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lunes, 8 de marzo de 2021

Las alteraciones del color en las aves.

Encontrarte un ave con una alteración de color puede resultar chocante, intrigante, espectacular o simplemente te llama tanto la atención que, por lo menos para mi (dada mi naturaleza curiosa), me surge inmediatamente una pregunta: ¿Qué le pasa? ¿Por qué es así?
Cuando lo veo, pregunto a Antonio Salazar que con sus comentarios acertados, elocuentes y fácilmente entendibles me da luz acerca de lo que acabo de ver (muchas gracias por tu amabilidad y sabiduría). Gran parte de la información de esta entrada proviene de los consejos de Antonio Salazar y del artículo: “Aberraciones cromáticas en aves de la colección ornitológica del Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia"” (podéis leerlo entero aquí) de Matías Ricardo Urcola.
En todo organismo nos encontramos con genotipo y fenotipo. El genotipo es toda la información genética que tiene un organismo, es decir, los genes. Por el contrario el fenotipo son sus rasgos.
Toda la información que tiene un organismo en los genes, puede manifestarse o no manifestarse, es decir, puede verse o no verse. Por lo tanto el fenotipo será la expresión de esos genes más la influencia que pueda ejercer el medio que rodea al organismo.
Estos rasgos del fenotipo pueden ser de comportamiento (etología) o de rasgos físicos (morfología, fisiología,…). En definitiva, el genotipo son los genes del organismo y solamente se pueden apreciar estudiando el ADN y el fenotipo es la manifestación visible de esos genes que se ve mediante la observación directa de ese organismo.
Los principales pigmentos que dan color a las aves son las melaninas y los carotenoides.
Los carotenoides se adquieren mediante la dieta y son transformados en pigmentos mediante la acción de encimas: por ejemplo, los que nos podemos encontrar en los flamencos que van adquiriendo su color rosa por la alimentación de pequeños crustáceos que acumulan gran cantidad de carotenos.
En las melaninas tenemos dos tipos:
Eumelanina, la responsable de los colores negro, gris y castaño oscuro y la feomelanina, responsable del castaño rojizo.
Esos dos tipos de melaninas pueden producir, cuando se ven alterados por cuestiones genéticas, distintos tipos de alteraciones del color.
Aguilucho cenizo melánico.
Las alteraciones más conocidas son por el aumento de las melaninas: melanismo que da lugar a aves oscuras o por su disminución o ausencia que da lugar a aves claras. En estas últimas nos podemos encontrar con los siguientes tipos:
Albinismo: ausencia total de ambas melaninas.
Leucismo: error genético en la deposición de ambas melaninas.
Un animal leucístico no es albino; el albinismo es la incapacidad para fabricar melanina, por eso, quienes lo portan, son completamente blancos; mientras que en el leucismo el ave produce melanina de forma normal pero no se deposita en las células de las plumas poniéndose algunas totalmente blancas; además las aves con leucismo tienen el pico, los ojos y las patas de color normal no como los albinos que tienen los ojos rojos. El leucismo tiene diferentes grados y va aumentando a medida que el ave va teniendo más edad, se va poniendo mas blanco el plumaje.
Vencejo común leucístico.
Bisbita alpino leucístico.
Focha común leucística.
Mirlo común leucístico.
Estornino negro leucístico.
Gaviota reidora leucística.
Equizocroísmo: es la pérdida de un tipo de melanina. Si falta eumelanina da plumajes pardos. Si falta feomelanina da plumajes grises, negros y castaño oscuros.
Dilución: es la reducción uniforme en la cantidad de todos los pigmentos, no su pérdida. Da coloraciones más pálidas y puede ser: pastel (reducción cuantitativa de ambas melaninas. Las plumas negras se vuelven grises y las pardo rojizas, pardo amarillentas) o isabelina (reducción cuantitativa de la eumelanina. El negro se vuelve gris).
Colirrojo tizón tipo dilución pastel.
Brown: es la reducción cualitativa de la eumelanina; produce plumas pardo oscuras en vez de negras. El plumaje se vuelve blanco con el tiempo al ser sensible a la luz, se ve que las plumas mas internas conservan el color. Es extremadamente raro encontrar un ejemplar Brown macho en la naturaleza.
Urraca tipo brown.
Avefría tipo brown.
Ino:
es la importante reducción cualitativa de ambas melaninas. La feomelanina casi desaparece.
Gorrión común tipo Ino
En definitiva podemos encontrarnos con dos grandes grupos: las aves melánicas que serán oscuros o con las aves claras (el resto de tipos).
Estas aves blancas que son bonitas y espectaculares, en la naturaleza, tienen realmente un problema, son muy visibles y cuando quieres pasar desapercibido y, por el contrario, destacas en exceso, atraes todas las miradas de un posible depredador con el aumento de probabilidades de que al que coman sea a esa ave blanca.
Zorro melánico.
Por el contrario en los animales oscuros sucede todo lo contrario. Si es un depredador, su condición de animal negro, les hace camuflarse perfectamente, sobre todo de noche, a la hora de cazar; si es una posible presa, su color negro le va a hacer poco llamativo y puede tener menos probabilidades de que le coman a él pero, como sucede en la naturaleza, todo es relativo ya que: ¿y de día? ¿Cuánto se le verá a un depredador negro? Evidentemente también se le verá mucho y tendrá, en bastantes ocasiones, problemas para cazar. Es cuestión de aprovechar tus ventajas.
Los animales melánicos suelen vivir más tiempo en condiciones salvajes que los animales claros y, por lo tanto, muchos de ellos llegarán a reproducirse sin problemas. Los animales claros vivirán más tiempo en las ciudades o en condiciones controladas como zoos, parques o colecciones privadas que incluso los seleccionarán por su espectacularidad y vistosidad.
Pavo leucístico en Cabárceno.
Cobos de lechwe leucístico en Cabárceno.
Alteraciones de color que dan aves vistosas y espectaculares que, normalmente, en la naturaleza, son raras de encontrar y, muchas de ellas, tienen una vida muy corta.
(Quiero agradecer enormemente a Manuel Segura, Juan José González e Hipólito Hernández "Poli" el haberme prestado sus fotografías para ilustrar esta entrada. Muchas gracias).

miércoles, 5 de junio de 2019

La gaviota reidora blanca.

Hace unos días Juanjo González descubrió en la Casa del Parque de Las Lagunas de Villafáfila una gaviota reidora completamente blanca. Al día siguiente la pude ver en una zona del embalse de Ricobayo y saltó mi curiosidad. ¿Era leucística o tipo Brown?
La persona idónea para que me resolviera la duda era Toño Salazar. Sus conocimientos ya me habían ilustrado en otras ocasiones así es que le pregunté sin dudarlo.
Su contestación fue, como siempre, didáctica, clara y concisa: “es leucismo porque si fuera tipo Brown u otros similares el color es desvaído y se va volviendo blanco con el sol, pero suele verse algún rastro de color en algunas zonas: plumas nuevas, zonas protegidas, la hemibandera interna de las primarias…a esta no se le ve nada, así que supongo que será leucismo.”
Un ejemplo de la alteración del color tipo brown es la urraca blanca que fue la protagonista en otra entrada del blog.
Urraca con alteración del color tipo brown (tiene rastros de color en zonas).
Gaviota reidora leucística.
El leucismo es una rareza genética debida a un gen recesivo, se produce porque, aunque el ave produzca melanina (pigmento de color negro o pardo negruzco) de forma normal, el pigmento no se deposita en las células de las plumas, con lo cual quedan blancas en vez de su coloración normal. Las aves con leucismo no tienen plumas de color intermedio. Cada pluma es de su color natural o completamente blanca. En el leucismo nos encontramos con diferentes grados, con lo cual nos podemos encontrar aves con muy poco blanco o con mucho. En las siguientes imágenes podemos ver dos ejemplares de mirlo con dos grados de leucismo muy diferentes.
En todo organismo nos encontramos con genotipo y fenotipo. El genotipo es toda la información genética que tiene un organismo, es decir, los genes. Por el contrario el fenotipo son sus rasgos.
Toda la información que tiene un organismo en los genes, puede manifestarse o no manifestarse, es decir, puede verse o no verse. Por lo tanto el fenotipo será la expresión de esos genes más la influencia que pueda ejercer el medio que rodea al organismo.
Estos rasgos del fenotipo pueden ser de comportamiento (etología) o de rasgos físicos (morfología, fisiología,…). En definitiva, el genotipo son los genes del organismo y solamente se pueden apreciar estudiando el ADN y el fenotipo es la manifestación visible de esos genes que se ve mediante la observación directa de ese organismo.
En el caso de estas aves leucísticas para que sea visible (fenotipo) este color blanco en su descendencia, tiene que darse la coincidencia de que esa ave se empareje con otra que también lleve en sus genes (se muestre o no) ese gen recesivo que le provoca el leucismo.
Estas aves blancas que son bonitas y espectaculares, en la naturaleza, tienen realmente un problema, son muy visibles y cuando quieres pasar desapercibido y, por el contrario, destacas en exceso, atraes todas las miradas de un posible depredador con el aumento de probabilidades de que al que coman sea a esa ave blanca.
En el caso de esta gaviota reidora el hecho de ser blanca no le afectará mucho a la hora de destacar ya que su color natural es, en gran parte, el blanco; por el contrario no sucedería lo mismo si fuera un estornino blanco, un mirlo blanco o una urraca blanca que, por el contrario, destacarían muchísimo. Por ejemplo este estornino blanco en comparación con el negro, su color normal.
Esta gaviota reidora blanca lleva varios días por la misma zona del embalse de Ricobayo, punto muy interesante en esta seca primavera. Lugar que será el protagonista de la siguiente entrada
(Quiero agradecer enormemente a Juanjo González y Manuel Segura, dos grandes amantes de la naturaleza, prestarme sus fotografías para ilustrar esta entrada)

lunes, 7 de mayo de 2018

Otra Santoña.

Hace, aproximadamente un mes, pude disfrutar de una Santoña diferente. Una Santoña fuera de la plena invernada. Una Santoña en la que unos vienen, otros se van y algunos se quedan.
La invernada ha terminado. Estamos en pleno movimiento de aves que se desplazan de sus zonas de invernada a sus zonas de cría; que se mueven, que llegan a Santoña de paso para descansar durante unos días o para criar. Así pude ver varias garzas imperiales que se empiezan a asentar entre los carrizos para tomar posesión de sus territorios o a los charranes comunes que se lanzaban como verdaderos misiles sobre el agua; o a varias cercetas carretonas que estarán unos días y continuarán a sus cuarteles de cría, como las espátulas que les están poniendo plataformas para criar pero son reacias a hacerlo.
Garza imperial.
Cerceta carretona.
Charrán común.
Otras, han estado un tiempo y marcharán, como un grupo de preciosos moritos que han pasado parte del invierno en estas lagunas o los imponentes colimbos chicos y grandes que están alargando su estancia para ponerse con sus mejores trajes de gala.
Espátulas y moritos.
Colimbo grande. Arriba con plumaje de invierno y abajo nupcial.
Arao dormitando en el puerto.
Un solitario arao descansa en el puerto antes de su partida…¿o no? Como le sucede a las dos grandes estrellas de Santoña el zarapito trinador americano y el eider común que están tan a gusto que aquí continúan para deleite de todos los visitantes a este precioso lugar.
Zarapito trinador americano.
Eider común.
Los grandes bandos se han ido pero gaviotas patiamarillas, reidoras y alguna cabecinegra sobrevuelan la bahía; zarapitos reales y trinadores, agujas colinegras y colipintas, ostreros, negrón común, zampullines cuellinegros, cormoranes grandes y moñudos, chorlitos grises o archibebes se mueven por las lagunas y marismas.
Zampullín cuellinegro.
Pero en Santoña hay más…es increíble la sensación de ver buitres leonados volando sobre el mar o junto a los acantilados o ver un roquero solitario asomado al azul del Cantábrico.
Buitres leonados en el acantilado marino.
Roquero solitario.
Algunos ya están en pleno proceso de cría, como los cisnes o disputando sus territorios como esta preciosa focha leucística que se peleaba con toda aquella que quisiera acercarse a su zona de cría y otros, como los gaviones atlánticos que pronto sorprenderán a más de uno con su cría definitiva en estas marismas.
Focha común leucística.
Santoña siempre sorprende. Esta entrada, eminentemente de fotografías, está dedicada a todos aquellos que Santoña ha atrapado entre sus redes; me considero uno de ellos. Si queréis saber absolutamente todo lo que se mueve y cuando se mueve por Santoña y por Cantabria, no dejéis de tener el magnífico libro de Ernesto Villodas: "Cuándo y dónde ver aves en Cantabria".

martes, 1 de mayo de 2018

Urraca con alteración del color tipo brown.

Mantener un blog es una tarea ardua y laboriosa que requiere trabajo y constancia pero también, por lo menos en mi caso, me está permitiendo aprender. Aprender muchas cosas que desconocía o que nunca me hubiera planteado interesarme por ellas. Una de esas cosas ha surgido hace unos días; todo comenzó con el mensaje de un amigo que me decía: “me han dicho que hay una urraca albina en….¿Vienes a ver si la encontramos?”. A lo cual le contesté que no podía que tenía trabajo pero, al día siguiente, mi curiosidad llamaba constantemente a mi cabeza y decidí probar suerte a ver si la encontraba.
Llegué muy pronto. Hacía frío y un ligero viento soplaba mientras los rayos del sol intentaban calentar el ambiente. Me coloqué en una zona con amplia visibilidad y esperé. Varias urracas se movían inquietas mientras una perdiz se calentaba en un camino y algunos conejos correteaban delante de unos arbustos cuando la vi.
Un punto blanco se subió en un arbusto. Tenía que ser la urraca. Estaba bastante lejos así es que esperé a que se acercara algo más. Se acercó y pude comprobar su rareza y belleza a partes iguales.
Era tremendamente desconfiada, en ningún momento conseguí acercarme a una distancia prudencial. Se movía constantemente.
Albina no era. Estaba convencido que era leucística así que lo comenté. Alfonso Rodrigo me recomendó preguntar a Toño Salazar para que me aconsejara y diera su opinión; así lo hice. Su contestación fue el origen de mi interés. Sus palabras fueron el detonante para que me pusiera a buscar y leer sobre el tema, dándome cuenta de lo poco que sabía a la vez de lo apasionante e interesante que pueden llegar a ser las alteraciones del color. 
Antes de continuar quiero agradecer enormemente a tres personas su participación directa o indirecta en esta entrada. A Lorenzo Redoli por darme la pista de la urraca. A Alfonso Rodrigo por ponerme en contacto con Toño Salazar y, a este último, que fue quién me abrió los ojos sobre lo que le pasaba a la urraca con sus magníficas explicaciones. Gracias a los tres.
Toño Salazar me contestó que la urraca blanca no era leucística sino que era tipo brown “una melanina imperfecta con poco color que, además, se afecta aún más con el sol. Conservaba algo de color ultra diluido, marrones de cabeza y remiges”.
Su contestación inmediatamente despertó mi curiosidad. Conocía el albinismo, el leucismo, el melanismo pero no sabía nada del tipo brown. Así que comencé a leer y a buscar sobre el tema.
En un artículo titulado: “Aberraciones cromáticas en aves de la colección ornitológica del Museo Argentino de Ciencias Naturales "Bernardino Rivadavia"” (podéis leerlo entero aquí) de Matías Ricardo Urcola se comenta:
“Los principales pigmentos que confieren la variedad de colores existentes al plumaje de las aves son las melaninas y los carotenoides. Los carotenoides varían desde el amarillo pálido, pasando por la gama del naranja, al rojo escarlata (Mc Graw & Nogare, 2004). Son adquiridos con la dieta y transformados en pigmentos mediante la acción de enzimas (Mahler et al., 2003)”.
Estos carotenoides adquiridos por la dieta son, por ejemplo, los que nos podemos encontrar en los flamencos que van adquiriendo su color rosa por la alimentación de pequeños crustáceos que acumulan gran cantidad de carotenos.
El citado artículo continua diciendo: “En cuanto a las melaninas existen dos tipos: la eumelanina (responsable de los colores negro, gris y castaño oscuro) y la feomelanina (responsable de plumas color castaño rojizo) (Mc Graw et al., 2005)”. 
Esos dos tipos de melaninas pueden producir, cuando se ven alterados por cuestiones genéticas, distintos tipos de aberraciones del color. Las aberraciones más conocidas son por el aumento de las melaninas y por su disminución o ausencia; entre estos últimos los más conocidos son el albinismo (ausencia total de ambas melaninas) y el leucismo (error genético en la deposición de ambas melaninas).
Focha común leucística.
En otras entradas del blog he hablado de albinismo y leucismo ya que mucha gente los confunde, pero son dos cosas completamente diferentes. Un animal con leucismo no es albino; el albinismo es la incapacidad para fabricar melanina, por eso, quienes lo portan, son completamente blancos; mientras que en el leucismo el ave produce melanina de forma normal pero no se deposita en las células de las plumas poniéndose algunas totalmente blancas; además las aves con leucismo tienen el pico, los ojos y las patas de color normal no como los albinos que tienen los ojos rojos. (Si queréis leerlo pichar aquí)
Mirlo común con leucismo (llegó a ponerse casi blanco del todo).
En estos días he descubierto diferentes tipos de aberraciones del color que no conocía como los tipos pastel, ino o isabel pero quiero centrarme, en esta entrada, en el tipo Brown que es el tipo de la urraca blanca.
En el mismo artículo se define este tipo como: “Brown (Pardo): reducción cualitativa de eumelanina. El resto de los pigmentos se mantiene inmutable. Lo que ocurre es una oxidación incompleta de dicho pigmento, la cual produce plumas pardo oscuras en lugar de negras. El plumaje se blanquea con el tiempo debido a que es sensible a la luz del sol. Lo cual se detecta ya que las plumas más internas conservan la coloración oscura. Este tipo de mutación es heredada de manera recesiva y ligada al sexo en todas las especies de aves. Es extremadamente raro encontrar un ejemplar Brown macho en la naturaleza”.
Como sabiamente me comentó Toño Salazar eso era lo que le pasaba a la urraca blanca. Las plumas color ceniza, ultra diluidas por el sol, que tenía en cabeza y remiges demostraban que tenía una melanina imperfecta, disminución cualitativa de la eumelanina (responsable de los colores negro, gris y castaño oscuro) que, además, se veía afectada todavía más por la acción directa del sol. Verdaderamente apasionante.
Estas aves blancas que son bonitas y espectaculares, en la naturaleza, tienen realmente un problema, son muy visibles y cuando quieres pasar desapercibido y, por el contrario, destacas en exceso, atraes todas las miradas de un posible depredador con el aumento de probabilidades de que al que coman sea a esa ave blanca. Esta urraca es casi un milagro que siga viva.
Toño Salazar, con su claridad de ideas, también me habló de otro tipo de aberración del color, la tipo ino, pero eso será el tema de otra historia.