Lo que era una tendencia acusada, el enorme declive de la invernada de ánsares comunes, se ha confirmado definitivamente: la invernada de ánsares es prácticamente historia. Es una verdadera pena que esté dando sus últimos coletazos, si no los ha dado ya.
Se está terminando como comenzó, lenta pero
inexorablemente. La invernada regular de los ánsares comunes en las Lagunas de
Villafáfila es relativamente reciente, en el libro: "El ánsar campestre y
el ánsar común en Castilla y León” de M .Rodríguez y J. Palacios se dice:
“1º.-Entre
1963 y 1973 las Lagunas de Villafáfila son un punto de parada en las
migraciones invernales tal y como reflejaba F. Bernis en su estudio sobre el
ánsar en 1965.
2º.- Entre 1975 y 1981 los censos dan un número de
ejemplares inferior a 1.000.
3º.- De 1982 a 1985 invernan más de 2.000 ánsares.
4º.- A partir de 1985 invernan más de 4.000 ánsares.
5º.- En 1988 se supera por primera vez la cifra de 8.000
gansos.
6º.- En 1991 la cifra de Ánsares Comunes en Villafáfila
supera los 23.000 ejemplares.”
Es decir, hasta mediados de los años setenta del s.XX,
los ánsares comunes pasaban por las Lagunas de Villafáfila, era un lugar de
paso, de descanso o alimentación en el que permanecían relativamente poco
tiempo. Es, a partir de esos años setenta, cuando comienzan a quedarse a pasar
el invierno; comenzando así la invernada del ánsar común que fue aumentando paulativamente
su número hasta llegar a su tope máximo en 1999 con 39.296 ejemplares que
pasaban el invierno en las lagunas.
En el siguiente cuadro se puede apreciar su evolución:
Año
|
Ánsar común
|
Año
|
Ánsar común
|
1979
|
88
|
1999
|
39.296
|
1980
|
350
|
2000
|
32.690
|
1981
|
846
|
2001
|
29.779
|
1982
|
3.386
|
2002
|
23.287
|
1983
|
2.400
|
2003
|
27.345
|
1984
|
3.943
|
2004
|
25.897
|
1985
|
4.450
|
2005
|
22.833
|
1986
|
5.100
|
2006
|
24.023
|
1987
|
11.770
|
2007
|
18.588
|
1988
|
12.872
|
2008
|
15.537
|
1989
|
10.219
|
2009
|
14.000
|
1990
|
17.375
|
2010
|
14.181 (media)
|
1991
|
23.560
|
2011
|
|
1992
|
13.088
|
2012
|
15.121
|
1993
|
18.668
|
2013
|
9.000
|
1994
|
22.978
|
2014
|
12.000
|
1995
|
20.264
|
2015
|
5.300
|
1996
|
24.728
|
2016
|
7.476 (14-12-2016)
|
1997
|
24.202
|
2017
|
5.200
|
1998
|
34.755
|
2018
|
1.600 (15-12-2018)
2.488 (15-1-2019)
|
(Datos extraídos
de los censos realizados en las Lagunas de Villafáfila (mes de enero) y de la
“Guía de la fauna de la Reserva Natural Las lagunas de Villafáfila” y “Veinte
años de seguimiento de fauna en la Reserva de Villafáfila y su implicación en
la conservación” ambos de M. Rodríguez y J. Palacios)
Desde el tope de ejemplares en 1999 el descenso ha sido
progresivo. Descenso provocado por diferentes circunstancias pero que hay que dividirlas en dos grandes
bloques.
Podemos distinguir una primera fase que podría llegar
hasta 2012, en la que las lagunas de La Nava, Pedraza y Boada se comienzan a
recuperar mediante su llenado artificial, lo cual supone que los ánsares que
llegaban hasta Villafáfila se reparten entre las diferentes espacios, con lo
cual, su número se vio reducido ante la competencia de las otras lagunas que
tenían más agua en el momento crucial de la llegada de ánsares desde el norte
de Europa.
Una segunda fase desde 2012 hasta la actualidad en la que
la bajada ha sido espectacular y dramática. Las causas de este enorme declive
son varias pero todas se resumen en una: el cambio climático.
El núcleo principal de ánsares que llegan hasta las Lagunas
de Villafáfila proceden de los países nórdicos (Noruega, Suecia, Dinamarca,...)
que, antes de llegar hasta nuestra tierra, paran en zonas como Holanda y
Alemania donde, cada año que pasa, se quedan más sin bajar hasta España.
Todos estos ánsares que no están viniendo hasta nuestro
país lo hacen por dos razones fundamentales; tienen comida en la zona de
Alemania y Holanda ya que, grandes extensiones de tierra ganada al mar, se
utilizaban para el cultivo de flores y se han abandonado, con lo cual, en esas tierras,
crecen los pastos que son alimento para todos estos ánsares que encuentran
comida y, además, el invierno, tanto en Alemania como Holanda es, cada
año, menos duro, con lo cual, se unen estas dos circunstancias para que miles
de ánsares no se muevan de esas zonas y los que bajan desde los países nórdicos
se queden, en gran número, también allí.
En el artículo: “Ánsar común – Anser anser (Linnaeus,
1758)” de la “Enciclopedia virtual de los vertebrados españoles” realizado por M.
Rodríguez y J. Palacios se dice: “La población del Noroeste de Europa, que es
la que inverna en España, es una de las mejor conocidas; su tamaño ha pasado de
30.000 ánsares en la década de 1960, a 120.000-130.000 en la década de 1980
(Madsen, 1991), a 200.000 en la década de 1990, a 600.000 a comienzos del siglo
XXI (Fox et al., 2010) y a 900.000-1.200.000 en 2015 (Nagy et al., 2015).
Al mismo tiempo que la población ha crecido, se han
establecido nuevas áreas de invernada
que se han expandido hasta el sur de Suecia. Mientras que
en la década de 1980 prácticamente toda la población invernante se encontraba
en España, en la actualidad más de
la mitad de la población lo hace en Holanda y tan sólo un
20 % en España (Ramo et al., 2015)”.
En el año 2012 se contabilizó la llegada a España de
58.168 ánsares mientras que el año anterior fueron poco más de
100.000. Esos 58.168 ánsares se distribuyeron de la siguiente forma:
21.610 en las marismas de Guadalquivir, 21.437 en las Lagunas de La Nava y
Campos y 15.121 acudieron a las lagunas de Villafáfila.
En este año se puede apreciar como confluyen las dos
tendencias: la llegada de menos ejemplares desde el norte de Europa y la
distribución entre varios lugares de invernada.
Si cada vez vienen hasta nuestras tierras menos ánsares
también baja enormemente la probabilidad de que entre ellos aparezca algún otro
tipo de ánsar infiltrado que no sea el común como los ánsares campestres,
barnaclas cariblancas, ánsares indios, ánsares piquicortos o ánsar chico,
incluso algún tarro canelo, barnacla cuellirroja o ánsar nival; los únicos que
se siguen viendo con relativa regularidad en números muy variables son los
ánsares caretos.
|
Varios ánsares caretos junto a comunes (diciembre de 2018). |
Al igual que las probabilidades de ver alguno de estos
infiltrados han bajado exponencialmente lo mismo ha sucedido con los ánsares
marcados con un collar. En función de los collares que he visto en los últimos
años su evolución ha sido la siguiente:
Año
|
Collares leídos
|
Nov. 2012-Feb. 2013
|
20
|
Nov. 2013-Feb. 2014
|
19
|
Nov. 2014-Feb. 2015
|
15
|
Nov. 2015-Feb. 2016
|
9
|
Nov. 2016-Feb. 2017
|
10
|
Nov. 2017-Feb. 2018
|
12
|
Nov. 2018 – Ene. 2019
|
3
|
La invernada del ánsar común se muere. Agoniza. Vienen
muchos menos y además llegan más tarde y están menos tiempo.
Una forma de saberlo y constatarlo es mediante el estudio
de los ánsares marcados con collares. Uno de los objetivos de estos ánsares es estudiar sus movimientos, es decir, saber dónde están,
cuanto tiempo pasan en una zona o si viajan hasta España; con unos ejemplos se
entenderá perfectamente.
El ánsar con collar BPR que fue marcado en Noruega en el año 2001 ha
bajado regularmente hasta la zona de Holanda y después hasta España; un 28 de
diciembre se vio en Villafáfila (J.J. Orduña) pero el 8 de enero ya estaba de
vuelta en Holanda donde pasará un tiempo para subir nuevamente hasta Noruega.
La historia del ánsar con collar BJ6 es muy ilustrativa de lo que está
sucediendo. El 11 de noviembre de 2012 se vio en Holanda y un mes después lo
pude observar en Villafáfila pero tres días más tarde, el 25 de diciembre de
2012, estaba de vuelta en Holanda. Había bajado hasta nuestra tierra para estar
poco más de un mes y regresar antes de fin de año.
Un tercer ejemplo es el ánsar con collar LUF, anillado en Noruega en
2010, que lo pude observar el 1 de diciembre de 2012 y fue visto por última vez
en las Lagunas de Villafáfila el 12 de enero de 2013 (J. Orduña, J.A. Casado,
J.M. San Román) para estar de vuelta en Holanda y no se le ha vuelto a ver en
España, con lo cual, es muy probable que no haya viajado hasta aquí.
O el GF6 que estuvo un mes en las lagunas de Villafáfila;
entre el 27-12-2017 y el 28-1-2018.
A fin de cuentas se ha acortado la distancia de la migración
(cada vez es más al norte), más cerca de las áreas de cría y la llegada más temprana a sus zonas de cría (cada vez están menos tiempo
en las zonas de invernada).
En las siguientes imágenes extraídas de la página: blessgans.de se puede ver perfectamente como los ánsares marcados en Alemania y Suecia no bajan más al sur de Holanda realizando movimientos migratorios muy cortos e incluso algunos permaneciendo todo el año en un entorno de un radio muy pequeño alrededor de sus zonas de cría.
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Movimientos de los ánsares radiomarcados en Alemania entre 2016 y 2019. |
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Movimientos de los ánsares marcados con radiotransmisor en Suecia entre 2017 y 2019. |
Estamos asistiendo a los últimos coletazos de la
invernada del ánsar común en nuestra tierra y es una verdadera lástima. Llegará
un momento en el que verlos será considerado algo excepcional como es, ahora
mismo, ver un ánsar nival, un ánsar chico o un ánsar piquicorto, sin olvidarnos
del ánsar campestre que vivió una decadencia muy parecida, preludio de lo que
está sucediendo con los ánsares comunes.