Mostrando entradas con la etiqueta golondrina. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta golondrina. Mostrar todas las entradas

lunes, 11 de enero de 2021

Estivales en invierno: torcecuellos y golondrinas en Zamora.

9-1-2021: La ciudad de Zamora está cubierta por un manto de nieve que le da un aspecto imponente. Es día de hacer fotos y sobre todo de que la pequeña disfrute de la nieve que tiene al lado de casa. Los jardines del castillo se han convertido en una zona de guerra de bolas, nacimiento de muñecos de nieve y estampas preciosas muy poco comunes en nuestra ciudad. Bajamos al río. Seguimos jugando y unas enormes bolas de nieve surgen de la nada mientras mirlos, pinzones, gorriones, petirrojos, herrerillos carboneros y…¡un torcecuello (nival)! 
Allí estaba, alimentándose junto con un petirrojo y un mirlo común en un pequeño claro que han escarbado entre la nieve. La imagen es impactante: ¡¡un torcecuello en la nieve!! 
El torcecuello pertenece a la familia de los pájaros carpinteros pero no se parece mucho a ellos, no puede taladrar la madera y sus comportamientos son diferentes. Es el único de los pájaros carpinteros que migra y, este ejemplar, ahora debería de estar en África, al sur del Sáhara.
A lo largo de la ribera del río Duero en Zamora ciudad diferentes observadores hemos ido constatando la presencia de, por lo menos, tres torcecuellos que se han quedado a pasar el invierno.
Fotografías tomadas el 8 de diciembre de 2020.
Si es increíble ver un torcecuello en la nieve, el día anterior pude fotografiar a dos golondrinas posadas en la orilla del río. Golondrinas que estaban heladas pero que también diferentes observadores llevan viendo todo el invierno. 
Fotografías tomadas el 8-1-2021
Golondrinas y torcecuellos, dos aves estivales, dos aves que no deberían de estar aquí: ¿Por qué se han quedado? ¿Qué les ha empujado a permanecer aquí en invierno? 
La migración de las aves ha fascinado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. ¿Dónde iban las aves en invierno? Era una de las preguntas que se hacían científicos y eruditos de todos los tiempos, la teoría más aceptada la lanzó Aristóteles diciendo que las aves hibernaban, teoría que se sostuvo hasta el siglo XIX, aunque hubo otras mas descabelladas como que se transformaban en otras aves (filósofos griegos) o que se iban a la luna (Charles Morton en el s. XVII). 
En una cacería celebrada el 21 de mayo de 1822 en el Castillo Bothmer (cerca del pueblo de Klütz, al norte de Alemania) resultó abatida una cigüeña que cambió por completo las teorías de la migración. La cigüeña llevaba clavada en el cuello una flecha de unos 80 cm procedente de una tribu del centro de África. La deducción fue inminente: las cigüeñas viajaban hasta África en el invierno, cambiando las teorías aceptadas hasta ese momento. (Actualmente la cigüeña está disecada y se encuentra en la Universidad de Rostock). 
No todas las aves son migratorias. Nos encontramos con aves: sedentarias que no realizan movimientos migratorios; estivales que podemos ver a partir de finales de marzo y vienen a criar desde África; invernantes que solamente podemos ver en invierno que vienen desde el centro y norte de Europa para pasar los meses mas fríos buscando mejores condiciones climáticas y de alimento y, aves en paso, que solamente podemos ver cuando cruzan nuestro territorio ya que viajan desde el norte de Europa y Siberia hasta el África tropical para pasar el invierno (y vuelta). 
Fotografía de un martinete tomada en enero.
Desde hace años, en Zamora ciudad, podemos disfrutar de un grupo de martinetes comunes que pasan todo el invierno en un dormidero en el río o de varios avetorillos que puedes ver en diciembre o enero, e incluso algún águila calzada que ha pasado todo el invierno en la ciudad. Todas, aves estivales. Todas, aves que deberían de estar en África. Todas, aves que han cambiado su ciclo de migración: ¿por qué?
Águila calzada en enero de 2016.
Sin olvidarnos de las cigüeñas que alrededor de 500 entran todas las noches de noviembre y parte de diciembre a dormir en la ciudad, a partir de ese momento ya se las puede ver en los nidos. Cuando todo el mundo tenía claro, hace algunos años, que: “Por San Blas, la cigüeña verás (3 de febrero)”. 
¿Son ejemplares aislados que deciden quedarse? ¿Son ejemplares que van marcando una tendencia año tras año? Lo cierto es que desde hace unos años, la situación está cambiando lentamente; el cambio climático está afectando a la migración de las aves, el aumento general de las temperaturas y la disponibilidad de alimentos en el invierno han provocado que un tanto por ciento de algunas aves no realicen su migración normal hasta África y se queden en nuestra tierra. ¿Esa tendencia se consolidará hasta que no migren la mayoría de ejemplares? Quién sabe, el tiempo lo dirá pero lo que está claro es que el hombre ha alterado el trascurso normal del ciclo de la naturaleza.

miércoles, 1 de julio de 2020

¿Por qué se destruyen todavía nidos de aviones y golondrinas?

Hace unos días salió en prensa la noticia de un hombre investigado en un lugar de la provincia de Zamora por destruir 19 nidos de avión común. Me parece increíble que todavía haya gente que se dedique a destruir nidos de unas aves que lo único que hacen es bien para la sociedad; quizás haya que explicarlo porque parece que, o se olvida, o se ignora entre un segmento de la población.
Empecemos por los beneficios, que no son pocos. Aviones, golondrinas y vencejos son los tres mosquiteros. Son aves insectívoras que vienen desde África para criar en nuestros pueblos y ciudades.
Avión común.
Aves que: “Como aves cercanas al ser humano, su presencia es un indicador de la buena calidad ambiental de nuestros pueblos y ciudades. Donde hay vencejos, golondrinas y aviones, el entorno es más saludable para las personas. Se trata de animales muy beneficiosos, que ingieren una gran cantidad de insectos voladores. Por ejemplo, una golondrina, cuya dieta se basa principalmente en moscas, mosquitos, hormigas voladoras, avispas, chinches y pequeños escarabajos, puede consumir unos 60 insectos a la hora (unos 850 insectos diarios), lo que representa unos 150 gramos de insectos al día por golondrina; esto supone unos 55 kilos de insectos consumidos por cada golondrina al año, o lo que es lo mismo, 310.250 moscas-mosquitos anuales” (SEO/BirdLife).
Si una golondrina consume unos 850 insectos diarios y un avión común alrededor de 500 moscas y mosquitos al día: ¿Cómo es posible que todavía se sigan destruyendo sus nidos? ¿No entendemos que son un beneficio enorme para nuestra sociedad?
Avión común.
Destruir estos nidos es un delito: “La Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, recoge el listado de las especies, subespecies y poblaciones merecedoras de una atención y protección particular en función de su valor científico, ecológico, cultural, singularidad, rareza o grado de amenaza, así como aquellas que figuran como protegidas en los anexos de las directivas y los convenios internacionales ratificados por España. El R. D. 139/2011 de 4 de febrero para el desarrollo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial y del Catalogo Español de Especies Amenazadas contiene entre las especies que requieren una protección especial la el avión común.
El artículo 334 del código Penal sanciona con penas de prisión de seis meses a dos años o multa de ocho a veinticuatro meses este tipo de acción. Se recuerda que para la destrucción de los nidos realizados por estas aves, se requiere autorización de la autoridad competente, Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, que tras comprobar que se reúnen los requisitos exigidos por la legislación aplicable podrá emitir las oportunas autorizaciones”. (Extraído del artículo de Zamora 3.0.)
Eliminan miles y miles de insectos que pueden provocarnos molestias y enfermedades a cambio de un lugar en el que poder anidar. Si sopesamos beneficios con molestias (incluidos los excrementos por los que tanto se protesta) creo que salimos mucho más beneficiados. Salimos ganando con creces.
Sus nidos. Esos nidos que son una verdadera obra de arte. Esos nidos que se destruyen son dignos de un arquitecto de renombre. 
El avión común es un verdadero artesano y arquitecto, un estratega consumado que no construye su nido en cualquier lugar, necesita primero una comprobación, una prueba de que donde va a construir su nido es el lugar idóneo, el lugar adecuado para lo cual hace un experimento.
Aviones comunes recogiendo barro.
Su nido está construido con barro que mezcla con su saliva y va llevando poco a poco en el pico hasta el lugar escogido pero: ¿Ese lugar resistirá el peso del nido o se caerá? El avión común elabora un plan para saber si ese lugar resistirá el peso del nido: va colocando pequeñas bolas de barro en diferentes puntos y las deja secar, quiere comprobar el grado de adherencia que tiene el barro en ese lugar. Una vez secas y hecha la comprobación elige el sitio específico ya que, si la adherencia es buena, el nido no se caerá.
Avión común construyendo el nido.
Una vez elegido el lugar comienza la ardua tarea de construcción artesanal del nido llevando cientos de pequeñas bolas de barro mezcladas con su saliva en el pico desde el punto en el que recoge el suministro de barro hasta el lugar escogido. (La ausencia de zonas de barro en las ciudades es uno de los factores que ha provocado la bajada de las poblaciones de avión y golondrina en los últimos años así como la falta de lugares adecuados para criar o el uso generalizado de pesticidas para eliminar insectos, su alimento).
Después de muchos viajes con el material de construcción en su pico el nido empieza a tomar forma de bola, en la que dejará una pequeña entrada el avión común mientras que la golondrina o el avión roquero lo dejarán abierto por arriba.
Nido de avión común.
Nido de golondrina común en un lugar muy curioso.
Nido de avión roquero.
Finalizada la construcción hay que adecuarlo por dentro para lo cual recogerá pequeñas hierbas secas o ramitas a las que añadirá un fino colchón de plumas quedando un lugar perfecto para la cría de sus pequeños polluelos. Una verdadera obra de arte. 
Avión roquero recogiendo material para forrar el nido.
Esa obra de arte, lugar de cría de aviones y golondrinas es la que todavía, algunas personas, no entienden que no pueden destruir porque nos reportan muchísimos más beneficios que molestias y además es un delito. Gracias a Dios las campañas divulgativas y la educación a los niños ha provocado que estas destrucciones de nidos sean cada vez menores pero, por desgracia, todavía quedan algunos que no lo entienden.
Hace años, en un pueblo sanabrés, me encontré este nido de golondrina tan curioso sobre un grifo. Grifo que quedó totalmente inutilizado pero, el dueño del lugar, en una preciosa lección, no lo destruyó sino que dejó que allí criaran sus preciadas golondrinas; es más, incorporó una manguera para poder (mediante otra llave) seguir sacando agua del mismo lugar sin destruir la preciosa obra de ingeniería. Estaba convencido que el hecho de criar allí las golondrinas le traía suerte, lo llevaban haciendo muchos años en su casa. Toda una lección.

jueves, 12 de junio de 2014

Nidos en lugares curiosos.

Las aves se han ido adaptando progresivamente al hombre y lo han hecho de una manera sorprendente en muchos casos. Viven entre nosotros; forman parte de nuestro entorno y a mucha gente sorprendería la gran variedad de fauna que podemos encontrar en nuestras ciudades, sin ir más lejos en Zamora, donde su fauna urbana es de una enorme variedad en jardines, orillas del río Duero, Bosque de Valorio, Los tres Árboles o simplemente la muralla.
Las aves han sabido adaptarse a estas ciudades y muchas de ellas son un integrante más de nuestra vida cotidiana. En la época de reproducción también construyen sus nidos entre nosotros y ante la falta de árboles (en muchos lugares) o espacios que consideraríamos idóneos para la construcción de un nido, las aves nos sorprenden con nidos construidos en lugares que nunca hubiéramos pensado o imaginado. Es uno de esos nidos el que me encontré en Toro (Zamora).
Habían pasado por el lugar más de cien personas y nadie había reparado en el nido. Entré el último y oí un débil piar: "¿Un pollo? Aquí dentro". Instintivamente miré hacia arriba y allí estaba, el nido construido sobre una gran lámpara en la entrada.
No me lo podía creer. Allí arriba, una golondrina, había construido su nido. Llevaba un cámara pequeña y esperé en una esquina. Cuando el silencio envolvió nuevamente el lugar, los pollos empezaron a piar alternativamente unos y luego otros hasta que se estiraron, abrieron sus grandes bocas y comenzaron a mover las alas en un afán de llamar la atención y ser el que consiguiera su preciado premio. Comida. La golondrina entró volando. Se posó en el borde del nido y cebó a uno de sus pequeños. Después, nuevamente, silencio. Había que esperar la siguiente oportunidad.
La golondrina entraba y salía cada pocos minutos para ir dando de comer a sus pequeños alternativamente. Era increíble. Allí estaba el nido, en un lugar inverosímil por completo pero perfecto para las golondrinas que lo habían elegido. El lugar era cálido. Estaba protegido y estaba tan a la vista que nadie reparaba en él. Alucinante.
Este es el último nido curioso que me he encontrado pero los siguientes que os voy a mostrar también son, cuanto menos, sorprendentes. Alguno de ellos ya lo he puesto en alguna entrada del blog pero otros no.
El primero de ellos es en Fuentalpeña. En una finca de unos familiares me sorprendió que un carbonero entrara y saliera de un tubo de hormigón. "¿Tendría allí el nido?" Así era. Había construido su pequeño nido en el suelo. En la base del tubo. Junto  a los tubos azules que sobresalían. Allí crió a sus pequeños sin ningún problema.
El siguiente nido es en Puebla de Sanabria donde, en un extractor de humos, todos los años, una pareja de gorriones saca adelante a su prole. Lo más sorprendente todavía es que ese extractor es de una cocina que funciona normalmente.
En la comarca de Sanabria también se encuentra este curioso nido.
Nido en un cráneo humano empotrado en una pared en un lugar muy concurrido del pueblo. Nido que es utilizado por gorriones o por una pareja de colirrojo tizón que van criando en este hueco unos años unos y otros los otros incluso, el mismo año, han criado los dos.
Si el lugar del siguiente nido es sorprendente la historia no lo es menos. Una pareja de golondrinas construyó el nido, en un pueblo sanabrés, sobre este grifo, con lo que quedó totalmente inutilizado pero, el dueño del lugar, no lo destruyó sino que dejó que allí criaran sus preciadas golondrinas; es más, incorporó una manguera para poder (mediante otra llave) seguir sacando agua del mismo lugar sin destruir la preciosa obra de ingeniería. Estaba convencido que el hecho de criar allí las golondrinas le traía suerte.
Como veis, nidos sorprendentes. Adaptados a lugares que ni nos imaginamos pero que a sus constructores le han servido perfectamente para sacar adelante a sus pequeños. La adaptación es cada vez más sorprendente.

jueves, 28 de junio de 2012

Cualquier sitio es bueno.

Esta va a ser una entrada diferente para las que escribo normalmente. Va a ser muy corta ya que solamente quiero enseñaros una curiosidad, por lo menos eso me ha parecido a mi.
Hace más de un año publiqué una entrada de nidos curiosos (si queréis verla pinchar aquí) y este nido podría haber estado presente en aquel momento.
Como veis, estas golondrinas han construido un nido aprovechando todo lo que tenían alrededor.
La golondrina común es un ave muy conocida que vuelve todos los años al mismo nido o la misma zona, a menos que el año anterior se lo hayan destruido o eliminado la pollada.
Las golondrinas son muy buenas obreras. Barro, paja o hierba seca son sus principales materiales e incluso boñigas de vaca pueden ser utilizadas para la construcción que con un poco de aguan forma una pasta que irá poniendo poco a poco hasta construir este nido en forma de cuenco que se apoya en la viga de madera, algo que buscan normalmente las golondrinas, y lo curioso, en el grifo.
Algo a destacar sobremanera, es el respeto del dueño del lugar hacia el nido. No lo destruyó sino que puso una manguera para seguir sacando agua sin molestar a sus nuevas inquilinas. En muchos lugares que las golondrinas aniden en tu casa es un hecho que se considera una suerte y, en este pueblo, así lo creen.