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domingo, 7 de enero de 2018

91 ánsares caretos en Villafáfila

Seguimos con el ánsar careto. Sé que para algunos les resultará pesado o monótono pero este año es excepcional y como tal debo de continuar escribiendo sobre este precioso ánsar que está dejando números espectaculares en las Lagunas de Villafáfila.
El pasado 29 de diciembre pude ver, en compañía de J. Alfredo Hernández, la espectacular cifra de ¡¡91 ánsares caretos!! Cifra record para las Lagunas de Villafáfila superando los 79 ejemplares que pude ver el 22 de diciembre de 2017 (con Juanjo González), los 78 del día 7 de enero de 2018 (en compañía de Alfonso Rodrigo) y los 55 vistos por Persson H. en 1994 (un año después de dejarse de considerar rareza en España).
Estos impresionantes datos son siempre un mínimo porque en ningún momento se han podido ver todos los que pudiera haber ya que siempre se ha visto parte del gran grupo de ánsares comunes entre los que están infiltrados; con lo cual, seguramente, estemos hablando de más un centenar de ejemplares de este precioso ganso. De momento, la cifra que va a quedar son esos espectaculares 91 ejemplares.
Para darse cuenta de las magnitudes e importancia de estas cifras debemos de poner en relevancia algunos datos de consideración.
Primero. Este año es la invernada de menos ánsares comunes desde que se tienen registros. El último censo del 15 de diciembre arrojaba una cifra de 2.500 ánsares comunes; cifra que se ha visto superada después y, actualmente, según mi previsión, habrá entre 4.500 – 5.000 ejemplares, la menor cifra histórica. Tengamos en cuenta que en 1999 había cerca de 40.000 ejemplares en las lagunas o en 2012 algo más de 15.000. Por lo tanto, el declive de la llegada de ánsares comunes es más que evidente y tremendamente preocupante con muy malas perspectivas.
Quizás pueda llegar a pasar con el ánsar común lo mismo que sucedió con el ánsar campestre, su desaparición. En los años cincuenta del siglo XX los grandes bandos de ánsar campestre se desplazan desde las Lagunas de Villafáfila hasta el embalse de Ricobayo (J.I. Regueras, 1982). En el libro: “El ánsar campestre y el ánsar común en Castilla y León” de Mariano Rodríguez y Jesús Palacios se menciona que entre 1968 y 1981 este enclave es el principal y prácticamente único punto de invernada del ánsar campestre en España: “…un máximo de 6.000 ejemplares en 1968-69 hasta los 3.800 ejemplares de 1981, desapareciendo todos los posibles puntos de invernada distintos del E. de Ricobayo. A partir de 1981 encontramos un descenso uniforme, desde los 3.000 ánsares de 1982 hasta los 134 de la temporada 1989-90 y los 157 de la temporada 1990-91”. Y el resto ya lo sabemos…desapareció y, actualmente, ver alguno en la temporada es algo extraordinario.
La desaparición del ánsar campestre coincidió con la parada del ánsar común que hasta mediados de los años 70 del s.XX simplemente pasaba por aquí, quedándose en un número muy reducido.
La probabilidad de que ánsares caretos vengan es mayor cuanto mayor sea el número de ánsares comunes que lleguen pero…esto es la teoría, la hipótesis, porque este año, esta probabilidad de: a más ánsares comunes más posibilidades de ánsares caretos, se ha roto.
Segundo: las cifras de caretos son muy reducidas durante los últimos años. Los que yo he podido ver, en las últimas invernadas, hablo de cifras máximas vistas por mi (pueden variar algo pero no mucho con las oficiales) son las siguientes: invernada 2012-13: 25 ejemplares (21-1-2013) – 2013-14: 6 ej. (19-1-2014) – 2014-15: 13 ej. (6-12-2014) – 2015-2016: 3 ej. (29-11-2015) – 2016-17: 2 ej. (12-11-2016) – 2017-18: 91 ej. (de momento el 29-12-2017).
Desde 2012 a la actualidad serían: 25-6-13-3-2 y 91 ejemplares. Es decir, en esta invernada he visto casi el doble de caretos de los que había visto en los últimos 5 años.
El ánsar careto proviene de la tundra siberiana, migrando hasta centro Europa (Bélgica, Holanda, Alemania) donde se mezcla con los ánsares comunes y, una mínima parte, viaja hasta nuestro país. 
En la siguiente imagen se puede ver el increíble viaje de diferentes ánsares caretos marcados con GPS en Holanda (datos procedentes de la página www.blessgans.de).
Viaje que, algunos de ellos, un tanto por ciento muy bajo, prolongan hasta nuestro país mezclados con los ánsares comunes que provienen de Noruega y paran en Holanda, Bélgica o Alemania para terminar invernando entre nosotros.
La siguiente imagen es otro ejemplo del viaje de algunos ánsares caretos marcados en Hungría que utilizan otra ruta para llegar desde sus cuarteles de invierno a sus cuarteles de cría, en la fría e inhóspita tundra siberiana.
Los ejemplares que utilizan esta ruta es muy difícil, prácticamente imposible que lleguen hasta nuestras tierras.
Este es el ánsar careto, un espectacular viajero que, este año, nos está dando grandes alegrías en las Lagunas de Villafáfila.

sábado, 11 de noviembre de 2017

¿Cuánto puede vivir un ave?

El pasado 19 de septiembre conté en el blog la apasionante historia de una espátula que pude ver en las Lagunas de Villafáfila con la friolera de 29 años. La increíble historia de esta espátula me generó una curiosidad: ¿cuánto puede vivir un ave?
Evidentemente la longevidad va a depender de muchos factores. No es lo mismo la longevidad de un pequeño pajarillo que la de un ave de mayor tamaño así es que, en esta entrada, hablaré de diferentes especies ya que, para una, puede ser mucho 8 años y, para otra, ser muy poco tiempo de vida.
Todas las especies de las que voy a hablar son de ejemplares en libertad que han sido anillados y que gracias a esta anilla se ha podido comprobar su edad.
Desde la antigüedad se han marcado aves. Se conocen anécdotas históricas como la pérdida de un halcón peregrino del rey francés Enrique IV en el año 1595 que fue recuperado, veinticuatro horas después, en la isla de Malta, a 2.160 kilómetros de distancia.
El anillamiento de carácter científico tuvo su inicio en Dinamarca, donde H. C. Mortensen, en 1899 anilló 164 estorninos pintos. Desde ese momento el anillamiento de aves se fue extendiendo por todo el mundo hasta que en 1930 se empezó a anillar en España.
Una anilla es como el DNI del ave que la lleva. Esa anilla llevará un número y un remite nacional que servirá para saber todos los datos de esa ave. 
El problema que tienen las anillas metálicas es su lectura. Es muy complicado leerlas a distancia, razón por la cual se empezaron a usar anillas de colores, collares o marcas alares con códigos en algunos individuos de los anillados, para que se pudieran leer desde lejos. Pero, la inmensa mayoría de las aves que se anillan con colores, también llevan su anilla de metal en la pata.
El avistamiento de estas aves anilladas permite conocer diferentes facetas de su vida, como: donde está, la ruta que ha seguido,…y, entre ellas, su edad. Esta edad es realmente sorprendente en algunos ejemplares. En la página euring podemos comprobar los registros conocidos de un gran número de especies anilladas con sus records de longevidad pero, antes de referirme a ellos, voy a hacer un recuento de cuales son las aves que he podido ver con más años.
La espátula AB4 es la del centro con anilla de color naranja.
Así, en primer lugar y con medalla de oro, estaría la espátula con anilla blanca AB4 que pude ver el 21-4-2017 en la Laguna de San Pedro (Lagunas de Villafáfila) con la friolera de 29 años, siendo una de las espátulas con mas años de vida de las que se tenga constancia. Espátula con una curiosa historia que podéis recordar pinchando aquí.
En segundo lugar, con medalla de plata, estaría una cigüeña blanca, la 0|CP, que vi cerca del Centro de Residuos Urbanos de Zamora el 28-10-2017 con 27 años de vida. Cigüeña anillada en 1990 por Fernando Jubete en Becerril de Campos (Palencia).
Con la medalla de bronce se encuentran empatados un ánsar común y una gaviota sombría. El ánsar común con collar B6H lo pude ver el 9-12-2014 en las Lagunas de Villafáfila cuando contaba con 19 años de vida. Fue anillado por Arne Follestad en Noruega el 30-7-1995.
La gaviota sombría con anilla blanca 8.3 contaba con 19 años de vida cuando la observé en el Centro de Residuos Urbanos de Zamora el 7-1-2017. Fue anillada en Holanda por Norman D. van Swelm.
Estas cuatro aves las he podido ver en la provincia de Zamora. Fuera de nuestra querida provincia el ave con mayor edad que he podido ver es una gaviota cabecinegra de 18 años, con anilla blanca E844 en Gijón, el 5-12-2016 que fue anillada en Holanda el 17-6-1998. Gaviota cabecinegra con una peculiar historia al ser anillada tres veces en dos países diferentes. (Pinchar aquí para recordar su curiosa historia).
Estas son las aves que he podido ver de mas edad pero, si volvemos a la página de euring, nos encontraremos con verdaderas supervivientes.
Así, por ejemplo, una pardela sombría con la friolera de 55 años que fue vista en Inglaterra. Una pardela pichoneta de 50 años vista también en Inglaterra. Un ánsar piquicorto encontrado muerto con 40 años (también en Inglaterra).
Pardela sombría.
Historias increíbles de aves que han sorteado peligros y enfermedades para llegar a esas edades como una cigüeña blanca de 39 años encontrada muerta en Suiza. Una gaviota argéntea de 34 años encontrada con un tiro en Holanda. Una alca de 42 años en Gran Bretaña. Un frailecillo capturado por un halcón cuando contaba con 40 años en Noruega o una pequeña lavandera blanca de 13 años vista en la República Checa. ¡Increíble! Desde luego la naturaleza nunca nos dejará de sorprender.

martes, 29 de noviembre de 2016

Villafáfila: una esperanzadora invernada.

El pasado 2 de noviembre escribía en una anterior entrada: “Actualmente habrá entorno a 500-600 gansos en toda la Reserva; cifra irrisoria que como no haga más frío en el centro y norte de Europa y aquí llueva, no van a venir, ¿para que desplazarse miles de kilómetros si tienen comida suficiente en el centro de Europa?”
La primera circunstancia ya ha sucedido. En el norte de Europa han caído las primeras nevadas y el tiempo ha cambiado, algo que no hacía por esta época en los últimos años, circunstancia que ha empujado a miles de ánsares a desplazarse hacia el sur, con lo cual, en el último censo efectuado en la reserva el pasado día 15, se contabilizaron algo más de 4.000 ejemplares pero, ahora y después de mi última visita el pasado día 25, esa cifra, estoy seguro que ha aumentado más.
Esto es un motivo de alegría ya que hacía varios años que no había esa cifra en las lagunas de Villafáfila en la época en la que nos encontramos pero, la segunda circunstancia debe de suceder; hay muy poca agua en la reserva, es imprescindible que llueva, que las lagunas se vayan llenando sino, todos esos miles de ánsares que están viniendo y llegando a la reserva se irán, buscarán otro lugar con agua para poder pasar el invierno. En el último fin de semana ha llovido, espero que sea un comienzo en la acumulación de agua para las maltrechas lagunas de la reserva.
Un hecho que indica que vienen nuevos ánsares es el poder leer y estudiar el movimiento de los que están marcados con un collar; así, por ejemplo, el primer collar que he leído este año (que ya he visto en tres ocasiones) es de un ejemplar que nunca había invernado en España (si hubiera venido, seguramente, en algún momento, se le habría podido ver). Este ganso común es el TJE y fue anillado en Noruega el 29 de junio de 2010, siempre había invernado en Holanda y Alemania, nunca había bajado más al sur de esos países porque, seguramente, no le había hecho falta desplazarse más pero, en esta ocasión, ha bajado hasta aquí; el frío y la nieve que ha tapado sus zonas de alimentación le ha empujado hasta nuestras latitudes.
Otro ganso nuevo es el del collar “raro”, me explico, el pasado día 11 Alfonso Rodrigo y yo más tarde pudimos ver un ganso con collar azul LZ5 que descansaba en la laguna de San Pedro; lo curioso de este collar es que tiene la letra L puesta al revés. Este ganso fue anillado el 16 de junio de este año en Noruega y es su primer avistamiento y su primera migración en la que ha llegado hasta las lagunas de Villafáfila.
Esperemos que estos dos días haya caído la suficiente agua para que, al menos, no se vayan los ánsares que ya han llegado. Con ellos, casi siempre, viene algún infiltrado, como la barnacla cariblanca que nos acompaña desde el pasado 1 de noviembre.
Las grullas están en los números más altos de este año, hay alguna más de 1.000 y entre ellas siempre aparece alguna anillada como es el caso de dos ejemplares que pude ver y que iban juntos a todos lados, no se separaban ni un instante; la lastima es que de los dos, solamente pude leer una, ya que la otra siempre me ocultó una de las patas pero, lo que si es seguro, es que las dos están anilladas en Alemania.
La grulla con código BuBuR- YGY es muy curiosa porque no tiene informe de datos pero si tiene 5 observaciones: 3 en Alemania y 2 en España. Presumiblemente fue anillada en Alemania el 13 de octubre de 2008 y solamente se ha visto allí, hace tres años en Villafáfila y la observación del otro día. La verdad es que me quedé con las ganas de saber la historia de la otra grulla porque al ir siempre juntas podría suceder que tuviesen una historia tan singular y hermosa como la de dos grullas que pude observar en noviembre de 2014 (pinchar aquí para recordarla).
Azulones, combatientes, ánade rabudo, silbón, cerceta común, tarro blanco, agachadizas, gaviotas reidoras, estorninos negros y pintos, aguiluchos laguneros o cernícalos vulgares son algunos de los habitantes de las lagunas que se pueden ver estos días al igual que los espectaculares y preciosos búhos campestres.
La invernada tiene muy buena pinta esperemos que llueva lo suficiente y se cumplan las expectativas...

viernes, 18 de noviembre de 2016

Búhos campestres y ánsares en Villafáfila.

El sol había salido hacía pocos minutos pero las nubes ocultaban su luz dando un aspecto triste y desangelado a la mañana. Acababa de llegar a las Lagunas de Villafáfila e iba en busca de los habitantes principales en esta época, los ánsares, cuando, según avanzaba, comenzaron a levantarse búhos campestres a ambos lados. Era increíble. Se levantaban, volaban unos metros y se volvían a posar. 1, 2, 3, …16 preciosos búhos campestres aparecieron ante mi asombro y mi cara de incredulidad.
No esperaba encontrármelos y, muchas veces, cuando surge algo que no esperabas la sensación es de perplejidad, admiración y un asombro que pasa a ser una maravilla cuando los disfrutas a placer; cuando los puedes observar en todo su esplendor, observar sus grandes y preciosos ojos, sus inmaculadas plumas, sus fuertes patas y las diferencias de tono en sus colores.  
Había más de 16, seguramente estarían entre 20 y 30 pero era imposible contarlos. Su penetrante mirada me taladraba como una afilada lanza. Sus preciosos ojos amarillentos no dejaban de observar al intruso.
El búho campestre es un invernante común en España llegando desde zonas nórdicas y rusas; hasta hace pocas décadas no criaba aquí, pero desde los años noventa del siglo pasado cría en nuestra tierra, sobre todo en Tierra de Campos, donde encuentra una buena despensa de comida necesaria para sacar adelante a sus pequeños.
El búho campestre es la rapaz nocturna más diurna, se alimenta fundamentalmente de pequeños roedores, siendo junto con otras rapaces un fantástico controlador de sus poblaciones. Mucho mejor que el maldito veneno o las quemas. De entre todos ellos, dos me llamaron poderosamente la atención. 
El primero estaba posado en un campo cuando comenzó a mover el cuello y el cuerpo de una forma convulsiva, como cuando tenemos ganas de vomitar y, ante mi asombro, abrió el fuerte pico y vomitó una egagrópila, es decir, estaba devolviendo una especie de bola con todas las partes que no puede digerir de sus presas (huesos, plumas…) el proceso es similar a cuando los gatos devuelven una bola de pelo. Estas egagróplias son una fuente de información ya que con su estudio se puede saber la alimentación de esa rapaz.
El segundo por su color. Era mucho más blanco que los demás, me recordaba a los búhos de las películas de Harry Potter. Era realmente precioso.
Al ver posado al búho campestre en el suelo tienes la sensación de que se va a caer de cabeza, que va a perder el equilibrio, ya que está de una forma muy horizontal, casi paralelo al suelo, no como otras rapaces nocturnas que están muy verticales. La explicación de esa postura es muy sencilla: como pasa gran parte de su tiempo posado en el suelo, tiene que adquirir una posición que no destaque demasiado; si estuviera más vertical se le vería inmediatamente en la llanura; por el contrario otras rapaces nocturnas están mucho más verticales porque tienen que pasar desapercibidas en lo alto de un árbol y deben asemejarse a las ramas que están a su alrededor.
Dejé a los búhos campestres y busqué a los ánsares que este año, toquemos madera, parece que, hasta estos momentos, han venido más que los que había, por estas fechas, el año pasado. Actualmente hay algunos más de 4.000 y, entre ellos, mis dos primeros ánsares caretos (en una visita anterior), un par de ánsares con collar y al ánsar chico que nos ha estado volviendo locos durante las últimas semanas.
El pasado verano José M. San Román descubrió un ánsar chico en el Centro de Interpretación y, a principios de septiembre, Alfonso Rodrigo descubrió que portaba una anilla, lo cual, en principio era síntoma de que procedía de una colección privada o un parque.
Durante las últimas semanas se ha visto un ánsar chico entre los grupos de ánsares salvajes que se mueven por las lagunas surgiendo la duda de si era el mismo ejemplar.
El pasado día 12 lo pude ver en una zona de la Salina Grande entre un grupo de ánsares comunes que llegaban volando. Me llamó poderosamente la atención su gran cojera y el enorme barrado, no se parecía al del ejemplar que había visto el pasado 30 de septiembre en las lagunas del Centro de Interpretación. Como no pude verle la anilla surgió la duda. ¿Era el mismo?
En días sucesivos otras personas lo han conseguido ver y certificar que tiene la anilla al igual que lo he visto hoy, con lo cual, la duda y el misterio se han resuelto. 
Es un ave preciosa y verlo entre los ánsares comunes es especial y, si fuera un ave que viniera con ellos desde el norte de Europa, sería un auténtico lujazo. Hay más ánsares, collares pero eso será otra historia.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

Barnacla cariblanca en una Villafáfila seca.

Las lagunas de Villafáfila necesitan agua. Hay muy poca concentrada en tres puntos básicamente: La Balsa, La Rasa y El puente romano. El resto, seco. Aún así saltó la agradable sorpresa de la presencia de una barnacla cariblanca que descubrieron Cristian Osorio y Estrella Huerga.
La barnacla cariblanca al anochecer.
Como me encontraba por las lagunas me acerqué para intentar localizarla y así poder disfrutarla, quizás sea de las pocas que veamos este año.
El día estaba agradable y decidimos acudir en una visita familiar hasta las lagunas para que mi pequeña diera un paseo y viera “patos”, como dice ella. En los tres puntos de agua pudimos ver: grulla, tarro blanco, ánsar común, combatiente, zarapito real, chorlito gris, ánade friso, ánade real, ánade rabudo, pato cuchara, avefría, agachadiza común, chorlitejo grande, correlimos común y ánade silbón; así como en la balsa de decantación no faltaron los fieles zampullines chicos y fochas que normalmente se ven en este lugar, sin olvidarnos de cernícalo vulgar, estornino negro y pinto, aguilucho lagunero o busardo ratonero que se pueden ver a lo largo de la reserva o cormorán grande, porrón europeo y moñudo que se encontraban en el Centro de Interpretación.
Las avutardas son fieles a Villafáfila.
Garza real en mitad de la nada.
En esta época del año las grullas tienen un papel destacado, unas 600 se encuentran en este momento en la reserva. Las puedes ver comiendo a primera hora entorno a la Laguna Grande para irse alejando paulativamente a lo largo del día para volver al anochecer a dormir a la seguridad de la poca agua que hay en la Salina.
Grupo de grullas en la Salina Grande.
Grullas comiendo con algunos ánsares comunes entre ellas.
Los ánsares deberían de ser los siguientes en número pero, por desgracia, ya sabemos que su número ha caído en picado en los últimos años. Actualmente habrá entorno a 500-600 en toda la Reserva; cifra irrisoria que como no haga más frío en el centro y norte de Europa y aquí llueva, no van a venir, ¿para que desplazarse miles de kilómetros si tienen comida suficiente en centro Europa?
Incluso, si vinieran unos miles, para que se quedaran en las Lagunas de Villafáfila tiene que llover, tiene que haber agua sino esos miles se irán a las lagunas de La Nava y Campos que ya han comenzado a llenarse artificialmente de agua.
Los números no engañan y el declive de la invernada de ánsares en Villafáfila es constante, así, por ejemplo, en el año 2012: 15.121 ejemplares acudieron a las lagunas de Villafáfila; en el 2013: 9.000; en el 2014: 12.000 y en el 2015: 5.300. La invernada de ánsares en Villafáfila se está muriendo. Si comparamos estos números con los casi 40.000 ejemplares del año 1999 el impacto es aún mayor; en dieciseis años se ha pasado de 40.000 a 5.300 ejemplares…sin palabras.
Entre los pocos ánsares que hay actualmente se ha colado una barnacla cariblanca. Una lotería, ya que, la probabilidad de que algún ánsar menos común o alguna barnacla se cuele entre los pocos grupos de ánsares comunes que hay, es muy, muy baja pero…ahí está.
La barnacla cariblanca se encontraba en la zona de La Rasa. La localicé volando con un pequeño grupo de ánsares comunes que aterrizaron en la escasa lámina de agua. La barnacla se separó de ellos y comenzó a moverse entre los azulones y rabudos que allí se encontraban mientras, cientos de grullas, pasaban volando a la zona de la Salina Grande que tenía agua para pasar allí la noche.
Salina Grande.
El día terminó y nos fuimos con la triste sensación de la sequedad de las lagunas.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Ánsares: La Nava, si. Villafáfila, no.

Este año la invernada de ánsares en las lagunas de Villafáfila está siendo desastrosa. Actualmente 5.300 ánsares se encuentran en las lagunas y, por el contrario, en el censo realizado el 13 de noviembre en La Nava había 12.500 y 4.500 en Boada, la cifra actual superará con creces la de este último censo.
Pero, ¿por qué esa diferencia de números? ¿por qué este año los ánsares han preferido La Nava antes que Villafáfila?
Laguna de San Pedro en Villafáfila.
Las lagunas de la Nava sufrieron, como muchas otras lagunas españolas, los programas de la administración que en los años 40, 50 y 60 del s.XX trataron de desecar cientos de hectáreas de lagunas para ampliar las tierras de cultivo. Se consiguió con muchas que, nunca más se recuperaron, pero las Lagunas de La Nava que se desecaron en 1968, comenzaron a recuperarse en 1990, adquiriendo, poco a poco, una gran importancia en la invernada de los ánsares hasta llegar a situarse detrás del Parque Nacional de Doñana en el número de ánsares y por delante de las Lagunas de Villafáfila que también sufrieron el intento de desecación en una de sus lagunas, la de Salinas.
Laguna de La Nava.
Estos veinticinco años de resurgimiento de La Nava han supuesto un declive paulatino de las lagunas de Villafáfila ya que los ejemplares que antes llegaban a Villafáfila, ahora se han ido repartiendo entre estas lagunas y las de La Nava y Campos. Declive que este año se ha visto todavía más marcado, pero ¿por qué este año los ánsares han preferido La Nava antes que Villafáfila?
Si partimos de que los cultivos que rodean a ambos enclaves son muy parecidos, por lo tanto comen los mismos alimentos y, las molestias que se les pueden ocasionar a los ánsares son parecidas, la diferencia fundamental este año es el agua.
Las lagunas de La Nava están reguladas artificialmente, se llenan mediante la entrada regulada de agua, algo que no sucede en Villafáfila; pero esto se lleva haciendo desde que se comenzó su recuperación, entonces ¿cuál es la diferencia con otros años?
Para explicar esa diferencia han coincidido dos hechos que han provocado esta situación, por un lado la falta de agua, cuando comenzaron a llegar los grandes grupos de ánsares, en Villafáfila había muy poca agua, a esa falta de agua en Villafáfila se unió que La Nava se comenzó a llenar antes que otros años, por lo tanto, al llegar los grandes grupos de ánsares tenían agua en La Nava y en Villafáfila no, eligiendo La Nava y Campos.
Los números no engañan y el declive de Villafáfila y el aumento de La Nava es constante, así, por ejemplo, en el año 2012, 21.437 ejemplares acudieron a las Lagunas de La Nava y Campos y 15.121 acudieron a las lagunas de Villafáfila; a la que acudieron en el 2013, 9.000, en el 2014, 12.000 y actualmente 5.300, la invernada de ánsares en Villafáfila se está muriendo. Si comparamos estos números con los casi 40.000 ejemplares del año 1999 el impacto es aún mayor; en dieciseis años se ha pasado de 40.000 a 5.300 ejemplares…sin palabras.
Sumando los ejemplares de los dos enclaves siguen viniendo todavía menos ánsares año tras año y, a nivel nacional, también. En 2011 llegaron a España unos 100.000 ánsares, en el 2012 bajaron 58.168.
En mi última visita a La Nava pude leer doce collares diferentes de ánsares; estos collares nos cuentan una historia y algunos de ellos vienen a confirmar que en años anteriores se encontraban invernando en Villafáfila así, el ánsar con collar azul BJ5 (anillado en Noruega en 12-7-2011) visitó la laguna de Boada el 20-12-2011 pero después, las siguientes 8 veces que se ha visto en España han sido todas en Villafáfila menos este año que está en La Nava.
Ánsar con collar azul BP8 en Villafáfila el 20-12-2013.
El ánsar con collar BP8 (anillado el 13-7-2011, un día después que el anterior) siempre había sido visto en las lagunas de Villafáfila (5 observaciones) menos este año que está en La Nava.
Ánsar con collar azul GR6 en Villafáfila el 10-2-2015.
El ánsar con collar GR6 fue visto tres veces en La Nava y después, todas sus observaciones siguientes son en Villafáfila menos este año que está en La Nava. El ganso con collar azul GB6, anillado el 20-6-2012 en Noruega siempre había sido visto en Villafáfila pero este año se encuentra en La Nava.
Ánsar con collar azul GB6 en Villafáfila el 2-12-2013.
En la imagen de abajo el mismo ánsar en La Nava el 8-12-2015.
Ejemplos de ánsares que pasaron sus últimas invernadas en las lagunas zamoranas y, actualmente, se encuentran en La Nava la cual, este año, han preferido por su abundancia de agua.
Durante un año normal los movimientos de ánsares entre Villafáfila y la Nava son comunes; nuevamente, los ánsares con collar nos dan datos contrastados así, por ejemplo, el ánsar con collar azul GFN, anillado en Noruega en 2008, fue observado por J. Alberto Fernández Ugarte el 24 de noviembre de 2013 en las Lagunas de la Nava y un día más tarde lo pude observar en las Lagunas de Villafáfila, pero el 7 de diciembre J. Alberto Fernández Ugarte lo volvió a ver en La Nava y quince días más tarde lo vi nuevamente en Villafáfila, donde también fue visto por J.J.Orduña, J.A.Casado, J.M.San Román a finales de enero de 2014, es decir, se estuvo moviendo entre las dos zonas durante ese invierno. Lo que sucede es que, este año, de momento, no se tiene constancia de movimientos ente ambas zonas.
El ánsar GFN el 24-1-2015 en Villafáfila.
Ánsar con collar amarillo N57 en La Nava el 8-12-2014.
Actualmente se encuentra en La Nava.
También hay ánsares que tienen como zona fija de invernada las lagunas palentinas así, el ánsar con collar amarillo N57, anillado el 8-6-2008 en Alemania, ha sido visto 11 veces en España, todas en La Nava; al igual que el ánsar con collar azul BP4.
Ánsar con collar azul BP4 el 8-12-2015 en La Nava.
En definitiva, es un hecho preocupante que cada vez bajen menos ánsares, todavía lo es más que, los que llegan hasta aquí, estén menos tiempo y regresen muy pronto; estando, muchos de ellos, en Holanda o Noruega a principios de enero, con lo que estos ánsares tienen muchas papeletas para, los siguientes años, dejar de venir.
De momento, el reducido número de ánsares que han venido a España, este año, prefieren las lagunas de La Nava y Campos a las lagunas de Villafáfila pero todo puede cambiar o esa es mi esperanza o deseo aunque los números son tozudos y demuestran que estamos perdiendo la invernada de ánsares primero en Villafáfila a la que luego seguirá La Nava ¿Cuantos años quedan de llegada de ánsares a España?