Hace unos días llegó a mis oídos un avistamiento de lince
de hace muy poco tiempo; un avistamiento de alguien que conoce el campo, los
animales y lo vio muy cerca, de día y durante unas decenas de metros, pero no
había comentado nada por si lo tomaban por loco.
Esta observación está íntimamente ligada a otro lince, a
Kentaro; seguramente antes de conocerse las andanzas de este ejemplar cualquier
observación de lince en nuestra provincia se tomaría por imposible, una
equivocación o una locura pero esto ha cambiado. Kentaro ha cambiado muchas
ideas preconcebidas entorno al lince. Sus increíbles movimientos por media
España han demostrado que, quizás, las observaciones anteriores a él de
ejemplares solitarios en zonas en las que, en teoría, no debían de estar se
replanteen y se reinterpreten de otra manera.
La observación de la que hablo se produjo en agosto de
2014 en una zona en la que toda la vida hubo linces. Esta observación fue de
día y por parte de un buen conocedor del campo que no dudó un instante de que
lo que estaba viendo era un lince ya que lo llevó delante suyo, muy, muy cerca
durante unos 50-60 metros por el camino.
¿Por qué no podía ser? Son muchos los testimonios de
gente en nuestra provincia que afirman haber visto un lince en los últimos
veinte años. Muchos y variados testimonios a los que, seguramente, no se ha dado la importancia
que merecían. Testimonios que si los juntas en un mapa sorprenderían a los que
no los conocen. Testimonios que Kentaro ha hecho que se replanteen o por lo
menos se les tenga en cuenta.
Lo cierto es que no hay ni una sola fotografía, huella o
excremento, incluso no existe ninguna piel o ejemplar disecado en ningún lugar de la provincia de Zamora (por lo menos que tenga constancia) y hasta que algo así no se pueda comprobar, no hay linces; pero
esto ha tenido un alto en el camino, un paréntesis, Kentaro.
Agradezco enormemente a LIFE Iberlice JCCM ceder su fotografía para esta entrada. |
El 11 de Febrero de 2011 saltaron a la prensa unas
declaraciones del delegado de la Junta de Castilla y León en Zamora,
afirmando que en la provincia de Zamora había algún lince: “la mejor forma
de protegerlo es no hablar de él. Es una especie protegida de alto valor, que
se encuentra en un lugar concreto de la provincia”; "porque cuantas menos
personas intenten ir a verlo, mejor será para su conservación”.
La verdad es que es una lástima que tan bello animal
desapareciera de nuestra provincia en los años 70 ó 90 según los datos que
barajes. Dos hechos marcaron el declive y extinción del lince en Zamora: la
disminución de los conejos y la reforestación en la segunda mitad del siglo XX.
El lince, en teoría, es un animal especialista ya que su
alimentación se basa, en un alto porcentaje, en el conejo pero esto
también hay que replanteárselo ya que Kentaro ha demostrado que pueden comer, en determinados momentos, otros muchos animales ya que se ha estado alimentando, fundamentalmente, de
corzos; quizás, una hembra en periodo de cría, sí necesite una población estable de conejos pero un animal dispersante no, como bien ha demostrado el incansable Kentaro.
La verdad es que cuando el conejo comenzó su declive, el
lince en Zamora, también. La aparición en 1952 de la cepa de
la mixomatosis que afectó terriblemente a los conejos dejó a nuestro
lince bastante tocado. Su lenta decadencia se vio rematada por la aparición en
1987 de la neumonía hemorrágico vírica que eliminó gran parte de su población, firmando la sentencia de muerte para el lince, a lo cual, le añadimos la alteración de su habitat con la reforestación de pinos en gran
parte de la sierra, lo que eliminaba tanto su habitat como el de sus presas.
Muchas de estas observaciones de lince en nuestra
provincia seguramente sean dudosas pero ¿y si un tanto por ciento no lo son?
¿Y si han pasado por aquí otros linces como Kentaro en el más absoluto
anonimato? Sinceramente, creo que no existe ninguna población estable en nuestra
provincia pero que sí tenemos linces divagantes que nos visitan regularmente; si es así, ¿de dónde provienen? Solamente caben dos posibilidades; por un lado que vengan del sur o como Kentaro, de la zona de Castilla la Mancha y la segunda posibilidad ¿y si existiera todavía alguna población en Portugal, en la zona del Parque Nacional de Montesinho?
El lince en Zamora, igual que en gran parte de España, se
dejó morir, no se hizo nada por su conservación, ni siquiera se intentó.
Desapareció y punto. Si no se hubieran realizado programas de ayuda en Andalucía, al lince, le hubiera pasado lo mismo y el
felino más amenazado habría desaparecido de toda España.
Kentaro a abierto un camino, a hecho replantarse muchas cosas entorno al lince, ha sido un camino visible que quizás, otros muchos linces, hayan recorrido en un anonimato absoluto; quizás sea el momento de replantearse la manera de enfocar a tan bello animal, sobre todo sus movimientos dispersantes. En Zamora siempre hubo linces, ojalá, en algún momento, podamos decir que tenemos una población en nuestra provincia ya sea por su llegada natural o por entrar a formar parte en alguna de las reintroducciones que se llevan a cabo, sería un auténtico sueño hecho realidad.
Kentaro en Zamora en una fotografía cedida por Manuel Segura al cual agradezco enormemente tanto su fotografía como su gestión con LIFE Iberlince JCCM y consejos. |