En esta extraña invernada en las lagunas de Villafáfila hay
una serie de actores invitados que buscan su oportunidad
en esta época, en la cual, todos nuestros objetivos, ilusiones y esfuerzos están
concentrados en buscar los gansos "no comunes", en si hay más o menos
aves que la temporada anterior o en buscar las aves invernantes que vienen a
las lagunas.
Esta temporada invernal está siendo muy escasa; se nota una
falta general de aves, no sólo de gansos que son los más llamativos, sino de la
mayoría de las aves invernantes que deberían de estar en las lagunas.
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Zorro al borde de la laguna. |
Cuando hay una
gran concentración de animales en una zona determinada surgen los oportunistas,
los que buscan un momento de descuido, un momento de bajada en la alerta, un
animal herido, enfermo o cansado. En mis últimas visitas a las lagunas de
Villafáfila he podido comprobar como actúan esos oportunistas que en estos días
de gran número de aves se dejan ver mucho más.
La mañana era heladora, una fina capa de hielo cubría el
campo y seis grados bajo cero hacían que estuviera tapado hasta las entrañas
pero, tenía menos frío que muchos otros días con diez grados más, había una
diferencia fundamental: no había viento y un sol maravilloso comenzaba a
asomarse por el horizonte. Me encontraba observando un gran bando de gansos que
comían tranquilamente; habían salido de la seguridad de la laguna antes de que
el sol iluminara los campos, tenían hambre.
En cualquier grupo de gansos hay una rotación especial a la
hora de comer, se turnan, nunca comen todos a la vez, siempre hay unos cuantos
con la cabeza levantada y el cuello bien estirado para no perder ningún detalle
de lo que se mueva a su alrededor, los vigías serán relevados por otros cada poco
tiempo; de repente, la tranquilidad del grupo se vio alterada, varios gritos de alarma resonaron en la llanura y todos los gansos del
bando levantaron la cabeza en la misma dirección.
Su motivo de alarma no podía ser yo porque llevaba un buen
rato buscando un ganso campestre que no encontré en el grupo así es que busqué
el porqué de su alarma. Giré el telescopio y busqué hacia donde todos estaban
mirando.

Entre una hierbas altas, asomaba un precioso zorro que los miraba
atentamente. Ningún ganso se movió. El zorro continuó avanzando entre las
hierbas hasta el límite con el campo abierto en el que se encontraban los
gansos que lo miraban sopesando el momento en el que debían de levantar el
vuelo, momento que para ellos sería la diferencia entre la vida y la muerte,
el zorro avanzó un paso y la alarma entre los gansos fue total y, como si
hubieran tirado de un gran resorte, todo el bando se levantó a la vez; el zorro
esperó a que todos volaran sin ni siquiera intentar el ataque, sabía que no
tenía nada que hacer frente a ellos pero buscaba algo, un ganso herido, un
ganso que le costara volar o un ganso despistado; en esta ocasión los gansos
salieron ilesos pero, en ocasiones, no pasa lo mismo ya que hay gansos débiles,
enfermos o heridos (en esto, por desgracia, tienen mucho que ver algunos
descerebrados que se siguen divirtiendo disparando a los gansos por el simple
hecho de "divertirse", maldita manera de divertirse) como pude
comprobar en otro grupo con un ganso que, prácticamente, no podía andar, volaba
bien, pero le costaba muchísimo andar y, por lo tanto, tardaba más en levantar
el vuelo.

Este tipo de oportunidad es la que el zorro buscaba; el hecho de que
este ganso fuera más lento le daba una pequeña ventaja al depredador,
curiosamente, el ganso, tenía un collar azul, era el Ljt, un ganso anillado en
Noruega el 1 de julio de 2005 que ha sido visto en Noruega, Dinamarca, Holanda
y España, donde inverna siempre en las lagunas de Villafáfila.
Hoy mismo, otro zorro, hacía patinaje artístico sobre el hielo de la laguna persiguiendo a algún ganso que quedaba apartado del gran grupo que, con tres aleteos, lo dejaba para atrás, pero el zorro lo volvía a intentar; era sorprendente verle avanzar deslizándose sobre la laguna mientras los gansos lo miraban extrañados ya que se meten en la laguna para evitar ser sorprendidos en la noche por cualquier depredador pero, este zorro, era insistente y volvía de nuevo a intentarlo hasta que después de recorrer gran parte de la laguna desistió ante tanto intento frustrado.
Hay otro animal que pasa por las lagunas, que las recorre en
esta época y que si tiene la oportunidad también intentará coger algún pato,
ganso, avefría o grulla. Este animal lo vi por pura casualidad...
Estaba haciendo una fotografía a un par de milanos reales
que se encontraban posados en unos postes cuando, de repente, según miraba por
el visor de la cámara, una cosa negra pasó por detrás de los milanos, unos
treinta metros por detrás de ellos...
...
"¡Un lobo!", exclamé casi sin
creerlo. Bajé la cámara (craso error porque hubiera hecho unas fotos
estupendas). Cogí los prismáticos y lo miré. Allí estaba. Un precioso lobo
caminaba tranquilo sobre la fina capa de hielo que cubría la mañana con un
manto blanquecino que resplandecía por la escasa fuerza del sol que se trataba
de abrir paso en la gélida mañana.
"¡Una foto!" Me había quedado embobado
observándolo, allí, tan cerca, cogí nuevamente la cámara y le hice unas fotos testimoniales cuando se marchaba, según continuaba su ronda, su vuelta a su hogar, su
recorrido por si podía encontrar alguna oportunidad que no dudaría en
aprovechar.
Hay muchos animales que esperan su momento ante tantas aves y unas, que también saben esperar, son las rapaces que patrullan las lagunas.
Hace
unos días pude ver como un aguilucho lagunero daba cuenta de un ganso muerto al
borde de la laguna, seguramente hubiera muerto por debilidad, enfermedad o
quizás estuviera herido pero, en las lagunas, nada se desperdicia, así, un par de
aguiluchos laguneros peleaban por la hegemonía de la posesión de tan buena
comida mientras varios cuervos picoteaban y esperaban su ocasión. Así es la
naturaleza.
En otra ocasión un águila real daba cuenta de un ganso en la pradera cercana al agua, no se si lo cazó ella o no pero desde luego allí se encontraba, comiendo. Al terminar de comer, alzó el vuelo y vino directamente hacia donde nos encontrábamos, pasándonos muy cerca como podéis ver en la magnífica fotografía que hizo mi amigo Fernando García al cual agradezco enormemente su colaboración y predisposición siempre que le pido cualquier foto para ilustrar alguna de las entradas de este blog.
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Jabalí al borde de la laguna en Villafáfila.
Agradezco enormemente a Fernando García prestarme estas dos
fotografías que ilustran la entrada. |
Incluso en estos días los jabalís se adentran en las lagunas
por si cae algo; la concentración de tantas aves da oportunidades a muchos
animales.
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Jabalí en la laguna de La Nava (Palencia). |
Los oportunistas no pierden ocasión y, ante tanta ave, siempre hay un momento que aprovechar.