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lunes, 19 de enero de 2015

De paseo por el río.

En estos días de nieblas y más nieblas los paseos por el río Duero a su paso por Zamora son mágicos; la humedad y la niebla le dan un aspecto de cuento encantado en el que surgen sus pequeños habitantes que se mueven temerosos, decididos, dispuestos a buscar un sustento que en el invierno es más duro de encontrar con lo que se refugian en carrizos, arbustos y arboledas de la orilla del río donde encuentran cobijo, alimento y protección.
Este mundo está habitado por innumerables pajarillos que vuelan rápidos entre los carrizos y los árboles. Nos encontraremos con pajarillos comunes que habitan todo el año y con otros que pasan aquí el invierno.
Gorriones comunes y molineros son fáciles de ver, al igual que mirlos comunes, petirrojos, herrerillos comunes, carboneros comunes o colirrojos tizones, pero otros son más esquivos o temerosos moviéndose más ocultos o en horas más tranquilas.
Aquí tenéis un buen ejemplo de algunos de los pajarillos que se pueden encontrar estos días por el río Duero a su paso por Zamora: 
Petirrojo.
Moscón.
Lavandera cascadeña.
Lavandera blanca.
Escribano palustre.
Verdecillo.
Pinzón vulgar.
Gorrión molinero.
Jilguero.
Agateador común.
Martín pescador.
Curruca capirotada (macho).
Curruca capirotada (hembra).
Verderón.
Mosquitero.
Mito.
Zorzal.
Colirrojo tizón.
Carbonero común.
Mientras los pajarillos se mueven entre los carrizos y los árboles otros habitantes del lugar andan ocupados en temas amorosos...
Otros se dedican a buscar y encontrar alimento que se comen espectacularmente tras una gran escaramuza para intentar arrebatarle la tan preciada comida. 
Cormoranes, cigüeñas blancas, garzas reales, gallinetas y garcillas bueyeras son otros de los habitantes de este tramo del río Duero.
También hay otro habitante que estos últimos años pasa el invierno en esta zona, el avetorillo.
Grajillas, cornejas, urracas, estorninos, bisbitas, pito real y mirlos también son comunes pero en ocasiones el pico menor, el torcecuello o el picogordo se dejan ver por la zona.
Picogordo.
Pico menor.
Andarríos chico, gaviotas (sombrías y reidoras) y fochas también aparecen estos días por las orillas del río.
Andarríos chico.
Gaviota sombría.
Mis abuelos vivían en una de sus orillas; antes de llegar al puente de piedra, en la orilla derecha, mi abuelo tenía su taller de carpintería con su fachada rosa que durante muchos años fue lugar de reunión en la Zamora de los años cincuenta, sesenta y setenta de futuros pintores, escultores, músicos, escritores o tallistas como Antonio Pedrero, Ramón Abrantes, Coomonte, Claudio Rodríguez, Julio Mostajo, Alito, Alberto de la Torre Cabero, Arturo, Miguel Pérez, Ricardo Flecha (padre), Alfonso Bartolomé, Jesús Hilario Tundidor, Castilviejo, Julio "el escayolista", Tomás Crespo o Miguel Berdión entre otros, a hablar, componer, tocar música o a que mi abuelo les prestara una madera, un lienzo, un bastidor o unas pinturas. Eran jóvenes artistas y amigos de mis tíos que buscaban un futuro que les sonrió y cuando se hicieron importantes siempre que podían bajaban a ver al señor Manolo y a la señora Angelita; ahí es cuando yo los veía y me admiraba que gente tan importante bajara por allí, por el taller, por una simple carpintería; siempre fueron agradecidos y bastantes años después muchos participaron en un homenaje que le hicieron a mi abuelo con una exposición.
En ese taller pasé gran parte de mi vida. Ese taller forjó mi carácter y ese taller se encontraba al lado del río donde mi abuela o mi madre, de niña, lavaban la ropa en su orilla, se cogía una barca para pasear por sus aguas o se pescaba para la comida. En ese río veíamos multitud de animales. Ese río marcó los barrios bajos. Ese río marcó la ciudad.
Voy muy a menudo a pasear por sus orillas o a hacer deporte. Ese taller ya no existe. Se cerró hace muchos años pero cada vez que paso siempre se me escapa una mirada o una sonrisa.
Los habitantes del río van cambiando a lo largo del año, unos se van, vendrán otros y permanecerán algunos todo el año. Es un río cuyas aguas chocolate están llenas de vida, solamente hace falta tener un poco de suerte para encontrártela.

domingo, 17 de marzo de 2013

Pollos de mirlo tempraneros.

Hace unos días mi amigo Fernando, gran amante de la naturaleza y de la fotografía, me avisó de la presencia de una pollada de mirlos cerca de su trabajo. Los mirlos, normalmente, son muy tempraneros en su primera puesta del año pero estos se habían adelantado mucho, más de lo normal, teniendo en cuenta el mal tiempo que había hecho en el último mes.
Al día siguiente del aviso, según llegaba de trabajar, me acerqué a ver si los veía. Al poco de estar en el jardín, en pleno centro de Zamora, y ante la extraña mirada de mucha gente, comencé a oir el reclamo típico de un pajarillo cuando pide comida desesperadamente. Me guié por el sonido y allí estaba. Un pequeño mirlo debajo de un seto pidiendo insistentemente comida a sus padres.
Pequeño pollo de mirlo común esperando su turno para alimentarse.
Poco a poco aparecieron más. Había tres pollos volanderos que no paraban de pedir comida constantemente a unos padres que se veían perseguidos por los jardines y se afanaban, sin descanso, en picotear el suelo en busca de cualquier gusano, insecto, semilla o lombriz que pudieran encontrar y así dárselo a uno de los pequeños mirlos que les seguían fielmente allá donde fueran.
Los tres pequeños mirlos esperando que el mirlo macho les llevara comida.
Los tres son diferentes, seguramente hayan nacido en un intervalo
de 3 días entre el primero y el tercero y eso, se nota, sobre todo
en el plumaje.
¿Cuándo han criado esta pareja de mirlos? Si estos tres pequeños pollos tienen unos 15-20 días, más otros 15 días de incubación nos estamos acercando a algo más de un mes; por lo tanto hablamos de principios de febrero cuando comenzó la puesta. Lo normal es que estos pequeños hubieran nacido, como muy pronto, a finales de marzo, principios de abril que es cuando los científicos sitúan la media de nacimientos de mirlo común pero estos habían nacido un mes y algo antes de lo normal, además, teniendo en cuenta que el tiempo en febrero ha sido desapacible y frío.
Hembra cebando a uno de los pequeños.
Rápidamente aparece un segundo pollo a esperar un alimento...
...que no tarda en llegar. La hembra cierra el ojo para evitar un
posible picotazo ante el nerviosismo del pequeño mirlo.
Los tres pequeños perseguían sin descanso a sus padres que los cebaban constantemente, bastante más la hembra que el macho que se marchaba más lejos o se subía a un edificio cercano; en cambio la hembra, nunca abandonó la zona de jardines en la que se movían los tres pequeños mirlos.
La gente seguía pasando sin reparar en los pequeños mirlos, solamente miraban, con cara entre extraña y sorprendida, a un personaje agachado con un cámara haciendo fotografías. En uno de esos momentos me fijé que el macho tenía alguna pluma blanca (sobre todo en el obispillo y en un lateral) ¿podría ser un mirlo leucístico? ¿Estaba empezando a tener plumas blancas?
Normalmente los mirlos crían muy cerca de donde nacen y, curiosamente, este mirlo había criado en el mismo sitio en el que llevo viendo al “mirlo blanco” desde principios de 2011. ¿Sería un descendiente de aquel?
"Mirlo blanco" que llevo viendo desde principios de 2011.
Este nuevo mirlo es un posible leucístico, no albino. El leucismo es una rareza genética debida a un gen recesivo, que le da el color blanco. Esta particularidad genética puede tener diferentes grados. El mirlo blanco que llevo viendo desde 2011 tiene un grado muy alto de leucismo porque está muy blanco ya que, según pasa el tiempo, se va poniendo más blanco.
En el leucismo la pluma es completamente blanca o completamente coloreada, no hay plumas “a medias”. Para que sea visible (fenotipo) este color blanco, tiene que darse la coincidencia de que ese mirlo se empareje con una hembra que también lleve en sus genes (se muestre o no) ese gen recesivo que le provoca el leucismoPor lo tanto creo que hay muchas posibilidades que este nuevo mirlo posible  leucístico (habrá que seguir su evolución para confirmar su rareza genética) sea descendiente del otro.
El macho coge unas lombrices y...
...se las lleva a uno de sus pequeños que estaba en un árbol cercano.
Siempre es apasionante observar el comportamiento de los animales y así lo hice ese día y al siguiente. Pudiendo ver como el mirlo macho ejerció de dominante del territorio en un momento determinado en el que otros dos machos se aproximaron demasiado a lo que él consideraba suyo. 
Pero la mayor agresividad de la pareja de mirlos la pude comprobar cuando una urraca se aproximó a uno de los pequeños. Inmediatamente, tanto el macho como la hembra, se pusieron tremendamente agresivos con la urraca pero lo hicieron de una forma organizada. El macho se lanzó a por la urraca directamente, como un poseso, y la hembra hizo lo mismo pero siempre se interponía entre la urraca y el pollo que se acurrucó en una rama. Con esa acción conjunta de defensa-ataque-protección expulsaron a la urraca que podría haberse convertido en un serio enemigo para sus crías.
El pequeño mirlo reclama...
...un alimento que su madre le lleva.
Esta escena se puede ver en nuestros jardines y parques.
Solamente hay que fijarse y dejarles tranquilos. Eso se llama respeto.
Otro comportamiento curioso fue la manera que tienen los animales de enseñar a sus crías. En un momento determinado, la hembra de mirlo, se puso a escarbar en el suelo en busca de comida pero esta vez no cogió nada y se lo llevó a uno de los pollos, sino qué comenzó a reclamarlo. El pequeño mirlo llegó y cogió la lombriz que había dejado al descubierto la madre. Le acababa de enseñar de donde coger comida. Acto seguido, la hembra escarbó y, el pequeño, la imitó. Estaba enseñándole a buscar comida.
Hembra con unas lombrices recién sacadas del jardín.
La tarde que los vi por primera vez tuve una nueva y agradable sorpresa. Volví a ver al “mirlo blanco” volando en un jardín particular. Seguía vivo. No lo había vuelto a ver desde septiembre de 2012 y tenía dudas que siguiera vivo ya que este mirlo tiene unos cuatro o cinco años, edad que se considera la media de vida de estas aves, además, la última vez que lo vi tenía una herida en la nuca y podría haber sufrido cualquier percance. Espero seguir viendo a estos dos mirlos y poder seguir su evolución. 

lunes, 3 de septiembre de 2012

El mirlo blanco está más blanco.

En una de las primeras entradas, cuando comenzaba la aventura de escribir este blog, hablaba de un mirlo blanco. Mirlo que vivía en un jardín en medio de la ciudad de Zamora. Eso fue hace dieciséis meses. El uno de mayo de 2011 publiqué la entrada acerca de este curioso mirlo que no era albino, sino que era una rareza genética debida a un gen recesivo, que le daba el color blanco. Esta particularidad se llama leucismo.
Mirlo blanco en abril de 2011
Mirlo blanco en abril de 2011. 
Comentaba en dicha entrada que creía que estaba en su territorio y como buen mirlo macho debía de moverse por él y cuidarlo. Si ese era su territorio, no se movería de allí hasta que muriera (los mirlos que sobreviven a su primer año, viven una media de 5 años) y quizás, en otro momento, lo volviera a ver.
Mirlo blanco en abril de 2011.
Allí sigue. En la misma zona. En su territorio. Volando entre la gente que pasa absolutamente de él. Nadie se fija en un pájaro blanco y negro que escarba en el jardín en busca de gusanos y vuela sobre sus cabezas. Está un poco más blanco. Algo normal en aves con leucismo.
Mirlo blanco en agosto de 2012.
Mirlo blanco en agosto de 2012 con una herida en la nuca
que puede haberse producido por un depredador o cualquier otro pájaro
(incluso otro mirlo macho en una pelea).
El leucismo se produce por que, aunque el ave produzca melanina (pigmento de color negro o pardo negruzco) de forma normal, el pigmento no se deposita en las células de las plumas, con lo cual quedan blancas en vez de su coloración. Las aves con leucismo, normalmente, tienen las plumas de su color o blancas, es decir, este mirlo tiene las plumas, negras o blancas. No tiene plumas a medias. Mitad blanca. Mitad negra. 
También puede suceder lo contrario, es decir, cuando se produce un exceso de melanina en el plumaje, volviéndose oscuro (negro o marrón oscuro). Entonces se llama melanismo.
Mirlo blanco en el jardín (agosto 2012).
Espero poder verlo más veces. Que siga volando tranquilamente entre casas, coches y gente. Que siga escarbando en el jardín y demostrando que el dicho: "eres más raro que un mirlo blanco", para él, es algo normal.
(Agradezco enormemente a Fernando García el prestarme sus fotografías para esta entrada).