 barnaclas cariblancas y los 4 gansos indios (aunque hay 6 en total).
Tiempo tendré en la siguiente entrada de hacer una valoración más exhaustiva en base a datos, registros de collares y apreciaciones personales del por qué este año en La Nava hay gansos y en Villafáfila muy pocos y por qué muchos de los que se veían en Villafáfila ahora mismo están en La Nava. Este será el tema de la siguiente entrada, ahora me quiero centrar en las barnaclas cariblancas y los gansos indios.
El primer día las vimos muy pronto, comían en un campo pero, se ocultaron detrás de una loma y no teníamos acceso de poder verlas; así es que esperamos pacientemente a ver si teníamos un poco de suerte y, la suerte llegó, de la mano de una de esas personas que ya sea en Villafáfila o La Nava les gusta incordiar a la gente que vamos a ver las aves y que disfruta espantando miles de gansos que están tranquilamente comiendo ya sea con gritos, palmadas, toques de claxon o, como fue este caso, meterse directamente en el gran bando detrás de la loma con 5 perros para que los persiguieran, desde luego esta gente todavía no se entera que La Nava o Villafáfila son conocidas mundialmente por las aves que van allí y, si van las aves, la gente que nos gusta la naturaleza y verlas, también vamos y gastamos en el bar, en la gasolinera, en la tienda, en el restaurante o incluso dormimos varios días por la zona en casas rurales y, todo eso, supone dinero para la zona además de renombre y publicidad que traerán nuevos visitantes; sigue habiendo gente de muy, muy cortas miras; pero sigamos…
Mínima parte del gran grupo que se levantó.
Entre ellos dos gansos indios y una barnacla cariblanca.
El caso es que el entrar a asustar a los gansos haciendo una exhibición de poderío perruno nos sirvió para que todo el bando de miles de gansos se levantara y, un pequeño grupo se situara delante de la colina donde, también, bajaron las 11 barnaclas cariblancas y los 4 gansos indios.
Nunca había visto tantas barnaclas cariblancas, ni tantos gansos indios; el máximo había sido 4 barnaclas cariblancas y 1 ganso indio en Villafáfila; ahora estábamos viendo 11 y 4. Estuvimos gran parte de la primera y segunda mañanas observándolos; sus evoluciones, su manera de comportarse, como comían, descansaban o se disputaban zonas con los gansos comunes.
Las 11 barnaclas casi siempre iban en grupo, no se separaban casi nunca y de los cuatro gansos indios, dos siempre iban con las barnaclas y, otros dos, estaban un poco más independientes aunque, cuando se movía todo el grupo, se volvían a reagrupar todas las barnaclas y los gansos indios.
La mayor parte del tiempo lo pasaron comiendo, siempre, muy cerca unas de los otros, surgiendo pequeñas disputas con los gansos comunes por la elección de una zona concreta del campo en el que estaban comiendo. Comían sin parar durante un buen rato y paraban para descansar o estirar patas y alas; por cierto, las revisamos una a una por si acaso hubiera alguna anillada pero nada de nada, al igual que los gansos indios.
Me gusta disfrutar de estos animales. Me gusta mirar, observar y ver como evolucionan, como vigilan unos y comen otros, como se comunican constantemente con sonidos, gestos o movimientos. Puedo estar dos horas viendo un bando de gansos y disfrutar y, sigo sin entender, aunque los respeto, a aquellos que llegan, miran las barnaclas cinco minutos y se van y, de los cinco minutos, pueden estar cuatro contando batallitas o futuros avistamientos; es su manera de disfrutar del campo, la respeto pero no la comparto, tenemos opiniones diferentes, una no es mejor que la otra pero yo disfruto más con la de observar detenidamente el tiempo que haga falta.
Las dos mañanas dieron para mucho pero para menos de los que quisiéramos ya que nos quedaron muchos grupos de gansos sin revisar, sobre todo por la distancia, y cuando digo muchos, digo miles, miles entre los que se debían de encontrar los 10 gansos caretos que también andan por la zona pero disfrutamos de 16 lecturas de collares de 12 individuos diferentes, incluidos un collar amarillo (alemán) y otro negro (anillado en Doñana) que era el primer collar de este color que conseguía leer, algo que me hizo especial ilusión. El análisis de estas lecturas lo dejo para la siguiente entrada ya que me servirá para argumentar mi opinión en relación a Villafáfila y La Nava.
También pudimos ver garceta grande, aguilucho cenizo, milano real, mochuelo, busardo ratonero, halcón peregrino (incluida una subespecie europea más grande y clara), ánade friso, ánade azulón, pato cuchara, ánade silbón, ánade rabudo, avutarda…pero lo que si constatamos fue una sensación de que había poco de todo, pocos números de todo, excepto los buenos bandos de gansos.
En dos días conocimos a gente muy agradable; entre ellos Enrique Gómez de trato amable y conversación fluida que nos informó de curiosidades, datos o apreciaciones de todo lo que se movía por la zona, al cual se lo agradecemos enormemente (por cierto, si lee esta entrada que no se preocupe que le mandaremos todos los avistamientos puntualmente).
Los días terminaron y nos fuimos con la agradable sensación de haber disfrutado del campo, de la naturaleza, de los amigos y de la familia, un verdadero lujo y placer.

lunes, 29 de diciembre de 2014

Un viaje de 4.000 kilómetros.

En nuestra última visita a las lagunas de La Nava descubrimos una grulla anillada, la combinación de colores de su pata izquierda nos indicaba que había sido anillada en Finlandia así es que nos pusimos a investigar su historia.
Lo primero que hago cuando veo una grulla anillada es introducir sus códigos de color en la página de ICORA en la cual hay un enorme banco de datos de grullas anilladas en diferentes países de Europa pero, en esta página no están todas, y esta, no lo estaba.
El siguiente paso fue ponerme en contacto con José Miguel San Román, biólogo de la Reserva Natural de Las Lagunas de Villafáfila y anillador del grupo GIA-León que, rápidamente, me pasó el correo electrónico de un anillador finlandés al cual mandé un correo electrónico con las dos observaciones de la grulla esperando una respuesta que llegó rápidamente mediante la contestación por parte de quién anilló a la grulla, J. Leppänen, a quién agradezco enormemente su amabilidad y rapidez en las explicaciones (algo que, por desgracia, pasa menos veces de las que nos gustaría cuando vemos un ave anillada), así como a P. Mustakallio y J. M. San Román sus eficaces gestiones.
La grulla fue anillada como pollo el 10 de julio de 2013 cerca del lago Nisäjärvi, al este de Finlandia, junto al pueblo de Sammakkovaara en Polvijärvi donde fue vista hasta el 22 de septiembre de 2013.
Esta grulla nacería en junio de 2013 y abandonaría su nido inmediatamente para comenzar la inspección de su territorio entre árboles, turberas y el lago. Junto con sus padres se alimentará los siguientes meses, sobre todo de arándanos, para ir cogiendo fuerzas poco a poco. No se despegará ni un momento de sus progenitores que le enseñarán todo lo necesario para sobrevivir en este bello lugar.
Fotos tomadas el 15 de septiembre de 2013 cerca de donde se anilló,
en Finlandia. Se puede apreciar su color típico de joven, sobre
todo la cabeza de color castaño.
Agradezco enormemente a Janne Leppänen su maravillosa predisposición,
información y fotografías para la realización de esta entrada.
A los pocos meses de nacer, junto con sus padres, se irán juntando con otros grupos familiares que se reunirán entorno al lago. Los días son más cortos, hace más frío y comienza a escasear la comida, es la hora de emigrar.
Cada grupo tendrá su guía que les indicará hasta donde ir. La migración hacia el sur ha comenzado; la joven grulla irá siempre junto a sus padres que la cuidarán, atenderán y enseñarán todo lo que debe saber durante el siguiente año, hasta el regreso de nuevo a sus zonas de cría.
El grupo de nuestra grulla utilizará la ruta occidental que les llevará (dependiendo de los años) hasta el lago Hornborga (Suecia) o hasta la isla de Rügen (Alemania) o quizás directamente hasta el río Oder donde descansarán y se les unirán grullas provenientes de las Repúblicas Bálticas o Polonia. Tras, un descanso para comer, levantarán el vuelo, buscarán una térmica (el gasto de energía es mucho menor), subirán y subirán para dejarse llevar por el viento, planeando hasta que estén cerca del suelo donde buscarán otra térmica para realizar la misma operación, llegando hasta su próximo lugar de descanso, los lagos Der y Chantecoq (Francia).
Nuestra joven grulla se fijará en montañas, ríos, lagos, ciudades...deberá de memorizar el viaje, deberá de aprender la ruta ya que su misión este año es aprender todo lo necesario para sobrevivir y, la ruta, es básica para su vida.
Su siguiente punto de descanso son Las Landes de Gascogne (Francia) donde cogerán fuerzas para atravesar los Pirineos y llegar hasta la Península Ibérica, hasta la Laguna de Gallocanta (Zaragoza) donde se dividirán en varios grupos para desplazarse hasta Extremadura y Andalucía pero, algunos grupos, vendrán hasta las Lagunas de Villafáfila (Zamora) y las Lagunas de La Nava (Palencia), hasta donde llegó la joven grulla de nuestra historia.
Imágenes muy testimoniales de la grulla en la laguna de La Nava (Palencia)
los pasados 6 y 8 de diciembre de 2014.
Se estima que unas 150.000 grullas invernan en nuestro país, de las cuales más de la mitad se concentra en las dehesas extremeñas donde encuentran una fuente de alimento fácil y nutritiva, la bellota. El resto lo hace entre Andalucía, Castilla la Mancha y Aragón pero un porcentaje muy bajo se queda en las lagunas de Villafáfila o las de La Nava que es hasta donde han venido estas grullas finlandesas.
Este, casi con toda seguridad, fue el recorrido que realizó la joven grulla en 2013, junto a sus padres, pero no hay constancia de ello ya que no fue vista en ninguno de los lugares anteriormente citados hasta su segunda migración, la realizada en 2014, donde la pude observar junto con mi amigo Ernesto Hernández, el 6 y 8 de diciembre en La Nava. Unos 4.000 km de recorrido; un esfuerzo enorme, lleno de peligros y adversidades, un esfuerzo titánico que hacen, cada año, en dos ocasiones las grullas que llegan hasta la península Ibérica.
Es posible que esta grulla finlandesa pase el invierno en La Nava pero, quizás, también pueda bajar hasta Extremadura o acercarse hasta las Lagunas de Villafáfila pero, lo que es seguro es que entorno a febrero, su grupo, irá hasta la Laguna de Gallocanta (Zaragoza) donde se reunirán miles de grullas para iniciar el camino de vuelta hasta sus zonas de cría en Suecia, Polonia o Finlandia.
Durante los siguientes dos o tres años hará el mismo viaje, con su grupo, pero en un momento determinado encontrará una pareja a la que le será fiel toda su vida y tendrán pollos que deberán enseñar el camino, las zonas de descanso o las zonas de comida a menos que se corte el ciclo vital, que se corte la venida de las grullas hasta la Península Ibérica por diferentes razones y se olvide el camino, no sepan por donde venir, como les pasó a los gansos campestres que venían a miles hasta la provincia de Zamora pero, eso será el tema de otra historia. 

martes, 16 de diciembre de 2014

De gansos por La Nava.

El pasado fin de semana disfrutamos con los amigos de unos esplendidos días en Palencia y nos acercamos hasta las lagunas de La Nava con el principal objetivo de ver los gansos que por allí nos encontráramos ya que había alrededor de 12.000, sin olvidarnos de lo demás.
La primera mañana se levantó con una fría capa de hielo en el campo que poco a poco fue desapareciendo para dar paso a una luz esplendida, con un día claro y despejado que permitía una enorme visibilidad.
Varios gansos caretos en un grupo de gansos comunes.
El primer grupo de gansos lo encontramos antes de llegar a la laguna principal. Era un grupo muy grande con lo cual cabía la posibilidad de encontrarnos con alguna sorpresa como así fue ya que entre los cientos de gansos comunes aparecieron 12 gansos caretos en tres pequeños grupos (7+3+2) bien diferenciados y separados lo suficiente como para no contarlos dos veces.
7 gansos caretos.
2 gansos caretos adultos.
El ganso careto es un ganso elegante y hermoso, un poco más pequeño que el ganso común; se diferencia perfectamente por su color blanco en la base del pico rosado, las franjas negras trasversales en el vientre y las patas naranjas. Los jóvenes no presentan ni las franjas, ni el color blanco del pico que adquieren después de la segunda muda.
7 Gansos caretos, entre ellos, el segundo por la izquierda uno joven.
Las lagunas de la Nava sufrieron, como muchas otras lagunas españolas, los programas de la administración que en los años 40, 50 y 60 del s.XX trataron de desecar cientos de hectáreas de lagunas para ampliar las tierras de cultivo. Se consiguió con muchas que nunca más se recuperaron pero las Lagunas de La Nava que se desecaron en 1968 comenzaron a recuperarse en 1990 adquiriendo, poco a poco, una gran importancia en la invernada de los gansos hasta llegar a situarse detrás del Parque Nacional de Doñana en el número de gansos y por delante de las Lagunas de Villafáfila, con la diferencia fundamental de verse regulada la entrada de agua a las lagunas, algo que no sucede en Villafáfila.
Después de estar un buen rato disfrutando de este gran grupo nos dirigimos hasta la laguna en la que nos encontramos otro ganso careto en un pequeño grupo que se encontraba en el agua, era el decimotercero que veíamos en lo que iba de mañana; desde el observatorio de La Colada descubrimos otra de las sorpresas del día, un ganso con collar amarillo, el N57. Era mi segundo collar amarillo leído, algo que me hizo especial ilusión ya que es un tipo de collar que no se suele ver.
Ganso común con collar amarillo N57.
El N57 fue anillado en Alemania el 8 de junio de 2008 y tiene la friolera de 290 observaciones, de las cuales 7 son en España, todas, en el entorno de las Lagunas de La Nava. Aparte de este, a lo largo de los dos días que estuvimos pudimos leer cinco collares azules. Algo curioso de todos los collares que leímos es que todas las observaciones en España eran en La Nava, lo cual demostraba que, casi con total seguridad, era su lugar de invernada en nuestro país.
El NU6 era la primera vez que se veía en España aunque había sido visto 1 vez en Dinamarca y 11 en Holanda. El GF6 ha sido visto 5 veces, 3 en Holanda y 2 en España. El BE8 fue anillado el 12 de julio de 2011 y ha sido visto en Noruega, Dinamarca, Holanda y España. El LP8 solamente tiene nuestras observaciones y el NT5 tiene una observación en Dinamarca y la nuestra en España.
Todos estos gansos tienen una historia, un viaje, unas vivencias, todos nos cuentan donde han estado, por donde van, cuanto tardan en llegar...
Pero no solamente vimos gansos anillados, nuestra sorpresa fue mayúscula cuando nos encontramos con una grulla anillada en un grupo de 54 ejemplares. Lo único que puedo contar es que está anillada en Finlandia (lo sabemos por el código de colores de su pata izquierda que indican el país de anillamiento) y que espero me llegue pronto su historial ya que no estaba disponible en la página de ICORA.
Otra de las sorpresas que nos encontramos fue un cisne común que se movía entre la laguna y la balsa de decantación de Fuentes de La Nava; es rarísimo encontrarse con un cisne aunque nos dijeron que había dos parejas el año pasado que incluso criaron en la zona.
Al mediodía nos dirigimos hasta el observatorio de El Prado donde esperamos la entrada de los gansos por si conseguíamos ver bien a las 5 barnaclas cariblancas que se movían por la zona. La entrada de gansos fue espectacular ya que llegaron miles que se fueron distribuyendo por la laguna con un ruido imponente según bajaban hacia el agua. Buscamos por todos los rincones, nos movimos de observatorio pero no hubo manera de encontrar a las 5 barnaclas cariblancas, nos dieron esquinazo los dos días.
Aparte de gansos también pudimos ver: ánade azulón, ánade rabudo, ánade silbón, ánade friso, pato cuchara, focha común, cigüeña blanca (un buen número dormía en la laguna), aguilucho lagunero (con un gran dormidero en la laguna), busardo ratonero, milano real, garceta grande, garza real, perdiz roja, avutarda, gaviota reidora y sombría, cerceta común, avefría, tarro blanco y cormorán grande; pero lo que nos llamó poderosamente la atención fue un gran jabalí que se paseó por mitad de la laguna.
El hermoso anochecer en la laguna.
El fin de semana llegó a su fin y nos volvimos con la agradable sensación de haber disfrutado de la naturaleza y de la maravillosa compañía de nuestros amigos Raquel, Blanca y Ernesto. Volveremos.