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martes, 16 de noviembre de 2021

Rastros de lobo: huellas, excrementos, rascaduras.

Ver a los mamíferos es complicado, y a los carnívoros todavía más. La mayoría son nocturnos o su actividad se desarrolla en los primeros momentos del día o al anochecer. Por lo tanto, para poder tener probabilidades de verlos hay que madrugar o quedarse hasta el anochecer y tener suerte, mucha suerte con algunos de ellos.
Como verlos es muy complicado sí podemos saber si están en la zona mediante una serie de indicios que nos van a decir que viven allí o, por lo menos, que han pasado por allí. Estos indicios son los rastros.
Entre ellos tenemos las huellas, los excrementos y las rascaduras. Todos estos rastros, si sabemos leerlos, nos ofrecerán información; por lo tanto, hay que saber interpretarlos.
Las huellas:
Las huellas del lobo son grandes (adulto: 10 cm de largo por 8 cm de ancho; lobezno: 4 cm por 4 cm; lobato: 6 cm por 5 cm) y marcan 4 dedos con uñas. Son muy parecidas a las de un perro, por lo tanto es muy complicado diferenciarlas. Viendo una sola huella es tremendamente difícil saber de quién es. Para diferenciarlas será necesario añadir otras variables como el lugar (aun así no es seguro) y sobre todo el rastro (ver una sucesión de huellas). Si esta sucesión de huellas es en línea recta seguramente sea un lobo y, si es irregular, será un perro.
Rastro de un grupo familiar de lobos, adultos y pequeños.
Rastro en linea recta de varias decenas de metros. Un rastro precioso.
Algo muy importante en las huellas es dónde quedan marcadas. No es lo mismo una huella impresa en una zona compacta que en nieve, arena fina o barro. La misma huella será diferente en cada sustrato. Por lo tanto, cuanto más inalterada quede marcada, mejor.
Huella de lobo en arena.
Resbalón y marca de la huella en el barro.
Las huellas de un lobo presentan variaciones en función de la edad, el sexo y si es una pata delantera (mano) o trasera (pie). Normalmente las huellas de los pies son más alargadas que las de las manos, aunque las lobas tienen las manos más alargadas que los machos. Una manera de diferenciar las huellas de la mano de las del pie es mediante la almohadilla intermedia. En este esquema de Ignasi G. Castellví de su libro "El rastro del lobo" se explica perfectamente.
Excrementos:
El marcaje es una forma de comunicación; es una manera de mandar información que otros animales recibirán e interpretarán.
Excremento con una uña de corzo en su interior.
El marcaje de un animal es completamente diferente al de otro. El olor de la orina de un lobo es diferente al de otro lobo y, el de un macho, es diferente al de una hembra por lo tanto, ese marcaje tendrá diferentes finalidades. Servirá por ejemplo para delimitar un territorio pero también para buscar una posible pareja, para saber que esa pareja está en celo o para indicar a miembros de tu mismo grupo familiar que estás ahí.
La orina es un marcaje oloroso y el excremento es un marcaje tanto visual como oloroso. El marcaje mediante un excremento tiene como finalidad principal la demarcación de un territorio.
Los excrementos de los lobos suelen aparecer en lugares especiales, lugares como cruces de caminos sobre todo en zonas visibles, elevadas como pueden ser arbustos (las plantas retienen muy bien los olores y dura más tiempo), montículos o piedras.
Un excremento, al igual que las huellas, para saber que es de lobo (sin análisis de laboratorio) es muy complicado de diferenciar por sí mismo, necesitamos otros indicios que corroboren que es lobo, por ejemplo el lugar en el que aparece (zona de sierra alejada de un pueblo).
Excremento seco al que le van saliendo
los pelos del animal del que se ha alimentado el lobo.
Los excrementos de lobo pueden ser de diferentes colores: muy oscuros (ha comido partes blandas y sangre), marrones (carne sin casi sangre) o colores claros en los que según se van secando va a apareciendo el pelo del animal digerido o cualquier otra cosa como huesecillo o incluso una uña del animal depredado.
Excremento al que según se va secando
 le van viendo pelos y trozos de huesos del animal depredado por el lobo.
Un territorio se delimita, principalmente, por la cantidad de comida disponible en él. Así, si un grupo de lobos tienen un territorio, harán saber al resto de lobos que no son de su grupo familiar que, ese lugar, les pertenece. Por lo tanto, la demarcación de un territorio dependerá de la cantidad y utilización de sus recursos alimenticios.
Y después de comer hierba...
En muchas ocasiones los lobos comen hierba. Este hecho en algunas ocasiones puede significar que ese lobo necesita añadir fibra u otros nutrientes a su alimentación cotidiana, necesita purgarse o, simplemente, algo más sencillo, lo hacen porque les gusta.
He visto comer hierba, roer cuernas, morder huesos, chupar piedras a los lobos. Son hechos que suelen pasar desapercibidos porque nos centramos en su alimentación principal que se obtiene mediante la caza o la carroña pero este tipo de suplementos, necesidades o gustos es algo que los lobos hacen con más frecuencia de lo habitual, por lo tanto es muy importante para su estado físico.
Una cosa es de lo que pueda alimentarse y otra muy distinta es que en ocasiones, estoy seguro que saben lo que necesitan. Por ejemplo, he visto a lobos lamer piedras o el terreno, síntoma de la necesidad de determinadas sales minerales, como cuando a las vacas se les da una piedra de sal. También los lobos son capaces de morder huesos e incluso las cuernas de los ciervos. La cuerna es una protuberancia ósea compuesta fundamentalmente por proteínas y fosfato cálcico, además de otros minerales como sodio, potasio o magnesio con lo cual es muy apreciada por otros animales como jabalís, lobos e incluso he visto a ciervos lamer cuernas para suplir las carencias en su alimentación. 
Los lobos viven en una sociedad jerarquizada en la que las marcas, ya sean visuales u olorosas, son muy importantes porque transmiten información que el lobo que pasa por allí interpreta a la perfección.
Rascaduras:
Los lobos, en algunas ocasiones, rascan el suelo dejando una marca visual y además olorosa porque en la planta de sus patas tienen unas glándulas que segregan un determinado olor que quedará impregnado en las señales del suelo. Lo normal es que estas rascaduras se realicen después de que haya marcado con orina o con un excremento aunque no siempre. Por lo tanto una rascadura es una manera más que tienen los lobos para transmitir información como por ejemplo de quién es este territorio o quién manda aquí.
Este tipo de rascadura es el normal pero, en una ocasión, y solamente esa vez pude ver a un lobo arañar con las patas delanteras estiradas el tronco de un árbol, puesto a dos patas y bien estirado como si de un felino se tratara o un oso arañando un viejo tronco.
Indicios, rastros, señales de que han pasado por ahí. La naturaleza nos habla, solamente falta que hablemos su mismo idioma y nos revelará un mundo increíble.

lunes, 6 de febrero de 2012

El rastro del lobo I: las huellas.

Ver a los mamíferos es complicado, y a los carnívoros todavía más. La mayoría son nocturnos o su actividad se desarrolla en los primeros momentos del día o al anochecer. Por lo tanto, para poder tener probabilidades de verlos hay que madrugar o quedarse hasta el anochecer.
Como verlos es muy complicado sí podemos saber si están en la zona mediante una serie de indicios que nos van a decir que viven allí o, por lo menos, que han pasado por allí. Estos indicios son los rastros.
Como el lobo es bastante complicado de ver, en muchas ocasiones nos tenemos que conformar con  observar sus rastros. Entre ellos tenemos las huellas, los excrementos y las rascaduras. Todos estos rastros, si sabemos leerlos, nos ofrecerán información; por lo tanto, hay que saber interpretarlos.
Huella de lobo en la Sierra de La Culebra.
4 dedos con uñas, aunque a veces no las marcan.
Las huellas del lobo son grandes (adulto: 10 cm de largo por 8 cm de ancho; lobezno: 4 cm por 4 cm; lobato: 6 cm por 5 cm) y marcan 4 dedos con uñas. Son muy parecidas a las de un perro, por lo tanto es muy complicado diferenciarlas. Viendo una sola huella es tremendamente difícil saber de quién es. Para diferenciarlas será necesario añadir otras variables como el lugar (aún así no es seguro) y sobre todo el rastro  (ver una sucesión de huellas). Si esta sucesión de huellas es en línea recta seguramente sea un lobo y, si es irregular, será un perro.
Huellas superpuestas.
Algo muy importante en las huellas es dónde quedan marcadas. No es lo mismo una huella impresa en una zona compacta que en nieve, arena fina o barro. La misma huella será diferente en cada sustrato. Por lo tanto, cuanto más inalterada quede marcada, mejor.
Diferentes huellas (lobo, ciervo, jabalí) en una zona de agua.
Las huellas de un lobo presentan variaciones en función de la edad, el sexo y si es una pata delantera (mano) o trasera (pie). Normalmente las huellas de los pies son más alargadas que las de las manos, aunque las lobas tienen las manos más alargadas que los machos. Una manera de diferenciar las huellas de la mano de las del pie es mediante la almohadilla intermedia. En este esquema de Ignasi G. Castellví de su libro "El rastro del lobo" se explica perfectamente.
Nota de campo de Ignasi G. Castellí en el que se explica,
mediante la almohadilla intermedia,
la diferencia entre el pie y la mano.
Si queremos extraer una huella hay una manera muy sencilla de conseguirlo. Se hace mediante un molde.
Lo primero es buscar un lugar apropiado para la extracción, es decir, necesitamos un terreno en el que la huella haya quedado marcada y no esté deformada. En barro seco y duro es un buen sitio.
Después sacaremos los utensilios que debemos de llevar: escayola (también se puede hacer de latex, pero lo normal es escayola), un cuenco (lo mejor es que sea de plástico ya que cuando se seca la escayola es muy fácil de quitar), agua, sal y una cuchara.
Cuando hemos elegido la huella a sacar debemos limpiarla, sin estropearla (si tenemos un pincel mejor) y luego hacer la mezcla. Si queremos que la huella nos quede con rebordes bonitos podremos hacer una especie de muro alrededor con cartulina, piedras,...
Después, en el cuenco echamos agua y escayola hasta casi cubrir (todo en función del tamaño de la huella). Si queremos que fragüe cuanto antes (se endurezca) debemos de echar un poco de sal (cuanta más echéis más rápido fragua). Removemos y cuando está en condiciones (líquido pero que no se empiece a fraguar) con una cuchara o directamente desde el cuenco lo echaremos en la huella y a esperar.
Cuando está duro, con mucho cuidado, debemos extraer la huella, para lo cual nos ayudaremos de una navaja que meteremos por debajo para extraerla sin romperla. Después la limpiaremos.
Huellas extraidas en una buena mañana. Entre ellas tenemos:
nutria, ciervo, jabalí, erizo, gato montés, zorro, corzo,...
Un proceso sencillo con el que podremos conseguir las huellas de cualquier animal.