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martes, 18 de abril de 2023

Gaviota enana y fumareles cariblancos en una Villafáfila llena de vida.

La gaviota enana es la gaviota más pequeña de las que podemos ver en la península Ibérica. Es un ave rechoncha, de pico negro y corto, patas cortas y rojas en los adultos, con una mancha sobre el oído (los no reproductivos) y una especie de gorra negra en la cabeza (reproductivos). De esta pequeña gaviota se han visto dos ejemplares en la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila en las últimas semanas: el primero un segundo año descubierto por Teresa Subiza que estuvo varias semanas y el segundo un adulto descubierto por Juan Carlos Milán el pasado 13 de abril.
La pequeña gaviota enana adulta volaba sobre la lámina de agua alimentándose de insectos sin parar un solo instante. Su movimiento era muy curioso: parecía que hacía surf ya que volaba con las patas colgando tocando suavemente el agua para después coger insectos de la superficie e incluso al vuelo. Sus compañeros de vuelo los preciosos fumareles cariblancos también se alimentaban en la balsa en una espectacular sinfonía de alarde de vuelo.
Es una gaviota que cría en centro Europa (Polonia, Rumanía, Ucrania, Países Bajos) además de la zona que va desde Escandinavia y el Báltico hasta el este de Siberia. Su zona de invernada en España se centra en el delta del Ebro, del Llobregat y la albufera de Valencia. De forma muy escasa y esporádica aparece en el interior de la península en sus pasos migratorios y es aquí: La Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila, uno de los principales puntos en los que aparece esporádicamente.
Continuaba alimentándose sin parar. Vueltas. Cabriolas. Giros y su peculiar estilo de surfeadora profesional que se diferenciaba perfectamente de sus compañeros los fumareles cariblancos y de las gaviotas reidoras que estaban mucho más tranquilas.
La gaviota enana hace honor a su nombre. Es muy pequeña y se distingue perfectamente por su vuelo característico más tipo fumarel o charrán que de gaviota. Sus compañeros de viaje, los fumareles cariblancos, son los fumareles más abundantes en la península Ibérica; la población española es de las más importantes de Europa, criando en La Albufera de Valencia, Las Marismas del Guadalquivir o El Delta del Ebro.
Los fumareles cariblancos sobrevuelan la balsa en un vuelo rápido, ágil, de quiebros constantes y requiebros en los que vuelan muy cerca de la lámina del agua para en un movimiento rapidísimo agachar el cuello y capturar un insecto en la superficie mientras una pagaza piconegra sobrevuela la laguna y un cernícalo primilla acaba de capturar una escolopendra.
Cernícalo primilla que acaba de capturar una escolopendra.
La Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila tiene agua y eso es vida. Cientos de aves se afanan en sus quehaceres amorosos mientras otras descansan unas horas o días para continuar su viaje hacia sus zonas de cría.
Pareja de cigüeñuelas.
Aguilucho cenizo que acaba de capturar una presa.
Pareja de ortegas.
Grupo de avutardas.
Fumarel cariblanco.
La gaviota enana y los fumareles cariblancos continúan con su incansable vuelo para alimentarse. Deben de coger fuerzas para reanudar un largo y peligroso viaje hasta sus cuarteles de cría mientras la vida fluye a su alrededor en unas Lagunas de Villafáfila que rebosan vida y preludian una, esperemos, gran temporada de cría. 

lunes, 2 de mayo de 2022

Un gran día: charrán común, fumarel cariblanco, gaviota cabecinegra, vuelvepiedras...

Fue un gran día. Ese es el resultado final de un día que comenzó con una enorme sorpresa a modo de charrán común en la zuda de Olivares, lugar en el río Duero de Zamora ciudad que es un verdadero imán de grandes observaciones.
Cabe destacar que Zamora es el lugar de Castilla y León con más citas de charrán común. Según el informe “Aves raras y escasas en Castilla y León 2021” elaborado por Alfonso Rodrigo (coordinador), Miguel Rodríguez-Esteban, César Díez, Jorge Leonor, Martín Rey, Juan Luis Hernández y Alberto Benito en el año 2021 se vieron 32 ejemplares en 15 citas en toda la provincia de Zamora mientras que en el resto de Castilla y León se vieron 6 ejemplares en 13 citas en todo 2021.
Con la enorme satisfacción por haber visto el charrán me dirigí hasta la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila que está en unos niveles de agua muy bajos, en pocas semanas nos quedaremos sin agua en las lagunas y, muchas de las aves que deberían de criar, lo pasarán realmente mal o tendrán que marchar a otros lugares donde encuentren las condiciones necesarias para sacar adelante a sus pequeños.
Pagazas piconegras, chorlitejos grandes y correlimos comunes.
Avoceta.
Cigüeñuela.
La Laguna de San Pedro (Villarrín) conserva una fina lámina de agua en la que un buen grupo de chorlitejos grandes y correlimos comunes junto con pagazas, cigüeñuelas, avefrías y avocetas descansaban o se alimentaban tranquilamente; a su alrededor lavanderas boyeras, cernícalos, escribanos trigueros y un solitario aguilucho cenizo buscaban comida en los campos cercanos.
Archibebe oscuro.
La Casa del Parque es uno de los puntos que tiene agua por lo que allí se concentran una buena variedad de especies, entre ellas, las más destacables, un precioso y solitario archibebe oscuro que no paraba de reclamar y una hermosa aguja colipinta que comía sin descanso junto a avocetas, cigüeñuelas, combatientes, chorlitejos grandes y andarríos mientras patos cuchara, porrones europeos y moñudos, ánades frisos, fochas y zampullines deambulaban por las lagunas observando al buen número de gaviotas reidoras que tendrán que venir hasta aquí para poder criar ya que en la Salina Grande no lo van a poder hacer ante la falta de agua al igual que las pagazas piconegras que cuando no pueden criar en la Salina Grande desaparecen y marchan a otros puntos en los que puedan hacerlo.
Aguja colipinta.
La batalla de las fochas.
Al salir de la Casa del Parque me dirigí hasta la Salina Grande en la que se encontraban tarros blancos, archibebes comunes o un grupo de agujas colinegras con alguna de la subespecie islándica luciendo sus preciosas galas nupciales.
Cernícalo primilla.
Escribano triguero.
En un gran grupo de pagazas piconegras y gaviotas reidoras que se empezaron a concentrar para pasar la noche saltó otra sorpresa, una preciosa gaviota cabecinegra inmadura que pude descubrir en una tierra comiendo detrás de un tractor y que luego se metió en el gran grupo que se concentraba en la salina.
Gaviota cabecinegra inmadura.
Gaviota cabecinegra y 2 fumareles cariblancos
 entre gaviotas reidoras y pagazas piconegras.
Junto a ellas dos elegantes y esbeltos fumareles cariblancos me deleitaban con sus gráciles vuelos mientras una solitaria garceta común se posaba en la orilla y un precioso vuelvepiedras se movía rápidamente por la orilla embarrada de la salina.
Entre las gaviotas reidoras conseguí leer una anilla roja: NA27. Anillada en Villafáfila el 3-7-2017 por el GIA León que he podido ver en febrero y marzo en el río Duero en Zamora ciudad.
Fumarel cariblanco.
Según buscaba por la salina apareció otra sorpresa: un charrán común descansaba en el borde de una de las islas en la que una gaviota reidora defendía una zona en la que no podrá criar.
Foto testimonial del charrán común.
A enormes distancias se ven muchas aves en Villafáfila.
Otro charrán común, el mismo día y en diferente punto de la provincia de Zamora, sorprendente y enormemente satisfactorio poder ver en tu provincia, el mismo día, dos charranes comunes en dos lugares tan diferentes.
Charrán común en el río Duero.
Al día siguiente el charrán común seguía deleitándome con precisos picados para pescar en el Duero zamorano. Un verdadero lujo poder salir de casa y encontrarte con él; así es Villafáfila, así es Zamora, así es el río Duero a su paso por la ciudad un lugar de enorme biodiversidad que debemos de cuidar, respetar y poner en valor porque hay que conservarlo.

lunes, 25 de abril de 2016

Agujeta escolopácea y más en Villafáfila.

Fantástico día en las lagunas de Villafáfila que comenzó siendo un agradable día familiar y se aderezó con grandes observaciones que disfrutamos enormemente.
Todo comenzó mientras comíamos en uno de los restaurantes del pueblo y saltó la noticia: Carlos Villaverde y Tino Fernández habían descubierto una agujeta escolopácea en una de las lagunas, primera cita para Zamora y tercera para Castilla y León. Acto seguido llamé a Cristian Osorio, uno de los mayores conocedores de toda la reserva (al cual quiero agradecer enormemente su fotografía y su amabilidad, además del enorme saber que atesora) que ya la había visto, quedando con él para ir a buscarla.
La agujeta escolopácea cría en el noreste de Siberia, en Alaska y en Canadá, invernado desde el sur y oeste de Estados Unidos hasta Centroamérica, con lo cual, verla aquí es toda una sorpresa. Seguramente este ejemplar haya llegado hasta nuestras tierras empujado por una fuerte borrasca, lo cual, nos permite ver una especie diferente y curiosa, toda una rareza.
Llegamos al lugar y comenzó la búsqueda. Pasados unos minutos Cristian la encontró moviéndose por el agua, a una distancia enorme, entre cigüeñuelas y avocetas. La primera impresión al verla es que estás viendo un cruce entre agachadiza y aguja ya que te recuerda tanto físicamente como en comportamiento a ambas especies. Allí estaba. Tranquila. Alimentándose a miles de kilómetros de su lugar de origen.
La distancia era tan grande que poder sacar alguna fotografía era misión imposible, espero que siga algunos días y tenerla más cerca. Disfrutamos de ella durante un tiempo hasta que una cigüeñuela se acercó con muy malas pulgas, picándola y obligándola a levantar el vuelo, lo que supuso que no la volviéramos a encontrar.
Villafáfila está impresionante. Agua y agua por todas partes le dan un aspecto maravilloso e inmejorable en el que hay aves por todos lados; al estar tan repartidas parece que hay menos pero, desde luego, hay una gran cantidad y variedad como bien pudimos disfrutar el resto del día.
Mientras veíamos la agujeta escolopácea nos sobrevoló un grupo de gaviotas reidoras entre las que distinguimos, gracias al fino oído de Cristian, para luego poder localizarlas, tres gaviotas cabecinegras: una adulta, otra de 2º año y otra de 3er año, estas dos últimas gracias a Cristian que las identificó rápidamente. Personalmente era mi máximo número de esta gaviota en Villafáfila.
La gaviota cabecinegra es una gaviota preciosa que normalmente se encuentra en el litoral, siendo muy escasa su presencia en el interior peninsular. Villafáfila es uno de los pocos lugares del interior en el que esta gaviota puede criar en muy escaso número.
La siguiente sorpresa fue la aparición de una garza imperial, era la primera vez que la veía en la reserva y me hizo una gran ilusión poder verla en este entorno, algo que no esperaba.
Fueras por donde fueras había algo que mirar. El agua atrae a la vida, el agua es vida, el agua es un espléndido futuro en la reproducción de especies en la reserva; esta primavera puede ser más que espectacular, en cuanto baje un poco el agua, se comenzarán a ver nidos, aunque actualmente ya se pueden ver algunas aves que están construyendo o tumbadas en sus nidos.
Nuestro siguiente punto de visita fue el centro de interpretación donde, mi pequeña se asomaba emocionada con los ojos como platos cada vez que veía una pollada de ánsar común, de los cuales pudimos distinguir cinco polladas con pequeños gansos de diferentes edades, algunos ya muy crecidos.
Al atardecer volvimos a intentar observar a la estrella del día, la agujeta ecolopácea que se encuentra en un lugar muy complicado de ver ya que su pequeño tamaño la camufla perfectamente entre las hierbas y la castañuela. La conseguimos volver a ver unos minutos en compañía de Pepe San Román, Alfredo Hernández y Maribel Martín pero desapareció rápidamente entre unas hierbas. Mientras buscábamos a la agujeta aparecieron dos chorlitos grises y tres correlimos zarapitín entre más de trescientos correlimos comunes que comían junto con avocetas, cigüeñuelas, chorlitejos grandes o archibebe común.
La siguiente observación que me produjo una gran alegría fueron dos fumareles cariblancos en la Salina Grande entre una enorme cantidad de gaviotas al anochecer.
Las lagunas de Villafáfila están espléndidas: pagaza piconegra, fumarel común, gaviota reidora, zampullín cuellinegro del cual conté veinticuatro ejemplares (Cristian había contado 29 anteriormente), pato cuchara, focha común, combatiente, somormujo lavanco, tarro blanco o garceta común son algunos de los habitantes de las lagunas sin olvidarnos de aguilucho lagunero, milano real, aguilucho cenizo, mochuelo o busardo ratonero más un joven de águila real que planeaba en busca de la abundante comida que se mueve por las lagunas. Villafáfila está para disfrutarse y lo bueno está aún por llegar.

domingo, 3 de abril de 2016

Anillas en Villafáfila.

En mis últimas dos visitas a las Lagunas de Villafáfila he podido leer dos aves anilladas, algo que me parece realmente complicado ya que en las lagunas las distancias son enormes y para conseguir leer alguna anilla debes de tener bastante suerte y que esa ave esté situada un poco más cerca de lo habitual.
Como he comentado en algunas ocasiones, me encantan las aves anilladas, me parece muy interesante poder seguir sus evoluciones, poder saber por donde se ha movido, cuando fue anillada o que ruta ha seguido. Estas aves siempre tienen algo que contar, una historia única y fascinante.
En Villafáfila lo que más se suele ver anillado son los ánsares, leer su código es más fácil ya que el collar que portan es bastante más grande y, además, se dejan acercar más; después las grullas y, por supuesto, las fochas las cuales se suelen ver en la laguna de la Casa del Parque aunque he podido leer algunas fochas fuera de ellas. También he leído combatiente y pagaza piconegra.
La primera de las aves anilladas que he conseguido leer estos días es una espátula que vi el 20-3-2016 en la laguna de La Rosa. Este ejemplar se encontraba en un grupo de 16 que estaban descansando en la pequeña laguna.
Esta espátula fue anillada como pollo en Bélgica el 18-5-2012 en Beveren-Verrebroekse-Blikken, su código es AlBf/LYR y es la primera vez que se ve fuera del entorno Bélgica-Holanda.
Ha sido vista dos veces en Holanda, nueve en Bélgica y este avistamiento en Villafáfila (Zamora-España) a 1289 km de distancia de su lugar de anillamiento.
La segunda de las aves es una aguja colinegra que pude ver en la Laguna de La Fuente y que me costó un mundo poder leer entero su código de colores ya que el día era tremendamente ventoso, el telescopio temblaba sin parar, la aguja se movía constantemente y cuando se quedaba quieta lo hacía en el agua tapandose parte de las anillas,
El ave anillada es la del centro pero en esta imagen no se ven
las anillas al estar tapadas por el agua.
Dos horas estuve intentando ver completo el código de colores. Dos horas en las que el grupo de 23 agujas colinegras hicieron la misma rutina varias veces. Primero descansaban en la orilla de una de las lagunas, pasados unos quince o veinte minutos se levantaban volando hasta las praderas cercanas donde comenzaban un frenesí continuo de movimiento para comer sin parar un solo instante. Ahí estaban durante otros diez o quince minutos. Se levantaban. Hacían unos vuelos circulares y volvían a una de las lagunas a descansar nuevamente para comenzar el ciclo otra vez.
Esta aguja colinegra fue anillada en Holanda el 10-6-2015 en Wommels-Zuidhoeksterpolder-Slachtedyk, su código es 2PPCG y fue anillada con 21 días.
Desde su anillamiento solamente se ha visto el 24-2-2016 en Samora Correira (Portugal) y un mes después, el 29-3-2016 en las Lagunas de Villafáfila (Zamora-España).
Siempre que veo un ave anillada me produce una enorme satisfacción y, en este caso, una satisfacción añadida por ser en las lagunas y la dificultad de su lectura.
Como comenté anteriormente hace un tiempo pude leer la anilla de una pagaza piconegra. Estaba anillada en Sierra Brava (Zorita-Cáceres) el 11-7-2007 y la pude ver el 4-7-2014 en Villafáfila, siendo esta la única observación de esta ave desde que fue anillada.
También un combatiente me contó su historia; estaba anillado en Holanda y esta si que la conté en una entrada anterior, pichar aquí para recordarla.
Una anilla es como si fuera el DNI del ave que la lleva. Esa anilla llevará un número y un remite nacional que servirá para saber todos los datos de esa ave. Pero no solamente es importante anillar al ave sino que es tan importante o más, intentar seguir sus evoluciones para lo cual es básica la comunicación de todos aquellos observadores que la ven y leen la anilla.