Una fría mañana de agosto aparecieron. Nuestros corazones se
sobresaltaron emocionados. Ahí estaban. Caminaban a buen paso, avanzaban
seguros, firmes, decididos. Cinco preciosos lobos bajaban por un camino entre
brezos y escobas.
Amanece en la sierra.El lobo se mueve sigiloso y escurridizo... |
El comportamiento de la manada varía dependiendo del terreno
en el que se asiente; no es lo mismo el comportamiento de un grupo de lobos en
Tierra de Campos que en la Sierra de la Culebra; sus comportamientos serán muy
diferentes por ejemplo en los horarios, mientras en Tierra de Campos
desaparecen nada más que aflora el día, en la Sierra de la Culebra pueden
moverse hasta muy tarde (incluso a cualquier hora del día dependiendo de la
época del año).
Los primeros rayos del sol calientan la mañana. |
El siguiente era un gran macho de porte altivo y aspecto
imponente; a continuación la hembra dominante que caminaba la penúltima, cerca
del gran jefe, del impresionante macho que domina el grupo e iba detrás. Es un
macho viejo, de cabeza enorme, fuertes patas, pecho ancho, gran alzada y un
aspecto que causa una tremenda impresión nada más que lo ves. Es viejo, muy
viejo, las canas afloran por gran parte de su cuerpo dándole un aspecto
blanquecino que denota su experiencia, su fuerza, su poderío. Caminaba el
último controlando el avance de todo el grupo. Se paraba y marcaba, orinaba y
rascaba en el suelo para dejar claro que este terreno es suyo, es de su grupo.
Al cabo de unos minutos de avance un sexto lobo se unió al
grupo, les estaba esperando, era una loba preciosa, joven, de un color pardo
rojizo que afloraba con el sol de la mañana.
Los seis lobos continuaron por el camino. Bajaban a buen
ritmo pero de vez en cuando se paraban. Los dos subadultos esperaban hasta que
el gran macho llegara, marcara el terreno y decidiera por donde continuar. El
gran macho dirigía todo el avance desde la retaguardia. La comunicación de los
lobos es increíble, en muchas ocasiones ni siquiera se están viendo pero saben
perfectamente donde está cada uno, que tienen que hacer y como comportarse.
Este grupo familiar iba sin cachorros, todavía eran
demasiado pequeños para que se pudieran mover con ellos. Los pequeños lobos
permanecerían escondidos esperando la llegada del grupo con comida y, con
ellos, estará algún subadulto que hará de niñera y les cuidará hasta que
el resto del grupo regrese.
Los seis lobos llegaron a un punto concreto. Se pararon
todos y esperaron a que llegara el gran macho dominante que salió del camino
metiéndose entre los brezos para coger un enorme trozo de un animal que tenían
escondido en ese lugar y se dispuso a comer tranquilamente. Ningún lobo tocó la
comida hasta que el viejo macho apareció y la cogió. Primero comería él. La
jerarquía es básica en la vida de un grupo familiar y el gran lobo la estaba
ejerciendo. Cuando él hubiera terminado comería la hembra dominante y luego el
resto.
Este gran lobo es muy viejo pero todavía controla la manada, quizás, en un tiempo no muy lejano su reinado termine y entonces su vida dará un gran vuelco; cuando sea aparatado podrá permanecer en su misma manada pero será el último, el relegado, el apartado, algo que este viejo lobo nunca tolerará, preferirá abandonar la manada y ser un paria, un exiliado que vagará sin un territorio, en constante peligro por pasar por el territorio de otros grupos familiares o acercarse demasiado al hombre, quizás encuentre un lobo joven que le acompañe y le ayude, él le enseñará todo lo que sabe y el joven lobo le ayudará a conseguir comida pero este lobo es un gran lobo, un lobo viejo, fuerte, potente, orgulloso, un viejo lobo que no cederá fácilmente su corona, que luchará hasta que no tenga fuerzas o muera en el intento o, por desgracia, el hombre se cruce en su camino y unos miles de euros pongan fin a la vida del viejo lobo de la sierra, algo que espero no suceda, este viejo lobo se merece un final digno, no morir por el capricho pagado con unos miles de euros.
Este gran lobo es muy viejo pero todavía controla la manada, quizás, en un tiempo no muy lejano su reinado termine y entonces su vida dará un gran vuelco; cuando sea aparatado podrá permanecer en su misma manada pero será el último, el relegado, el apartado, algo que este viejo lobo nunca tolerará, preferirá abandonar la manada y ser un paria, un exiliado que vagará sin un territorio, en constante peligro por pasar por el territorio de otros grupos familiares o acercarse demasiado al hombre, quizás encuentre un lobo joven que le acompañe y le ayude, él le enseñará todo lo que sabe y el joven lobo le ayudará a conseguir comida pero este lobo es un gran lobo, un lobo viejo, fuerte, potente, orgulloso, un viejo lobo que no cederá fácilmente su corona, que luchará hasta que no tenga fuerzas o muera en el intento o, por desgracia, el hombre se cruce en su camino y unos miles de euros pongan fin a la vida del viejo lobo de la sierra, algo que espero no suceda, este viejo lobo se merece un final digno, no morir por el capricho pagado con unos miles de euros.
¡Ojalá sea como dices y ese gran viejo lobo viva sus últimos días de la forma más digna y como quiera que él elija!
ResponderEliminarUn apasionante relato el tuyo, José, que nos muestra, en esencia, la vida, dificultades y comportamiento de una familia de lobos... como bien pudiera parecerse a una familia cualquiera de nuestra especie.
Un saludo de 'Ojolince y Sra.'
Los que nos apasiona el lobo, hemos leído en repetidas ocasiones el comportamiento de la manada y de cada uno de sus miembros. Ese lobo macho alfa destronado, ese lobo matrero vigía...
ResponderEliminarPero verlo en el campo, resulta realmente emocionante. Y tu lo relatas de forma excelente.
Un saludo
Alfredo
buff...que maravilla de texto y fotos...
ResponderEliminarEnhorabuena por este y otros relatos que comentas en tu blog, esperemos que este lobo y su manada no se encuentre con el hombre, su principal asesino.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias a todos. Esta manada es muy especial y ese viejo lobo una maravilla de ejemplar que merece forjarse su destino. Un saludo.
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