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martes, 18 de noviembre de 2014

Nada más que un charco...

En muchas ocasiones no prestamos demasiada atención a lo más cercano, lo más común, lo que tenemos más al alcance y, esa cercanía, cuando nos fijamos en ella, puede ser sorprendente. Así me sucedió hace unos días cuando paseaba por la zona de trascastillo, zona habitual de paseos ya que está muy cerca de mi casa.
La mañana era de perros, lluvia, viento y frío sacudían los hermosos jardines que rodean la vieja muralla de Zamora; jardines salpicados de sequoyas, almendros, abetos o tejos que son refugio y alimento de multitud de pajarillos que se mueven entre los árboles y el verde del jardín que parece un perfecto tapiz por el que buscan comida los pequeños habitantes de la zona.
Picogordo comiendo.
Mirlo común escarbando en el suelo.
En este lugar, junto a la vieja muralla, llamó mi atención un pequeño charco sobre la roca. No era nada especial, nada sorprendente, nada del otro mundo, era un simple charco.
Charco en el que apareció"un picogordo", "y un estornino", "y un colirrojo", "y una urraca"; ¿todos iban al charco? Unos lo hacían para bañarse (y estaba lloviendo a cántaros), otros a beber y otros a picotear pero ¿qué buscaban en el charco? Cogí la cámara y esperé.
Petirrojo.
Centré mi atención en tan insignificante lugar y llegaron un petirrojo seguido de una lavandera cascadeña, un mosquitero musical, un herrerillo común, un gorrión común, un carbonero común y una curruca capirotada, además de un mirlo común que luego subió a una de las ramas cercanas y no dejó de observarme mientras estuve allí.
Herrerillo común bañándose.
Mosquitero musical, curruca capirotada y lavandera cascadeña.
Lavandera cascadeña.
Mosquitero musical (muy tardío para las fechas en que estamos).
Doce aves diferentes se pasaron por el charco en poco más de media hora. No salía de mi asombro pero era un simple charco. ¿Simple charco? ¿Un charco es algo simple? ¿Un charco no tiene importancia?
La vida salió de un charco hace 3.500 millones de años, un simple charco; un charco es un pequeño universo que desaparece rápidamente pero sólo es un simple charco; multitud de insectos o anfibios comienzan su vida en un charco pero claro, es un simple charco; multitud de pajarillos beben agua o se bañan o buscan comida en un charco pero...es un simple charco...
Cualquier simple charco puede ser un hervidero de vida, un pequeño universo que desaparecerá en horas o días, un pequeño universo que está ahí, un simple charco no es sólo un simple charco, es vida. Nada más que un charco... y nada menos.

sábado, 2 de marzo de 2013

En el territorio del lince III.

Esta nueva entrada acerca del territorio del lince va a ir dedicada a los pequeños pájaros que pueblan los montes, los valles y los roquedos de esa magnífica sierra que rebosa vida por los cuatro costados. Evidentemente hay más de los que voy a enumerar pero hablaré de los que pudimos disfrutar a lo largo de los días en los que buscábamos al gran gato rabón.
Pito real cantando.
Entre los más comunes y escandalosos pudimos ver a los rabilargos, los pitos reales y las urracas. Los primeros son muy abundantes y vistosos, los segundos estaban reclamando constantemente y las terceras son un indicador que no hay que despreciar cuando buscas al lince ya que en muchas ocasiones te pueden indicar donde está el tan deseado y buscado lince ibérico.
Rabilargos buscado de comer.
Perdiz roja.
Otras que estaban como locas cantando eran las perdices. Constantemente se oían los canticos de los machos subidos en alguna peña o se veían parejas corretear entre las hierbas.
Entre las currucas pudimos ver y disfrutar de la curruca cabecinegra, la capirotada y la rabilarga que se movían constantemente entre los arbustos y los árboles.
Curruca cabecinegra.
Curruca rabilarga.
Los herrerillos comunes y capuchinos, verderones, verdecillos, las tarabillas comunes, los carboneros comunes y garrapinos, mosquiteros y pinzones comunes o los petirrojos no paraban de cantar y moverse sin descanso como si les hubieran dado cuerda.
Carbonero.
Hembra de tarabilla común.
Macho de tarabilla común.
Pinzón común.
Petirrojo.
Herrerillo capuchino.
El comienzo de la primavera tenía alterados a muchos de los habitantes de la sierra que marcaban territorios o buscaban pareja desesperadamente.
Las chovas piquirrojas chillaban por encima nuestro o se posaban en los roquedos cercanos y el roquero solitario se exhibía orgullosamente sobre las rocas mientras un zorzal charlo nos miraba entre intrigado y sorprendido.
Roquero solitario.
Zorzal charlo.
La vida se movía sin descanso. El cántico de los pájaros, sus colores o sus vuelos acrobáticos nos dejaban impresionados ante tal cantidad de biodiversidad. Las muy abundantes palomas torcaces pasaban en buenos bandos o los estorninos negros y pintos o los solitarios mirlos comunes se mostraban sin descanso.
Abubilla.
De alguna abubilla, triguero, mito, avión común y roquero también pudimos disfrutar en este sin fin constante de pájaros y más pájaros que aparecían y desaparecían tanto donde nos encontrábamos apostados como en los caminos hasta llegar allí.
Triguero.
Más de cuarenta pájaros diferentes pudimos observar y disfrutar. Pájaros que viven en el territorio del lince, un lugar privilegiado y hermoso que tenemos la responsabilidad de conservar.