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lunes, 3 de mayo de 2021

Porrón pardo y limícolas en una Villafáfila llena de vida.

Villafáfila está preciosa, impresionante de vida y movimiento. Cada día surgen nuevas sorpresas y una de ellas surgió el pasado viernes 30 de abril cuando Alfonso Rodrigo descubrió un porrón pardo en la Salina Grande.
Parada 1: A primera hora del día siguiente me encontraba en la laguna con la esperanza de poder ver al precioso porrón pardo. Nada mas llegar lo localicé. Nadaba junto con una pareja de cercetas comunes de las que no se separaba en ningún momento.
Descansaba y se alimentaba en la zona mas profunda de la laguna con lo cual la distancia era enorme para cualquier fotografía decente pero daba igual, lo estaba viendo y disfrutando. Era mi primer porrón pardo. (Gracias Alfonso Rodrigo).
Este porrón pardo es la cita histórica número 10 para Zamora (datos de Alfonso Rodrigo, al cual se lo agradezco enormemente). Porrón pardo al que le gustan las zonas de humedales profundos con abundante vegetación y muy poco las aguas salinas. Las citas anteriores en Villafáfila se produjeron en la balsa de decantación que es de agua dulce siendo mas inusual verlo en plena salina donde se encontraba este.
El porrón pardo es un ave escasa, muy escasa. En España sobrevive en ciertos puntos del Levante, Castilla la Mancha y Andalucía donde se encuentra en profunda decadencia. Está catalogado en Catálogo Nacional de Espacies Amenazadas como en peligro de extinción y en Europa como especie casi amenazada.
Zarapito trinador.
Allí estaba, en mitad de la salina, entre avocetas, tarros blancos o cigüeñuelas que están en pleno proceso de cría mientras los zampullines cuellinegros exhiben sus mejores galas o las gaviotas reidoras defienden sus territorios. Nadaba. Descansaba. Se alimentaba. Era un extraño en un lugar diferente en el que los ánsares han sacado adelante a sus pollos o los cernícalos se ciernen sobre las praderas en las que zarapitos trinadores y cigüeñas se alimentan sin descanso ante la atenta mirada de un precioso búho campestre que parece que todo lo ve.
Parada 2:
Estos días en Villafáfila se están viendo grupos enormes de limícolas como el que estábamos viendo en un encharcamiento en el que miles de mosquitos salpicaban la superficie del agua que estaba repleta de comida en su fondo, lodo que albergaba un suculento alimento en el que un gran grupo de correlimos comunes se alimentaba sin descanso junto con una garceta común, dos andarríos bastardos, tres archibebes claros, cigüeñuelas, frisos y azulones mientras las pagazas piconegras patrullaban la zona seguidas de milanos o ratoneros que observaban las preciosas lavanderas boyeras con sus mejores galas.
Correlimos tridáctilo.
Archibebe claro.
El encharcamiento era un verdadero festín para los correlimos comunes y chorlitejos grandes entre los que había varios infiltrados: dos correlimos tridáctilos y un chorlitejo patinegro que se entremezclaban con ellos en la búsqueda constante de alimento. Están en migración y deben de coger fuerzas para llegar a sus zonas de cría en el Ártico.
Comencé a contar el grupo y cuando me llegaba por el correlimos común 602 una flecha negra cayó como un rayo del cielo sobre el gran grupo que se levantó asustado y espantado. Un halcón peregrino se lanzó sobre los asustados correlimos que salieron despavoridos ante la violencia del ataque. 
El halcón falló pero levantó todo el gran grupo que huyó a toda velocidad. El halcón busco una nueva presa, cogió altura y volvió a caer sobre unas golondrinas que vieron como el halcón las perseguía insistente pero sin éxito. El halcón se fue y me quedé sin saber cuantos correlimos había en el grupo pero el momento fue espectacular.
Parada 3: la laguna de La Rosa es una pequeña laguna que es de las primeras que se quedan sin agua; tiene poca profundidad y mientras tiene agua es un lugar muy bueno de observación. Junto a ella me encontraba cuando un grupo enorme de correlimos comunes aparecieron sobre la pequeña laguna. Cientos de pequeños correlimos volaban apelotonados como un enorme cardumen de peces en la inmensidad del océano.
Es increíble como vuelan tan juntos. Ir en gran grupo tiene muchas ventajas pero ¿como se mueven? ¿qué hace que uno de estos correlimos no se choque con otro en el grupo?
Un pájaro que vuela en una gran bandada debe de preocuparse de no chocar con los que están a su lado, de moverse en la misma dirección que los demás y debe estar siempre cerca de los de alrededor. Tiene que cumplir esas tres normas dentro de una bandada de cientos o miles de aves como él.
En el año 2010, K. Bhattacharya y Tamás Vicsek científicos de Budapest (Hungría) publicaron en la revista New Journal of Physics una teoría en la que "... se ve a las aves representadas por partículas con parámetros como la posición y la velocidad. En ausencia de un líder que tome la decisión, el cambio colectivo que hace pasar a los pájaros desde la situación de vuelo hasta la del aterrizaje viene determinado en buena parte por las perturbaciones aéreas a las que cada ave está sujeta, como por ejemplo las derivadas de la posición de vuelo del pájaro dentro de la bandada. Una perturbación provoca otras, esas a su vez tienen el mismo efecto, y así sucesivamente. El fenómeno puede compararse con una avalancha en un montículo de arena".
Por lo tanto un ave cambia su posición dentro de la bandada fijándose en las aves que tiene a su alrededor. Estas aves, que tiene alrededor suyo, son unas seis o siete que se encuentran en su entorno inmediato, sin importar lo cerca o lejos que se encuentren. Es decir, hará lo que hacen los que están a su lado y así hará otra ave y así otra, es como una pequeña explosión de acciones con su onda expansiva.
Pero ¿qué hace que se muevan esas seis o siete aves a la vez? Los mismos investigadores en el año 2012 fueron más allá y lo explicaron cómo si las aves fueran partículas de un metal que se orientan cuando sufren un fenómeno de magnetización. Es decir, cuando un ave de la bandada decide cambiar de rumbo se produce un efecto de “imantación” que hace que sus vecinos inmediatos (esos seis o siete individuos) le imiten. Y cada uno de estos vecinos afectará a la trayectoria de sus vecinos y estos a los otros y así sucesivamente, haciendo que todo el grupo se mueva a la vez, al unísono.
El enorme grupo de correlimos se movía al unísono en un espectáculo deslumbrante, se movían como un todo, es como si hicieran magia, se mueven como uno sólo.
721 correlimos comunes conté en casa en una de las fotografías que les hice, además llevaban algunos infiltrados: 15 correlimos tridáctilos, un correlimos zarapitín y un chorlitejo grande volaban entremezclados con los correlimos comunes en el gran grupo.
Las distancias en Villafáfila son enormes. El gran grupo junto con otros tres grupos parecidos bajaron en la orilla de unas islas en el centro de la laguna de Barillos, demasiado lejos para poder ver o distinguir nada mas. En el mismo entorno agujas colipintas, chorlitos grises, espátulas y garcillas bueyeras se alimentaban o descansaban.
Parada 4:
La mañana llegaba a su fin y la reverberación era enorme. Paré en Otero de Sariegos para ver la parte mas cercana de la Salina Grande en la que un grupo de 72 combatientes se exhibían con sus mejores galas nupciales. Preciosos. Imponentes. Altivos. Gallardos. Pavoneándose delante de las hembras que veían como imponentes y espectaculares machos con golas y plumajes blancos, dorados, negros o marrones se pegaban exhibiendo sus fuerza y elegancia, incluso alguno que había conseguido alejar a sus oponentes se subió sobre una hembra simulando una cópula.
Pronto se irán a sus zonas de cría en el norte pero me dejaron un precioso e imponente broche a una gran mañana en ese enclave tan querido e importante que son las Lagunas de Villafáfila.

jueves, 7 de noviembre de 2019

De paseo por la playa de Doñana.

Pasear por la playa de Doñana es una delicia para los sentidos. El sonido del mar. La suavidad de la arena. La brisa. El color azul. Verde. Blanco. Las dunas. La ausencia de construcciones desde el final de Matalascañas. Playa virgen de más de treinta kilómetros que es única en Europa. Playa que de no estar protegida sería un hervidero de construcciones hasta la misma orilla como ha sucedido en kilómetros y kilómetros de nuestras costas. Playa solitaria en esta época y por la que caminar es una verdadera maravilla.
Playa llena de vida. Playa en la que sus habitantes pasean, descansan o se alimentan. Habitantes como los correlimos tridáctilos que caminan como si llevaran prisa constantemente, sin parar un momento, pequeños correlimos blancos que parece que les hubieran dado cuerda y patrullan constantemente la playa persiguiendo o escapando de las olas en busca de alimento.
Correlimos tridáctilo.
Pequeños correlimos que llegan de sus territorios de cría en el Ártico para pasar el invierno en nuestras costas. Correlimos que pasan junto a las gaviotas que descansan tranquilamente. Gaviotas como las de Audouin. Preciosas gaviotas que se han ido recuperando lentamente de una situación alarmante en los años sesenta del s.XX; siendo, actualmente, la población española la más importante a nivel mundial.
Gaviota de Audouin.
Gaviota de Audouin de primer invierno y adulta.
Preciosa y estilizada gaviota de patas verde oliva, pico rojizo, negro y amarillo que alcanza el plumaje de adulto a los cuatro años de edad. Gaviota que he podido disfrutar con diferentes edades e incluso varios ejemplares anillados de los que pude leer uno con anilla blanca y dígitos negros: CC4L que fue anillado en el Delta del Ebro el 16-6-2017 siendo esta su primera observación.
Gaviota de Audouin anillada.
Gaviotas sombrías y patiamarilla.
Gaviota cabecinegra entre charranes patinegros.
Junto a las gaviotas de Aundouin gaviotas sombrías, patiamarillas y una solitaria gaviota cabecinegra jalonaban la playa en pequeños grupos que descansaban o buscaban comida. Entre ellas pude leer dos gaviotas sombrías anilladas.
La J961U que venía desde la lejana Noruega, habiendo recorrido unos 3.000 km y había sido anillada el 12-7-2019. También la 5EF proveniente de Gran Bretaña. (Sin datos hasta ahora)
Según avanzas por la playa te invade una enorme tranquilidad. Muy poca gente pasea por la larga playa y nadie, absolutamente nadie, se para a observar o fotografiar las aves que van salpicándola e incluso te miran de forma extraña como preguntándose: “¿qué hace este?” o tienen “tan bien educado al perro” que hacen que te espante todas las aves que estabas fotografiando, vamos lo que se llama educación y respeto.
Según avanzaba por la fina arena los charranes patinegros patrullaban la orilla lanzando impresionantes picados cual flechas que atravesaban el agua a una gran velocidad mientras otros grupos descansaban entremezclados con las gaviotas.
Charranes patinegros y gaviotas de Audouin.
Charranes patinegros.
Charranes patinegros elegantes y distinguidos que algunos de ellos pareciera que tuvieran tupés despeinados y extravagantes. Charranes mucho más nerviosos que las gaviotas y que se espantaban con cierta facilidad; entre ellos pude leer uno con la anilla M9C anillado en las Marismas de Odiel, muy cerca de donde me encontraba.
Ostrero.
Otro de los habitantes de la playa es el ostrero. Precioso y desconfiado limícola que es un verdadero especialista a la hora de alimentarse. Me recordó al precioso corto de Pixar sobre un correlimos que aprende a buscar almejas en la playa. Almejas que encuentra con enorme facilidad, almejas enterradas que localiza, imagino que como en el corto, por las burbujas de aire al bajar la ola.
Ostrero.
Ostreros que sacaban las almejas y las abrían con una facilidad enorme metiendo la punta del pico y abriéndolas haciendo una especie de palanca para sacar la almeja del interior. Ostreros que se levantaban ante la mínima desconfianza.
Chorlitejos patinegros.
Los chorlitejos patinegros, declarada ave del año 2019 por SEO/BirdLife, se movían nerviosos e inquietos en gran número a lo largo de la playa. Playa que conocen bien pues crían en las proximidades. 
Playa de belleza desbordante y tranquilidad infinita a la que asoman por encima de las dunas elegantes ciervos que sorprende verlos a la orilla del mar.
Ciervos más pequeños que los que estamos acostumbrados a ver en nuestra provincia. Ciervos adaptados al clima y terreno que observan como un grupo de cormoranes vuela velozmente a ras del agua.
Esta es la playa del Parque Nacional de Doñana. Playa virgen. Playa imponente y hermosa que nos muestra como debía de ser la costa de nuestro país antes de que el crecimiento desbordado y enloquecido se las comiera salvajemente.
Conservemos este entorno inmaculado de todos aquellos que todavía no ven ante sus ojos la maravilla que tiene ante sí, que son incapaces de entender su importancia y majestuosidad.

viernes, 17 de mayo de 2019

Variedad de limícolas en una Villafáfila seca.

Villafáfila está seca. Estamos a mediados del mes de mayo y ya no queda agua; es una verdadera pena y desastre para todas las aves que se reproducen en las lagunas. En la Salina Grande el agua se reduce a una fina lámina cercana a la depuradora y el puente romano. Nada más. La falta de lluvias es más que preocupante y la influencia del cambio climático en las aves es, cada vez, más clara y desastrosa (es increíble que todavía muchas personas lo nieguen).
La única agua que podemos encontrar está en las lagunas de la Casa del Parque. Lugar en el que se concentran las aves que se acercan hasta este maravilloso y seco enclave en estos momentos.
En mis dos últimas visitas he podido disfrutar de una enorme variedad de limícolas. Limícolas que se mueven en un enclave perfecto para ellos. Buenas zonas de limo en las que pueden alimentarse o criar dependiendo de si están en paso o no.
Los limícolas se caracterizan por convivir y comer todos en un mismo lugar sin interferirse unos con otros. La diferencia de longitud en los picos y las patas hace que diferentes especies puedan vivir en un mismo espacio sin interferirse, sin entrar en competencia directa por el alimento.
Todos consiguen alimento. No se interfieren unos a otros y se pueden ver grupos muy variados de especies en un mismo lugar como me ha ocurrido en mis últimas dos vistas a Las Lagunas de Villafáfila en las que he podido disfrutar de una enorme variedad.
Voy a centrarme en los que he podido ver en estas dos últimas visitas aunque hay otras especies que no he visto pero si se encuentran en las lagunas como el correlimos de Temminck o la aguja colipinta y otras que he visto en otras ocasiones pero en estas dos últimas no, como zarapito real y trinador.
Pareja de correlimos gordo fuera del agua.
La primera especie a la voy que a hacer referencia a los tres ejemplares de correlimos gordo que pude disfrutar; de aspecto rechoncho, regordete y achaparrado luciendo unas preciosas galas nupciales de un intenso marrón anaranjado.
Estos preciosos correlimos, provenientes de sus cuarteles invernales en África, han parado una temporada entre nosotros para descansar. Pude ver otros dos ejemplares en el puente romano.
Correlimos tridáctilo con plumaje de invierno (lo más blancos) y reproductivo.
El siguiente es el precioso correlimos tridáctilo de los que pude disfrutar de nueve ejemplares con plumajes diferentes tanto de verano (época reproductiva), como de invierno e incluso alguno a medias de mudar. Correlimos con una migración muy parecida a la del correlimos gordo.
Chorlitejo grande delante de correlimos tridáctilos.

Correlimos tridáctilos con un correlimos gordo sacando la cabeza fuera del agua.
El correlimos zarapitín es otro de estos pequeños buscadores en el limo que se mueven sin descanso. Entre ellos también pude ver los dos plumajes siendo el nupcial una verdadera preciosidad.
Correlimos zarapitín.
El más pequeño de los correlimos también apareció: el correlimos menudo. Pequeño pero incansable e infatigable en su búsqueda de alimento.
Correlimos zarapitín (plumaje estival), correlimos menudo y chorlitejo grande.
Correlimos común.
No podía faltar el correlimos común, el más numeroso de todos los que pude ver: alrededor de sesenta-setenta ejemplares que se movían como un pequeño ejército junto con los más de cincuenta chorlitejos grandes que muchos de ellos descansaban entre las piedras de la orilla.
Chorlitejos grandes, correlimos comunes y algún infiltrado.
Archibebe común entre correlimos comunes.
Los chorlitejos chicos estaban en otros menesteres reproductivos ignorando por completo a sus compañeros de laguna, como los andarríos chicos que se movían entre avocetas, cigüeñuelas, combatientes o archibebes comunes y un solitario archibebe claro.
Cigüeñuela y archibebe claro.
Enorme variedad de limícolas que en esta laguna han encontrado el lugar idóneo para su viaje o reproducción ante la desolación de ver las lagunas sin agua.