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domingo, 27 de noviembre de 2011

Árboles singulares en la provincia de Zamora II.

Continúo con mi peculiar recorrido por aquellos árboles, bosques o bosquetes que me han causado, por diversas razones, una especial impresión.
Casa del Fenal apoyada en la roca.
El Fenal: en el precioso pueblo de Muelas de Los Caballeros se encuentra una finca muy especial. En ella podemos encontrar un conjunto de más de 500 especies vegetales plantadas a principios del s. XX por un comerciante llamado Maximiliano Santiago Prieto que cada vez que volvía de uno de sus viajes por el mundo traía semillas o esquejes y los plantaba. Así podemos encontrar, entre otros, un pinsapo de los más grandes de España y, destacando por encima de todos, 8 secuoyas que impresionan por su porte y altura. La primera vez que entré fue hace muchos años. Años en los que la finca estuvo abandonada y había que saltar el muro por uno de los laterales para poder entrar. Una vez dentro todo estaba sucio, lleno de malas hierbas, con la impresionante casa colgada de unas rocas en un estado lamentable. Daba lástima que tanta riqueza vegetal se estuviera perdiendo.
Secuoyas en El Fenal.
Años después la finca cambió de manos y los nuevos propietarios, junto con un programa de ADISAC, arreglaron caminos, limpiaron malas hierbas y dejaron a la vista la tremenda belleza e importancia de las especies que allí se encontraban. Restauraron la casa principal y la casa del guarda donde se instaló un semillero de especies autóctonas. Se hacían visitas y había una persona que explicaba todo su contenido. Todo eso terminó y actualmente vuelve a estar en unas condiciones nada deseables para la calidad de lo que allí existe.
Bosque del Tejedelo.
El bosque del Tejedelo: cerca de Requejo en la comarca de Sanabria se encuentra un bosque mágico, especial, en el que parezca que vaya a salir un duende o un hada en cualquier momento. Hasta llegar a él seguimos un camino que asciende lentamente hasta encontrarnos a 1.350 m de altura con un valle de origen glaciar que una de sus empinadas laderas se encuentra cubierta por un bosque de robles, abedules, acebos,…y los tejos.
Más de 600 ejemplares entre los que podemos encontrar alrededor de 100 tejos con más de 1.000 años. Son impresionantes, de troncos abiertos los más viejos, y ramas caídas, de aspectos y formas extrañas surcados por una luz tenue que entra en el bosque por los huecos de sus ramas, de luz mágica y encanto de cuento.
El Tejedelo. Bosque mágico. Bosque de cuento.
El Tejedelo es un bosque especial, en el que en invierno sube la temperatura respecto a la de fuera del bosque y en verano baja siendo refugio de innumerables pajarillos, micromamíferos, reptiles y corzos. Su importancia es enorme. Prueba de ello es que forma parte de la Red Natura 2000
y está catalogado como zona LIC (Lugar de Importancia Comunitaria). Aparte de su importancia, es su belleza, encanto y magia lo que te atrapa cuando caminas por él.
Olivo del Convento de Sancti Spiritu de Toro: no había vuelto desde pequeño y tenía ganas de volver a entrar. Lo hice hace muy poco y el árbol me impresionó. Es un olivo de casi 700 años que se encuentra en el claustro del convento toresano. Se sabe su edad a ciencia cierta porque se encuentra un escrito de Manuel Espías Sánchez que dice: “el olivo cercano al pozo del claustro fue plantado durante la fundación del monasterio”. El monasterio fue fundado a principios del s. XIV, lo cual nos da cuenta de su edad.
Morera de Cozcurrita. Detalle de las piedras que sujetan sus ramas.
Los árboles sagrados: antes de la llegada de los romanos los antiguos pobladores de nuestras tierras tenían la costumbre de reunirse en lugares especiales, que ellos consideraban sagrados, en los que normalmente había un árbol centenario, un símbolo de la madre tierra. Los romanos acogieron esa costumbre y después, el cristianismo absorbió esos lugares sagrados construyendo iglesias en ellos. Los habitantes de los pueblos tenían por costumbre celebrar reuniones o concejos con un árbol como testigo, como símbolo. Muchos de esos lugares y algunos de esos árboles continúan en el recuerdo de las gentes.
La morera de Cozcurrita es uno de esos árboles centenarios situados junto a su iglesia románica. Árbol de  ramas cansadas que se ha ido abriendo, desgajandose como una naranja. Los habitantes del pueblo para no perder ese símbolo han colocado enormes piedras que sostienen las ramas para que la vieja morera no se rompa y no pierdan su símbolo.
Como veis, diferentes árboles, lugares y bosques, pero todos tienen un mismo denominador común, su importancia biológica, cultural y social.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Árboles singulares en la provincia de Zamora I.

Nos encontramos en el Año Internacional de los Bosques declarado por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo principal de concienciarnos acerca de la importancia de los bosques para la vida. Los bosques ocupan el 30% de la superficie de La Tierra, en ellos se contiene el 80% de la biodiversidad de nuestro planeta y, cada año, se pierden 13 millones de hectáreas, casi la totalidad de las hectáreas arbóreas existentes en España (tenemos 14,4 millones de hectáreas).
Un bosque es un conjunto de biodiversidad, un conjunto de seres interrelacionados entre sí que dependen unos de de otros y, si alguno tiene alteraciones graves, el resto sufrirá las consecuencias. Dentro de este conjunto de seres vivos quiero centrarme en los árboles y, en este caso, en los árboles singulares que tenemos en la provincia de Zamora. Árboles que debemos de conservar, proteger y cuidar ya que forman parte de nuestra existencia.
Cuando me encuentro ante un árbol milenario siento una mezcla de admiración, sorpresa y respeto. Es un árbol que ha vivido cientos de años, que se ha mantenido en pie sorteando incendios, talas, enfermedades, falta de sensibilidades o simplemente la ignorancia de su importancia.
Me gustaría enumerar algunos de los que considero árboles especiales en la provincia de Zamora. Unos están catalogados como árboles singulares de Castilla y León y por tanto protegidos y otros no pero, por diversas razones, para mi, son singulares.
Castaño de San Román de Sanabria.
El castaño de San Román de Sanabria: En el pequeño pueblo sanabrés se encuentra un castaño imponente, de 24 m de altura y 18 m de perímetro a ras de suelo. Está en un huerto, y la primera vez que lo vi quedé impresionado por su porte. El muro que rodea el huerto estaba caído en un punto por el cual todos los curiosos entrábamos para acercarnos al él. Según te acercas compruebas su majestuosidad. Lo rodeas en silencio. Cuentas los pasos que forman su perímetro y calculas la gente que lo rodearía agarrados de las manos. Muchas veces he hablado con el dueño de la finca y se siente orgulloso del viejo castaño y tiene una gran paciencia con todos los que vamos a admirarlo. Siempre que vuelvo paso mi mano por su corteza arrugada, lo abrazo e imagino lo que ha visto. Pensad que ya estaba ahí hace más de 600 años según unos, 800 según otros e incluso 1.000 según los más lanzados.
Castaños de La Alcobilla.
La Alcobilla es un bosque de castaños que se encuentra cerca del pueblo de San Justo, junto al santuario de Nuestra Señora de la Alcobilla. Los antiguos pobladores de nuestras tierras ya consideraban el lugar especial, luego los romanos y después los cristianos lo tomaron como algo sagrado, leyenda incluida, la ermita actual es del s.XVI, y entre los muros de una construcción cercana se pueden ver diversas estelas romanas pero lo que destaca por encima de todo es el conjunto de castaños de todas las edades que rodea la ermita.  Los más viejos rondan los 300 años. Castaños que se retuercen formando dibujos y formas singulares que forman caras de duendes o de monstruos. Castaños ahuecados por rayos o retorcidos sobre su base con ramas que por si solas serían árboles imponentes.
Señor Argimiro Crespo contando la leyenda del Roble del cementerio.
El roble del cementerio de Codesal: hay árboles que forman parte de leyendas y este viejo roble de 400 años, es uno de ellos. Si vais a Codesal, la leyenda, os la debe de contar el Señor Argimiro que a sus 91 años sigue abriendo su corazón a todos aquellos que visitan su museo etnográfico. Hombre increíble, arriero, comerciante, músico, contador de historias y romances. Un hombre bueno que destila honestidad por los cuatro costados, que con su voz cansada pero entusiasta os contará el romance de la historia de amor que rodea al roble del cementerio. Roble al que quiere y respeta. Roble de 20 m de altura, 25 m de copa y casi 5 m de perímetro en la base que se asoma al muro del cementerio de este pequeño pueblo de La Carballeda.
Nala junto al castaño de Vime de Sanabria.
El castaño de Vime de Sanabria: árbol retorcido, agarrado al muro, de tronco rugoso y aspecto imponente que parece defender o acompañar a la iglesia que se sitúa tras él. Por cierto, en el muro de la iglesia hay incrustada una calavera que sirve de nido a una pareja de colirrojos tizones. Árbol especial para mi ya que a Nala, mi añorada perra de aguas, le encantaba tumbarse entre sus viejas raíces de más de 300 años.  
Hasta aquí una primera entrega de esos árboles que conozco y considero singulares por diversas razones, que me impactan y me causan una tremenda admiración, que debemos cuidar, divulgar y aprender a respetar, además de intentar que los demás también lo hagan.