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viernes, 14 de marzo de 2014

Dos flamencos en Villafáfila.

El lunes 10 de marzo Álvaro Guerra y Víctor Arias, descubrieron dos flamencos adultos en la Laguna Grande de Villafáfila. La voz de alarma se dio al día siguiente y allí nos encontramos Pepe San Román, J. Javier Orduña, Manuel Rodríguez, Blanca Arenaz, Alfonso Rodrigo, Maribel Martín, Alfredo Hernández, Cristian Osorio y yo a ver esa rareza absoluta para nuestra tierra. Ver dos flamencos en Villafáfila es algo completamente anormal y que llama poderosamente la atención.
Allí estaban. Como dos gigantes en un mundo de liliputienses. Su color espectacular. Sus largas patas. Su cuello esbelto. Se movían tranquilamente por la salina en busca de comida. Su característico pico curvado filtraba el agua para conseguir cualquier materia nutritiva que llevarse al estómago.
El flamenco era considerado por los egipcios como una extraña ave que ardía cada día para resurgir de sus cenizas al día siguiente; los griegos y los romanos continuaron con ese mito del Ave Fénix que ha llegado a nuestros días y que en Villafáfila ha tardado en resurgir doce años ya que el último flamenco que se vio fue un juvenil en 2002 que estuvo varios meses en las lagunas del centro de interpretación. Desde entonces nada de nada hasta que han aparecido estos dos flamencos adultos que han causado sensación, sorpresa y mucha curiosidad.
Ver volar a dos flamencos por las salinas de Villafáfila es una sensación extraña, especial y muy reconfortante. Su largo cuello y patas estirados. Sus alas rosas y negras cortando el viento con palomares, campos y Villafáfila al fondo es algo único. Algo que es muy difícil de ver.
Los dos flamencos y varios zampullines cuellinegros en las salinas.
Pero el día dio para mucho más ya que 23 zampullines cuellinegros eran los artistas invitados en esta película. Un cifra espectacular para Villafáfila que está rebosante de agua, vida y esplendor. Unas dos mil gaviotas reidoras vuelan sin parar por la laguna, mientras dos gaviotas cabecinegras lucen sus mejores galas y ocho espátulas descansan en la orilla.
La laguna está llena de agua y de movimiento. Azulones, patos cuchara, gansos, cercetas comunes, silbones, avocetas, cigüeñuelas, tarros blancos o ánades rabudos se mueven sin descanso en un hervidero de vida.
Las fotos de esta entrada son meramente ilustrativas del momento pero...
¡que momento ver estos dos flamencos
 volando con campos y palomares al fondo.
Cuatro días después ahí siguen. En la laguna. Descansando y comiendo para coger fuerzas y proseguir su viaje. Un viaje que los ha traído hasta un lugar en el que son las estrellas del momento.