domingo, 28 de junio de 2015

Colonia de gaviotas reidoras en Villafáfila.

En el centro de interpretación de las lagunas de Villafáfila se han asentado y criado una pequeña colonia de gaviotas reidoras. En las islas del complejo han construido sus nidos y están intentado sacar adelante a sus pequeños.
Siempre se ha dicho que los animales que crían en colonias lo hacen porque así se protegen mejor de los depredadores potenciales ya que se defenderán en grupo del ataque de un depredador, aunque también hay estudios que dicen lo contrario que lo que hacen es atraer a más depredadores.
La verdad es que seguramente las gaviotas reidoras se juntan por varias razones, la idoneidad del lugar, la disponibilidad de comida y la defensa en grupo contra los atacantes además de que de esta manera pueden sobrevivir un tanto por ciento de pollos más alto que si estuvieran aisladas.
Gaviota reidora empollando, se puede ver un huevo a su derecha.
Hace unos días estuve allí y pude comprobar el comportamiento de las gaviotas reidoras. En las pequeñas islas todavía había gaviotas empollando mientras que otras vigilaban de cerca a los pollos que se escondían entre la escasa vegetación o se acercaban al agua para regular su temperatura y se tumbaban pareciendo una piedra más de la laguna.
Pollos escondidos entre la vegetación.
Pollos a la sombra y en el agua.
Mientras unas empollaban y otras vigilaban un grupo de ellas se juntaba en la laguna a descansar mientras había un constante movimiento de otras reidoras que venían de fuera del recinto hasta ese grupo o a donde se encontraban los pollos, se iban turnando.
Pollo tumbado en el agua y su cuidadora atenta.
Varios pollos entre las piedras y su cuidadora vigilante,
el peligro viene de arriba.
Águila calzada.
El peligro al que se exponen los pollos es constante. Durante todo el tiempo que estuve allí no dejaron de sobrevolar la colonia, águilas calzadas, busardos ratoneros y milanos negros que esperaban su oportunidad.
Pude presenciar varios ataques de águilas calzadas y milanos negros con suertes dispares pero todos se desarrollaron siguiendo la misma secuencia.
Los milanos negros atacaban por sorpresa, se acercaban volando bajo y en cuanto se aproximaban a la laguna una primera reidora le salían al encuentro directamente a él, a picarle, atacarle, acosarlo para intentar espantarlo; si el milano resistía, una segunda o tercera reidora se unían al ataque al milano que intentaba despistarlas con subidas o bajadas a poca altura, tiempo que le permitía observar la isla y ver donde estaban los pollos más débiles o desprotegidos para lanzar el ataque, pasados unos minutos, en un momento de duda de las reidoras, el milano negro se lanzó por sorpresa hacia la presa seleccionada, en ese momento las gaviotas cercanas al pollo más un grupo de las que estaban en el agua se lanzaron a por él como locas para intentar evitar que cogiera algún pollo, algo que no siempre consiguen y, en una ocasión, el milano negro consiguió llevarse un pollo.
Milano negro cogiendo un pollo...
...y huyendo con la presa ante el ataque desesperado de las reidoras.
Las águilas calzadas son más fuertes y su ataque es más directo; incluso, en una de las ocasiones, mientras las reidoras se estaban defendiéndose del milano negro una de ellas se lanzó a otra isla y capturó un pollo aún siendo acosada por otro grupo de las reidoras que estaban en el agua. El ataque de las águilas calzadas es más complicado de defender por parte de las gaviotas reidoras ya que son más fuertes y potentes que los milanos negros.
Águila calzada que acaba de capturar un pollo mientras
las gaviotas reidoras se defendían del ataque de
un milano negro.
En el tiempo que estuve pude presenciar seis ataques de milano negro y águila calzada de los cuales en dos ocasiones consiguieron llevarse un pollo (uno un milano negro y otro un águila calzada), es decir, las gaviotas fueron capaces de defender a sus pollos con una efectividad del 66 % o dicho de otro modo, los ataques de los depredadores fueron efectivos en uno de cada tres intentos.
Esto es un apequeña muestra de la vida de esta colonia de gaviotas reidoras que tienen que esforzarse y trabajar conjuntamente para intentar sacar el mayor número de pollos posible algo que, visto lo visto, va a ser muy complicado.
Las redioras no pueden despintarse en ningún momento,
hay que estar siempre vigilantes.
Espátulas en la laguna de Grima.
Preciosa águila culebrera en la misma laguna.
En el camino al centro de interpretación también pude disfrutar de tres espátulas y una preciosa águila culebrera que volaba por encima de una de las lagunas en el camino a Villafáfila; además de comprobar que, este año, el agua ha abandonado muy pronto las lagunas y la temporada de cría está siendo muy pero que muy floja, por no decir desastrosa.

jueves, 18 de junio de 2015

Cuatro grandes pequeños momentos.

En las últimas semanas he tenido varios pequeños encuentros fortuitos que, por diversas razones, han sido especiales, algunos por su importancia y otros por su sorpresa o novedad para mi. Seguramente estos pequeños momentos para otras personas sean normales o no les den ninguna importancia pero para mi han sido grandes pequeños momentos.
El primero de ellos seguramente sea el más importante ya que el avistamiento de un águila imperial ibérica en la provincia de Zamora es un hecho muy significativo. He tenido la inmensa suerte de ver dos días diferentes a un ejemplar de águila imperial de segundo año que, posiblemente, sea el mismo.
Águila imperial ibérica de segundo año. Imagen tomada
por J. Alfredo Hernández en mayo de 2015  en la provincia de Zamora,
al cual le agradezco enormemente cederla para ilustrar esta entrada.
El primer encuentro fue el más espectacular ya que se desarrolló a muy corta distancia y la acción fue la lucha entre este ejemplar y un milano negro que pugnaban por un trozo de comida; la batalla se desarrolló en el aire y entre quiebros, ataques y contraataques el águila imperial se salió con la suya y se llevó la comida.
En el segundo encuentro el ejemplar de águila imperial iba en un grupo de unos treinta buitres que pasaron volando, patrullando el terreno, seguramente vaya con ellos ya que así podrá aprovecharse de la carroña que estos puedan encontrar. Estos dos encuentros se produjeron en la misma zona, al este de la provincia de Zamora y lo que hasta hace muy poco tiempo era casi imposible, el hecho de ver un águila imperial en nuestra provincia; en los últimos dos años se han producido un buen número de observaciones que están acercando más a esta bella y amenazada rapaz a la provincia de Zamora; en lo que va de año se ha visto un ejemplar de segundo año seis veces y un adulto, dos (que se sepa).
Águila imperial en Doñana.
Este aumento de observaciones en los dos últimos años hace preveer que, más pronto que tarde (esperemos), el águila imperial ibérica se asiente en la provincia Zamora y consiga criar, algo que sería un noticia extraordinaria.
Pareja de águilas imperiales en la Sierra de Andujar.
Águila imperial sobrevolando la Sierra de Andujar.
El segundo encuentro se produjo cerca de Villardeciervos, en plena Sierra de la Culebra, donde, en un día de tremendo calor un hermoso canto atrajo mi atención; sobre un roble un escribano hortelano cantaba desgañitándose como un loco en pos de encontrar una hembra, pero en un radio de unos 80 metros otros dos escribanos hortelanos cantaban también en una competición de trinos y melodías para ver quién conquistaba a alguna hembra cercana.
El escribano hortelano está incluido en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas como "de interés especial". Este precioso pajarillo tiene un enorme problema, la caza ilegal, sobre todo en Francia donde cada año son capturados vivos miles de escribanos hortelanos para ser engordados y luego sacrificados ahogándolos en Armañac (brandy de vino blanco) para venderlos a restaurantes de diferentes países donde son uno de los platos estrella por el que se pagan grandes sumas de dinero. Una auténtica vergüenza que se siga permitiendo.
Mientras observaba a los escribanos hortelanos no dejaban de pasar buitres leonados y, entre ellos, un buitre negro que vi a lo largo del mañana varias veces.
La tercera observación fue en plena ciudad de Zamora, en el río Duero, donde paseantes, ciclistas y deportistas pasean constantemente por sus orillas y, en una de esas orillas, me encontraba observando a unos azulones cuando, un ruido, a escasos 50 cm de mi pié, atrajo mi atención; miré y lo que vi me dejó sorprendido.
Mi primera impresión fue que una enorme culebra de escalera se estaba comiendo algo ya que no paraba de contorsionarse y retorcerse pero nada más lejos de la realidad, eran dos culebras de escalera y...¡se estaban apareando!
Una de ellas mordía a la otra sujetándola mientras se enroscaban en una danza frenética en lo que parecía una batalla en vez de un apareamiento. Allí estaban. En un lugar de paso muy concurrido. Traté de ser discreto y no llamar la atención para que nadie pudiera hacerles nada ya que estoy seguro que si alguien las hubiera visto habría intentado matarlas como he podido ver en más de una ocasión dada la mala reputación de las serpientes.
La cuarta observación es la constatación de una alegría. El año pasado pude descubrir la primera pollada de pato colorado en Zamora y, este año, por segundo año consecutivo han vuelto a criar. El pasado 16 de mayo Carlos Alberto Ramirez descubrió una hembra de pato colorado con 5 preciosos pollos que han ido disminuyendo en número hasta los dos que siguen vivos en la actualidad.
Dos preciosos pollos de pato colorado que van creciendo rápidamente y espero consigan sobrevivir.
Cuatro pequeños momentos. Cuatro pequeños momentos que para mi son grandes momentos que se disfrutan de manera especial y diferente por cada persona y, lo que para mi, es un gran pequeño momento, para otros no lo será pero ahí está lo bueno, ahí esta la variedad, ahí está la grandeza de la naturaleza.

miércoles, 3 de junio de 2015

Aves de la estepa zamorana.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua nos dice que estepa es un: "erial llano y muy extenso". La estepa zamorana es un paisaje llano, con ligeras ondulaciones, abierto y extenso que se ve salpicado de campos de cereal, girasol o colza con barbechos en los que los árboles y arbustos son muy escasos; en este ambiente en el que parece que no puede haber nada nos encontramos una gran biodiversidad y, entre ella, las aves esteparias. Aves que poco a poco han ido retrocediendo. Aves que se ven relegadas y amenazadas por unos factores que afectan en mayor o menor grado a todas; factores como la destrucción de polladas al trabajar la tierra (siega, roturación), disminución de barbechos, aumento de los regadíos, utilización incontrolada de productos químicos, la caza o la desaparición de las linderas en las que se podían refugiar o criar hacen que su cantidad haya descendido a números preocupantes y, su amplia distribución de hace años, se haya visto reducida muy sensiblemente a zonas muy pequeñas en las que intentan sobrevivir.
La presencia de estas aves esteparias es un indicador fiable de que un territorio es más sano y equilibrado. Entre las aves esteparias he elegido un pequeño grupo que es representativo de la situación en la que se encuentran en nuestra provincia.
Sisón.
El sisón, la avutarda, la ganga ibérica, el alcaraván o la ganga ortega son aves típicas de la estepa castellana que han ido cayendo en sus números y áreas de distribución, algunas de una forma alarmante; aún así, por ejemplo, la mayor parte de la población mundial de sisón y avutarda se encuentra en España y, en Zamora, un tanto por ciento muy elevado.
Macho de sisón entre las hierbas y volando.
Hace unos días pude disfrutar de la observación de varios sisones, entre ellos un precioso macho que lucía espléndido con su collar negro; un macho que en una pequeña ladera se exhibía ante una hembra. El macho andaba orgulloso, con el cuello estirado, elegante y altivo pero me descubrió y, como si estuviese entrenado por el mejor instructor militar hizo un "cuerpo a tierra" y desapareció, se lo tragaron las hierbas y arbustos en los que se movía, había desaparecido; eso es lo que les está pasando a los sisones de nuestra provincia, están siendo relegados a pequeños reductos en los que intentan sobrevivir, aún así se estima una población de unos 2.800 machos en periodo reproductor en nuestra provincia, números que son de los más altos de España.
Majestuoso vuelo del sisón.
Ganga ibérica.
La ganga ibérica es un ave que parece diseñada por un estilista de prestigio que con sus colores y distribución nos muestra su elegancia. Esta preciosa ave esteparia solamente se puede encontrar en una zona muy pequeña de Zamora, lugar que es como un santuario ya que ha pasado de estar ampliamente distribuida a una pequeñísima zona al suroeste de la provincia. Entre 8.000 y 11.000 ejemplares se estiman en toda España; entre 250 y 400 ejemplares es la población estimada en Castilla y León, y entre 30 y 50 la estimada para Zamora (Según los datos de la Junta de Castilla y León).
Grupo de gangas ibéricas.
Grupo de ganga ibérica con alguna calandria entre ellas.
Algo mejor se encuentra la ganga ortega que aún resiste en varias zonas de nuestro territorio, estimándose una población en toda España de 37.000 ejemplares, unos 10.700 en Castilla y León y en Zamora entre 150 y 200 según la Junta de Castilla y León.
Alcaraván.
Otra ave mimética es el alcaraván que, al igual que las demás decae en sus números; antes eran muy comunes y ahora son como un oasis en el desierto. Es mimética. Silenciosa. Pasa completamente desapercibida a menos que se levante y corra agachada con su característico movimiento o eche a volar. La ves y no la ves. Es una piedra en el camino que tiene unos 3.500 ejemplares en Castilla y León.
Alcaraván.
Grupo de avutardas.
De este grupo de aves, en nuestra provincia, la que presenta mejores números es la avutarda; el ave por excelencia de la estepa castellana que tiene una buena población en varias zonas, llegando hasta los 4.000 ejemplares. La avutarda es el ave más pesada que puede volar y, al igual que el sisón, en nuestro país se encuentra más de la mitad de la población mundial.
Avutarda.
Ave espectacular e imponente que asombra cuando la ves de cerca dado su gran tamaño, envergadura y potencia. En España se estima una población de entre 24.000 y 26.000 ejemplares, de los cuales alrededor de 10.000 se encuentran en Castilla y León y, de ellas, 4.000 en Zamora.
Todas estas aves esteparias se encuentran en el Libro Rojo de las aves de España con la categoría de "vulnerable" excepto, el alcaraván, que está catalogado como "casi amenazado".
La presencia de las aves esteparias es un buen indicador de la salud de nuestros campos y cometeríamos un error imperdonable si dejáramos que continuaran bajando sus números hasta desaparecer.
(Todos los datos de esta entrada son de los últimos censos realizados o de las estimaciones de la Junta de Castilla y León, algunos de los cuales son de hace varios años con lo cual la población puede haber sufrido algunos cambios)