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miércoles, 6 de marzo de 2019

Desmogue a la vista.

Me miran. Observan a ese extraño humano que no se mueve y les hace fotos. Está anocheciendo y salen de sus encames a campo abierto para comer. Inician su larga noche en la que deben de estar alerta ante cualquier peligro que les pueda surgir. Caminan. Se paran. Comen mientras algún miembro del grupo vigila. Está atento. Orejas tiesas. Cabeza arriba. Cuello estirado. Ante cualquier síntoma de peligro avisa a los demás que, rápidamente, dejan de comer y levantan la cabeza para buscar de donde proviene la alerta, el posible peligro.
Es un grupo familiar dirigido por una hembra adulta, la más vieja, la más experta, es la que guiará a este grupo que han pasado el invierno juntos. Junto a ella irán sus crías de los últimos dos o tres años. Incluidos los machos jóvenes de menos de tres años. Esa hembra es la que decidirá por donde hay que moverse, comer e incluso hacia donde hay que huir ante la presencia de un depredador.
En el pequeño grupo hay varios varetos, machos de un año cuya cuerna son dos largas varas, sin puntas y varios machos jóvenes de dos o tres años que ya tiene algunas puntas en la cuerna; cuerna que está apunto de caerse, el desmogue está muy cerca.
Pasado el tiempo de berrea llegamos hasta, aproximadamente, mediados de marzo, donde las cuernas, que ya han perdido su función, se caerán y lo harán de una manera alterna, es decir, es prácticamente imposible que se caigan las dos a la vez. 
Un golpe con una rama, un enganchón con un brezo o una fuerza en un giro harán que una cuerna se caiga; pasadas horas o días la otra cuerna también se caerá; por eso es muy, pero que muy difícil encontrarse juntas las dos cuernas del mismo ciervo.
En la naturaleza nada se desperdicia y, una cuerna caída en el monte, es algo demasiado apetecible tanto para los humanos (se venden para diferentes usos) como para los animales para pasar desapercibida. Las cuernas están compuestas, fundamentalmente, por sales minerales (calcio, sodio, potasio, hierro,…). Sales minerales que no se encuentran fácilmente en el monte y son básicas para el buen estado físico de cualquier animal, por lo tanto, una cuerna, que contiene un buen número de ellas se convierte rápidamente en algo muy apetecible para multitud de animales que encuentran en ella un suplemento alimenticio básico para su vida.
He visto lamer cuernas a ciervos, a jabalís machacarlas, incluso, los lobos, las muerden y las van comiendo lentamente. Todo se aprovecha.
Estaban inquietos. Ese humano llevaba demasiado tiempo observándolos. Había llegado la hora de volver a la profundidad del bosque. La hembra líder comenzó a moverse más deprisa hacia el espeso robledal, detrás de ella el resto de miembros del grupo la seguían en fila. Todos siguieron a la hembra sin dudarlo y se perdieron entre los robles, las escobas y los brezos.
En los siguientes días esos varetos y jóvenes machos perderán sus preciadas cuernas y comenzará el increíble y extraordinario proceso de creación de unas nuevas que, en escasos cinco meses, volverán a lucir orgullosos en el bosque.

martes, 28 de mayo de 2013

Las cuernas de los ciervos.

Una de las cosas que más sorprenden a los niños cuando se lo explicas es que las cuernas de los ciervos se les caen todos los años. Te miran con cara entre sorprendida y alucinada, como diciendo: “imposible”. Este hecho es un enorme gasto de energía que los ciervos tienen que hacer todos los años, pero lo primero de todo es aclarar qué diferencia hay entre cuernas y cuernos.
La diferencia fundamental es que las cuernas se caen y los cuernos no, por lo tanto los ciervos tienen cuernas como los gamos o los corzos; en cambio las vacas, cabras o muflones tienen cuernos.
Las cuernas son el tejido óseo que más rápido crece en el mundo animal. Lo hará en alrededor de cinco meses. En estos meses nos encontramos en el periodo de crecimiento de las cuernas de los ciervos, pero vayamos desde el principio.
Aproximadamente a mediados de marzo comienza el desmogue, es decir, la caída de las cuernas de los ciervos y el comienzo de su ciclo de crecimiento.
Ciervo sin cuernas. Se pueden apreciar dos pequeños círculos que
serán donde nazcan las nuevas.
La cuerna es una protuberancia ósea compuesta fundamentalmente por proteínas y fosfato cálcico, además de otros minerales como sodio, potasio o magnesio. Esta cuerna les comienza a crecer cubierta de una especie de borra aterciopelada que se encuentra irrigada de sangre. Este proceso de crecimiento supone un gasto enorme de energía y nutrientes que el ciervo consigue mediante la comida que encuentra; pero eso no es suficiente y el animal tiene que descalcificar, parcialmente, su propio esqueleto. En el proceso de crecimiento de las cuernas el ciervo pierde entre el uno y cinco por ciento de su peso.
Las cuernas comienzan su crecimiento.
Este proceso de crecimiento se prolonga hasta mediados de julio o principios de agosto en función del clima, la comida disponible o cuando se le hubieran caído las cuernas anteriores. Llegado julio y cuando la cuerna ha alcanzado su máximo nivel, la irrigación que tienen se va cerrando y deja de pasar sangre, por lo tanto, al ciervo le pica enormemente y se restregará contra los árboles para intentar desprenderse de esa borra aterciopelada que se le irá cayendo a tiras según se vaya rascando para dejar al descubierto una blanquecina cornamenta que se irá poniendo oscura a lo largo de los siguientes días.
La borra se desprende cuando se rasca contra los árboles.
Algo que se dice en demasiadas ocasiones es que el número de puntas que tiene una cuerna se corresponde con el número de años del animal y eso no es cierto. Un mismo ciervo puede tener una cornamenta diferente de un año a otro. Lo que va a influir en el tamaño de la cuerna y el número de puntas es, fundamentalmente, la cantidad de comida disponible que haya ese año y la calidad nutritiva de la misma; además también influirá la genética, la edad y la condición física de ese animal.
Al desprenderse la borra, la cornamenta, queda limpia y se oscurece más tarde.
Una vez que el ciervo tiene su cornamenta limpia y afilada (se la afilan en pequeños árboles que van dejando pelados) llega la utilidad de la misma. Eso sucede en el tiempo de la berrea, es decir, cuando las hembras entran en celo a partir de mediados de septiembre, dependiendo de la climatología.
Se restriega la cornamenta para afilarse y limpiarse las puntas.
Un estudio del Museo Nacional de Ciencias Naturales ha demostrado que: “el tamaño y la complejidad de la cornamenta de los ciervos guardan una relación directamente proporcional con su fertilidad”, es decir, cuanto más grande y ramificada sea la cornamenta más fértil es el ciervo y ,además, las hembras lo saben y elegirán al macho que más les convenga en función de esa percepción. Por eso, en ocasiones, cuando dos machos están pelando y la hembra se va con el perdedor; lo hace porque ella percibe que ese macho perdedor es más fértil, por lo tanto, es el que le interesa para poder conseguir su fin último, quedarse preñada. Ese macho habrá perdido porque está más cansado o débil (los machos comen muy poco durante la berrea perdiendo mucho peso y debilitándose) que el oponente pero la hembra se ha ido con él. 
Macho berreando en la época de celo de las hembras, la berrea.
Ciervos peleándose.
Por lo tanto, las cuernas, no son solamente una herramienta de lucha, un arma para medirse a los contrincantes por el favor de las hembras, sino que son un indicador, que las hembras perciben, de la fertilidad de un ciervo.
Cuerna encontrada en el campo. Esta es de un ciervo viejo.
La palma de la parte superior así lo demuestra.
Pasado el tiempo de berrea llegamos hasta mediados de marzo, aproximadamente, donde las cuernas, que ya han perdido su función, se caerán y lo harán de una manera alterna, es decir, es prácticamente imposible que se caigan las dos a la vez. 
Diferentes cuernas encontradas en la Sierra de la Culebra.
Primero se caerá una y pasadas horas o días lo hará la otra; por eso es muy ,pero que muy difícil encontrarse las dos cuernas del mismo ciervo. Estas cuernas, una vez caídas, al tener sales minerales son aprovechadas por jabalíes o incluso los mismos ciervos que las roerán o chuparán para así extraer el calcio de las mismas como he podido comprobar en alguna ocasión en la Sierra de la Culebra.
Cabeza de corzo recuperada del campo tras ser comido por un grupo de lobos.
Cuerna de un vareto. Ciervo de alrededor de un año
que tiene su primera cuerna.
Vareto.
Nada más caerse las cuernas comenzará nuevamente el ciclo de su crecimiento y así, año tras año, la cuerna se irá desarrollando y sorprendiendo a todos aquellos que disfrutan de ver a tan imponentes animales.