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sábado, 7 de octubre de 2023

El Fenal: esa pequeña joya.

En un rincón perdido de la provincia de Zamora se encuentra una de esas pequeñas joyas que atesora nuestra provincia: el Fenal.
El Fenal está en Muelas de los Caballeros, un precioso pueblo de La Carballeda en el que allá por 1900 un indiano llamado Maximiliano Santiago Prieto (1875-1926), rico comerciante textil del pueblo, comenzó a traer semillas y esquejes de muchos de sus viajes por España y el mundo para plantarlos en su finca que convirtió en una verdadera joya.
Hacía muchos años que no lo visitaba así es que era hora de volver en un viaje familiar en el que mi hija lo vería por primera vez.
La vieja puerta de hierro se abrió y un mundo mágico surgió ante nosotros. Un bosque único en el que 500 especies de árboles surgen en un apabullante recorrido por sus caminos rodeados de cedros del Himalaya, secuoyas, pinsapos, tilos plateados o acebos que te sobrecogen según avanzas por tan curioso y lleno de encanto pequeño bosque.
Árboles. Sombras. Luces. Aromas. Agua. Un conjunto de sensaciones asaltan tus sentidos que se ven sobrepasados por la belleza del lugar con la guinda de la curiosa construcción de la casa colgada sobre la roca.
La primera vez que entré fue hace muchos años. Años en los que la finca estuvo abandonada y había que saltar el muro por uno de los laterales para poder entrar. Una vez dentro todo estaba sucio, lleno de malas hierbas, con la impresionante casa colgada de unas rocas en un estado lamentable. Daba lástima que tanta riqueza vegetal se estuviera perdiendo.
Años después (2004-06) la finca cambió de manos y los nuevos propietarios, junto con un programa de ADISAC, arreglaron caminos, limpiaron malas hierbas y dejaron a la vista la tremenda belleza e importancia de las especies que allí se encontraban. Restauraron la casa principal y la casa del guarda donde se instaló un semillero de especies autóctonas. Se hacían visitas y había una persona que explicaba todo su contenido. Todo eso terminó y pasó a un nuevo periodo de abandono hasta hace poco tiempo que se volvió a limpiar pero, aunque parezca mentira, sin ningún tipo de ayuda institucional para mantener un lugar tan especial como es este.
Dentro del “Catálogo de Especímenes Vegetales de singular relevancia de Castilla y León” Zamora cuenta actualmente con 7 ejemplares (llegó a tener ocho pero el castaño de Sotillo de Sanabria se taló por diferentes motivos).
Se incluyen árboles por “sus medidas excepcionales dentro de la especie, por su edad, conformación, historia, particularidad científica, por su interés ecológico, paisajístico o cultural, con independencia de su emplazamiento en terreno forestal, agrícola o urbano, y sea cual fuere el organismo encargado de la gestión de dichos terrenos”.
Los 7 árboles incluidos son los siguientes: el pino de La Laguna (El Pego) de unos 150 años y 21 metros de altura, el pino de Valdemimbre (Gema del Vino) de 150 años y 20 metros de altura, el castaño de Remesal (Palacios de Sanabria) de 300 años y casi 10 m de grosor, el castaño de Cervantes (Robleda- Cervantes) de 500 años y 11,10 m de grosor y el castaño de San Juan (Robleda-Cervantes) de 500 años y 10,80 m de grosor.
Pinsapo en El Fenal.
A estos cinco hay que añadirles dos que se encuentran, precisamente, en El Fenal: un pinsapo de 100 años, 22 m de altura, 4,75 m de grosor y 3,52 m de perímetro y una de las 8 secuoyas que hay en la finca, secuoya de 100 años, 27 m de altura, 9,25 m de grosor y 5,71 m de perímetro. Ambos árboles se incluyeron por su “Tamaño, rareza de la especie, porte y edad”.
La secuoya incluida en el
“Catálogo de Especímenes Vegetales de singular relevancia de Castilla y León”
 
Desde mi punto de vista y a título personal faltarían algunos ejemplares que son dignos de estar incluidos en dicho catálogo como pueden ser: el castaño de San Román de Sanabria o el Olivo del Convento de Sancti Spiritus de Toro entre otros muchos, sin olvidarnos de alguno de los tejos del Tejedelo (Requejo de Sanabria), pinos del bosque de Valorio (Zamora) o castaños de la Alcobilla (San Justo de Sanabria).
Olivo del Sancti Spiritus de Toro.
Fue plantado durante la fundación del monasterio a principios del s.XIV.
Tiene 700 años.
Castaño de San Román de Sanabria.
De 24 m de altura y 18 m de perímetro a la base.
Tiene entre 600 y 800 años.
Pinos del bosque de Valorio (Zamora).
Plantados en 1762. Tienen 261 años.
El camino serpentea por el pequeño bosque dejando árboles y belleza a tu alrededor. En la parte alta de las 2 hectáreas que tiene la finca se encuentra la casa del guarda, actualmente cerrada, en la que junto con la casa principal, a principios del s. XX se instaló electricidad y teléfono para comunicar las dos casas. Lógicamente eran las dos únicas casas del pueblo que contaban con esas modernidades y de las pocas de la provincia.
El Fenal es propiedad privada pero creo que se debería de hacer todo lo posible para que se mantenga y que las administraciones públicas lo adquieran o por lo menos ayuden en su conservación, algo que actualmente no sucede y que si no recibe ningún tipo de ayudas puede suponer su ruina.
Caminamos por su sendero. Observamos su belleza. Escuchamos su silencio y nos deleitamos con el conjunto que conforma este lugar tan especial. Al salir mi hija se volvió y me dijo: “Me alegro de haber venido”. Y ya se sabe que los niños nunca mienten.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Árboles singulares en la provincia de Zamora II.

Continúo con mi peculiar recorrido por aquellos árboles, bosques o bosquetes que me han causado, por diversas razones, una especial impresión.
Casa del Fenal apoyada en la roca.
El Fenal: en el precioso pueblo de Muelas de Los Caballeros se encuentra una finca muy especial. En ella podemos encontrar un conjunto de más de 500 especies vegetales plantadas a principios del s. XX por un comerciante llamado Maximiliano Santiago Prieto que cada vez que volvía de uno de sus viajes por el mundo traía semillas o esquejes y los plantaba. Así podemos encontrar, entre otros, un pinsapo de los más grandes de España y, destacando por encima de todos, 8 secuoyas que impresionan por su porte y altura. La primera vez que entré fue hace muchos años. Años en los que la finca estuvo abandonada y había que saltar el muro por uno de los laterales para poder entrar. Una vez dentro todo estaba sucio, lleno de malas hierbas, con la impresionante casa colgada de unas rocas en un estado lamentable. Daba lástima que tanta riqueza vegetal se estuviera perdiendo.
Secuoyas en El Fenal.
Años después la finca cambió de manos y los nuevos propietarios, junto con un programa de ADISAC, arreglaron caminos, limpiaron malas hierbas y dejaron a la vista la tremenda belleza e importancia de las especies que allí se encontraban. Restauraron la casa principal y la casa del guarda donde se instaló un semillero de especies autóctonas. Se hacían visitas y había una persona que explicaba todo su contenido. Todo eso terminó y actualmente vuelve a estar en unas condiciones nada deseables para la calidad de lo que allí existe.
Bosque del Tejedelo.
El bosque del Tejedelo: cerca de Requejo en la comarca de Sanabria se encuentra un bosque mágico, especial, en el que parezca que vaya a salir un duende o un hada en cualquier momento. Hasta llegar a él seguimos un camino que asciende lentamente hasta encontrarnos a 1.350 m de altura con un valle de origen glaciar que una de sus empinadas laderas se encuentra cubierta por un bosque de robles, abedules, acebos,…y los tejos.
Más de 600 ejemplares entre los que podemos encontrar alrededor de 100 tejos con más de 1.000 años. Son impresionantes, de troncos abiertos los más viejos, y ramas caídas, de aspectos y formas extrañas surcados por una luz tenue que entra en el bosque por los huecos de sus ramas, de luz mágica y encanto de cuento.
El Tejedelo. Bosque mágico. Bosque de cuento.
El Tejedelo es un bosque especial, en el que en invierno sube la temperatura respecto a la de fuera del bosque y en verano baja siendo refugio de innumerables pajarillos, micromamíferos, reptiles y corzos. Su importancia es enorme. Prueba de ello es que forma parte de la Red Natura 2000
y está catalogado como zona LIC (Lugar de Importancia Comunitaria). Aparte de su importancia, es su belleza, encanto y magia lo que te atrapa cuando caminas por él.
Olivo del Convento de Sancti Spiritu de Toro: no había vuelto desde pequeño y tenía ganas de volver a entrar. Lo hice hace muy poco y el árbol me impresionó. Es un olivo de casi 700 años que se encuentra en el claustro del convento toresano. Se sabe su edad a ciencia cierta porque se encuentra un escrito de Manuel Espías Sánchez que dice: “el olivo cercano al pozo del claustro fue plantado durante la fundación del monasterio”. El monasterio fue fundado a principios del s. XIV, lo cual nos da cuenta de su edad.
Morera de Cozcurrita. Detalle de las piedras que sujetan sus ramas.
Los árboles sagrados: antes de la llegada de los romanos los antiguos pobladores de nuestras tierras tenían la costumbre de reunirse en lugares especiales, que ellos consideraban sagrados, en los que normalmente había un árbol centenario, un símbolo de la madre tierra. Los romanos acogieron esa costumbre y después, el cristianismo absorbió esos lugares sagrados construyendo iglesias en ellos. Los habitantes de los pueblos tenían por costumbre celebrar reuniones o concejos con un árbol como testigo, como símbolo. Muchos de esos lugares y algunos de esos árboles continúan en el recuerdo de las gentes.
La morera de Cozcurrita es uno de esos árboles centenarios situados junto a su iglesia románica. Árbol de  ramas cansadas que se ha ido abriendo, desgajandose como una naranja. Los habitantes del pueblo para no perder ese símbolo han colocado enormes piedras que sostienen las ramas para que la vieja morera no se rompa y no pierdan su símbolo.
Como veis, diferentes árboles, lugares y bosques, pero todos tienen un mismo denominador común, su importancia biológica, cultural y social.