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viernes, 2 de junio de 2017

Nueva especie de mariposa para Zamora.

El mundo de las mariposas es un mundo apasionante, fascinante y muy complicado. La verdad es que me considero un auténtico novato en este mundo tan difícil. Hay tres personas que me han influido poderosamente para respetar o adentrarme en este mundo.
La primera es mi abuela. Se llamaba Ángeles (la Señora Angelita para muchos de nosotros). Era una persona buena en el amplio sentido de la palabra. Me enseñó a amar y respetar lo que tenía a su lado, su adorado jardín.
Jardín en el patio de la carpintería de mi abuelo (quizás los que conocéis Zamora de toda la vida os acordaréis de una carpintería cuya fachada era de color rosa que daba al río, junto al puente de piedra). Este jardín lo cuidaba con enorme esmero, cariño y sensibilidad; mi abuela era de Jerez del Marquesado (Granada), pequeño y hermoso pueblo a las faldas de Sierra Nevada aunque vivió gran parte de su juventud en Guadix (Granada) de donde era mi abuelo y es mi madre; en su familia siempre había habido un patio en el que cuidar y disfrutar de las plantas, de las flores y del agua, esa costumbre que vivió desde niña la trajo con ella cuando, por circunstancias de la vida, vino a vivir a Zamora y continuó cuidando un nuevo jardín en su ciudad de acogida. Esa sensibilidad hacia las plantas nos la transmitió a todos sus nietos desde que éramos muy pequeños: “Las flores no se estropean. Se huelen y se admiran”, nos decía con su suave voz que mostraba una infinita paciencia y, nosotros, como nos lo decía ella no pisábamos los jardines, ni destrozábamos las flores e incluso le decíamos a otros niños que eso no se podía hacer.
Cuando las flores estaban en pleno apogeo y el jardín se llenaba de color aparecían las mariposas con sus colores llamativos, alegres y vistosos que nos llamaban poderosamente la atención pero, mi abuela, nos decía con enorme paciencia y dulzura: “no las toques que les quitas los polvitos y se mueren”.
Ella me enseñó a respetar y amar las flores, plantas y mariposas de su preciado y precioso mundo. La verdad es que siempre las he admirado pero nunca me había planteado conocerlas, buscarlas e identificarlas, algo que llevo haciendo desde hace algo más de dos años.
Una de las personas que tiene la culpa es J. Alfredo Hernández, experto, amante y apasionado de las mariposas que se encarga en Zamora de recoger las citas para luego elaborar mapas de distribución; su interés me lo transmitió y poco a poco cuando salía al campo intentaba hacer alguna foto a las que veía para luego buscarlas en una guía y ser capaz de identificarlas.
Y en esas estamos cuando hace unos días hice unas fotografías a una mariposa que cuando me puse a buscar en la guía, no me cuadraba…así es que quién mejor que Alfredo para su identificación. Se la mandé y en su respuesta me ponía: “mándame la foto…puede ser una cita buenísima”. Y le mandé la siguiente fotografía.
Su contestación fue la confirmación de una especie nueva de mariposa para la provincia de Zamora. Era una Satyrium acaciae, primera cita de esta especie como imago ya que, la anterior cita, se produjo en Ferreras de Arriba en forma de huevo el 8-3-2014 por Juan Carlos Vicente y Beatriz Parra.
La emoción me recorrió todo el cuerpo ya que acabábamos de descubrir una mariposa que se presuponía que estaba en Zamora (ahí estaban esos dos huevos de la cita del 2014) pero que nunca se había conseguido ver.
Pero no quedaron ahí las cosas ya que hablando con Alfredo se acordaba, vaya memoria privilegiada, de otra fotografía que le mandé en junio de 2015 del mismo lugar en el que había encontrado esta última y que había guardado y clasificado como Satyrium esculi. La busqué. Se la he envié y…también era una Satyrium acaciae.
La foto estaba tomada el 2 de junio de 2015 con lo que habíamos pasado de no tener ninguna cita de esta mariposa a encontrarnos con dos citas confirmadas para nuestra provincia de esta especie los días: 2-6-2015 y 26-5-2017. Tenemos una especie de mariposa más. Un lujo ya que hace la especie número 140 de las mariposas que hay en la provincia de Zamora.
Observarlas es algo fascinante. Sus vuelos, sus colores, su distribución de formas son dignas de los mejor pintores o diseñadores que han dado rienda suelta a toda su creatividad e imaginación. Una época muy buena para admirarlas es el verano, en Sanabria, y allí está otra de las personas que me ayuda en este mundo de las mariposas; es Hipólito Hernández que cada vez que voy a su casa o hablo con él le llevo una buena dosis de fotografías (de esa época) para la confirmación o no de la especie, a lo que él, con su voz tranquila, serena y su inmensa sapiencia me va confirmando o diciendo cual es cada una de ellas con su correspondiente explicación pormenorizada que en la mayoría de las ocasiones me deja con la boca abierta ante su profundo conocimiento.
Las mariposas son fascinantes ya que aparte de su vistosidad llevan entre nosotros desde hace unos 130 millones de años, viven horas o meses, tienen una lengua muy peculiar o son capaces de evolucionar en su vida de una manera espectacular.
Disfrutemos de sus vuelos, de sus colores llamativos, alegres y vistosos y, como decía mi abuela, “no las toques que les quitas los polvitos y se mueren”. 

martes, 28 de abril de 2015

Por una ribera sayaguesa.

Las riberas sayaguesas son un paseo estimulante y maravilloso en primavera. El agua, los colores, los sonidos y los silencios se entremezclan formando un conjunto de sensaciones que te van abordando según caminas por sus orillas.
Este año tienen mucha menos agua que el año pasado con lo cual, si no llueve lo suficiente, se van a quedar sin agua muchas de ellas en muy poco tiempo; por una de esas riberas salpicadas de viejos molinos anduvimos hace unos días, por cierto, ribera o rivera, es una de las dudas que siempre surgen pero, hace mucho tiempo, una persona me explicó como diferenciarlas de una manera muy sencilla: "la "v" tiene fondo, por lo que la rivera con "v" es por el (fondo) cauce del río. La ribera con "b" es alta, por lo tanto, por la orilla".
Las flores formaban grandes alfombras que cubrían la superficie del agua entre las que sonaba y resonaba el croar de las ranas que tenían un coro de concurso mientras una pollada de azulones se escondía rápidamente al tiempo que su madre nos hacía una exhibición de una de sus técnicas de distracción en la que nadaba como si tuviera un ala rota para atraer nuestra atención y así dar tiempo a que sus pequeños se escondieran.
En esta época del año hay unos habitantes muy especiales en la ribera, los galápagos europeos.
Pronto vimos el primer galápago y luego otro y otro, así hasta la muy buena cifra de cuarenta y cuatro. Galápagos esquivos y escurridizos que nos obligaban a descubrirlos de lejos y acercarnos con enorme sigilo y escondiéndonos para poder fotografiarlos ya que al menor ruido se lanzaban rápidamente al agua, a la protección del riachuelo.
De todos los que pudimos disfrutar uno me resultó muy especial, tan especial hasta en la manera de verlo pues hasta que no miré la fotografía no me percaté de él......¿lo veis?
Son como David y Goliat. El tamaño del pie de uno es todo el cuerpo del otro. Es uno de los ejemplares del futuro. Un pequeño galápago que se aferra a la vida, un pequeño galápago que bien pudo ser fruto de una de las cópulas que pudimos presenciar hace unos meses, tras la cual, la hembra saldrá del agua, hará un agujero y pondrá alrededor de dieciocho huevos que eclosionarán en más o menos dos meses. Este proceso de puesta y el nacimiento de los pequeños galápagos es un periodo crítico en la vida de las hembras y de las crías que pueden llegar a ser predadas en más de un noventa por ciento, cifras enormes que suponen una gran perdida de ejemplares.
Cópula de galápagos europeos (fotografía tomada el año pasado).
Ahí estaba el minúsculo galápago haciendo como sus mayores, termorregulándose sobre una roca y, ante el mínimo atisbo de peligro, lanzándose a la seguridad del agua.
La ribera está preciosa. Flores. Verde. Cánticos de pájaros, de ranas nos acompañan en el recorrido y, las mariposas, que despliegan toda su belleza de color y diseño en cada recodo del riachuelo.
Carcharodus alceae.
Polyommatus icarus.
(Agradezco enormemente a Alfredo Hernández
 su ayuda con algunas identificaciones)
Quizás, este año, me haya fijado más en ellas con lo cual pudimos identificar hasta trece especies que me siguen sorprendiendo por su belleza, aunque sean minúsculas; su simetría, su armonía, su color, su diseño son ciertamente espectaculares.
Los galápagos europeos seguían apareciendo asomados en la superficie del agua o sobre las rocas; ahí estaban, soleándose, alerta o entregados a los quehaceres del amor.
Abril y mayo es una época muy buena para verlos y las riberas sayaguesas albergan una de las últimas buenas poblaciones de un animal catalogado como "vulnerable".
No todos los galápagos que vimos fueron europeos también vimos a este par de galápagos leprosos (los dos de la derecha) en compañía de varios europeos sobre las rocas de la orilla. 
2 galápagos europeos (izquierda) y
2 galápagos leprosos (derecha).
En esta ribera dominan los galápagos europeos aunque algún galápago leproso también hace su vida en la misma zona. Tanto los galápagos europeos como los leprosos tienen un crecimiento muy lento, por lo tanto alcanzan la madurez sexual muy tarde; los europeos a los 12-13 años en los machos y en las hembras a los 18-20 años. Por su parte en el leproso los machos lo hacen a los 6 ó 7 años y las hembras a los 10 años. Por lo tanto, su proceso de cría es muy lento y siempre es una maravilla y una gozada poder contemplar un pequeño galápago europeo como el que nos encontramos junto al adulto.
Alcaudón común.
Multitud de aves nos acompañaron en el recorrido, desde milano negro hasta águila calzada pasando por abejaruco, alcaudón común, cuco, carbonero o mirlo común que salpicaron el recorrido con sus vuelos o cánticos e incluso tuvimos la suerte de que, al terminar y volver al coche, más de cien buitres leonados se levantaron a pocos metros nuestros y nos ofrecieron un espectáculo inenarrable ya que fueron pasando sobre nuestras cabezas a muy, muy poca altura permitiéndonos ver con detalle su enorme envergadura que vista de cerca impresiona; incluso un buitre negro se levantó del festín que no pudimos ver ya que una loma, varias cercas y árboles nos impedían ver que estaban comiéndose.
Buitre leonado.
Traca final a un hermoso y placentero paseo que nos abrió el apetito, con lo cual, nos dirigimos hasta los cercanos arribes del Duero donde nos dispusimos a pasar la tarde deparándonos un buen número de sorpresas que serán el tema de la próxima entrada.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Puebla de Sanabria y su río Tera.

Llevo todo el verano en Sanabria, lugar al que voy desde muy, muy pequeño, lugar al que tengo un enorme cariño y considero mi segunda casa. Lugar que recorro y descubro en cada una de mis salidas.
Puebla de Sanabria es una villa sobria, elegante y muy hermosa abrazada por el río Tera junto al cual paseo muchas tardes. A lo largo de su ribera te puedes encontrar una gran variedad de fauna que se mueve tranquilamente en sus orillas o en sus cristalinas aguas. Fauna que pasa desapercibida para la mayoría de los paseantes que la recorren charlando amigablemente o haciendo deporte en sus orillas.
Estos pequeños habitantes están ahí, solamente hay que fijarse un poco y tener algo de suerte. Así, en uno de mis paseos, llegué hasta una de las presas que tiene el río. Allí se encontraba un grupo de personas que se hacía fotografías junto al agua que caía entre las piedras. Llegué con mis prismáticos y me puse a mirar. Al cabo de unos minutos se acercó una de las personas y me preguntó: “¿Hay algo?” Le contesté que si, a lo cual me preguntó varias veces más y ante su interés le conté lo que estaba viendo: ”…martín pescador, andarríos chico, garza real, mirlo acuático, azulón, lavandera blanca y cascadeña,…”; a lo cual uno de sus acompañantes respondió: “¿Todo eso está ahí?”. Ahí estaban, ante la indiferencia general.
Por desgracia la educación ambiental es prácticamente inexistente en nuestro país. Hay muchas maneras de hacer educación ambiental pero yo echo en falta una muy especial, una que atrajo a miles de niños como yo hacia el apasionante mundo de la naturaleza: los programas de televisión relativos a la fauna ibérica. Programas en televisión que atraigan a los niños, que les absorban, que les fascinen. Echo en falta programas de nuestra fauna. Evidentemente hay documentales de naturaleza pero son todos relativos a lugares lejanos, a leones, hienas, guepardos, osos polares o ballenas. Programas que están muy bien pero ¿nuestros niños saben lo que es un milano, o un roble, o un corzo, o que a los ciervos se le caen las cuernas o como influye la desaparición de cierta especie o por qué son importantes las aves? Por ahí se debe empezar. Por temas cercanos. Por temas que nos rodean porque lo primero que hay que aprender es lo que tenemos a nuestro alcance.
Aquí, en Puebla, el río Tera está al alcance de todos y, en sus orillas, he estado observando una gran variedad de animales. Empezaré por uno muy especial: el pato mandarín que vi por primera vez hace casi un año. Ahora mismo está con el plumaje menos vistoso pero igualmente hermoso.
Serie de fotografías tomadas en agosto de 2014.
El pato mandarín sigue asociado a un grupo de azulones.
Ave hermosa, diferente, espectacular y aunque para muchos sea algo anecdótico al presuponer que es un ave escapada de alguna colección  para mi es especial.
Foto tomada en mayo de 2014 al supuesto mismo ejemplar en
Puebla de Sanabria.
Es un pato de una belleza deslumbrante; rojo, naranja, azul, verde, negro, blanco, crema... colores que se muestran en este bello pato que fue importado de Asia Oriental a Europa en el s. XVIII y, actualmente, existe una población asilvestrada en Inglaterra (unas 7.000 parejas) que proviene de escapes o sueltas y que se ha extendido a Francia, Holanda y Bélgica.
Sigo convencido que este pato proviene de alguna zona de Europa y ha venido hasta aquí asociado a un grupo de azulones. No está anillado y eso me hace pensar que no proviene de un parque zoológico o colección particular ya que estos ejemplares siempre están anillados y, este pato mandarín sanabrés, no lo está.
Foto tomada en febrero de 2014.
Mirlo acuático.
Andarríos chico.
En los paseos por el río, en esta época, el martín pescador, el mirlo acuático, el andarríos chico, la garza real, la cigüeña blanca, el azulón, el zampullín chico o las lavanderas blanca y cascadeña se observan con un poco de paciencia; además, golondrinas y aviones comunes planean sin descanso sobre las frías y cristalinas aguas bajando a coger un poco de agua a cortos intervalos y cientos de estorninos negros y grajillas duermen en los árboles de su orilla. Sin olvidarnos de otras aves como: jilguero, colirrojo tizón, gorrión común, pito real o vencejo común.
Si se continúa hasta la cola del embalse de Cernadilla podremos disfrutar de somormujo lavanco y en esta época del año de algunos limícolas como el correlimos común, chorlitejo grande y chico, algún archibebe claro o agachadiza común e incluso las cigüeñas negras que pude disfrutar en compañía de Alfredo Valiente; dos adultos y un joven que bajaron a pescar.
Cigüeña negra: dos adultos y un juvenil.
Otro de los habitantes del río que se puede ver en Puebla de Sanabria es la nutria que en la época veraniega es muy esquiva pero que también nos deja rastros de su paso por allí. Animal especial que he podido disfrutar en varias ocasiones y que en invierno es más fácil de observar.
El río también es foco de atracción para corzos, ciervos, jabalís y zorros que puedes observar a primera hora de la mañana aunque ahora, con las obras del AVE, es más complicado localizar pero sus huellas los delatan.
Culebras de agua, caballitos del diablo, libélulas y, sobre todo, mariposas son otros de los visitantes del río.
Sanabria es un paraíso para las mariposas a las cuales, este año, he empezado a hacer más caso y cada vez me atraen más, me parece un mundo complicado pero fascinante. Espero que poco a poco vaya conociéndolas.
Iphiclides feisthamelii
Lampides boeticus.
Argynis pandora.
El río es un libro abierto que hay que leer pero, como todo, hay que enseñar a leerlo y para eso sería imprescindible que la educación ambiental arrancara de nuevo para que fuésemos capaces de atraer a los niños hacia el apasionante mundo de la naturaleza.

lunes, 15 de julio de 2013

La importancia de enseñar a amar la naturaleza.

Llevo desde el 29 de Junio en las XVI Convivencias Medioambientales del colegio Sancho II de Zamora en Puebla de Sanabria y ahora que ha terminado el primer turno de niños puedo tener un poco de tiempo para hacer esta entrada hasta que nos venga una nueva remesa de pequeños a los que tratamos de enseñar a respetar y querer el medio que nos rodea.
Este año el campamento tiene como hilo conductor el cine pero constantemente estamos enseñándoles la importancia de lo que tienen a su alrededor, ya sea en las rutas, excursiones o simplemente en el río o la residencia.
Todas las fotos de esta entrada están sacadas estos días
con una cámara compacta pequeña.
Es fascinante ver a los niños como van absorbiendo y maravillándose de lo que van descubriendo. Sus ojos intensos nos miran sorprendidos cuando les hablamos de corzos, lobos o ciervos; de ranas, culebras o insectos. Todo les fascina y sorprende.
La educación ambiental está en decadencia en nuestro país. No interesa o simplemente no se quiere transmitir pero creo que, como diría Asterix, un reducido grupo de locos (aquí englobo a todos los que seguís este blog, los que tenéis vuestros propios blog y a otros muchos como los miembros de Naturzamora) que hacemos todo lo posible para transmitir conocimientos, experiencias o vivencias que sean capaces de inundar a nuestros pequeños para que consigan ver la naturaleza de una manera diferente, que se den cuenta de la importancia que tiene, de que hay que conocerla para poder respetarla y valorarla.
Hemos tenido unos días de calor en los que los anocheceres son
de una belleza deslumbrante.
Estos pequeños son verdaderas esponjas que te preguntan y se fascinan con el color de una mariposa, con el movimiento de una culebra o de un tritón en el río, con una corza y su cría cuando cruzan el camino, del tamaño de un buitre leonado cuando nos sobrevuela a muy poca altura o de los restos dejados por una nutria después de comer.
Las pequeñas cosas hacen grandes historias. Pequeños momentos que aprenden y no se les olvidarán nunca. Pequeños momentos que antes eran incapaces de ver o de apreciar y ahora son capaces de fijarse en la belleza de las mariposas, saben que las ranas o los sapos no se pueden tocar pero si admirar, que las culebras tienen su función y no deben matarlas, que el lobo es básico en un ecosistema o que sean capaces de pararse a mirar la belleza de una oruga y te llamen para que la veas pasar por su toalla.
Estas pequeñas cosas son un triunfo que te reconforta en lo más profundo. Cuando te llaman porque han visto un insecto y quieren saber cual es. Cuando son capaces de llamar la atención a otra persona para que no pise una simple babosa que no ha visto o que antes le daba asco porque no sabía que era importante. Cuando son capaces de entender que los animales están o han pasado por donde ellos van ya que dejan huellas, plumas, excrementos o restos de sus comidas. Son pequeños triunfos que se van sumando unos a otros para conseguir nuevos amantes de la naturaleza.
La educación ambiental es básica en la educación de un niño. La educación ambiental sufre constantemente menosprecios, recortes o supresiones. La educación ambiental no interesa. Dicen que no es rentable pero ¿qué hay más rentable que hacer que un niño aprecie, respete y valore la naturaleza que le rodea?

lunes, 22 de agosto de 2011

El verano de las mariposas
Estamos en la parte final de un verano que ha sido especialmente abundante en mariposas. En las rutas por el campo con y sin niños hemos podido ver una gran cantidad, quizás más que otros años. Sus colores llamativos, alegres y vistosos llaman poderosamente la atención.
La idea instintiva de muchas personas es ir a tocarlas, sobre todo por parte de los niños, a los que hay que aleccionar e intentar que las observen, que contemplen su belleza, su vuelo, sus evoluciones en las flores, pero que no las cojan, ni toquen. Siempre les digo lo que mi abuela me decía a mi, “no las toques que les quitas los polvitos y se mueren”. No le faltaba razón ya que ese polvo realmente son miles de escamas que recubren sus alas y, al tocarlas, se desprenden formando un polvo muy fino. Si pierden muchas, dejan desprotegida el ala, lo cual puede provocarle un verdadero problema. Una rotura, volar mal o incluso no poder volar. Lo que facilitará que sea atacada por uno de sus innumerables depredadores. En definitiva mi abuela, a su manera, tenía razón.
Por cierto, las mariposas son de la familia de los lepidópteros. Palabra que proviene del griego y significa “alas con escamas” (“lepis” es escama y “pteron”, ala). Esa ingenua frase también lleva implícito un significado defensivo, de superstición, de…¡cuidado no las toques que te puede pasar algo!, puesto que las mariposas han sido consideradas en muchas creencias populares como presagios de mal agüero (sobre todo las nocturnas) o que si las tocas y luego te llevas la mano a los ojos o boca puede provocar síntomas alérgicos. En definitiva la creencia popular de mi abuela llevaba implícito un aprecio a la naturaleza, es lo que  creía puesto que para ella las flores de su patio eran lo mas bello que podía existir; y un sistema defensivo, que seguramente no supiera, pero que había sido heredado de tiempos pasados, de boca en boca, de generación en generación.
Esa fama pasada de problemáticas se ha ido quitando poco a poco, aunque en su fase de oruga pueden suponer alguna plaga, ahora se las va viendo mas como beneficiosas ya que intervienen de una manera muy importante en la polinización de las flores y forman parte de la alimentación de innumerables animales como libélulas, arañas, lagartijas, ranas, aves o murciélagos. Recuerdo una vez que me encontré con una mariposa caída que se movía por el suelo. Me fijé mas y… ¡era una hormiga que la arrastraba llevándola a su hormiguero!. Es increíble la fuerza que pueden tener las hormigas. Cuando la arrastró un buen tramo aparecieron mas hormigas y la ayudaron a meterla en el hormiguero.

Algo que llama poderosamente la atención de los niños es cuando les cuentas que las mariposas ya existían cuando vivían los dinosaurios y que pueden vivir horas o meses. Sus caras de sorpresa son increíbles. Te miran con los ojos muy abiertos y acribillan a preguntas para mitigar una curiosidad que les desborda. Hemos tenido la inmensa suerte de poder verlas en todas las fases de su vida: huevo, oruga, crisálida y adulto, algo que muchos de ellos nunca habían visto.
Disfrutar de las mariposas, de sus vuelos, de sus colores llamativos, alegres y vistosos y como decía mi abuela, “no las toques que les quitas los polvitos y se mueren”.