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jueves, 15 de abril de 2021

La maravilla del río Duero en Zamora.

No me cansaré de poner en valor y reivindicar la importancia medioambiental que tiene el río Duero a su paso por Zamora ciudad. El río es vida. Las márgenes e islas del río Duero deberían de estar protegidas, es una verdadera aberración y necedad seguir construyendo, talando indiscriminadamente o no cuidando un entorno privilegiado en el que podemos encontrarnos con mas de 150 especies de aves, mamíferos como la nutria o la rata de agua (cada vez es mas inusual poder verla) sin olvidarnos de insectos, peces, anfibios o reptiles que conforman un entorno medioambiental privilegiado en medio de la ciudad. Protejamos el río. Pongamos en valor su importancia. Demos a conocer su valía. Eduquemos a nuestros niños y jóvenes en la importancia del río para que lo puedan respetar y valorar.
Mi infancia y juventud la pasé junto al río. Mis abuelos tenían su casa y, la vieja carpintería de mi abuelo, en una de sus orillas, junto al puente de piedra. Orillas que atesoran una enorme biodiversidad. Orillas e islas en las que viven habitantes que pasan desapercibidos para la mayoría de los paseantes. Habitantes que nacen, viven, mueren o pasan por este tramo del río Duero a su paso por Zamora.
El río está lleno de vida. Valga como una pequeña muestra la siguiente serie de fotos hechas en lo que va de año en sus orillas. Fotos que muestran el enorme valor de sus orillas e islas.
Gaviota reidora.
Ánade azulón.
Curruca cabecinegra.
Curruca capirotada.
Bisbita pratense.
Chochín.
Cormorán grande.
Carbonero común.
Somormujo lavanco.
Herrerillo común.
Gaviota sombría.
Colirrojo real.
Águila calzada.
Martín pescador.
Zorzal alirrojo.
Mito.
Agateador europeo.
Andarríos chico.
Carricero común.

Cetia ruiseñor.
Gorrión molinero.
Martinete.
Garza real.
Mirlo común.
Esto es un ejemplo de lo que nos podemos encontrar en el río sin olvidarnos de nutrias, galápagos,  lagartijas, salamanquesas o serpientes...un verdadero lujo pasear por sus orillas. Cuidemoslas.

jueves, 4 de junio de 2020

El avetorillo.

Una de las aves mas complicadas de ver en el río Duero a su paso por Zamora es el avetorillo. Sigiloso, escurridizo, hierático,...El avetorillo es un ave esquiva, mimética, cuyo plumaje críptico le hace pasar totalmente desapercibido entre los carrizos de la orilla. Es un ave de costumbres crepusculares que se mueve perfectamente entre los carrizos, agarrándose a ellos con una soltura, elegancia y agilidad verdaderamente sorprendente.
Avetorillo macho.
Avetorillo hembra.
Todo en él está diseñado para vivir en este hábitat. Sus largos dedos y uñas le permiten agarrarse firmemente a estrechos carrizos en posturas dignas de un equilibrista consumado; ya sea boca arriba, boca abajo o haciendo un perfecto spagat. Su largo cuello es perfecto para equilibrarse y estirarlo hacia el agua para poder pescar pequeños peces qué coge al acecho con su largo y fuerte pico. Su plumaje es de un color mimético con el entorno. Está y no lo ves. Está y parece que no está. Está y para poder verlo hay que esperar un movimiento, tener suerte o tener un buen ojo o una mezcla de todos ellos. Está oculto entre los carrizos que lo protegen y cubren como una gran capa de invisibilidad.
Hembra capturando y comiéndose un pez.
Avetorillo hembra.
En el tramo urbano del río Duero a su paso por Zamora tenemos varias parejas de avetorillos que llegan regularmente todos los años entre marzo y abril para criar aquí pero, también, algunos se quedan todo el invierno y no migran hasta África. Es un verdadero lujo poder disfrutarlos y admirar sus delicados movimientos, sus posturas increíbles, su belleza…
Esta época es muy buena para poder verlos ya que se encuentran en pleno cortejo y están más activos, más nerviosos, más atareados en la construcción de su, casi imposible de ver, nido.
Su voz ronca, suave, de tono bajo resuena en el carrizal. Es un avetorillo macho que llama a la hembra que ha salido de la profundidad del carrizal al borde. Se estira. Se despereza.
El macho observa a la hembra que no quita ojo de como el macho se estira, se mueve inquieto, hace poses imposibles sobre los juncos, pesca un gran pez o canta sin parar hasta bien entrada la mañana.
Avetorillo hembra estirándose. Lo hace por dos razones...
...una cuando se ven amenazados y se estiran verticalmente
para parecer un carrizo mas.
Y otra para exhibirse ante su pareja.
La hembra también se exhibe. Se estira. Se mueve elegante. Sube y baja por los finos carrizos como una equilibrista consumada. El macho canta con su voz ronca. La llama. Tres avetorillos salen del carrizal volando hasta la otra orilla del río. Están excitados. La base rojiza de su pico indica claramente su estado de alteración. En pocos días unos y, quizás ya, otros, cuando los carrizos crezcan un poco más, los machos construirán varios nidos, eligiendo uno de ellos las hembras en el que criarán a sus pequeños en la profundidad de los inexpugnables carrizales.
La base rojiza del pico de este macho indica su estado de alteración.
Hace unos días pude ver once avetorillos, de los cuales había ocho, en una zona muy pequeña de un carrizal del río. Estaban alterados, nerviosos, cantando. Es tiempo de avetorillos y el río Duero a su paso por Zamora es un verdadero paraíso para poder verlos y oírlos, contando siempre con una buena dosis de suerte.

miércoles, 8 de mayo de 2019

La gallineta defensora y sus vecinos en el río.

La gallineta es una de esas aves que sabes te vas a encontrar en cualquier río, charca o estanque que tenga las condiciones mínimas para poder esconderse y vivir. Es un ave común, que se ve con frecuencia en el río; ave que se adapta a cualquier ambiente y tiene una enorme flexibilidad en su dieta. Ave que es raro que no veas en un paseo por el río Duero en Zamora ciudad.
Hace unos días pude ver una pollada de esta ave. Pollada que estaba perfectamente controlada, dirigida y cuidada por sus padres. Padres que se repartían el trabajo de alimentar a sus pequeños casi a partes iguales; la mitad de los pollos eran alimentados por cada uno de los miembros de la pareja. Dos pequeñas expediciones que no se alejaban mucho una de otra ya que, cada cierto tiempo, se intercambiaban alguno de los pequeños pollos.
Era curioso ver como de los ocho pollos, cuatro seguían a un miembro de la pareja y cuatro al otro. Padres que no paraban un solo instante de buscar material vegetal para alimentar sin descanso a sus pequeños que pedían incansablemente entre los juncos. Juncos que les protegen y dan alimento. Juntos entre los cuales aparecían y desaparecían intermitentemente como si estuvieran jugando al despiste.
La gallineta es un ave valiente, que no dudará en atacar a cualquier otra ave que se acerque a sus pequeños y le da igual la especie que sea y el tamaño que tenga. Lo pude comprobar cuando una hembra de azulón se acercó demasiado a los pequeños pollos. La gallineta que estaba al cuidado de esta parte de la pollada se abalanzó con una fuerza, ímpetu y violencia que me dejó realmente sorprendido.
Levantó sus patas, sacándolas fuera del agua, agitó sus alas con fuerza y potencia para lanzarse sin dudarlo sobre la pobre azulona que pasaba por allí y tuvo que esquivar y huir del furibundo ataque de la gallineta que solamente tenía en mente defender a sus pequeños de la intrusa.
La azulona agachó la cabeza y comenzó a chillar mientras la gallineta caía sobre ella en un revoltijo de plumas, patas y agua. En segundos la azulona se revolvió e hizo frente a su atacante que no cejaba en su empeño de echarla sin miramientos de su territorio mientras los pequeños pollos se refugiaban entre los juncos cercanos.
En cuanto la azulona se fue, la tranquilidad volvió a la familia que continuó con sus quehaceres cotidianos de alimentación; alimentación que es tremendamente flexible ya que: “...un 75% de vegetales y un 25% de alimento animal. Aquella se compone principalmente de frutos y semillas (55%), hierba (15%), hojas, musgo, etc. (5%). La materia animal está formada por lombrices de tierra (5,5%), insectos (13%), babosillas y caracoles (4%), renacuajos (1,5%) y diminutos peces (1%). Los pollos comen sobre todo materia vegetal, pero también gusanos y larvas de insectos”. (fuente pajaricos).
El pequeño remanso del río en el que vive esta familia de gallinetas está muy animado estos días. Las garzas reales se acercan hasta aquí para alimentarse ya que, en la colonia cercana, sus pequeños esperan hambrientos, al igual que un cormorán que no para de salir y sumergirse como sin importarle la pequeña batalla acontecida.
Los avetorillos están inquietos. Se muestran más de lo normal. Buscan pareja o están en pleno cortejo mientras un pequeño ruiseñor recolecta material para su nido al igual que el pájaro moscón que está de capa caída ya que, después de estar casi un mes construyendo su majestuoso nido, se le ha caído ya que estaba anclado en un carrizo y, presumiblemente, se haya roto; el hecho de estar en un carrizo es algo realmente extraño, ya que lo normal es que los anclen a árboles que así no tienen tanto riesgo de perderlo.
La vida en el río sigue. Un visón americano campea a sus anchas por el río mientras los abejarucos y la pareja de martín pescador están inmersos en la construcción o el acondicionamiento de sus nidos-túnel o en incubar a la próxima generación en la orilla del gran Duero.
Galápagos europeos o leprosos se solean junto con las tortugas de Florida que observan el acrobático vuelo de un milano negro o al águila calzada que acaba de traer un conejo al árbol cercano donde se dispone a comerlo.
El río fluye. El río vive. Unas nuevas generaciones han comenzado su existencia. El ciclo de la vida continua.

domingo, 7 de abril de 2019

Un paseo por el río: ese gran desconocido.

En numerosas entradas he contado la enorme variedad de habitantes que tiene el río Duero a su paso por la ciudad de Zamora. Variedad que sorprende a todos aquellos que no la conocen y que, en algún momento, encuentran.
Me gusta pasear por sus orillas. Me recuerda a mi infancia y juventud. Me recuerda a mis abuelos que vivían en una de sus orillas; antes de llegar al puente de piedra, en la margen derecha, mi abuelo tenía su taller de carpintería con la fachada rosa que durante muchos años fue lugar de reunión en la Zamora de los años cincuenta, sesenta y setenta de futuros pintores, escultores, músicos, escritores o tallistas como Antonio Pedrero, Ramón Abrantes, Coomonte, Claudio Rodríguez, Julio Mostajo, Alito, Alberto de la Torre Cabero, Arturo, Miguel Pérez, Ricardo Flecha (padre), Alfonso Bartolomé, Jesús Hilario Tundidor, Castilviejo, Julio "el escayolista", Tomás Crespo o Miguel Berdión entre otros.
Venían a hablar, componer, tocar música o a que mi abuelo les prestara una madera, un lienzo, un bastidor o unas pinturas. Eran jóvenes artistas y amigos de mis tíos que buscaban un futuro que les sonrió y, cuando se hicieron importantes y famosos, siempre que podían bajaban a ver al señor Manolo y a la señora Angelita; ahí es cuando yo los veía y me admiraba que gente tan importante bajara por allí, por el taller, por una simple carpintería; siempre fueron agradecidos y bastantes años después muchos participaron en un homenaje que le hicieron a mi abuelo con una exposición.
En ese taller pasé gran parte de mi infancia y juventud. Ese marcó mi carácter. Ese taller se encontraba al lado del río donde mi abuela o mi madre, de niña, lavaban la ropa en su orilla, se cogía una barca para pasear por sus aguas o se pescaba para la comida. En ese río veíamos multitud de animales. Ese río marcó los barrios bajos. Ese río marcó la ciudad.
Voy muy a menudo a pasear por sus orillas, a hacer deporte o a enseñarle a mi pequeña como se llama ese pájaro negro que se mete en el agua, o el papá con el pico naranja o la mamá pato.
Ese taller ya no existe. Se cerró hace muchos años pero cada vez que paso siempre se me escapa una mirada o una sonrisa hacia ese lugar en el que los recuerdos siempre ocuparán una parte muy importante de mi mente.
Los habitantes del río van cambiando, unos se van, vendrán otros y permanecerán algunos todo el año. Es un río cuyas aguas chocolate están llenas de vida, solamente hace falta tener un poco de suerte para encontrártela.
Esta semana he bajado varios días y el movimiento es constante. Estamos empezando la temporada de cría y los habitantes del río están nerviosos, alterados, buscan un lugar para hacer su nido, ya están incubando a su próxima generación o están a punto de llegar para comenzar su tarea reproductora.
Pájaro moscón trabajando en su nido.
El pájaro moscón está muy atareado en la construcción de su obra arquitectónica y de diseño que es su nido pero este pequeño pájaro merece una entrada exclusiva para cuando termine su obra de arte.
Garza real.
Las garzas reales están incubando; las garcetas, garcillas bueyeras y alguna garceta grande buscan alimento en sus orillas al igual que los escurridizos avetorillos o martinetes que ya están tomando posesión de sus zonas de cría.
Martinete.
Avetorillo macho.
Las gaviotas reidoras y los cormoranes son los dueños de las zudas junto con gallinetas, azulones y algún andarríos chico que se mueve sin descanso, mientras una pareja de somormujos lavancos se hacen carantoñas en mitad del río.
Cormorán grande con su captura.
Andarríos chico.
El Martín pescador pronto comenzará la excavación de su nido junto con los abejarucos y aviones zapadores que mantienen una pequeña colonia en uno de los taludes que dan al río.
Las cigüeñas blancas están echadas en sus nidos observando como los milanos negros o las águilas calzadas acondicionan los suyos o les hacen una demostración en su cortejo.
Milano negro.
Águila calzada al anochecer.
Agateador común.
Innumerables pajarillos surcan sus orillas: colirrojo tizón, mosquitero, herrerillo, carbonero, gorrión común y molinero, pinzón vulgar, mirlos, estorninos negros, lavanderas blancas o cascadeñas, grajillas, mitos, carboneros palustres, carriceros o ruiseñores sin olvidarnos de abubillas, agateadores y los pájaros carpinteros, pito real y el diminuto pico menor que hace sus piruetas en la rama de un árbol de la orilla.
Pico menor.
Nutria.
La nutria es otro de sus ilustres habitantes que tiene épocas de mucho movimiento pero no podemos olvidarnos de algunas especies invasoras que también habitan nuestro río como son el visón americano, la tortuga de Florida y una almeja asiática: la Corbicula fluminea.
Tortuga de Florida de orejas rojas.
Almeja asiática.
Hace pocos días se inauguraron dos nuevas rutas por sus orillas. Rutas con paneles ilustrativos que nos llevan por sus márgenes para conocer un poco más del tesoro que tenemos. Lo mejor es que, si queréis saber más, entréis en el magnífico blog de J. Alfredo Hernández, uno de los creadores de estas rutas, pinchando aquí.
El río tiene vida. El río es vida. Ha sido y será parte muy importante de la ciudad de Zamora. El río es Zamora.