Mostrando entradas con la etiqueta lince. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta lince. Mostrar todas las entradas

sábado, 2 de noviembre de 2024

La mentalidad y reticencias de ciertos colectivos truncan la reintroducción del lince en Zamora.

El pasado 25 de septiembre publiqué en este blog una entrada con el título: “Reintroducción del lince ibérico en Zamora: ¿Estamos perdiendo la oportunidad?” Esos augurios que exponía en la entrada, por desgracia para mi y mucha gente como yo, se han cumplido.
El pasado 31-10-24 se decidió la suelta de 6 ejemplares de lince ibérico la próxima primavera en el Cerrato palentino y en los Cañones del Duero en Zamora no. Adiós lince adiós. 
En la comunicación de la Junta de Castilla y León se expuso que el principal motivo de esta decisión es el apoyo social: “Por otro lado, la valoración social ante la reintroducción en Palencia ha sido muy favorable, con el 93 % de los encuestados a favor del proyecto frente al 59 % en Zamora. También se han conseguido cartas de apoyo o firmas de convenio por propietarios de terrenos o titulares de cotos en una superficie del 72 % del área propuesta en Palencia, frente al 21 % en Zamora.” (Comunicación completa aquí).
Está claro. Aquí en Zamora no hay apoyo social, bueno…depende de a quién pregunten. Estoy absolutamente seguro que hay mucha gente a favor de la reintroducción del lince ibérico en nuestra provincia pero esos, por desgracia, no tenemos ni voz, ni poder en las decisiones que se han tomado.
Quiero recordar ciertos párrafos de la entrada del día 26 para que quede claro quién se opone a la llegada del lince y por qué: “El 6 de septiembre se publicó en la Opinión de Zamora un artículo del que he sacado los siguientes párrafos entrecomillados que muestran las diferentes opiniones entre responsables de la administración y los colectivos de cazadores. (Ver el artículo completo aquí).
El colectivo más reticente, los cazadores, que lo ven como un competidor para sus intereses cinegéticos.
“"No va a aportarnos nada a los pueblos" sostiene categórico Javier Martín, presidente del coto de Villaseco del Pan. Frente a los datos que presenta la Junta de áreas con abundante población de conejo como una de las variables a tener en cuenta para la reintroducción del felino en los Cañones del Duero… los cazadores aseguran que "no hay conejos. Pueden decir lo que quieran, pero nosotros somos los que salimos al monte, sabemos cómo está. Que un cazador mate 3 ó 5 conejos en una temporada, ¿eso es decir que hay superpoblación?".
Promesas que tampoco convencían a un colectivo encasillado en la idea de que "el lince trae problemas, restricciones y no acaba con el meloncillo o los tejones o el zorro. No me lo creo" apuntaba uno de los presentes en la reunión. "Hay vídeos que demuestran que el lince se enfrenta al zorro, la garduña o la jineta" rebatían los técnicos de Medio Ambiente.
Apoyando las tesis de la Junta, Manuel Martín, técnico de la Fundación Hábitat que desde hace 25 años trabaja en la recuperación de la especie a través de programas de conservación. "No hemos llevado el lince a ningún sitio donde se haya querido porque sin consenso esta proyecto no tiene futuro. Pero tengo la experiencia de zonas de Andalucía y Castilla-La Mancha donde al principio había reticencias y hasta ahora nadie ha dicho que no al lince. Se puede demostrar que donde hay lince mejora la población de conejo. Pueden preguntar a los cazadores de esas zonas donde se ha reintroducido la especie" argumentó mientras explicaba los términos de los convenios que deberían firmarse para continuar adelante y presentar la candidatura a la propuesta de reintroducción del lince.
Javier Martín, presidente del coto de Villaseco, lamenta que las consecuencias las puede pagar la perdiz, "una especie que es una maravilla en los Arribes del Duero; es de lo mejor que tenemos, en cantidades aceptables y se la van a cargar, porque si no hay conejo, el lince tiene que comer. Como nos lo metan, va a crear un impacto muy negativo sobre la perdiz, que es de lo poco que tenemos, procuramos cuidarla y respetarla, lo último que queremos es que entre el lince".
Javier Martín teme por "las restricciones que nos van a imponer, por no decir las consecuencias que vamos a pagar si le ocurre algo a alguno de los linces. Si alguien pega le pega un tiro, está claro que nos cierran el coto. La amenaza va a estar ahí siempre".
No sólo están en contra los colectivos de cazadores sino que también el líder regional de UPA, Aurelio González, a principios de marzo de este año rechazaba la reintroducción del lince por las posibles limitaciones de velocidad, del uso de herbicidas o maquinaria pesada. (Radio 5 todo noticias en un reportaje de Paolo Chinchayhuara, escuchar aquí).”
Ese sueño de ver al lince ibérico volver a la tierra en la que vivió durante toda la vida y de la que nunca debió desaparecer, se va a truncar por una falta de consenso en la que priman mas, ciertos intereses que nada tienen que ver con los beneficios de su reintroducción, aparte de inquietudes, miedos y reticencias sin fundamento que aunque se explique por activa y por pasiva que, en las zonas en las que vive y se ha reintroducido, no haya supuesto ningún problema para ningún colectivo además de no producirse ninguna restricción por su suelta.
En definitiva, no se va a reintroducir el lince en la provincia de Zamora aunque en la misma reunión se expuso “…la intención de seguir trabajando en los Cañones del Duero para proponer una futura reintroducción de la especie.” Con la mentalidad de esos colectivos será imposible y los demás ni opinamos, ni tenemos voz, ni poder, ni voto.
(Muchas gracias a Fernando García por sus preciosas fotografías para ilustrar esta entrada).

miércoles, 25 de septiembre de 2024

Reintroducción del lince ibérico en Zamora: ¿Estamos perdiendo la oportunidad?

“En Zamora siempre hubo linces, ojalá, en algún momento, podamos decir que tenemos una población en nuestra provincia ya sea por su llegada natural o por entrar a formar parte en alguna de las reintroducciones que se llevan a cabo, sería un auténtico sueño hecho realidad”.
Estas palabras las escribí hace algunos años y actualmente pueden convertirse en una realidad…o no.
A principios de septiembre se celebró en Almaraz, uno de los pueblos en los que se pretende reintroducir, una reunión en la que se mostraron diferentes opiniones en contra de la llegada del lince ibérico a la provincia de Zamora.
Es una lástima que tan bello animal desapareciera definitivamente de nuestra provincia a principios de los años 90. Dos hechos marcaron el declive y extinción del lince en Zamora: la disminución de los conejos y la reforestación en la segunda mitad del siglo XX.
El lince, en teoría, es un animal especialista ya que su alimentación se basa, en un alto porcentaje, en el conejo. Cuando el conejo comenzó su declive, el lince en Zamora, también.
La aparición en 1952 de la cepa de la mixomatosis que afectó terriblemente a los conejos dejó a nuestro lince bastante tocado. Su lenta decadencia se vio rematada por la aparición en 1987 de la neumonía hemorrágico vírica que eliminó gran parte de su población, firmando la sentencia de muerte para el lince, a lo cual, le añadimos la alteración de su hábitat con la reforestación de pinos en gran parte de la sierra, lo que eliminaba tanto su hábitat como el de sus presas.
El lince en Zamora, igual que en gran parte de España, se dejó morir, no se hizo nada por su conservación, ni siquiera se intentó. Desapareció y punto. Si no se hubieran realizado programas de ayuda en Andalucía, al lince, le hubiera pasado lo mismo y el felino más amenazado habría desaparecido de toda España.
Recordemos que en el año 2002 estuvo al borde de la extinción ya que solamente quedaban 94 ejemplares en Andalucía. A partir de ahí comenzaron los programas de recuperación en los Centros de Cría en Cautividad con una fuerte inversión europea aparte de la española. Centros que han supuesto un enorme éxito a lo largo de los años y, tras un enorme esfuerzo, inversión y trabajo el estatus del lince ibérico pasó en 2015 de estar “en peligro crítico” a “en peligro” según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y conseguir llegar en 2023 a 2.021 ejemplares en toda España.
Se tienen datos de la existencia de lince ibérico en la provincia de Zamora hasta principios de los años 90 del s. XX, desde ahí nada, excepto la irrupción a finales de 2015 y principios de 2016 de Kentaro, un lince que hizo replantearnos muchas de las certezas que se tenían acerca del lince ibérico hasta ese momento.
Fotografía de Kentaro en Zamora.
Llegamos hasta el momento actual en el que se pretende la reintroducción del lince ibérico en los Cañones del Duero en nuestra provincia y ahí han salido las voces disonantes que se dejaron escuchar en la reunión a principios de septiembre en Almaraz.
El 6 de septiembre se publicó en la Opinión de Zamora un artículo del que he sacado los siguientes párrafos entrecomillados que muestran las diferentes opiniones entre responsables de la administración y los colectivos de cazadores. (Ver el artículo completo aquí).
La Junta de Castilla y León “…insiste en el mensaje del necesario consenso y aprobación de la mayoría del territorio para ejecutar la reintroducción del lince ibérico en los Cañones del Duero…bajo ningún concepto este proyecto saldrá adelante sin la aceptación de la sociedad".
El colectivo más reticente, los cazadores, que lo ven como un competidor para sus intereses cinegéticos.
“"No va a aportarnos nada a los pueblos" sostiene categórico Javier Martín, presidente del coto de Villaseco del Pan. Frente a los datos que presenta la Junta de áreas con abundante población de conejo como una de las variables a tener en cuenta para la reintroducción del felino en los Cañones del Duero… los cazadores aseguran que "no hay conejos. Pueden decir lo que quieran, pero nosotros somos los que salimos al monte, sabemos cómo está. Que un cazador mate 3 ó 5 conejos en una temporada, ¿eso es decir que hay superpoblación?".
Promesas que tampoco convencían a un colectivo encasillado en la idea de que "el lince trae problemas, restricciones y no acaba con el meloncillo o los tejones o el zorro. No me lo creo" apuntaba uno de los presentes en la reunión. "Hay vídeos que demuestran que el lince se enfrenta al zorro, la garduña o la jineta" rebatían los técnicos de Medio Ambiente.
Apoyando las tesis de la Junta, Manuel Martín, técnico de la Fundación Hábitat que desde hace 25 años trabaja en la recuperación de la especie a través de programas de conservación. "No hemos llevado el lince a ningún sitio donde se haya querido porque sin consenso esta proyecto no tiene futuro. Pero tengo la experiencia de zonas de Andalucía y Castilla-La Mancha donde al principio había reticencias y hasta ahora nadie ha dicho que no al lince. Se puede demostrar que donde hay lince mejora la población de conejo. Pueden preguntar a los cazadores de esas zonas donde se ha reintroducido la especie" argumentó mientras explicaba los términos de los convenios que deberían firmarse para continuar adelante y presentar la candidatura a la propuesta de reintroducción del lince.
Javier Martín, presidente del coto de Villaseco, lamenta que las consecuencias las puede pagar la perdiz, "una especie que es una maravilla en los Arribes del Duero; es de lo mejor que tenemos, en cantidades aceptables y se la van a cargar, porque si no hay conejo, el lince tiene que comer. Como nos lo metan, va a crear un impacto muy negativo sobre la perdiz, que es de lo poco que tenemos, procuramos cuidarla y respetarla, lo último que queremos es que entre el lince".
Javier Martín teme por "las restricciones que nos van a imponer, por no decir las consecuencias que vamos a pagar si le ocurre algo a alguno de los linces. Si alguien pega le pega un tiro, está claro que nos cierran el coto. La amenaza va a estar ahí siempre".
No sólo están en contra los colectivos de cazadores sino que también el líder regional de UPA, Aurelio González, a principios de marzo de este año rechazaba la reintroducción del lince por las posibles limitaciones de velocidad, del uso de herbicidas o maquinaria pesada. (Radio 5 todo noticias en un reportaje de Paolo Chinchayhuara, escuchar aquí).
Ese sueño de ver al lince ibérico volver a la tierra en la que vivió durante toda la vida y de la que nunca debió desaparecer, puede truncarse por una falta de consenso en la que priman mas, ciertos intereses que nada tienen que ver con los beneficios de su reintroducción, aparte de inquietudes, miedos y reticencias sin fundamento que aunque se explique por activa y por pasiva que, en las zonas en las que vive y se ha reintroducido, no haya supuesto ningún problema para ningún colectivo además de no producirse ninguna restricción por su suelta.
Aparte de la reintroducción en Zamora el plan de la Junta de Castilla y León es hacerlo también en la comarca del Cerrato en Palencia donde no está existiendo ningún problema social para la llegada del lince sino que lo están viendo como una oportunidad de futuro tanto a nivel económico como social. (Artículo: “Las reticencias de Zamora colocan a Palencia en ventaja para recibir primero al lince”)
¿De verdad que los grupos que se oponen a hacerlo en Zamora no ven los beneficios que puede traer a sus pueblos? ¿No entienden la oportunidad que tienen? ¿Cómo es posible que las reticencias de esos sectores arruine todo un proyecto? 
(Quiero agradecer enormemente a Fernando García y Manuel Segura sus fotografías para ilustrar esta entrada).

viernes, 30 de septiembre de 2016

¿Hay lince ibérico en Zamora?

Hace unos días llegó a mis oídos un avistamiento de lince de hace muy poco tiempo; un avistamiento de alguien que conoce el campo, los animales y lo vio muy cerca, de día y durante unas decenas de metros, pero no había comentado nada por si lo tomaban por loco.
Esta observación está íntimamente ligada a otro lince, a Kentaro; seguramente antes de conocerse las andanzas de este ejemplar cualquier observación de lince en nuestra provincia se tomaría por imposible, una equivocación o una locura pero esto ha cambiado. Kentaro ha cambiado muchas ideas preconcebidas entorno al lince. Sus increíbles movimientos por media España han demostrado que, quizás, las observaciones anteriores a él de ejemplares solitarios en zonas en las que, en teoría, no debían de estar se replanteen y se reinterpreten de otra manera.
La observación de la que hablo se produjo en agosto de 2014 en una zona en la que toda la vida hubo linces. Esta observación fue de día y por parte de un buen conocedor del campo que no dudó un instante de que lo que estaba viendo era un lince ya que lo llevó delante suyo, muy, muy cerca durante unos 50-60 metros por el camino.
¿Por qué no podía ser? Son muchos los testimonios de gente en nuestra provincia que afirman haber visto un lince en los últimos veinte años. Muchos y variados testimonios a los que, seguramente, no se ha dado la importancia que merecían. Testimonios que si los juntas en un mapa sorprenderían a los que no los conocen. Testimonios que Kentaro ha hecho que se replanteen o por lo menos se les tenga en cuenta.
Lo cierto es que no hay ni una sola fotografía, huella o excremento, incluso no existe ninguna piel o ejemplar disecado en ningún lugar de la provincia de Zamora (por lo menos que tenga constancia) y hasta que algo así no se pueda comprobar, no hay linces; pero esto ha tenido un alto en el camino, un paréntesis, Kentaro.
Agradezco enormemente a LIFE Iberlice JCCM
ceder su fotografía para esta entrada.
Se sabe, a ciencia cierta, que él ha estado, mejor dicho ha cruzado de este a oeste nuestra provincia entera y, si él lo ha hecho ¿por qué otro u otros ejemplares, no marcados, no han podido hacer lo mismo? ¿No explicaría esto la cantidad de avistamientos?
El 11 de Febrero de 2011 saltaron a la prensa unas declaraciones del delegado de la Junta de Castilla y León en Zamora, afirmando que en la provincia de Zamora había algún lince: “la mejor forma de protegerlo es no hablar de él. Es una especie protegida de alto valor, que se encuentra en un lugar concreto de la provincia”; "porque cuantas menos personas intenten ir a verlo, mejor será para su conservación”
La verdad es que es una lástima que tan bello animal desapareciera de nuestra provincia en los años 70 ó 90 según los datos que barajes. Dos hechos marcaron el declive y extinción del lince en Zamora: la disminución de los conejos y la reforestación en la segunda mitad del siglo XX.
El lince, en teoría, es un animal especialista ya que su alimentación se basa, en un alto porcentaje, en el conejo pero esto también hay que replanteárselo ya que Kentaro ha demostrado que pueden comer, en determinados momentos, otros muchos animales ya que se ha estado alimentando, fundamentalmente, de corzos; quizás, una hembra en periodo de cría, sí necesite una población estable de conejos pero un animal dispersante no, como bien ha demostrado el incansable Kentaro.
La verdad es que cuando el conejo comenzó su declive, el lince en Zamora, también. La aparición en 1952 de la cepa de la mixomatosis que afectó terriblemente a los conejos dejó a nuestro lince bastante tocado. Su lenta decadencia se vio rematada por la aparición en 1987 de la neumonía hemorrágico vírica que eliminó gran parte de su población, firmando la sentencia de muerte para el lince, a lo cual, le añadimos la alteración de su habitat con la reforestación de pinos en gran parte de la sierra, lo que eliminaba tanto su habitat como el de sus presas.
Muchas de estas observaciones de lince en nuestra provincia seguramente sean dudosas pero ¿y si un tanto por ciento no lo son? ¿Y si han pasado por aquí otros linces como Kentaro en el más absoluto anonimato? Sinceramente, creo que no existe ninguna población estable en nuestra provincia pero que sí tenemos linces divagantes que nos visitan regularmente; si es así, ¿de dónde provienen? Solamente caben dos posibilidades; por un lado que vengan del sur o como Kentaro, de la zona de Castilla la Mancha y la segunda posibilidad ¿y si existiera todavía alguna población en Portugal, en la zona del Parque Nacional de Montesinho?
El lince en Zamora, igual que en gran parte de España, se dejó morir, no se hizo nada por su conservación, ni siquiera se intentó. Desapareció y punto. Si no se hubieran realizado programas de ayuda en Andalucía, al lince, le hubiera pasado lo mismo y el felino más amenazado habría desaparecido de toda España.
Kentaro en Zamora en una fotografía cedida por Manuel Segura al cual
agradezco enormemente tanto su fotografía como su gestión
con LIFE Iberlince JCCM y consejos.
Kentaro a abierto un camino, a hecho replantarse muchas cosas entorno al lince, ha sido un camino visible que quizás, otros muchos linces, hayan recorrido en un anonimato absoluto; quizás sea el momento de replantearse la manera de enfocar a tan bello animal, sobre todo sus movimientos dispersantes. En Zamora siempre hubo linces, ojalá, en algún momento, podamos decir que tenemos una población en nuestra provincia ya sea por su llegada natural o por entrar a formar parte en alguna de las reintroducciones que se llevan a cabo, sería un auténtico sueño hecho realidad.

domingo, 18 de octubre de 2015

El lince Kentaro en Zamora.

El pasado viernes saltó la gran noticia en los medios de comunicación, el lince Kentaro ha estado (o está) en Zamora. A finales de septiembre conté en una entrada la apasionante historia de este lince (pinchar aquí para recordarla), si lo anterior me parecía  increíble estás últimas noticias me resultan fantásticas y maravillosas ya que este lince viajero lleva por Zamora, en diferentes fases, desde finales de julio.
En la entrada anterior terminé contando que Kentaro se encontraba en Portugal y había bajado hasta la zona de Miranda do Douro, en las noticias aparecidas recientemente se nos narra su periplo desde ese momento, periplo que le ha llevado a pasar a la provincia de Zamora en dos ocasiones más de diferentes días de duración, la última desde el pasado día ocho de octubre hasta la actualidad en la que atravesó la Sierra de la Culebra para llegar a Sanabria.
Fotografía cedida por la Junta de Castilla y León.
La historia de Kentaro es apasionante, hermosa y triste a partes iguales, es un lince solitario que deambula en busca de un lugar en el que encuentre una pareja, ¿os imagináis que soltaran una hembra de lince en la zona en la que se encuentra? Sería algo increíble, la Sierra de la Culebra y Sanabria han sido lugares en los que hubo linces toda la vida, hasta muy recientemente y, la posibilidad de soltar algún lince en estas zonas, no es algo descabellado, ya se planteó y Kentaro está demostrando que puede vivir en estos territorios.
El proyecto Life Iberlince que soltó a Kentaro en Toledo hace casi un año es un proyecto ambicioso que trata de conseguir nuevas poblaciones de lince en lugares en los que siempre hubo y son una zona propicia para que regresen; así, se establecieron cinco áreas de reintrodución en Extremadura, Andalucía, Murcia, Portugal y Castilla la Mancha en las que se han liberado 45 ejemplares, 18 en el 2014, ojalá la Sierra de la Culebra o Sanabria sean lugares que puedan entrar en este proyecto y podamos volver a ver a este maravilloso animal recorriendo los montes que nunca debió de dejar de recorrer por la desidia de la administración y la inconsciencia humana.
Fotografía cedida por la Junta de Castilla y León.
Kentaro es un superviviente, una animal que está sorteando peligros constantes: carretas, autovías, embalses, vías de ferrocarril, ríos y pueblos; es un animal valiosísimo que está ofreciendo una cantidad enorme de información, es un animal al que hay que cuidar, respetar y proteger, es un animal que si alguien lo ve por casualidad que le deje en paz y a toda la gente que va de caza que tenga mucho cuidado porque un lince, un hermoso lince, el único lince de la provincia de Zamora, está en el campo, está en nuestro campo. Un enorme orgullo.

martes, 22 de septiembre de 2015

El increíble viaje del lince Kentaro.

Hace unas semanas retomaba la historia de un lince llamado Kentaro que había sido soltado en el municipio de Mazarambroz (Toledo) en noviembre de 2014 procedente del centro de cría en cautividad de Silves (Portugal) junto con sus hermanos Khan, otro macho, y Kuna, una hembra. La historia de este lince es apasionante, su collar permite a los científicos seguir sus pasos y saber por donde se mueve, cuanto se desplaza o que come; este lince es protagonista de noticias de prensa, entradas de blog o portadas de periódicos, y fue, leyendo varios de esos artículos, cuando no daba crédito a lo que leía, mi sorpresa y perplejidad se unieron a partes iguales quedando realmente sorprendido e impactado ¡ese lince había cruzado la provincia de Zamora de este a oeste!
Lince Kentaro en el momento de su liberación. Foto de Luis Suarez/WWF.
¡Un lince había estado en Zamora durante algunos días o semanas! ¿nadie se había enterado? ¿no se había hecho pública ninguna noticia de tal acontecimiento? ¿nadie lo había visto? Teniendo en cuenta que en los diferentes lugares por los que había pasado se habían hecho eco de tal suceso y había quedado reflejado en periódicos impresos o ediciones digitales tanto locales como nacionales, en blogs o incluso había sido visto por personas que lo habían fotografiado, ¿como era posible que por Zamora nada de nada? que el paso por nuestra provincia quedara reflejada en periódicos portugueses o de otras zonas de España y aquí silencio absoluto; ¿quizás teman por su vida si dicen por donde está? ¿quizás en nuestra provincia se considera que es muy peligroso decir su localización aproximada?
El hecho es que me alegré enormemente de que un lince hubiera vuelto a nuestra provincia, que hubiera pasado por ella ya que aquí siempre hubo linces, nuestra tierra fue tierra de linces, nuestra tierra fue lugar en el que convivieron lobos, osos y linces, tres iconos de la fauna de la península ibérica; linces que se dejaron de ver en nuestros campos en los años 90 del s.XX.
Varios hechos marcaron el declive y extinción del lince en Zamora. La disminución de los conejos, la reforestación en los años 70 y la caza sentaron las bases para que se extinguiera. El lince en Zamora, igual que en gran parte de España, se dejó morir, no se hizo nada por su conservación, ni siquiera se intentó. Desapareció y punto. Si no se hubieran realizado programas de ayuda en otras partes, sobre todo Andalucía, bueno, sólo allí; hubiera pasado lo mismo y el felino más amenazado del mundo hubiera desaparecido de toda la península ibérica.
He hablado con gente que tuvo la inmensa suerte de verlos en sitios diferentes de nuestra provincia y todos coinciden en lo mismo, es un animal que impresiona, un animal impactante y hermoso que fuimos eliminando poco a poco, que dejamos morir lentamente, que perdimos sin remisión.
Cada cierto tiempo hay noticias en Zamora de avistamientos de linces, surgiendo el eterno debate de si hay o si no hay, que si se han visto en no sé dónde, que si fulanito lo vio, incluso dirigentes políticos como el delegado de la Junta de Castilla y León afirman que hay algún lince y añade: “la mejor forma de protegerlo es no hablar de él. Es una especie protegida de alto valor, que se encuentra en un lugar concreto de la provincia”; "porque cuantas menos personas intenten ir a verlo, mejor será para su conservación”.
Lo cierto es que no hay ni una sola fotografía, huella o excremento y hasta que algo así no se pudiera comprobar, no hay; pero esto ha tenido un alto en el camino, un paréntesis, Kentaro, un macho de lince marcado con un collar se sabe, a ciencia cierta, que ha estado, mejor dicho ha cruzado de este a oeste nuestra provincia entera, algo realmente increíble, algo que es un hecho histórico que es de justicia resaltar.
Lince Khan en el momento de su liberación.
Fotografía de Carlos Serrano-Iberlince.
Pero esta historia comienza hace algunos meses. Comienza cuando en el proyecto LIFE Iberlince se plantea la reintroducción del lince ibérico en Toledo para lo cual se eligen tres ejemplares hermanos (dos machos y una hembra) procedentes del centro de cría en cautividad de Silves (Portugal) que son soltados el 26 de noviembre de 2014 en el término municipal de Mazarambroz (Toledo); ahí comienza el increíble viaje de los dos machos que tomando direcciones opuestas han recorrido más de mil quinientos kilómetros pero voy a centrarme en Kentaro, el que tomó dirección norte.
Quedan alrededor de 325 linces que suponen una exigua población que intenta subsistir a duras penas, todas las ayudas posibles para su conservación son bienvenidas, entre ellas, en 2014 el proyecto LIFE Iberlince reintrodujo 18 ejemplares en Ciudad Real, Badajoz, Toledo y Portugal; ejemplares que son una bocanada de aire fresco que intentarán volver a asentarse en zonas en las que siempre hubo linces y conformen una nueva población a las ya conocidas de la sierra de Andujar y el Parque Nacional de Doñana.
Kentaro es uno de esos linces pero Kentaro es algo más. Este lince está rompiendo todos los paradigmas entorno a su especie, está demostrando, con hechos, situaciones que no se creía fueran posibles en ellos. Kentaro es un luchador, un superviviente que lleva recorridos cientos de kilómetros en los que ha cruzado autovías, vías de ferrocarril, carreteras, ríos o pantanos pasando por territorios en los que no hay conejos y se ha alimentado de corzos o roedores (hechos comprobados) pero, seguramente también haya comido liebres, peces, micromamíferos o cualquier otro animal que pudiera cazar.
Kentaro ha recorrido en parte o cruzado Toledo, Madrid, Cuenca, Guadalajara, Soria, La Rioja, Burgos, Zaragoza y Zamora; su viaje es impresionante pero ¿por donde ha llegado a Zamora? Al respecto no hay datos publicados pero supongo que ha tenido que cruzar Palencia y Valladolid aunque no he sido capaz de encontrar nada que así lo certifique.
Kentaro entró en Zamora por el este, la atravesó y salió por el oeste hacia Portugal donde se encuentra (en teoría) desde el 4 de agosto de 2015. En Portugal ha sido considerado una gran noticia, siendo portada de periódicos al igual que en todas las provincias por las que pasó menos en Zamora (y en su periplo desde Soria hasta aquí).
El motivo fundamental por el que Kentaro está en continuo movimiento es un enigma pero, mi opinión personal, es que está buscando un lugar en el que asentarse en el que haya una hembra, está buscando compañera.
Kentaro es un superviviente y está demostrando que sin conejo un lince puede sobrevivir aunque ¿se podría adaptar una población a subsistir sin su presa fundamental? Quizás Kentaro está sentando un antes y un después; también está demostrando que las conexiones entre poblaciones de linces son posibles y viables aunque estén muy distanciadas y los peligros sean tremendos.
Al igual que Kentaro, su hermano Khan, ha hecho un recorrido impresionante pero su dirección fue hacia el oeste para llegar también a Portugal a través de Cáceres.
¿Qué les deparará el futuro? ¿Conseguirán sobrevivir y llegar a una zona con más linces? El tiempo lo dirá pero lo que ya han hecho es historia y un viaje que está dejando perplejos a todos.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Lince ibérico: sensaciones encontradas.

El pasado puente he estado en Andujar y mi viaje ha tenido sensaciones encontradas. Por un lado he visto al lince ibérico, ese tesoro natural que debemos de preservar con todas nuestras fuerzas, de una manera que jamás hubiera imaginado, a unos escasos metro y medio de distancia; por otro lado he notado la enorme preocupación y problemática actual de esta zona que es el último reducto estable del lince en la península ibérica y si pasa por dificultades todos lo lamentaremos. Intentaré entremezclar mis sensaciones encontradas. Espero conseguirlo.
Las fotografías de esta entrada no son de este viaje.
Son tomadas en enero de 2013 por...
Desde el pasado carnaval en el que realicé mi última visita a este enclave maravilloso hasta ahora el descenso de avistamientos de lince en la zona ha sido alarmante; mientras en febrero pude observarlo todos los días (mañana y tarde) en esta ocasión solamente lo he visto en dos ocasiones. Mientras que en la misma zona hace diez meses había unos 14 ó 15 linces, en la actualidad, calculan que hay cuatro. Un descenso alarmante y preocupante que seguramente no obedezca a un sólo factor sino que sea una mezcla de diferentes condicionantes que unidos dan lugar a este descenso.
...Fernando García Roncero al que agradezco enormemente
prestármelas para ilustrar esta entrada.
Todos los astros se aliaron para que viéramos al gran gato. Si no nos hubiéramos ido casi al anochecer por culpa de unos descerebrados que no sabían comportarse, no lo hubiéramos visto. Si no nos hubiera parado la Guardia Civil en el camino para mirarnos el coche, no lo hubiéramos visto. Si no llegamos a parar para hacer una foto a un precioso ciervo con el atardecer a su espalada, no lo hubiéramos visto...
La belleza de este animal es embriagadora.
El primer factor que creo que influye en este descenso de linces es la disminución espectacular de conejos en los últimos diez meses. Esta disminución de conejos puede deberse a la falta de lluvias desde junio, al ataque de una nueva cepa de la enfermedad hemorrágico vírica o, quizás, a la presión excesiva de esos 14 linces en tan poco terreno. Quizás sea una mezcla de los tres. Sabemos que si el conejo decae, el lince, decae también. Depredador y presa van íntimamente ligados.
Si cada vez hay menos conejo, por lo tanto, la comida escasea, esos catorce linces no tienen comida para todos, con lo cual, los más fuertes, comenzarán a expulsar al resto que deberán de buscar otras zonas en las que sobrevivir. Cuando siga faltando la comida esos linces más fuertes deberán ampliar su territorio quitándole parte del de otros ejemplares que deberán de hacer lo mismo a los de su alrededor. Los territorios pasarán a ser mucho más grandes incluso a no tener límites determinados, a ser algo mezclado, inconexo. Todos estos linces que van siendo expulsados corren enormes riesgos al tener que moverse mucho más por carreteras, autovías o adentrarse en olivares en busca de alimento provocando un aumento de muertes por accidentes, este año han muerto 13 linces atropellados en la zona.
Esos linces que se mueven errantes entre territorios lo harán escondiéndose, por las partes altas de los valles y bajarán a las zonas bajas, en las que están los conejos, durante las horas de menos luz o por la noche. Con lo cual se verán mal, en zonas de paso, en caminos o, simplemente, no se verán.
Los últimos cuatro o cinco años han sido años muy buenos de
observaciones, ahora, esas observaciones son mucho más complicadas.
...ahí estaba el ciervo en un contraluz espectacular cuando, delante del morro del coche, a dos metros escasos, cruzó de derecha a izquierda un precioso lince con total tranquilidad. Elegante. Felino. Majestuoso. Con un andar suave. Nos miró y se metió por debajo de la valla de nuestra izquierda. Subió el terraplén y se paró. Nos miró. Dio dos pasos hacia nosotros y se paró de nuevo. Nos miró nuevamente. Dio un paso más y se quedó a la altura de mi ventanilla, a metro y medio. Nos miró por tercera vez. Nos quedamos congelados. Petrificados e impresionados de la mirada del felino más amenazado del mundo. Esos ojos claros y profundos nos miraban sin miedo, lo hacían con intriga. Se levantó y se fue. Sin palabras.
Así se ve al lince en muchas ocasiones. Un sombra. Una mancha fugaz.
Un movimiento.
En la zona de la que hablo, este año, ninguna hembra ha conseguido sacar adelante a sus cachorros lo que supone un enorme problema. Si el conejo disminuye todavía mas este próximo celo será un desastre ya que muchas hembras no entrarán en celo o no quedarán preñadas, con lo cual bajará en número de cachorros todavía más. Si algunas se quedaran preñadas necesitarán para sacar adelante a sus pequeños un número determinado de conejos y, si no los hay, las pérdidas serán incalculables. Si en 2012 las cifras totales de cachorros que consiguieron sobrevivir fueron 44 el número de este año será mucho menor (se estiman entre diez y doce). Si en 2012 se contabilizaron un total de 305 linces; censo que bajó, por primera vez, en años. Esos 305 únicos linces que quedan en el mundo, seguramente, se verán mermados en el censo de este año 2013. El problema es considerable y muy preocupante.
El conejo y el lince van unidos. Si uno desaparece o baja, el otro le sigue. Si no hay conejos, no habrá lince y como dice Ramón Pérez de Ayala (WWF Life Iberlince): “Tememos que se nos venga abajo el trabajo de los últimos 10 años". Si eso sucede será un verdadero desastre. Esperemos y confiemos en el saber hacer y responsabilidad de los que deben de tomar las decisiones para que volvamos a la senda de la recuperación.
El lince es un animal que tenemos que ser capaces de conservar porque es un elemento clave de nuestra biodiversidad. Un animal que es endémico de nuestra tierra y que forma parte de nuestro patrimonio natural. Un animal que hay que respetar, cuidar, valorar, apreciar y disfrutar siempre con sentido común, esperando que no sea el menos común de los sentidos.

viernes, 15 de febrero de 2013

En el territorio del lince I.

Hemos estado unos días en el territorio del lince ibérico. Animal especial, majestuoso, cautivador, bello y enigmático que una vez que lo ves te deja todavía más absorbido por su presencia. Era la segunda vez que bajábamos hasta su territorio, en su busca, para contemplarlo, para verlo, para poder disfrutar de un animal especial, diferente, un animal que la primera vez que lo pude ver hace dos años me dejó impactado. He de reconocer que es el animal que más me ha impresionado observar en su hábitat natural. Es un animal que cuando lo ves, da igual cuantas veces lo hayas visto, te produce una emoción especial, una emoción diferente, una emoción que recorre tu cuerpo y te captura para siempre. Es el lince ibérico. El felino más amenazado del mundo que sobrevive en muy pocos territorios de la península Ibérica y verlo es cautivador.
El lince enamora. Lo hace tanto si lo ves unos segundos como si tienes la enorme suerte de observarlo durante más de dos horas (como nos sucedió hace dos años). En este viaje lo hemos podido ver en cinco ocasiones. Cinco ocasiones especiales. Cinco ocasiones que se guardarán en lo profundo de nuestra memoria, en un lugar especial, el lugar en el que los recuerdos permanecen para siempre, un lugar secreto y personal al que miramos de vez en cuando para volver a disfrutarlo, a verlo, a revivir el recuerdo de este fantástico animal.
La primera vez que apareció fueron unos segundos nada más. Breves instantes que nos mostraron su andar elegante y parsimonioso. Ver que es como un fantasma, aparece y desaparece con una facilidad especial. Avanzó por un camino. Subió al monte y desapareció...se esfumó. Como le estuvo a punto de suceder a nuestro gran gato. Su declive en los años setenta, ochenta y noventa del s.XX fue alarmante. 
Desapareció de gran parte de la península Ibérica, fundamentalmente por dos motivos: la presión del hombre ya fuera por la caza (sobre todo para conseguir su piel o como trofeo) o por destrozar su hábitat y la desaparición del conejo por enfermedades como la mixomatosis o la enfermedad hemorrágico vírica en gran parte de nuestro país.
La segunda y tercera observaciones fueron especiales. En ellas pudimos ver al lince en su más puro estilo felino. Como un gran gato que toma el sol relajadamente, sin nada que perder, a nadie que temer. Es el superdepredador de la zona. El controlador de otros depredadores como zorros, ginetas o meloncillos y el saneador de las poblaciones de conejos y perdices de la zona. Estuvo un buen rato tumbado. Relajándose al sol. Observando su territorio. Esperando el momento de campear. 
Se levantó y desapareció. Volviendo a los pocos minutos. Se estiró. Se tumbó nuevamente y desapareció como un fantasma. Comenzaban sus correrías. La noche vería sus andanzas. Vería como este enorme gato es capaz de ver perfectamente en la oscuridad, de ver como su oído es ocho veces superior al nuestro, de ver su silueta avanzar entre lentiscos y grandes rocas.
La cuarta ocasión nos mostró un lince diferente. Un lince con collar de seguimiento. Apareció por una pista. Marcó en una roca. Estuvo sentado un rato y bajó elegantemente por una ladera hasta el valle. Este lince tenía un collar radiotransmisor. Collar que permite a los científicos seguir sus movimientos, estudiar su posición, ver que hace y por donde se desplaza en cada momento. 
En la quinta ocasión lo pudimos ver sobre una gran roca. Observando a los conejos que tenía debajo. Los conejos son su vida. Sin conejos no hay lince. Es un especialista y esta es una de las causas de su declive y casi desaparición. Su alimentación se basa en el conejo, aunque perdices, gamos, pequeños ciervos, gansos o palomas también forman parte de su dieta.
Bajó de la roca y se ocultó tras un gran arbusto. Agazapado. Inmutable. Quieto. En varias ocasiones se tensó. Arqueó su cuerpo. Levantó su pequeña cola a modo de faro y estuvo a punto de abalanzarse sobre su escurridiza presa. Hasta que se decidió y se lanzó a por uno. Falló y abandonó. Si no caza al primer intento, lo deja. Ahorra energías para otra ocasión mejor. Así lo hizo. Subió de nuevo a la gran roca y marcó en varios sitios. Comenzó a subir por la ladera marcando su territorio. Territorio que abarca unas 600 hectáreas aproximadamente. Territorio que defenderá de posibles invasores y que se solapa con el de varias hembras a las que montará en tiempo de celo. Marcó 4 ó 5 veces más. Subió la ladera y desapareció.
Mi amigo Fernando y su mujer Alegría fueron en su busca...
Han sido días de largas horas en el campo. Días de hablar de linces, águilas, ciervos y muflones. Días de conocer gente, de aprender de ellos, de aprender con ellos. Gente venida de toda España o de Europa. Coincidimos y hablamos con Gabriel Llorens (autor del magnífico libro: "Observaciones de campo del lince ibérico"), Máximo Sánchez y Juan que escudriñaban el monte en busca del gran gato. Con Jose y Montse. Con Jesús Nicolás y su familia. Con José María y Carlos o con William que habían venido de Valencia, Cantabria, Madrid, Salamanca, Martos, Pamplona, Bélgica, Inglaterra o Alemania y a todos nos unía lo mismo, el amor por un animal especial. 
...tras 5 días frustrantes, sin conseguir ver nada...
...apareció este hermoso ejemplar que Fernando, con su maestría habitual,
 retrató y que aparece en las últimas tres fotografías de esta entrada.
Un animal que es capaz de aglutinar a gente de sitios tan dispares. Un animal que atrae, que engancha, que emociona y que enamora. Un animal que tenemos que ser capaces de conservar porque es un elemento clave de nuestra biodiversidad. Un animal que es endémico de nuestra tierra y que forma parte de nuestro patrimonio natural. Un animal que hay que respetar, cuidar, valorar, apreciar y disfrutar siempre con sentido común, esperando que no sea el menos común de los sentidos. Así es el lince ibérico. 
(Agradezco enormemente a Ernesto Hernández y a Fernando García prestarme sus fotografías para ilustrar esta entrada. Un saludo. Enhorabuena por las fotografías y gracias).

domingo, 16 de octubre de 2011

El lince ibérico II.

Nos juntamos un grupo pintoresco. Varios franceses, dos extremeños, dos madrileños, un barcelonés y nosotros; ¡ah!,  y unos ingleses que estaban a lo suyo, a unos 10 m del resto, sin acercarse nunca a nosotros. La mañana era buena y todos esperábamos ver al lince, un macho que habíamos visto en días anteriores. Las expectativas eran máximas ya que sabíamos que todos los días pasaba por esa zona dos veces, una por la mañana y otra al anochecer. Otra cosa era verlo.
Los telescopios apuntaban a una pista de tierra, a unos 180 m en línea recta, por la que el lince entraba atravesando la portilla desde el otro valle. Ese día los que nos encontrábamos allí sabíamos lo que debíamos hacer. Estar en silencio, no movernos demasiado y controlar la ladera de enfrente; si alguien lo veía daría la voz de alarma, en voz baja, por supuesto. No como dos días antes, que aquello parecía una romería de coches, gente, bullicio y un no parar y aún así, el lince pasó; con lo cual, no perdíamos detalle, ni la esperanza.
El lince se movió como un reloj, es decir, según nuestro campo de visión, apareció en el número tres y desapareció en el número ocho, siempre moviéndose de derecha a izquierda. En su recorrido me gustaría resaltar una serie de momentos significativos:
1.  Los linces son territoriales y patrullan su territorio diariamente con lo cual debía de pasar por ahí y así lo hizo. Alguien lo vio bajar por el camino y dio la voz de alarma; rápidamente los telescopios y prismáticos se dirigieron hacia el lugar señalado. Ahí estaba. Bajaba con su andar felino y tranquilo. Venía del otro lado de la montaña y atravesaba para campear por esta parte de su territorio que se solapa con el de dos hembras (el día anterior vimos una), a las cuales, seguramente, montará en tiempo de celo.
Al ser tan territoriales se les cazaba con cierta facilidad, por su piel, aunque también por recibir una recompensa. Entre 1954 y 1962 se capturaron 153 linces por parte de los alimañeros de las Juntas de Extinción de animales dañinos. 
2.  Decide abandonar la pista y bajar al valle. Lo hace por una ladera empinada que nos permite verle acechar a su presa favorita, el conejo, animal sin el cual no puede sobrevivir. Son el 80% de su dieta, el resto son perdices, patos, roedores e incluso crías de ciervos o gamos. Observamos como los acechaba marcando los tiempos. Se ralentizaba hasta quedarse completamente quieto y agazapado para, como un resorte, lanzarse a por ellos.  No consiguiendo cazar ninguno continúa hasta el fondo del valle.
 3.  Atraviesa la zona baja del valle. Cruza el río y al ser la zona más desprotegida lo hace de forma rápida y silenciosa hasta llegar al amparo de los matorrales.
El lince también se cazaba por ser un trofeo y así en los cotos privados se pagaba mucho dinero por su captura. Entre los años 1956 y 1958 se capturaron 20 linces en los grandes cotos y se presentaron como trofeo a concurso en las Exposiciones Nacionales de Caza de: 1950-14; 1960-23; 1970-28 ejemplares.
En total 238 linces matados en 17 años de forma legal en las provincias que tenían Juntas de Extinción y en los grandes cotos; casi los mismos que hay en la actualidad. A lo cual habría que añadirles los abatidos en el resto de provincias así como los cazados furtivamente, demasiada sangría.
4.   Comienza a subir la siguiente ladera y lo hace marcando cada cierto tiempo; su orín se solidifica quedando como una piedra. Se siente protegido en los matorrales y va tranquilamente. Nos fijamos en la intranquilidad de los ciervos y gamos a su paso, todos observan atentos sus movimientos y las urracas nos dan las pistas con sus chillidos de por donde anda si lo perdemos entre el matorral.
5.   Nuestro campo de visión se complicó y comenzó la emigración, al perderlo de vista, cogimos nuestros bártulos y corrimos camino arriba hasta que pudiéramos verlo en la otra ladera. Nos costó encontrarlo. Lo teníamos a unos 100 m y no lo veíamos ya que estaba echado; todo buen campeo merece un descanso, y así lo hizo. Cuando descansó un rato (una media hora) continuó su camino.
6.  Continuó subiendo por la ladera. De vez en cuando marcaba con una meada o rascaba algún árbol. El recorrido por su territorio es fundamental y marcarlo mandará una señal inequívoca a todos los animales de que están en el territorio del rey y a otro macho de andarse con cuidado ya que este territorio tiene dueño.
7.  Prosiguió subiendo por la ladera y llegó a uno de los puntos clave en la vida de todo lince, la carretera. Muchos linces mueren atropellados, sobre todo los jóvenes, pero éste se las sabía todas, ya que pudimos observar cómo llegaba un coche por el camino cuando el lince estaba a punto de cruzar, atravesó sin dificultad la valla y, para nuestra sorpresa, el lince se paró en la cuneta, se agazapó, y cuando el coche pasó, cruzó él. El hombre del coche ni se enteró.
8.  Está llegando al final del recorrido por este lado del valle. Pasada la carretera lo vimos revolcarse en una zona de arena, seguramente continuaba marcando. Pasó al otro lado de la montaña y le perdimos la pista.
Cuando desapareció por la ladera se hizo un silencio total. Nadie hablaba, la emoción salía por nuestros poros, no dábamos crédito a lo que habíamos presenciado. Dos horas y media de naturaleza pura, de observar a un animal emblemático, al felino más amenazado del mundo del cual quedan unos 280 ejemplares.
Las primeras palabras fueron de agradecimiento de unos a otros, ya que si uno lo perdía, rápidamente otro lo encontraba y lo decía, los que no tenían telescopio se les prestaba (se veía a simple vista pero por el telescopio impresionaba), era una colaboración para disfrutar de tan increíble animal.
(Los datos de animales cazados han sido tomados del trabajo realizado por Eduardo J. Corbelle Rico y Eduardo Rico Boquete titulado “La actividad de las Juntas de Extinción de animales dañinos en España, 1944-1968.Fuente: Dirección General de Montes, Caza y Pesca fluvial, Sección de caza. Juntas provinciales de extinción de animales dañinos y protección a la caza y relación estadística de alimañas capturadas y premiadas  por las Juntas, 1954-1962. Archivo de la Dirección General de Conservación de la Naturaleza, Fondo Documental del Monte, sección Caza, cª 150.)

miércoles, 12 de octubre de 2011

El lince ibérico I.

A finales del verano, en una de nuestras rutas por la Sierra de la Culebra casi en Sanabria, surgió la conversación. “Me ha dicho "fulanito" que ha visto un lince en "tal" zona. ¿Crees que habrá?”. Esa es la eterna pregunta que surge, de vez en cuando, como algo cíclico.
El 11 de Febrero de este año saltaron a la prensa unas declaraciones del delegado de la Junta de Castilla y León en Zamora, afirmando que en la provincia de Zamora había algún lince: “la mejor forma de protegerlo es no hablar de él. Es una especie protegida de alto valor, que se encuentra en un lugar concreto de la provincia”; "porque cuantas menos personas intenten ir a verlo, mejor será para su conservación”.
Surgió la polémica. Que si hay, que si no hay, que si han visto en no sé dónde, que si fulanito lo vio. Los siguientes días fueron un sin fin de artículos en los que hablaron desde agentes de la Reserva Regional de Caza de la Sierra de La Culebra, hasta la consejera de Medio Ambiente y el director general del Medio Natural; lo cierto es que no hay ni una sola fotografía, huella o excremento y hasta que algo así no se pueda comprobar, no hay.

Territorio del lince en Andujar

El Aguila Imperial y Real conviven con el lince en su territorio.

La verdad es que es una lástima que tan bello animal desapareciera de nuestra provincia en los años 90. Dos hechos marcaron el declive y extinción del lince en Zamora. La disminución de los conejos y la reforestación en los años 70. El lince en Zamora, igual que en gran parte de España, se dejó morir, no se hizo nada por su conservación, ni siquiera se intentó. Desapareció y punto. Si no se hubieran realizado programas de ayuda en otras partes, sobre todo Andalucía, bueno, sólo allí; hubiera pasado lo mismo y el felino más amenazado hubiera desaparecido de toda España.
¿Dónde está el lince?. Veréis lo complicado que es observarlo si no se mueve.
Todavía en 1992 Ramón Grande del Brío en su libro, "El Lince Ibérico", situaba linces en la Sierra de la Culebra (4 individuos), La Cabrera (2) y la zona alrededor de Ledesma, entre Zamora y Salamanca (6). Demasiados pocos como para recuperarse.
El lince es un animal especialista, su alimentación se basa, en un 80%, en el conejo y en cuanto este comenzó su declive, el lince en Zamora, también. La aparición en 1952 de la cepa de la mixomatosis que afectó terriblemente a los conejos dejó a nuestro lince bastante tocado. Su lenta decadencia se vio rematada por la aparición en 1987 de la neumonía hemorrágico vírica que eliminó gran parte de la población de conejos, firmando la sentencia de muerte para el lince a lo cual le añadimos la alteración de su habitat con la reforestación de pinos en gran parte de la sierra, lo que eliminaba su habitat así como el de sus presas.
He hablado con gente que los vio en sitios diferentes de nuestra provincia y todos coinciden en lo mismo, es un animal que la primera vez que lo ves, impresiona; y así fue.
Llevaba bastante tiempo con ganas de acercarme a Andujar, así es que nos decidimos y para allí que fuimos. El lince ibérico es el felino más amenazado del mundo. Solamente quedan unos 280 ejemplares. Ese era nuestro objetivo, ver, admirar y disfrutar de tan maravilloso animal.
Había buscado información de los mejores sitios para ver al lince y, de entre todos, decidí que probáramos suerte en el camino a la Presa del Jándula; la dueña de la casa rural en la que nos alojamos nos avisaba: “¡Uy…, imposible. Eso es imposible. En toda mi vida lo he visto una vez y fue por casualidad, en la carretera, y mira que soy montera y de aquí!”. Eso no nos amilanó y a la mañana siguiente, bien pronto, nos pusimos en marcha.
El camino es de unos 10 kilómetros, lleno de baches y una naturaleza espectacular. Según avanzábamos por él, entre fincas y más fincas cercadas, unas para ganado bravo y otras para la caza, nos surgían dudas. ¿Cómo sabremos dónde ponernos para mirar? Y lo supimos, vaya que si lo supimos.
Al entrar en un nuevo valle vimos varios coches. Al llegar a su altura un hombre vino corriendo haciéndonos gestos y gritando: “¡Le lins!. ¡Le lins!” (lo escribo como lo oí). ¡No podía ser!. Llegar y besar el santo. Bajamos corriendo y solamente le vimos cruzar una pista de tierra, pero allí estaba, ¡lo habíamos visto!, nada más llegar.
Así lo vimos por primera vez.
El hombre que nos llamó era un guía francés que estaba con un grupo de unas 12 personas, todos franceses, encantados con lo que habían visto. Allí estuvimos todo el día, no volvió a aparecer, pero pudimos disfrutar de ciervos, gamos, muflones, águila imperial, águila real, águila culebrera, buitres negros y leonados, cabra montés y un sin fin de pajarillos que nos cruzaban por delante de nuestras narices.
Hembra de cabra montés comiendo.
En los siguientes cuatro días lo vimos cuatro veces más, e incluso un día vimos un macho y una hembra a la vez. De todos estos encuentros quiero centrarme en un avistamiento muy especial, ya que duró 2 horas y media, pero eso será otra entrada…