Los mustélidos son
una familia de mamíferos, carnívoros de cuerpo alargado y patas cortas que,
durante siglos, fueron cazados con el único objetivo de su piel. A esta
persecución por su piel le añadiremos las malditas "Juntas de extinción de
animales dañinos" que desde 1954 a 1962 masacraron la fauna de nuestro país. Así,
en 1956, hacían balance de su actividad de la siguiente forma: “Merece
consignarse la plausible labor que están desarrollando las Juntas de extinción de
animales dañinos y de protección a la caza de varias provincias, cuyo haber en
el año 1956 puede estimarse en la destrucción de 221 lobos, 3.787 zorros, 28
garduñas, 322 gatos monteses, 581 jinetas, 19 linces, 26 nutrias, 253 tejones,
376 turones, 2.196 águilas y otras rapaces, 1.224 córvidos, 4.222 urracas,
45.095 nidos y huevos de urraca y 385 reptiles”. Toda esta “proeza” y masacre
en solamente un año y no en todas las provincias…aterrador.
En estas juntas a los mustélidos se les persiguió febrilmente,
así surgen los escalofriantes datos de mustélidos muertos en ocho años: garduñas
(361), nutrias (104), tejones (1.339), turones (4.304) y las pequeñas
comadrejas la friolera de 53.754 ejemplares muertos...sin palabras.
(Datos extraídos del magnífico trabajo de Eduardo J.
Corbelle Rico y Eduardo Rico Boquete)
Si a estos escalofriantes datos en ocho años y en algunas
provincias españolas les sumamos los cazados para venderlos por su piel, los
muertos por furtivos o atropellos el número de mustélidos muertos sería una
cifra escalofriante. Desde la abolición de estas juntas y la prohibición de su
caza se han ido recuperando muy lentamente.
Algunas de las fotografías que ilustran eta entrada son de ese gran amante y conocedor de la naturaleza, además de gran fotógrafo y amigo, Hipólito Hernández, "Poli"; al cual quiero agradecer el prestarme sus fotografías para ilustrar esta historia, así como todos sus sabios consejos y acertado criterio siempre que hablo con él.
En las últimas
semanas he visto varios ejemplares que parece que estén muy activos en esta
época ya que nos encontramos en pleno celo y seguramente se estén estableciendo
las parejas. Las comadrejas al igual que otros animales como las nutrias pueden
tener el celo en, prácticamente, cualquier época del año aunque, es ahora,
cuando más posibilidades tienen de criar. Esta disponibilidad de tener a las
crías depende, fundamentalmente, de la disponibilidad de alimento; en años
buenos de alimento las pequeñas comadrejas podrán tener hasta dos camadas al
año.
Hay que tener en cuenta que este pequeño mustélido tiene una vida muy corta en estado salvaje, no supera los dos o tres años, por lo tanto, tiene que acelerar todo en su corta vida, por ejemplo, son maduros sexualmente a los pocos meses de nacer (aunque normalmente hasta el año no tienen su primera camada).
Hay que tener en cuenta que este pequeño mustélido tiene una vida muy corta en estado salvaje, no supera los dos o tres años, por lo tanto, tiene que acelerar todo en su corta vida, por ejemplo, son maduros sexualmente a los pocos meses de nacer (aunque normalmente hasta el año no tienen su primera camada).
En la comadreja
todo es actividad, es rápida, activa y eléctrica. Su nivel de metabolismo es altísimo,
tan alto que necesita comer una gran cantidad al día para poder aguantar; sus
presas principales son topillos, ratones de campo, pájaros e incluso conejos
que pesan más de diez veces lo que pesa ella. Es una cazadora intrépida y
letal. En la magnífica imagen tomada por Poli podemos verla con un topillo nival que, como veis, es muy parecido ella en tamaño.
Hace unos días
caminaba por un camino cuando algo se movió rápido en un lateral. Fue
fugaz, como un pequeño rayo marrón que saltó a un grupo de arbustos. La visión
fue tan rápida que no vi lo que había sido pero sospechaba que podía ser una
comadreja. Si era así, su curiosidad le podría y asomaría de nuevo, así es que
me agazapé a unos metros de distancia y esperé.
Pasados unos
minutos asomó la cabeza. Ahí estaba. La pequeña comadreja me miraba con
curiosidad. Se volvió a esconder. Se acercó más, oculta entre los arbustos y
volvió a salir al camino quedando totalmente al descubierto. En ese instante un
movimiento entre los arbustos al otro lado del camino me hizo volverme y
descubrir que había una segunda comadreja. Seguramente fuera la pareja. No las
volví a ver a ninguna de las dos pero las oía moverse entre los arbustos y
acercarse hasta donde me encontraba. Ellas si me estaban viendo a mi.
Otro curioso encuentro
con el pequeño mustélido sucedió el pasado verano y, aunque ya lo he contado en
el blog, es tan curioso e increíble que creo merece ser contado nuevamente.
La protagonista de
nuestra historia apareció a las 14:30 h en la Playa de Los Enanos en el Lago de
Sanabria donde me encontraba. Como veis un lugar…tranquilo, sin gente, al
amanecer o anochecer…eso sería lo normal, lo convencional pero, como he
comentado muchas veces, no todo lo que pone en los libros es lo convencional,
los animales nos sorprenden y lo hacen más de lo que imaginamos.
Allí me encontraba,
comiendo con los cien niños del campamento en el que estaba, más monitores y
bañistas que entraban y salían del agua, tomaban el sol o jugaban con las
palas, cuando, de repente, un pequeño animalillo cruza la playa entre la gente
dando pequeños saltitos ante la indiferencia general ya que estoy por apostar
que el 95% de los presentes ni se enteró.
Mi sorpresa fue
mayúscula. A mi lado, otro monitor también lo vio. Nos levantamos los dos y nos
dirigimos hasta la orilla donde se había escondido entre unas hierbas. No
estaba. ¿Dónde había ido? Le preguntamos a un señor que sesteaba en una
silla: “Si. Una especie de cría de nutria ha pasado por ahí”. Antes
de que terminara ya la habíamos visto que seguía recorriendo la orilla. Fuimos
detrás de ella.
Entraba y salía de
hierbas, se asomaba entre rocas, ¿qué hacía? Ante nuestra absoluta incredulidad
y perplejidad le robó un bocadillo a uno de los niños de nuestro campamento. Lo
cogió envuelto en una servilleta de papel y se lo llevó con una velocidad y
descaro que nos dejó helados. Se metió en uno de los recintos que hay en la
playa vallados para regeneración de la vegetación y, ante nuestros ojos,
desenvolvió el bocadillo, lo abrió y se llevó el filete de lomo como si den un
tesoro se tratara. Nos dejó sin habla. No me lo podía creer.
La pequeña comadreja
es intrépida, audaz, temeraria, eléctrica, letal… es una máquina perfecta de
cazar y colarse por cualquier sitio. Es un pequeño mustélido que habita
nuestros campos que debemos de valorar y respetar.