Apareció el agua y llegó la vida. Las lagunas de Villafáfila se han ido llenando de aves atraídas por el agua que se ha almacenado durante las últimas semanas. Nos encontramos en plena invernada y multitud de especies se dan cita en este enclave tan importante para las aves y para las gentes del lugar.
La historia de las lagunas de Villafáfila está llena de
altibajos, llena de situaciones límites; es una historia que, quizás, mucha
gente no conozca. Antes de comenzar me gustaría agradecer enormemente a J.M.
San Román su inestimable ayuda para la realización de esta entrada. Historia que
me gustaría recordar a grandes rasgos ya que para valorar y respetar algo hay
que conocerlo primero.
Algo que parece que todo el mundo sabe y no es así, es el
hecho de que las Lagunas de Villafáfila son de agua salada. Este hecho
provocado por el tipo de suelo ha propiciado desde la prehistoria la extracción
de sal que fue muy importante y codiciada ya que no había ningún otro lugar
cercano de extracción de este mineral, con lo que, a lo largo de la historia,
las salinas fueron controladas por señores poderosos (nobles o reyes) y la
Iglesia. Villafáfila aparece documentada por primera vez en el año 936 en
un escrito del monasterio de Sahagún tras la venta de unas salinas a dicho
monasterio. Las lagunas eran un centro de abastecimiento de sal y como tal
debían de ser protegidas y controladas ya que la sal era un bien de primera
necesidad.
Un equipo de arqueólogos de la Universidad de
Valladolid ha confirmado, mediante el hallazgo de restos, diferentes explotaciones
de sal de la época prehistórica, de hace más de 4.000 años, lo que indica su
tremenda importancia.
Avefrías, chorlitos dorados y grises, ánades azulones,
silbones, frisos, rabudos, patos cuchara, combatientes, correlimos o tarros
blancos se mueven por las lagunas en busca de alimento mientras grandes grupos
de ánsares comunes y grullas van y vienen desde las tierras cercanas hasta el
agua. Estamos en plena invernada y, actualmente, unos 2.500-3.000 ánsares
comunes han llegado hasta aquí. La cifra más baja de la historia; la invernada del ánsar común se muere.
Entre ellos, en muchas ocasiones, aparecen “infiltrados”
como los 8 ánsares caretos (6 adultos y 2 de primer invierno) que pude ver el pasado día 21 en compañía de un gran ornitólogo y amante de la naturaleza:
J.A. Fernández Ugarte; un tarro canelo el día 14 de noviembre (descubierto ese mismo día por M. Rodríguez, J. Palacios, J. Morán y J.M. San
Román) y 2 barnaclas cariblancas que pudimos ver el día 25 J.A. Hernández,
J.Gallego y M. Martín; sin olvidarme del posible ánsar
chico de primer invierno del día 14.
También he podido descubrir el primer y único collar de la
temporada (hasta el momento): el VGU Anillado el 7-7-2017 en Noruega por Arne Follestad.
Ánsar que una semana antes se encontraba en Holanda, siendo esta su primera
observación en España.
A lo largo de la historia los humedales han tenido muy
mala fama ya que se les consideraba focos de infección y transmisión de
enfermedades; a estos humedales se les quiso eliminar y muchos de ellos fueron
desecados con el fin de ganar terrenos para la agricultura (algo que se
demostró que no era posible dadas sus condiciones especiales).
Las Lagunas de Villafáfila no fueron menos y también se
intentó su desecación. En 1969 se inició un proyecto para su eliminación
comenzando por la Laguna de Salinas. Se construyó un canal de drenaje y comenzó
su eliminación. En 1972 se paralizó el proyecto pero su decadencia era paulatina
e inexorable como recoge la prensa en el periódico El País del 5 de
mayo de 1983:
“La continuidad de las lagunas de Villafáfila (Zamora),
consideradas como el biotopo más importante para la invernada de aves en el
noroeste español, está amenazada gravemente por la sequía, la progresiva
elevación del nivel del suelo por la acumulación de hierbajos y arenas, los
pesticidas arrojados en las tierras de labor cercanas y la proliferación en el
interior de la ciénaga de campos de cultivo, a pesar de que el terreno es de
mala calidad.
Desde hace años se detecta una disminución preocupante
del número de ánsares campestres, la especie más característica de la zona, que
pasan el invierno en las lagunas. Otro tanto ocurre con el ánsar común, el
rabudo, el cuchara, el silbón y la cerceta, aves que también se refugian en
Villafáfila durante los meses más fríos; mientras que las fochas y los
fumareles hace tres años que ya no aparecen en las lagunas, durante el estío,
por la falta de agua.
La falta de agua y la acumulación de materiales en el
fondo, con la consiguiente elevación del suelo y descenso de la profundidad,
son los peligros mayores”.
Las grullas siguen en importantes números para comienzos del mes de diciembre. Entre ellas he
podido ver tres anilladas, de las cuales he leído dos. Ambas procedentes de
Alemania. La
BuBuY-WGW anillada el 9-7-2012 y la
BuBuW-GYR anillada el
28-6-2007.
Los zarapitos reales han ido aumentando su número hasta
los 31 contados entre A. Rodrigo, J.A. Hernández, J. Gallego, M. Martín y yo el
pasado día 25 o el 3 de diciembre. Agujas colinegras, avocetas y hasta una hembra de sisón que he
podido ver en varias ocasiones y que se mueve entre ánsares y azulones, descansan
o se alimentan en el entorno de las lagunas.
Lagunas de las que se seguía tomando conciencia del
problema. El 17 de agosto de 1988 se publicó en el periódico ABC:
“Tras
seis meses de silencio por parte de la Administración, desde que ABC se hiciera
eco de las denuncias sobre el estado deplorable en que se encontraban las
lagunas de Villafáfila, en Zamora, la Junta de Castilla y León ha decidido
tomar cartas en el asunto. El próximo lunes comenzarán las obras de
recuperación de este sistema lacustre con el objeto de remediar la desecación
de una de las mayores reservas de avutardas de Europa.”
Para más tarde decir: ”las obras previstas, que
cuentan con una inversión de treinta millones de pesetas, se pondrá fin a la
desecación progresiva del sistema lacustre y su irreversible desaparición”.
Estas obras consistirían en: ”La falta de
profundidad impedía la existencia de aves buceadoras, que ahora podrán habitar
allí, ya que se formarán dos lagunas con este fin dentro de la llamada Laguna
Grande. También se crearán islas de nidificación en ese mismo humedal y en las
lagunas Barillos, así como dos balsas de decantación donde se controlará el
nivel del agua. Además del drenaje de las lagunas, se realizarán tres muros de
contención y se reforzarán las orillas, con la construcción de pequeños diques
para impedir la salida del agua, cuyo nivel será elevado cuarenta centímetros”.
Los problemas eran visibles y, en teoría, se pondría una
solución pero en el mismo periódico el 18 de enero de 1992 se publica: “La
Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental (CODA), que agrupa a unas
150 asociaciones ecologistas españolas, ha denunciado a la Junta de Castilla y
León ante la Comisión de la CE por el progresivo deterioro y artificialización
de las Lagunas de Villafáfila”.
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Barnacla cariblanca entre ánsares comunes. |
La denuncia no llegó a más y en 1992 se inaugura el
observatorio de Otero de Sariegos, para más tarde, en 1993 comenzar la
construcción de la Casa del Parque, el Centro de Interpretación de las Lagunas
de Villafáfila que fue inaugurado en agosto de 1995 pasando a ser lugar
imprescindible para que los visitantes obtuvieran una gran información de las
lagunas. En 2004 se crean los observatorios de La Rosa y Villarrín que terminan
de completar los actualmente existentes.
Observatorios desde los cuales pude ver un águila real que prospectaba la laguna en busca de alimento; cernícalos comunes que se exhibían cerniéndose y un aguilucho pálido sobrevolando las tierras mientras los aguiluchos laguneros se movían entre el agua y la tierra atentos a cualquier oportunidad provocando el pánico y, un enorme revuelo, entre las miles de aves que se encontraban en el agua.
Esta es una pequeña historia de las lagunas de
Villafáfila que, desde que se detuvo su desecación, han tenido diferentes
grados de protección: 1972 - Zona de caza controlada; 1986 - Reserva nacional
de caza; 1987 - ZEPA (Zona de especial protección para las aves); 1989 -
Humedal RAMSAR (Protección e importancia internacional del complejo lagunar);
1992 - LIC (Lugar de interés Comunitario); 1996 - Reserva regional de caza y
2006 - Reserva Natural.
Y aquí, en estas lagunas, es donde miles de aves eligen pasar lo más duro del invierno. Aves que vienen de lejos y se unen a las que nos acompañan durante todo el año. Un auténtico privilegio.