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sábado, 31 de marzo de 2018

Urracas y críalos.

La urraca es una de las aves más conocidas. Es una de las aves más odiadas y más admiradas a partes iguales. Es un ave inteligente, despierta, activa. Es un ave que genera todo tipo de controversias con una enorme mala fama que ha derivado durante siglos en su persecución. Es un ave que aprovecha todo lo que tiene alrededor para sobrevivir, todo lo que tiene a su alcance lo utiliza para sacarle provecho, es su manera de salir adelante.
En esta época está en plena construcción de sus nidos. Nidos que son una pequeña fortaleza inexpugnable que construye con un enorme cuidado y esmero siguiendo un diseño que ni el más afamado estratega militar hubiera planeado.
La urraca es desconfiada y protegerá a sus crías de los depredadores (incluidas otras urracas) con todo lo que tenga a su alcance y, la primera manera, es la construcción del nido.
Elegirá un lugar alto en un árbol que, en unas semanas, se cubrirá de una espesa capa de hojas ocultándolo lo máximo posible. Cuando ha encontrado el lugar idóneo comienza la construcción. Al principio parecerá otro nido más, es decir, construirán una especie de cazoleta con palos y ramas entrelazados para darle la característica forma de media esfera, como un cuenco que tapizaran con lo que tengan más a mano, desde barro hasta boñigas de vaca. Hasta aquí todo normal, sería un nido más, muy bien construido y rematado pero, las urracas, tiene una estrategia que va más allá.
La siguiente fase de construcción es empezar a cubrirlo por los laterales, comienzan a levantar una especie de columnas a los lados que van subiendo hasta convertirse en un arco quedando el centro al descubierto, ya tienen la base de su siguiente fase, cubrirlo con una cúpula.
Sobre este arco van cerrando toda la esfera con una cúpula para que el nido normal, como el de cualquier ave, quede completamente cerrado y cubierto como si fuera una gran bola esférica de un perfecto entramado de ramas entrelazadas.
Pero aún hay más ya que la entrada y salida del nido es secreta, es decir, no hacen una entrada que se vea como sucede con la entrada al nido de un moscón. No. Ellas camuflan la entrada para que no se sepa por donde se entra y, solamente la pareja de urracas, conocerá cuál es el acceso y salida de su pequeño castillo-fortaleza-bunker-nido.
Han construido una inexpugnable fortaleza en la que sus pollos permanecerán a salvo de cualquier depredador además de estar cubiertos del frío, del viento o del calor.
Solamente hay dos posibles problemas a tanto esmero, cuidado y perfección en la construcción de su nido. Dos aves pueden poner en peligro a sus pollos: el críalo y otra urraca.
El críalo, curiosa ave que, junto con el cuco, son las dos únicas que no hacen nidos y no crían a sus pollos, sino que se los dejan a otras para que se los críen. El críalo (de nombre premonitorio. “Críalo tu que yo me canso”. Su nombre no es por eso, sino por el sonido que hacen) suele poner sus huevos en los nidos de las urracas. Si tiene la oportunidad intentará dejar un huevo en el nido de las urracas. Urracas que permanecen alertas y en tensión desde el momento que los ven aparecer por su zona.
En una ocasión pude observar la sofisticada estrategia de una pareja de críalos para conseguir su objetivo.
Una pareja de urracas se afanaba en la terminación de su nido, entrando y saliendo en un constante ajetreo mientras, un críalo, las observaba atentamente. Estudiaba todos sus movimientos. Esperaba su oportunidad. En un momento determinado se aproximó y, las incordió tanto, que salieron volando detrás de él.
Me sorprendió que cuando lo perseguían no hacían ruido, algo muy raro para estas escandalosas aves; más tarde, leyendo libros di con la solución. Lo hacen para no llamar la atención de otras urracas o córvidos y así no indicarles que están dejando el nido sólo, dejándolo vulnerable con vistas a un posible ataque.
El caso es que las dos salieron tras el críalo y, mientras, otro críalo salió de su escondite (ni siquiera lo había visto). Entró en el nido de las urracas. Era la hembra y, seguramente, puso un huevo. Terminó y salió a toda velocidad. Cuando volvieron las urracas ya se había ido. La estrategia había sido perfecta. Habían conseguido su objetivo: despistar a las urracas para conseguir dejar en el nido su preciado huevo.
Huevo que las urracas acogerán como suyo y cuidarán hasta que eclosione. De ese huevo nacerá un pollo de críalo antes que los pollos de urraca, de tal manera que cuando las pequeñas urracas nazcan, el críalo tendrá suficiente tamaño, peso y fuerza como para eliminarlos ya sea aplastándolos o impidiéndoles comer, quedándose solamente él, el único superviviente que recibirá todos los cuidados de sus padres adoptivos.
Padres adoptivos que les seguirán cebando incluso fuera del nido como hacía la pareja de urracas con este joven críalo de las siguientes fotografías.
Los críalos, aparte de ser un poco jetas, cumplen con la función de regular a las urracas ya que limitan los pollos que puedan criar. En definitiva un ave que junto con el cuco utiliza a otras para que les cuiden los hijos.
Un nido de urraca abandonado es una buena estructura para un posible nido de otras aves, como sucede, en muchas ocasiones con el búho chico. Ave que no hace nido sino que reestructura un nido abandonado de urraca para poder criar a sus pequeños, como en la siguiente fotografía en la que aparece uno de los pollos de búho chico que nació en un antiguo nido de urraca.
Las urracas. Esas aves conocidas, odiadas y admiradas que se encuentran en estos días terminando la construcción de sus pequeñas fortalezas de cara a la inminente temporada de cría.

jueves, 4 de febrero de 2016

¿Por qué hay dormideros de aves?

Muy cerca de mi casa hay varios dormideros de aves, en la zona del río hay un dormidero de garcillas bueyeras, otro de urracas, otro de estorninos y otro de grajillas; en el parque del castillo podemos ver otro de grajillas que unos días están ahí y otros en la torre de la catedral; durante muchos meses las cigüeñas blancas duermen sobre tejados de iglesias y palacios así como la cúpula de la catedral. Y, si me acercó hasta el bosque de Valorio, hasta los búhos chicos duermen durante el invierno en pequeñas concentraciones en el mismo árbol. Dormideros alrededor de donde vivo, dormideros urbanos, dormideros de aves que se reúnen durante el invierno para pasar la noche pero, ¿por qué lo hacen? ¿qué beneficios obtienen a la hora de dormir en grupo?
Dormidero de garcillas bueyeras en el río Duero a su paso por Zamora.
(con algún infiltrado)
En una entrada antigua hablaba sobre porque las aves se concentran en grandes grupos de cientos o miles de ejemplares y cuales eran sus beneficios (pincha aquí si quieres recordarla). Muchas de esas aves que se mueven en grandes bandadas también duermen juntas en grandes dormideros pero, no solamente ellas, sino que otras pasan el día solas o en pequeños grupos pero al anochecer se van uniendo en puntos específicos para así pasar la noche juntas como los milanos reales o las urracas.
Los grandes bandos de estorninos, durante el día,
comen en campos cercanos...
...al anochecer se acercan a su dormidero...
...como este entre los juncos, en una de las orillas
del río Duero a su paso por Zamora.
Los grandes dormideros se producen fundamentalmente en invierno pero, ¿por qué se reúnen en determinados sitios? ¿por qué se concentran para dormir juntos? Si nos paramos a pensar de una manera lógica, con sentido común, aunque, muchas veces, el sentido común es el menos común de los sentidos, cuando duermes junto a alguien la primera sensación es de calor, te da calor y, si es invierno, mejor que mejor, esta es una de las primeras causas por las cuales duermen en grandes grupos, muchos ejemplares juntos se dan calor unos a otros y más, si son aves pequeñas, que pierden mucho más calor corporal por la noche que un ave grande.
Si estamos en mitad del campo, ¿notaremos más o menos el frío o el viento? Evidentemente, si estamos en campo descubierto, el frío o el viento lo notaremos mucho más que si estamos a resguardo de un árbol o de un roquedo y, si estuviésemos entre edificios lo notaríamos todavía menos y, además, la temperatura en la ciudad siempre es más alta que en el campo, por lo tanto muchos dormideros están en las ciudades ya que entre edificios o en la misma ciudad se nota mucho menos las inclemencias atmosféricas que en el campo descubierto, es decir, se juntan porque se dan calor y lo hacen resguardados porque notan menos el frío o el viento.
Dormidero de gorriones molineros en el barrio de Olivares (Zamora).
Dormidero de milano real.
También sucede algo parecido con ciertos bosquetes de árboles, por ejemplo, en el interior de un bosque de acebos sube la temperatura hasta 3 ó 4º con respecto al exterior, por lo tanto, dentro de ese bosque, se refugiarán todo tipo de animales durante la noche y más durante el invierno. Como dijimos anteriormente, en la ciudad, también sube la temperatura en comparación con el exterior y, además, en un edificio sube más la temperatura y si, ese edificio tiene calefacción, notarán todavía más calor, les será más beneficioso dormir ahí.
Cigüeñas reunidas para dormir en la cúpula de la catedral de Zamora.
Por lo tanto, se juntan para darse calor, para perder menos temperatura corporal y para resguardarse de las inclemencias atmosféricas que en las ciudades son menos acusadas pero también hay grandes dormideros de grullas, gaviotas o de gansos que lo hacen en lagunas, estos no duermen en la ciudad y, por lo tanto, no se benefician de ese efecto “de calor” que se produce por la propia la ciudad, entonces ¿por qué se juntan?
Dormidero de urracas.
Pensemos un poco más, si un ganso o una grulla durmieran en campo abierto y solos, sería mucho más fácil para cualquier depredador poder atacarles por la noche, por lo tanto, lo harán en el agua o sobre islas en las que se verán más protegidos y, si duerme con cientos o miles de ejemplares más, las posibilidades de detectar a un depredador son mayores, la de ser comido menores y la de acceder un depredador a ese dormidero en una isla o laguna mucho menores, es decir, es una ventaja ante los depredadores.
Dormidero de grajillas en un parque de la ciudad de Zamora.
Lo mismo sucede con los dormideros de grajillas, estorninos, gorriones, cigüeñas o garcillas bueyeras de la ciudad, juntos son capaces de vigilar más, hay más ojos para hacerlo y más tiempo para descansar  y, si lo hacen en lugares altos o resguardados, los depredadores tienen menos posibilidades de acceso. 
En definitiva, las grandes concentraciones para dormir, los dormideros, se suelen producir en invierno; las ventajas de dormir en grupo, son mucho mayores que de hacerlo sólo, ventajas que cuando llegue el buen tiempo irán esfumándose y, lo que antes era una buena compañía, el gran grupo, ahora no, ya que primará más buscar un territorio y una pareja, con lo cual, los demás, serán competidores, aunque no siempre pasa así, ya que algunas aves seguirán criando en colonias que también tiene sus ventajas, como puede suceder con las garzas reales, las garcillas bueyeras o las gaviotas (tema en el que hablé en la entrada dedicada a la colonia de las gaviotas reidoras de Villafáfila). Pero hasta que eso suceda, al anochecer, en muchas ciudades seguiremos oyendo la algarabía y los tumultos de cientos o miles de aves que se van posando en ramas o edificios para pasar la noche.

miércoles, 25 de mayo de 2011

El críalo.
En una de mis excursiones a las Lagunas de Villafáfila me encontré con esta ave, que nunca había fotografiado, y menos tan de cerca.
La tarde era bastante calurosa e íbamos, en coche, por un camino desde Otero de Sariegos hasta la laguna de Barillos, donde esperábamos encontrar a las avutardas. El día estaba siendo bastante bueno ya que habíamos visto una gran cantidad de cernícalos, tanto comunes como primilla, avefrías, cigüeñuelas, cercetas, ánades reales, algún ganso, patos cuchara, golondrinas y aviones, un mochuelo, avocetas, un aguilucho cenizo, charranes, perdices, un aguilucho lagunero y varios milanos negros.
 En definitiva un buen día. Cuando. En una valla, llamó mi atención un pájaro extraño. Parecía un enterrador del oeste. Quieto. En equilibrio. Mirándonos como si sopesara nuestro peligro. Era un críalo.
Curiosa ave que, junto con el cuco, son las dos únicas que no hacen nidos y por tanto no crían a sus pollos, sino que se los dejan a otras para que se los críen. El críalo (de nombre premonitorio. “Críalo tu que yo me canso”. Su nombre no es por eso, sino por el sonido que hacen) suele poner sus huevos en los nidos de las urracas que siempre están alerta cuando los ven llegar. Recuerdo hace años una curiosa escena y ahora me doy cuenta de que eran una pareja de críalos los que elaboraron una sofisticada estrategia.
Unas urracas entraban y salían de su nido. Su ajetreo era constante. Cuando un pájaro extraño (ahora se que era un críalo) se aproximó e incordió tanto a la pareja que estas salieron tras él. Me sorprendió que cuando lo perseguían no hacían ruido, algo muy raro para estas escandalosas aves; mas tarde, leyendo libros di con la solución. Lo hacen para no llamar la atención de otras urracas o córvidos y así no indicarles que están dejando el nido sólo, y lo puedan atacar.
El caso es que las dos salieron tras el críalo y mientras…, otro críalo salió de su escondite (ni siquiera lo había visto). Entró en el nido de las urracas. Era la hembra y seguramente puso algún huevo. Terminó y salió a toda velocidad. Cuando volvieron las urracas ya se había ido. La estrategía había sido perfecta. Habían conseguido su objetivo. Despistar a las urracas para conseguir dejar en su nido algún huevo.
Tras las fotos de rigor. El críalo se bajó del alambre un poco más allá, donde se encontraba otro, seguramente la pareja que comía tranquilamente gusanos e insectos que picoteaba de la tierra. Por cierto en zonas de pinares los críalos comen muchas orugas de la procesionaria del pino, lo cual es muy beneficioso ya que las tienen, mas o menos controladas.
También, aparte de ser un poco jetas, cumplen con la función de regular a las urracas ya que limitan los pollos que puedan criar. En definitiva un ave que junto con el cuco utiliza a otras para que les cuiden los hijos. Fue un buen día de excursión que terminó, de la mejor manera posible, con una maravillosa puesta de sol que nos llamaba a volver otro día.