Allí está. Aparece al final de la rúa. La calle se estrecha y la maravillosa cúpula románica de la catedral de Zamora comienza a mostrarnos todo su esplendor, toda la belleza de una cúpula singular, diferente, la primera en su estilo románico con inspiraciones bizantinas. Una auténtica belleza que sorprende a todo aquel que la ve, da igual todas las veces que la hayas visto, siempre te impacta, siempre te sobrecoge, siempre es digna de admiración.
Acaba la rúa y la plaza de la catedral se abre ante mis ojos. Su hermana está allí, la grandiosa torre del El Salvador de aspecto defensivo cuida de su hermana, la cúpula. Son un todo. Conforman una estampa de una belleza desmedida; sobria una, elegante la otra; altiva una, delicada la otra. La torre y la cúpula de la catedral de Zamora son dos auténticas joyas que observan el paso del tiempo desde su atalaya.
Acaba la rúa y la plaza de la catedral se abre ante mis ojos. Su hermana está allí, la grandiosa torre del El Salvador de aspecto defensivo cuida de su hermana, la cúpula. Son un todo. Conforman una estampa de una belleza desmedida; sobria una, elegante la otra; altiva una, delicada la otra. La torre y la cúpula de la catedral de Zamora son dos auténticas joyas que observan el paso del tiempo desde su atalaya.
Miro a mi
alrededor. La gente se admira y comienza a hacer fotografías. Cientos de
cigüeñas blancas comienzan a pasar volando por encima de nosotros, entran en la
ciudad, entran por la puerta Óptima hasta traspasar las murallas de la bien
cercada, la ciudad del romancero que, como cada anochecer, da la bienvenida a
cientos de cigüeñas que se irán distribuyendo para pasar la noche
en los tejados de iglesias, palacios, edificios o aquí, sobre la cúpula de la
catedral.
En la cúpula y
pináculos de la catedral duermen alrededor de 20-30 cigüeñas todos los días. Entre
ellas hay algunas que tienen una historia que contarnos. Son las cigüeñas que están
anilladas.
Entre estas
cigüeñas las hay que duermen prácticamente todos los días aquí, en el mismo
lugar, cada noche, como lo hace la WA8F, anillada por el grupo GIA el 3-6-2004
en Santa María del Páramo (León) que se sitúa en uno de los pináculos del ábside
que sustituyó al anterior románico destruido en un incendio en 1591.
La misma cigüeña: WA8F, durmiendo en la catedral (arriba) y comiendo en el vertedero (abajo). |
La cigüeña con anilla 2316. |
Cigüeña con anilla: 0|22A en la catedral (arriba) y en el vertedero (abajo). |
La F0W2 es otra de
las que pasan la noche en tan bello lugar. No es una habitual como las otras
pero se deja ver cada pocos días. Fue anillada el 12 de marzo de este año por
Pablo Santos después de ser encontrada con el plumaje congelado tras
una de las duras noches de helada que son tan frecuentes en nuestra ciudad.
La cigüeña con anilla: Z026. |
La C16M en una de las zudas del río Duero. |
Comiendo en el vertedero. |
Todo está cambiando. Las aves del norte no bajan hasta
nuestra tierra; cada vez se ven más aves del sur; las aves cada vez migran
menos; cada año la invernada es más floja…si alguien todavía dice que el hombre
no ha influido en la naturaleza o que el cambio climático no afecta a las aves
es que es un ignorante, está ciego o no quiere reconocerlo. En los últimos cien
años el hombre ha influido más en el medio ambiente que en miles de años
anteriores, lo que antes sucedía en miles de años ahora está sucediendo en
menos de cien, con consecuencias que son perfectamente visibles, graves y
preocupantes.