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miércoles, 8 de septiembre de 2021

El resurgir del Azud del Riolobos: pagazas piquirrojas, garcilla cangrejera...

La mañana estaba agradable cuando llegamos al Azud del Riolobos en la provincia de Salamanca. La visión fue majestuosa: miles de aves se movían en una enorme lámina de agua que presagiaba una mañana llena de sorpresas, como así fue.
El Azud del Riolobos ha resucitado. A partir de marzo de 2021 comenzó su llenado tras unos años de decadencia en los que las miles de aves que allí acudían lo habían abandonado pero, el agua es vida, con agua todas las aves vuelven, además este año se están dando dos circunstancias relevantes que le han hecho resurgir con una enorme fuerza.
La primera es que en época estival las Lagunas de Villafáfila están secas y la Laguna de la Nava depende del agua que le hayan aportado, por lo tanto, el azud se convierte en un punto importantísimo de agua en una época en la que en el resto de humedales de Castilla y León o hay muy poca o no hay ninguna; además este año ha sucedido un hecho triste, inusual y vergonzoso provocado por la ambición desmedida sin escrúpulos, sin tener en cuenta nada más que la ambición económica olvidándose de temas sociales, medioambientales o de abastecimiento de agua: el vaciado del embalse de Ricobayo por parte de Iberdrola. Un hecho que nos ha dejado a los amantes de las aves sin un punto de enorme importancia en esta época del año ya que los cientos de aves que allí paraban, en plena migración postnupcial, no lo pueden hacer, con lo cual, la inmensa mayoría de esas aves que deberían de estar en Ricobayo acabarán en el Azud del Riolobos.
Miguel Rodríguez, gran ornitólogo, biólogo y mejor persona me había dado unas magníficas indicaciones del mejor recorrido para visitar la zona así es que le hicimos caso y comenzamos por el lado este (zona del pinar) en la que dos grandes ensenadas de agua y tierras someras estaban llenas de limícolas que iban y venían en un constante movimiento.
Las orillas estaban perfectas para limícolas, la luz y su cercanía hacían de la zona una verdadera maravilla para la observación. Cigüeñuelas, avocetas, archibebes oscuro y común, combatientes, correlimos comunes, menudos y zarapitines además de avefrías, andarríos chico, grande y bastardo, agachadizas, chorlitejo grande y chico, sin olvidarnos de una de las estrellas del momento: un pequeño correlimos de Temminck descubierto el 24 de agosto por Miguel Martín, Ángel González y Antonio Ceballos conformaban un magnífico elenco de bienvenida que se vio engrandecida por el encuentro casual con Tino Fernández, otro gran conocedor del Azud, con el que fue un placer encontrarnos y estar toda la mañana, además, nos hizo de inmejorable guía. Muchas gracias por tu compañía, indicaciones y saber.
El Azud del Riolobos fue construido en 1998 y llenado, por primera vez, en el año 2000 para el almacenamiento y abastecimiento de los futuros regadíos en la comarca de Tierra de Peñaranda. Regadíos que se espera terminen su infraestructura en 2022. El Azud fue declarado como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) en 2003.
En muy pocos años se convirtió en una zona importantísima de arribada de aves. Se volvió a llenar en diciembre de 2002 y, posteriormente, en la primavera de 2004 pero a partir de ahí su decadencia se fue prolongando a lo largo de los años, mitigada por un llenado parcial en 2012 a partir del cual su caída fue muy preocupante y casi definitiva pero en marzo de 2021 se produjo el milagro: se llenó nuevamente y miles de aves volvieron. 390 hectáreas inundadas, con un perímetro de casi 17 km y 13 metros de profundidad máxima en la zona de la presa pero muchas hectáreas de orillas y zonas de muy poca profundidad, además de algunas islas que conforman un entorno magnífico para las miles de aves que allí se encuentran y las que comenzarán a llegar próximamente a pasar el invierno.
Con Tino continuamos el recorrido por la orilla sur y suroeste donde un grupo de 51 espátulas descansaban tranquilamente. Espátulas entre las que había seis anilladas, pudiendo leer completas cuatro de ellas que seguramente sean holandesas y francesas. Espátulas que paran en grandes números a descansar en el Azud,
Cercetas comunes, azulones, somormujos lavancos, un par de tarros blancos, un aguilucho pálido bañándose, cormoranes, ánades frisos, garzas reales, garcetas grandes, zampullín chico y fochas se movían en grandes grupos sobre la lámina de agua. Fochas entre las que pude ver una vieja conocida la B[0H9], anillada en la Cañada de los Pájaros (Sevilla) por Manuel Vázquez el 30-10-2013 y que ha visitado la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila en 2020 y 2021.
En esta zona pudimos ver a “Ramsés”, otra de las estrellas del momento, un ganso del Nilo descubierto el 19 de junio por Ángel González y que a Tino le hizo especial ilusión ya que todavía no había conseguido verlo.
Imagen muy lejana de "Ramsés" comiendo.
Continuamos hasta la zona del arroyo donde vimos una preciosa garcilla cangrejera que se alimentaba en la desembocadura y dos palomas zuritas a las que no dimos mucha importancia pero que resultaron ser, como me dijo Miguel Rodríguez más tarde, uno de los escasísimos avistamientos de esta especie en Azud.
En la zona de la presa miles de ánades azulones descansaban plácidamente mientras los cormoranes se zambullían sin descanso y las gaviotas sombrías iban llegando poco a poco.
Fotografía muy lejana y con una enorme reverberación
de las dos pagazas piquirrojas en un grupo de gaviotas sombrías.
En una nueva visita a la zona suroeste descubrimos dos imponentes pagazas piquirrojas en un grupo de gaviotas sombrías, mis primeras pagazas piquirrojas. Una agradable y gran sorpresa poder encontrarlas y disfrutarlas aunque fuera a una gran distancia.
Imponentes pagazas piquirrojas procedentes de sus zonas de cría en el mar Báltico y península escandinava que están en paso a sus cuarteles de invierno en la costa sur de España y África, que han parado a descansar en su largo viaje.
Un gran grupo de gaviotas sombrías apareció al medio día, seguramente procedente del CRSU de Gomecello donde se alimentan; 431 gaviotas sombrías entre las cuales destacaba la corpulencia de “Tom”, un gavión atlántico que lleva desde que Miguel Rodríguez el día 5-12-2020 lo descubrió en el vertedero de Gomecello (Salamanca) siendo un ejemplar de primer invierno.
"Tom" en el vertedero de Gomecello el 30-12-20.
Enorme y precioso gavión que pude ver en una vista el 30 de diciembre pasado a Gomecello (recordarla aquí). Gavión que esperemos siga por la zona, como mínimo, todo este invierno y podamos seguir disfrutando de él.
Pero el Azud no sólo es agua, si miramos alrededor, nos encontraremos en plena estepa cerealista en la que aguiluchos, busardos ratoneros, milanos, avutardas, perdices, cernícalos, mochuelos, águilas culebreras o incluso alcaravanes y gangas ortegas (aunque no viéramos ninguna) campan en las extensas llanuras, sin olvidarnos de pequeños pajarillos como alondras, terreras, cogujadas, gorriones o escribanos trigueros que tienen en la estepa su hábitat de vida.
La mañana llegaba a su fin. Una mañana fantástica de observación y disfrute en la magnífica compañía de Paco Martín y Tino Fernández pero…¿Y ahora qué va a pasar en el Azud cuando en 2022 funcionen los regadíos?

lunes, 3 de mayo de 2021

Porrón pardo y limícolas en una Villafáfila llena de vida.

Villafáfila está preciosa, impresionante de vida y movimiento. Cada día surgen nuevas sorpresas y una de ellas surgió el pasado viernes 30 de abril cuando Alfonso Rodrigo descubrió un porrón pardo en la Salina Grande.
Parada 1: A primera hora del día siguiente me encontraba en la laguna con la esperanza de poder ver al precioso porrón pardo. Nada mas llegar lo localicé. Nadaba junto con una pareja de cercetas comunes de las que no se separaba en ningún momento.
Descansaba y se alimentaba en la zona mas profunda de la laguna con lo cual la distancia era enorme para cualquier fotografía decente pero daba igual, lo estaba viendo y disfrutando. Era mi primer porrón pardo. (Gracias Alfonso Rodrigo).
Este porrón pardo es la cita histórica número 10 para Zamora (datos de Alfonso Rodrigo, al cual se lo agradezco enormemente). Porrón pardo al que le gustan las zonas de humedales profundos con abundante vegetación y muy poco las aguas salinas. Las citas anteriores en Villafáfila se produjeron en la balsa de decantación que es de agua dulce siendo mas inusual verlo en plena salina donde se encontraba este.
El porrón pardo es un ave escasa, muy escasa. En España sobrevive en ciertos puntos del Levante, Castilla la Mancha y Andalucía donde se encuentra en profunda decadencia. Está catalogado en Catálogo Nacional de Espacies Amenazadas como en peligro de extinción y en Europa como especie casi amenazada.
Zarapito trinador.
Allí estaba, en mitad de la salina, entre avocetas, tarros blancos o cigüeñuelas que están en pleno proceso de cría mientras los zampullines cuellinegros exhiben sus mejores galas o las gaviotas reidoras defienden sus territorios. Nadaba. Descansaba. Se alimentaba. Era un extraño en un lugar diferente en el que los ánsares han sacado adelante a sus pollos o los cernícalos se ciernen sobre las praderas en las que zarapitos trinadores y cigüeñas se alimentan sin descanso ante la atenta mirada de un precioso búho campestre que parece que todo lo ve.
Parada 2:
Estos días en Villafáfila se están viendo grupos enormes de limícolas como el que estábamos viendo en un encharcamiento en el que miles de mosquitos salpicaban la superficie del agua que estaba repleta de comida en su fondo, lodo que albergaba un suculento alimento en el que un gran grupo de correlimos comunes se alimentaba sin descanso junto con una garceta común, dos andarríos bastardos, tres archibebes claros, cigüeñuelas, frisos y azulones mientras las pagazas piconegras patrullaban la zona seguidas de milanos o ratoneros que observaban las preciosas lavanderas boyeras con sus mejores galas.
Correlimos tridáctilo.
Archibebe claro.
El encharcamiento era un verdadero festín para los correlimos comunes y chorlitejos grandes entre los que había varios infiltrados: dos correlimos tridáctilos y un chorlitejo patinegro que se entremezclaban con ellos en la búsqueda constante de alimento. Están en migración y deben de coger fuerzas para llegar a sus zonas de cría en el Ártico.
Comencé a contar el grupo y cuando me llegaba por el correlimos común 602 una flecha negra cayó como un rayo del cielo sobre el gran grupo que se levantó asustado y espantado. Un halcón peregrino se lanzó sobre los asustados correlimos que salieron despavoridos ante la violencia del ataque. 
El halcón falló pero levantó todo el gran grupo que huyó a toda velocidad. El halcón busco una nueva presa, cogió altura y volvió a caer sobre unas golondrinas que vieron como el halcón las perseguía insistente pero sin éxito. El halcón se fue y me quedé sin saber cuantos correlimos había en el grupo pero el momento fue espectacular.
Parada 3: la laguna de La Rosa es una pequeña laguna que es de las primeras que se quedan sin agua; tiene poca profundidad y mientras tiene agua es un lugar muy bueno de observación. Junto a ella me encontraba cuando un grupo enorme de correlimos comunes aparecieron sobre la pequeña laguna. Cientos de pequeños correlimos volaban apelotonados como un enorme cardumen de peces en la inmensidad del océano.
Es increíble como vuelan tan juntos. Ir en gran grupo tiene muchas ventajas pero ¿como se mueven? ¿qué hace que uno de estos correlimos no se choque con otro en el grupo?
Un pájaro que vuela en una gran bandada debe de preocuparse de no chocar con los que están a su lado, de moverse en la misma dirección que los demás y debe estar siempre cerca de los de alrededor. Tiene que cumplir esas tres normas dentro de una bandada de cientos o miles de aves como él.
En el año 2010, K. Bhattacharya y Tamás Vicsek científicos de Budapest (Hungría) publicaron en la revista New Journal of Physics una teoría en la que "... se ve a las aves representadas por partículas con parámetros como la posición y la velocidad. En ausencia de un líder que tome la decisión, el cambio colectivo que hace pasar a los pájaros desde la situación de vuelo hasta la del aterrizaje viene determinado en buena parte por las perturbaciones aéreas a las que cada ave está sujeta, como por ejemplo las derivadas de la posición de vuelo del pájaro dentro de la bandada. Una perturbación provoca otras, esas a su vez tienen el mismo efecto, y así sucesivamente. El fenómeno puede compararse con una avalancha en un montículo de arena".
Por lo tanto un ave cambia su posición dentro de la bandada fijándose en las aves que tiene a su alrededor. Estas aves, que tiene alrededor suyo, son unas seis o siete que se encuentran en su entorno inmediato, sin importar lo cerca o lejos que se encuentren. Es decir, hará lo que hacen los que están a su lado y así hará otra ave y así otra, es como una pequeña explosión de acciones con su onda expansiva.
Pero ¿qué hace que se muevan esas seis o siete aves a la vez? Los mismos investigadores en el año 2012 fueron más allá y lo explicaron cómo si las aves fueran partículas de un metal que se orientan cuando sufren un fenómeno de magnetización. Es decir, cuando un ave de la bandada decide cambiar de rumbo se produce un efecto de “imantación” que hace que sus vecinos inmediatos (esos seis o siete individuos) le imiten. Y cada uno de estos vecinos afectará a la trayectoria de sus vecinos y estos a los otros y así sucesivamente, haciendo que todo el grupo se mueva a la vez, al unísono.
El enorme grupo de correlimos se movía al unísono en un espectáculo deslumbrante, se movían como un todo, es como si hicieran magia, se mueven como uno sólo.
721 correlimos comunes conté en casa en una de las fotografías que les hice, además llevaban algunos infiltrados: 15 correlimos tridáctilos, un correlimos zarapitín y un chorlitejo grande volaban entremezclados con los correlimos comunes en el gran grupo.
Las distancias en Villafáfila son enormes. El gran grupo junto con otros tres grupos parecidos bajaron en la orilla de unas islas en el centro de la laguna de Barillos, demasiado lejos para poder ver o distinguir nada mas. En el mismo entorno agujas colipintas, chorlitos grises, espátulas y garcillas bueyeras se alimentaban o descansaban.
Parada 4:
La mañana llegaba a su fin y la reverberación era enorme. Paré en Otero de Sariegos para ver la parte mas cercana de la Salina Grande en la que un grupo de 72 combatientes se exhibían con sus mejores galas nupciales. Preciosos. Imponentes. Altivos. Gallardos. Pavoneándose delante de las hembras que veían como imponentes y espectaculares machos con golas y plumajes blancos, dorados, negros o marrones se pegaban exhibiendo sus fuerza y elegancia, incluso alguno que había conseguido alejar a sus oponentes se subió sobre una hembra simulando una cópula.
Pronto se irán a sus zonas de cría en el norte pero me dejaron un precioso e imponente broche a una gran mañana en ese enclave tan querido e importante que son las Lagunas de Villafáfila.

viernes, 17 de mayo de 2019

Variedad de limícolas en una Villafáfila seca.

Villafáfila está seca. Estamos a mediados del mes de mayo y ya no queda agua; es una verdadera pena y desastre para todas las aves que se reproducen en las lagunas. En la Salina Grande el agua se reduce a una fina lámina cercana a la depuradora y el puente romano. Nada más. La falta de lluvias es más que preocupante y la influencia del cambio climático en las aves es, cada vez, más clara y desastrosa (es increíble que todavía muchas personas lo nieguen).
La única agua que podemos encontrar está en las lagunas de la Casa del Parque. Lugar en el que se concentran las aves que se acercan hasta este maravilloso y seco enclave en estos momentos.
En mis dos últimas visitas he podido disfrutar de una enorme variedad de limícolas. Limícolas que se mueven en un enclave perfecto para ellos. Buenas zonas de limo en las que pueden alimentarse o criar dependiendo de si están en paso o no.
Los limícolas se caracterizan por convivir y comer todos en un mismo lugar sin interferirse unos con otros. La diferencia de longitud en los picos y las patas hace que diferentes especies puedan vivir en un mismo espacio sin interferirse, sin entrar en competencia directa por el alimento.
Todos consiguen alimento. No se interfieren unos a otros y se pueden ver grupos muy variados de especies en un mismo lugar como me ha ocurrido en mis últimas dos vistas a Las Lagunas de Villafáfila en las que he podido disfrutar de una enorme variedad.
Voy a centrarme en los que he podido ver en estas dos últimas visitas aunque hay otras especies que no he visto pero si se encuentran en las lagunas como el correlimos de Temminck o la aguja colipinta y otras que he visto en otras ocasiones pero en estas dos últimas no, como zarapito real y trinador.
Pareja de correlimos gordo fuera del agua.
La primera especie a la voy que a hacer referencia a los tres ejemplares de correlimos gordo que pude disfrutar; de aspecto rechoncho, regordete y achaparrado luciendo unas preciosas galas nupciales de un intenso marrón anaranjado.
Estos preciosos correlimos, provenientes de sus cuarteles invernales en África, han parado una temporada entre nosotros para descansar. Pude ver otros dos ejemplares en el puente romano.
Correlimos tridáctilo con plumaje de invierno (lo más blancos) y reproductivo.
El siguiente es el precioso correlimos tridáctilo de los que pude disfrutar de nueve ejemplares con plumajes diferentes tanto de verano (época reproductiva), como de invierno e incluso alguno a medias de mudar. Correlimos con una migración muy parecida a la del correlimos gordo.
Chorlitejo grande delante de correlimos tridáctilos.

Correlimos tridáctilos con un correlimos gordo sacando la cabeza fuera del agua.
El correlimos zarapitín es otro de estos pequeños buscadores en el limo que se mueven sin descanso. Entre ellos también pude ver los dos plumajes siendo el nupcial una verdadera preciosidad.
Correlimos zarapitín.
El más pequeño de los correlimos también apareció: el correlimos menudo. Pequeño pero incansable e infatigable en su búsqueda de alimento.
Correlimos zarapitín (plumaje estival), correlimos menudo y chorlitejo grande.
Correlimos común.
No podía faltar el correlimos común, el más numeroso de todos los que pude ver: alrededor de sesenta-setenta ejemplares que se movían como un pequeño ejército junto con los más de cincuenta chorlitejos grandes que muchos de ellos descansaban entre las piedras de la orilla.
Chorlitejos grandes, correlimos comunes y algún infiltrado.
Archibebe común entre correlimos comunes.
Los chorlitejos chicos estaban en otros menesteres reproductivos ignorando por completo a sus compañeros de laguna, como los andarríos chicos que se movían entre avocetas, cigüeñuelas, combatientes o archibebes comunes y un solitario archibebe claro.
Cigüeñuela y archibebe claro.
Enorme variedad de limícolas que en esta laguna han encontrado el lugar idóneo para su viaje o reproducción ante la desolación de ver las lagunas sin agua.

domingo, 23 de abril de 2017

Gran variedad en Villafáfila.

La mañana se presentaba muy agradable. Hacía fresco pero se notaba que iba a calentar en condiciones, demasiado calor para estas fechas que da un color extraño al campo, parece que estuviéramos mucho más adelantados en el calendario pero no, estamos en abril y lo de “aguas mil”, de momento, ha pasado a la historia pero falta que hace ya que o llueve en las próximas semanas o el agua de las Lagunas de Villafáfila, este año, va a durar muy poco. Solamente tienen agua, aparte de las lagunas del Centro de Interpretación; la Laguna de San Pedro, la Salina Grande y la Laguna de Paneras, nada más, el resto está como un secarral.
En estas condiciones la variedad de especies que están en las lagunas es enorme y, de limícolas en particular, más todavía ya que tienen unas fantásticas condiciones de orillas enormes de limos para poder moverse y alimentarse. (Toda esta entrada se refiere a dos visitas en días seguidos)
La primera parada la hice en la laguna de San Pedro donde el día anterior me encontré con 36 espátulas que estaban en migración. No se habían visto la tarde anterior y a media mañana volaron de las lagunas. Las espátulas, ahora mismo, están en constante movimiento y este grupo seguramente había parado a descansar para proseguir su viaje al norte.
En estos grupos de espátulas, casi siempre, hay alguna anillada (algo que como sabéis me apasiona) que nos cuenta su historia y en este grupo había cuatro de las que solamente pude leer dos (las otras me quedaban más lejos y cuando lo intenté se marcharon). Uno de estos ejemplares con código NfGP/aNP fue anillado en Holanda el 11 de junio de 2015 por Leon Kelder y es la primera vez que se ve fuera de Holanda.
El otro ejemplar es todo un misterio. Estaba anillada con anilla de color y dígitos en la pata izquierda y anilla de metal en la derecha pero hay un problema ya que una cosa es lo que yo pude ver y otra es lo que diferentes expertos me comentan, me explico. El color de la anilla para mi era naranja pero me comentan que tenía que ser roja (seguramente estaría muy desgastada). Los dígitos que pude observar eran negros pero me dicen que tenían que ser blancos y estarían muy sucios o habrían perdido el color.…así es que no tengo ni idea de donde puede ser, si alguno sabéis algo, os agradecería la información.
Archibebe común.
La pequeña laguna de San Pedro estaba muy animada. Un buen número de especies se alimentaba tanto en sus orillas como en la propia laguna. La naturaleza es sabia y la evolución de miles de años ha hecho que entre tanta variedad de especies, en un lugar tan reducido, haya comida suficiente para todos.
La adaptación de sus picos y patas de diferentes formas y longitudes les permite comer a todos y no molestarse, aprovechando los recursos que les ofrece la laguna. Así, un buen grupo de más de cien pequeños limícolas, se movían incansables por una de sus orillas, entre ellos correlimos de Temminck, correlimos menudo, correlimos tridáctilo, correlimos zarapitín, chorlitejo grande, chorlitejo chico y correlimos comunes tenían una actividad frenética en busca de alimento. Junto a ellos algunos andarríos bastardo, andarríos chico y avefrías.
Archibebe oscuro.
En esta laguna había una pareja de archibebe claro y un precioso archibebe oscuro con un plumaje espectacular además de archibebes comunes, cigüeñuela común y avoceta común que veían pasar nadando tarro blanco, ánade friso, cuchara común, focha común, ánade azulón y una solitaria pareja de cerceta común que todavía aguanta en la laguna.
Garza real que parecía Gulliver junto a pagazas piconegras y ánade azulón.
Pagazas piconegras en plena faena...
También un buen grupo de pagazas piconegras volaban en un baile frenético y se posaban en una de las orillas donde se dedicaban a temas amatorios o, simplemente a descansar. Junto a ellas apareció un fumarel cariblanco y varios comunes que estuvieron un momento y desaparecieron.
Mientras me encontraba en la animada laguna llegaron procedentes de León dos familias de amantes de la naturaleza y excelentes pajareros: J. Alberto Fernández Ugarte, su hijo Iker, José Rey, su mujer y su hijo Martín con los que estuve el resto de la mañana disfrutando de la naturaleza además de su magnífica, agradable y sabia compañía.
Precioso aguilucho cenizo melánico con una gran reverberación
que aumentaba según pasaba la mañana.
Aguilucho cenizo, milano real y negro, aguilucho lagunero, cernícalo primilla, perdiz, búho campestre, abejarucos o un buen número de pequeños pajarillos como jilgueros o trigueros se movían por los agostados campos de nuestro alrededor hasta llegar a la Salina Grande donde pudimos añadir chorlitejo patinegro y combatiente; así como varias especies que pude ver el día anterior como aguja colinegra, gaviota cabecinegra, gaviota sombría o agachadiza común.
La Salina Grande está llena de vida. Sus grandes orillas son un hervidero de limícolas que se concentran en las zonas más alejadas donde había un bando de más de 400 ejemplares de imposible observación.
Cigüeñuela gigantesca en comparación con los pequeños
correlimos de Temminck.
La Casa del Parque fue nuestro siguiente punto de observación donde la estrella fue el correlimos de Temminck ya que pudimos ver y disfrutar de 8 ejemplares (a la vez) pero estoy seguro que había alguno más. Estos pequeños correlimos están regresando de sus lugares de invernada y han recalado en las lagunas durante algunos días para descansar y proseguir su viaje al norte de Europa.
Correlimos de Temminck y correlimos menudo.
Junto a ellos había un buen número de andarríos bastardos que se movían por las orillas de la laguna donde un precioso combatiente exhibía sus galas nupciales mientras algunos gansos empollaban en sus nidos, las fochas tenían sus combates como auténticos expertos en artes marciales o los porrones europeos y moñudos nadaban tranquilamente en la laguna.
Si en una de las lagunas eran los limícolas los que más nos llamaron la atención, en la otra fueron los fumareles comunes que nos mostraban su pericia y destreza a la hora de pasar en oleadas volando a ras de agua haciendo la siguiente operación: bajaban hasta la misma superficie, introducían y abrían el pico en el agua e iban unos metros con él abierto para capturar cualquier insecto que se pusiera en su camino. Espectaculares.
Fumarel común bajando a la superficie del agua.
Batalla de fochas.
Cigüeñuelas junto a un precioso combatiente con sus galas.
La agradable e intensa mañana terminaba con la sensación de una enorme variedad de especies pero con la preocupación de la escasez de agua.