En numerosas entradas he contado la enorme variedad de
habitantes que tiene el río Duero a su paso por Zamora ciudad. Variedad que
sorprende a todos aquellos que no la conocen y que, en algún momento, encuentran. Así ocurrió hace unos días con el caso del avistamiento de una nutria que fue
grabada en el río. Este simple hecho apareció en todos los medios de comunicación como algo
extraño o impensable para un río “tan sucio” como este, algo que es completamente
falso ya que siempre han estado aquí lo que pasa es que pasan desapercibidas para la mayoría de la gente.
La mañana se presentaba desagradable, el viento soplaba
con inusitada fuerza y los chaparrones caían cada cierto tiempo. Algo que podía
frustrar la aparición de cualquier pequeño habitante del río pero, nada más
lejos de la realidad, el día se presentó, aún con las inclemencias
atmosféricas, muy pero que muy interesante.
Voy a centrarme en varios encuentros que por diversas
razones me parecieron interesantes o curiosos.
Desde hace varios años los picogordos pasan el invierno
en una zona específica del castillo y trascastillo de Zamora. Estos pájaros que
parecen pequeños culturistas destacan por encima de todo por su fuerte pico, cuello ancho y cabeza voluminosa. Su poderoso pico es una eficiente
herramienta para comer cualquier tipo de bayas, semillas e incluso titos de
cerezas. Este pico, cuando llega la primavera, se vuelve, en los machos, azul metálico con la
punta negra y la mandíbula inferior amarillenta; en otoño se
volverá a poner como lo tienen ahora.
Los picogordos que están en este jardín seguramente sean
un grupo que pasará todo el invierno juntos, en la misma zona; se
mueven cautelosamente de los árboles cercanos al suelo donde buscan semillas o
bayas como estaba haciendo este precioso macho (la cabeza de color dorado-
marrón le delata como tal, por el contrario, una hembra, la tendría simplemente
marrón clara).
Este espectacular macho se encontraba en un pequeño grupo
de pinzones vulgares que comían entre la hierba pero, el picogordo, permanecía
en el arbusto cercano, observando, esperando hasta que veía que no había peligro y,
entonces, bajaba a buscar las suculentas semillas entre el césped.
Las lluvias de estos días se notan tanto en el arroyo que
viene desde el bosque de Valorio como en el mismo río Duero que ha aumentado
considerablemente su caudal. En el entorno del arroyo la actividad era
frenética y lavanderas blancas y cascadeñas, zorzales comunes, petirrojos, colirrojos,
mosquiteros comunes, mirlos, jilgueros o incluso un solitario zorzal alirrojo se movían
incansables por sus orillas buscando alimento entre los arbustos y los árboles que
recorren sus orillas.
En este punto me encontré con Fernando García, gran
amante de naturaleza, extraordinario fotógrafo y mejor persona, aparte de amigo
que me acompañó el resto del paseo matutino. Nada más encontrarnos pudimos
disfrutar de otro precioso y escaso habitante del río, el pico menor.
Este pequeño pájaro carpintero, el más pequeño de todos
(para hacerse a la idea es poco más o menos como un gorrión) estaba realmente
frenético buscando comida. Se movía ágilmente de rama en rama prospectando con un incesante picoteo en busca de cualquier larva que pudiera encontrar.
El pico menor también era un macho, el píleo de color
rojo lo delataba. Estaba realmente activo; se movía por las pequeñas ramas en
posiciones acrobáticas para perforar la madera y así rebuscar en el interior.
Picoteaba. Metía un poco su poderoso pico y de él salía una lengua larga y
viscosa que introducía en la rama en busca de cualquier larva o insecto que se
pudiera pegar a ella. En la siguiente imagen se puede ver perfectamente como
introduce la lengua en la fina rama.
El pico menor, como todos los pájaros carpinteros, es un
consumado trabajador de la madera, siempre ha estado ligado a ella y han tenido
muy mala fama a lo largo de la historia ya que se creía que secaba los árboles,
con lo cual, era una amenaza pero nada más lejos de la realidad.
El pequeño pico menor estaba desaforado. Rama hacia
arriba. Rama hacia abajo. Toda su obsesión era moverse, picotear y buscar. Esta
pequeña maravilla tiene entre el pico y el cráneo un tejido esponjoso y unos
músculos que se tensan en contra del sentido de los golpes, lo cual le permite
no hacerse daño en el cráneo al golpear constantemente en el árbol.
Estuvimos disfrutando de sus evoluciones durante bastante
tiempo hasta que decidió cambiar de árbol y alejarse de nuestra posición.
Continuamos por la orilla del río donde descansaban un grupo de gaviotas reidoras y alguna sombría junto con los habitantes más comunes como
cormoranes, azulones, gallinetas o garzas reales que se movían por las zudas o
en el agua.
La siguiente observación curiosa fue gracias a las indicaciones de Carlos Santos, otro gran conocedor del río, que nos mostró un montón de almejas
que había comido, seguramente, una nutria o, quizás, un visón americano; dos
grandes montones de conchas se acumulaban en puntos concretos del río. Nunca
las había visto aquí, así es que lo consulté y se despejaron mis dudas gracias a las rápidas contestaciones de Cristian Osorio y Victor Salvador, a los cuales se lo agradezco enormemente.
Era Corbicula fluminea, una almeja de río proveniente de
Asia incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras que está colonizando nuestro río Duero. Especie invasora que apareció en Europa por primera vez en el río Rin en 1980; en España aparece por
primera vez en el río Guadiana en 1988; en 1989 en el Miño y en el Duero en 1995.
Cuando se está a gusto, el tiempo pasa rápidamente; la mañana tocaba a su fin no sin antes poder disfrutar de más habitantes del río como: pinzón vulgar, ruiseñor bastardo, martín
pescador, grajilla, moscón, mito, verdecillo, busardo ratonero, milano real, agateador común o curruca capirotada.
Este año el Ayuntamiento de Zamora está fomentando el turismo de naturaleza y una de sus ideas ha sido la elaboración de un cuadernillo de rutas para observar fauna en Zamora capital y su término municipal, así como algún otro lugar de la provincia de Zamora. Dicho cuadernillo lo ha elaborado J. Alfredo Hernández el mejor conocedor de la fauna de nuestra ciudad aparte de gran persona y, por supuesto, amigo. Iniciativas como esta son necesarias para dar a conocer la riqueza de nuestra fauna cercana para así poder conocerla, valorarla y respetarla.
Que gozada contar con esas especies al lado de casa, todo un lujo desde luego. Buen reportaje, me ha gustado mucho. Saludos desde Cantabria.
ResponderEliminarLa verdad es que es una gozada salir a pasear al lado de casa y tener una enorme variedad de especies que poder admirar. Un saludo y gracias.
EliminarHola José,
ResponderEliminartendré que acercarme un día por allí, el Picogordo y el Pico menor se "venden caros" por León.
Gran iniciativa la de Alfredo, con ese cuadernillo tan interesante.
Un Saludo
Hola Jose Alberto. La verdad es que el ayuntamiento ha apostado por este tipo de iniciativas que está muy bien y quién mejor que Alfredo para llevarlo a cabo. Pues te apetece, ven cuando quieras. Un saludo.
EliminarLa presencia del pico menor se hizo menos rara cuando alguien en un seguimiento descubrió que no lo era tanto. Por fortuna (otra cosa son las fotos) he tenido la oportunidad de verlos en diferentes comunidades cuando he salido al campo.
ResponderEliminarAquí, cerca de Zaragoza, es fácil verlos en sotos del Ebro
Muy guapas las fotos.
Saludos.
Hola Javier. La verdad es que por aquí se hacen bastante que desear y siempre es una gozada encontrar alguno. Muchas gracias por tu comentario y un saludo.
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